5/6-El Dogmatismo Utópico-Político de Lenin (escritos de 1917) (por Jan Doxrud)

El Dogmatismo Utópico-Político de Lenin (escritos de 1917) (por Jan Doxrud)

1-Breve introducción

Continuamos con el quinto artículo dedicado a Lenin. Quisiera insistir en que es importante entender a este personaje más allá de las preferencias políticas e ideológicas personales. Las ideas de Lenin siguen aún frescas en algunos grupos de izquierda actual y esto se puede apreciar de dos formas: a) Porque esos mismos grupos declaran su admiración por el líder bolchevique; b) Porque utilizan un vocabulario y tienen una visión de mundo similar a la de Lenin. Así, el lector podrá aprender que no se puede ser “leninista” y a su vez ser partidario de la democracia, o que se puede ser “leninista” y estar a favor de una dictadura. Dentro del universo mental de Lenin todo es relativo, la moralidad, la inmoralidad, la maldad, la bondad…a todo aquellos conceptos podemos añadirles un “depende”. ¿La democracia es deseable? “Depende” – le habría respondido Lenin – y añadiría “¿Me está hablando de una democracia “burguesa”? Ya que si es esa clase de democracia, entonces nosotros, los marxistas preferimos la dictadura”. Usted podrá responderle un tanto sorprendido a Lenin: “¿Cómo es que prefiere una dictadura a una democracia?” Lenin podría haberle respondido: “Depende, si se trata de Una “Dictadura del proletariado” o una dictadura en nombre de la clase obrera, entonces es una forma superior de gobierno en comparación a una injusta democracia burguesa, que sólo gobierna para la clase adinerada”.

Como explicaba el intelectual polaco Leszek Kołakowski (1927-2009), si la grandeza de las figuras históricas fuese medida por las consecuencias que pueden ser adscritas a sus actos, sin duda Lenin está a la altura de los grandes hombres del siglo XX[1]. Continúa señalando el intelectual polaco que Lenin fue una persona que dedicó su vida, con extraordinaria consistencia y resolución, a una sola causa y a una sola tarea: planificar la revolución en Rusia.

Lenin se propuso implantar en Rusia la única ideología que el consideraba como verdadera: el marxismo. Posteriormente los custodios de la “ortodoxia marxista” (la recta doctrina) a nivel internacional consideraría que el “marxismo-leninismo” era la ideología de la clase obrera y el arma ideológica, tanto del Partido Comunista, como de la clase obrera en la transformación revolucionaria y socialista de la sociedad. Para Lenin el marxismo era la el último y definitivomodelo o paradigma mundial. La doctrina de Marx, señalaba Lenin, era todopoderosa porque era justa, añadiendo que también era armoniosa y completa, de manera que ofrecía a la humanidad una concepción coherente del mundo. Lenin fue realmente una suerte de “San Pablo” dentro del movimiento marxista y con una visión similar a la de este, así como de los movimientos gnósticos y maniqueos. En palabras del destacado historiador francés, Alain Besançon:

El esquema general ya nos es conocido. Existen dos principios (bien y mal, luz y tinieblas, espíritu y materia) cuya mezcla es sentida como mala. Hay tres tiempos: un pasado, con separación perfecta de las dos substancias; un presente, en el que se produce y perdura la mezcla; y un futuro final, en el que la división primordial será restablecida. Maniqueo es quien confiesa los dos principios y los tres tiempos. De ahí se deriva una geografía dualista: los dos principios se conciben como dos regiones separadas por una frontera más o menos ideal en incesante movimiento, dos regiones simétricamente antitéticas. Al norte, la región del bien; al sur, la del mal[2].

