4) Angus Deaton: El Gran Escape. Salud, riqueza y los orígenes de la desigualdad” (por Jan Doxrud)
“Creo que, especialmente en países, muchos de los cuales se encuentran en África, donde casi toda la financiación del gobierno proviene del extranjero, dar más ayuda extranjera no es algo muy bueno. Y no es que el país dependa del bienestar; es que el gobierno depende de la asistencia social, y luego el gobierno no está muy interesado en ayudar a su propia gente. El gobierno tiene que responder a las agencias de ayuda en lugar de las demandas de su propia gente”
A conversation with Nobel Prize Angus Deaton. Pacific Standard, 14 de Junio de 2017
Otro tema que aborda el autor es sobre la eficacia de la ayuda a quienes aún no han logrado escapar. Deaton explica que los economistas del desarrollo, tras el período posterior al fin de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), concibieron tanto el crecimiento como la reducción de la pobreza como problemas técnicos que podían ser resueltos con un enfoque top down en colaboración con los gobiernos. El problema que no tomaron suficientemente en consideración estos economistas fue el hecho de que tales gobiernos también tenían sus propios incentivos e intereses. Así muchas veces la ayuda no iba a para en quienes más lo necesitaban y era destinada por los gobiernos para mantenerse en el poder. Deaton se muestra escéptico frente a la ayuda pero tal escepticismo radica en los efectos que la ayuda provoca en los gobiernos de los países pobres. El autor critica lo que denomina como el “enfoque hidráulico” en virtud del cual la pobreza puede superarse por medio de la transferencia de “flujos” desde países ricos a países pobres. En plabras del economista escocés:
“Despúes de todo, si yo soy pobre y tú eres rico y me das dinero (…), seré menos pobre. La creencia de que esta intuición se ha de aplicar al caso de la ayuda – lo que ahora considero como la ilusión de la ayuda – es tan poderoso que mucha gente se rehusa incluso a considerar la posibilidad de que podría ser incorrecta”
A esto añade:
“El enfoque hidráulcio de la ayuda ignora lo que yo he argymentado como el tema central, es decir, que las grandes cantidades de ayuda corrompen la política local de una forma que hace más difícil el desarrollo. Uno no puede desarrollar desde el exterior a los países de otros pueblos con una lista de supermercado para Home Depot, no importa cuánto gaste”
Uno de los males de la ayuda a gobiernos corruptos: la dependencia conveniente
Para este enfoque hidráulico el problema del pobreza se presenta, señala el autor, como uno de ingeniería y como un trabajo de plomería o de un automóvil descompuesto. En suma, la “ilusión de la ayuda” es, de acuerdo a Deaton, una creencia errónea consistente en pensar que la pobreza global puede ser eliminada tan solo si la gente rica o países ricos donaran a gente pobre o países pobres. Pero, como explica el mismo autor, los flujos de ayuda son más que suficientes para eliminar la pobreza global de 1 dólar, pero esto no ha sucedido. Lo más chocante resulta constatar que la ayuda internacional de parte de los distintos países rara vez tienen el propósito de disminuir la pobreza y pueden obedecer a intereses comerciales o políticos-estratégicos.
Este fue el caso del período de Guerra Fría en donde varios dictadores africanos se vieron beneficiados por la ayuda que en realidad era una recompensa por alinearse a uno de los bandos ideológicos del momento. Pero tras la caída de la URSS siguió “fluyendo” la ayuda hacia gobiernos autoritarios. Deaton cita el caso de Meles Zenawi (1955-2012) en Etiopía que recibió más de 3.000 millones de dólares de ayuda en el año 2010, provenientes de EE.UU, Inglaterra y el Banco Mundial. A pesar de ser un dictador con más de 20 años en el poder y un historial de violaciones a los Derechos Humanos, este recibió ayuda económica la cual, no se ha visto en mejoras en las condiciones de vida de los etíopes.
Países como China e India, que recibieron pca ayuda en proporción con el tamaño de su economía, crecieron más que muchos de los pequeños Estados en África que recibieron una mayor cantidad de ayuda en proporción al tamaño de sus economías. De acuerdo a la OCDE en el 2016 los el top 10 de los países receptores de la Atuda Oficial al Desarrollo” fueron: Etiopía, Nigeria, Tanzania, Kenia, Egipto, República Democrática del Congo, Marruecos, Uganda, Sudán del Sur y Mozambique. Así, Deaton recuerda las palabras del economista Peter Bauer quien advirtió que si todas las “condiciones para el desarrollo” existían en países, excepto el capital, entonces este último se generaría de manera local o estaría disponible desde el exterior. Al repecto comenta Deaton:
“Si la pobreza no es el resultado de la ausencia de recursos o de oportunidades, sino de instituciones pobres, un gobierno pobre y una política tóxica, es probable que dar dinero a los países pobres – particularmente donar dinero a los gobiernos de los países pobres – perpetúe y prolongue la pobreza, en lugar de eliminarla”.