Otro concepto que nos recuerda Besançon es el de “hombre nuevo” presente desde Lenin hasta el Che Guevara. San Pablo nos presenta un escenario en donde se libra un combate entre estos dos modelos antropológicos. En la Carta a los Colosenses, capítulo 3, versículo 5-11:

Por lo tanto, hagan morir en sus miembros todo lo que es terrenal: la lujuria, la impureza, la pasión desordenada, los malos deseos y también la avaricia, que es una forma de idolatría. Estas cosas provocan la ira de Dios sobre los rebeldes.  Ustedes mismos se comportaban así en otro tiempo, viviendo desordenadamente. Pero ahora es necesario que acaben con la ira, el rencor, la maldad, las injurias y las conversaciones groseras. Tampoco se engañen los unos a los otros. Porque ustedes se despojaron del hombre viejo y de sus obras, y se revistieron del hombre nuevo, aquel que avanza hacia el conocimiento perfecto, renovándose constantemente según la imagen de su Creador.  Por eso, ya no hay pagano ni judío, circunciso ni incircunciso, bárbaro ni extranjero, esclavo ni hombre libre, sino sólo Cristo, que es todo y está en todos”.

Por su parte, Ernesto "Che Guevara" (1928-1967), un monje guerreo al igual que Lenin, escribió:

Entre tanto, la base económica adaptada ha hecho su trabajo de zapa sobre el desarrollo de la conciencia. Para construir el comunismo, simultáneamente con la base material hay que hacer al hombre nuevo. De allí que sea tan importante elegir correctamente el instrumento de movilización de las masas. Este instrumento debe ser de índole moral, fundamentalmente, sin olvidar una correcta utilización del estímulo material, sobre todo de naturaleza social (…) En este período de construcción del socialismo podemos ver el hombre nuevo que va naciendo. Su imagen no está todavía acabada; no podría estarlo nunca ya que el proceso marcha paralelo al desarrollo de formas económicas nuevas[3].

Al marxismo y el leninismo hay que entenderlo como una religión secular, carente de Dios y de un mundo sobrenatural, pero que contiene todos los elementos de una religión: texto sagrado, custodios de la fe, un tribunal inquisidor que vele por la correcta interpretación de los textos, herejes que han malinterpretado la doctrina y un conjunto de dogmas que son incuestionables y que no cambian a lo largo del tiempo. Así, el marxismo nada tiene de científico, ya que lo que realmente atrajo a sus seguidores no fueron las densas páginas de los tres tomos de El Capital de Marx, sino que la promesa de un futuro mejor, en donde a nadie le faltaría nada y en donde cada quien podría dedicarse a la labor que quisiera y, por último, donde todos seremos finalmente iguales. Así, Lenin se inserta en la línea de los pensadores utópicos como Campanella o Moro, claro que, en el caso de Lenin, llevó la utopía a la práctica, con las nefastas consecuencias que trae consigo cualquier utopía quepretende construir un mundo perfecto. Es por esa razón que el marxismo como metarrelato, o “relato de relatos”, difícilmente desaparecerá ya que apela a ciertos deseos y sentimientos humanos que trascienden el tiempo. Ahora bien, hay que guardar cierta mesura en esta analogía entre ideología y religión, ya que no podemos homologar ambos conceptos. Como explica el autor, la religión se basa en la fe en aquello que nos es desconocido.

¿Hay algún personaje en la historia que se asemeje a Lenin? Besançon se cuadra con aquellosque señalan que la figura de Lenin se aproximaal del revolucionario francés Maximilien Robespierre:

“De ambos se puede decir que creen todo lo que dicen (…) Se parecen en el carácter. El dominio de un partido ideológico en una situación revolucionaria, que desemboca en una dictadura de hecho más no de intención (…) Pero Robespierre cayó al cabo de algunos meses y no ha dejado un robespierismo. La superioridad de Lenin es fulgurante (…) Robespierre no era lo bastante ideológico para lo que tenía de político: su partido, insuficientemente soldado y educado, se dividió y le traicionó. Pero tampoco era lo bastante político para lo que tenía de ideólogo, puesto que en él la utopía era un estorbo para la acción y obstaculizaba la percepción de las situaciones[4].