Incluso las ONG tienen sus propios intereses e incentivos, por ejemplo, el de no reportar los errores y exagerar los éxitos, con el objetivos e seguir recabando findos de sus donantes. Hay casos menos afortunados en donde ONGs directamente están lucrando por medio de la pobreza. Por ejemplo, el antropólogo Gustau Nerín en su libro “Blanco bueno busca negro pobre” en donde critica esta beneficencia moderna y el enfoque tecnocrático top-down que no tiene en consideración las realidades heterogéneas en África. Por ejemplo
Algunos autores críticos con de la ayuda internacional
Critica también a las ONG con su actitud paternalista que se instalan en países africanos, así como también al “turismo humanitario” y el nuevo pasatiempo lucrativo para las ONG: el voluntariado (quienes pueden permitírselo). Critica asi mismo lo que denomina como “pornografía humanitaria”, esto es, la utilización de imágenes por parte de las ONG como medio para manipular las emociones de las personas. Junto a esto Nerín destaca la imagen estereotipada que las ONG ofrecen de los africanos presentándolos como buenos, felices e ingenuos. Estas organizaciones también cometen el error de no considerar las realidades sociales y económicas de los países que pretenden ayudar. Por ejemplo, Nerín relata el caso de una persona cuyo negocio de venta de libros llegó a su fin debido a la instalación de una tienda de “comercio justo” por parte de la ONG Oxfam Intermon.
Otro caso fue el de los estudiantes franceses que llevaron vacunas al sur de Camerún para vacunar a pigmeos de la zona de Bipindi. El problema es que las vacunas se vendían en la zona y, otro problema mayor era que no había cómo conservar las vacunas que habían traído, puesto que era complejo disponer de neveras, especialmente en zonas rurales. El economista del desarrollo William Easterly también ha sido un crítico del enfoque tecnocrático top-down, el paternalismo y el rol de las instituciones internacionales. En el 2001 escribió un duro artículo en el Financial Times titulado “The failure of development: In spite of billions of dollars spent on aid to poor countries, there has been no real progress” en donde critica la labor del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional sus políticas para combatir la pobreza
Añade Deaton que instituciones como el Banco Mundial realizan evaluaciones de los proyectos antes de que estos hayan tenido el tiempo suficiente para desarrollarse de manera completa. También sucede que el enfoque top-down de los expertos no toman en consideración la realidad del país en cuestión. Así, pueden darse situaciones en donde el suministro privado de salud por una ONG, financiada con ayuda, puede terminar por deteriorar el sistema público del país, en donde los doctores tienen los incentivos suficientes para trabajar por un mejor salario y en mejores condiciones en estas instituciones privadas. Otro problema que genera la ayuda es algo similar a lo que acontece cuando aumenta el precio de los commodities en algunos de estos países africanos: el gobierno se siente liberado de tener que responder por sus actos ante la ciudadanía.
Con la ayuda exterior, un gobernante puede incluso prescindir de los ingresos que le otorgan la exportación de materias primas como fue el caso de Zaire bajo la dictadura de Mobutu. El dinero recibido es repartido entre la élite política gobernante, el ejército, compra de equipo militrar y aumentar el empleo público. Esta es una opinión que tambiçen comarten otros autores y académicos como Peter Bauer, Paul Collier, Xavier Sala-i-Martin, William Easterly y Dambisa Moyo.
Otro d los problemas que afectan a países africanos: guerras civiles, étnicas (en los 90 entre hutus y tutsis y ahora entre dogones y fulanis en Mali) y religiosos. A esto se suma la amenaza de grupos terroristas como Boko Haram, Jamaat Nasr al Islam wa al Mouslimin,
Esta última economista zambiana afirma tajantemente en su libro “Cuando la ayuda es un problema. Hay otro camino para África”, que la ayuda fomenta las guerras civiles, la corrupción y ha empobrecido aun más a los pobres. En una entrevista con el National Post, Moyo es clara al señalar que no existen soluciones simples para el problema de la pobreza y menos aún se puede creer que esto se solucionará mediante la ayuda internacional:
“No ha habido nunca un país en el mundo que haya alcanzado un crecimiento constante y haya reducido la pobreza de manera significativa con las herramientas de la ayuda internacional externa. Simplemente, no ha ocurrido jamás”.