En relación a Lenin continúa explicando Besançon:

Lenin lleva a la ideología a su punto de perfección, pero al mismo tiempo su acción política es soberanamente libre y realista. Mil veces más intoxicado que Robespierre y Marat, incapaz de percibir el mundo tal como es, totalmente dominado por una visión irreal de las cosas, Lenin parece, por otro lado, tan lúcido, implacable y cínico como el Príncipe maquiavélico; tan constante en el infortunio como Federico II; tan seguro de la maniobra como Bismarck; tan decido y osado como César y Napoleón. ¿Cómo se puede ser a un tiempo Marat y Bismarck? Este es el misterio de Lenin[5].

Otro tema de interés es si puede considerarse a Lenin como un continuador de Marx o un revisionista. Después de todo, en Lenin se introduce una nueva etapa dentro del desarrollo histórico, la fase superior del capitalismo: el imperialismo. Por lo demás, Lenin no concebía la revolución como un proceso natural en el cual el proletariado debía tomar gradualmente conciencia de ser una clase explotada y de su misión de ser la clase redentora de la humanidad. Lenin no estaba dispuesto a esperar, todo lo contrario, debía acelerar este proceso y es aquí donde la vanguardia del partido jugaba un rol fundamental en “despertar la conciencia de clase” en el proletariado. Otro punto es queMarx utilizaba el concepto de ideología (falsa conciencia y distorsión de la realidad) para referirse específicamente a la sociedad capitalista-burguesa, mientras que en Lenin, la ideología no era algo específico de la sociedad burguesa, es decir, hablaba de ideología en plural. Ahora bien, hay que tener en consideración que Marx era un teórico de la sociedad capitalista y propuso explicar la manera en cómo operaba este sistema económico, de manera que Marx no se refirió a la futura sociedad comunista, por lo que Lenin tuvo que dar palos de ciego cuando logró encumbrarse al poder, ya que no podía acudir en ayuda del profeta Marx.

Marx, Engels y Lenin

Marx, Engels y Lenin

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2) Ideas políticas

Pasemos ahora a examinar las ideas de Lenin en el contexto del triunfo de la Revolución Rusa (1917), o para ser más preciso, la primera revolución que llevó al poder al Gobierno Provisional de Gueorgui Lvov y posteriormente a Aleksandr Kerenski en 1917. El zar Nicolás II (1868-1918) había abdicado repentinamente mientras viajaba en tren desde Mogilev rumbo hacia Petrogrado. En su diario dejó claro que su alma se encontraba “oprimida” fruto de la traición y la cobardía que reinaba a su alrededor. Intentó, infructuosamente, abdicar en favor de su frágil hijo Alexei (1904-1918) y posteriormente ofreció el trono su tío Mijail A Milyukov, anglófilo y de tendencias más liberales, lo cual resultó infructuoso, principalmente al rechazo que generó en la población de Petrogrado. Finalmente se formó un gobierno provisional dentro del cual Milyukov ocupó el ministerio de Asuntos Exteriores, mientras que el político miembro de la Duma (parlamento), Aleksandr Guchkov (1862-1936), ocupó el ministerio de Guerra. El cargo de Primer Ministro lo ocupó el aristócrata progresista: Gueorgui Lvov (1861-1925). Fue gracias a Lvov que el socialista revolucionario, Alekandr Kerenski (1881-1970), llegase a ocupar el ministerio de Justicia. Este primer Gobierno Provisional estuvo dominado principalmente por los constitucional-democráticos conocidos también como “kadetes”. Este partido, conocido como partido Democrático Constitucional, se había formado en el año 1905 y era de tendencia liberal.

Las primeras medidas que tomó el Gobierno Provisional fue la promulgación de libertades civiles universales e incondicionales a saber: libertad de creencia religiosa, opinión, asociación, reunión y prensa. También se abolieron los privilegios religiosos y sociales. Un punto central fue que el Gobierno Provisional se comprometió en convocar una Asamblea Constituyente en donde todos los adultos, hombres y mujeres, de más de 21 años, podrían votar. Todo lo anterior tenía como objetivo el desmantelamiento del régimen autocrático que había prevalecido en los últimos 300 años bajo la dinastía de los Romanov y que, a largo plazo, Rusia se transformase en una democracia parlamentaria, aunque otros tenía una visión diferente. Por ejemplo, los mencheviques y kadetes creían necesario que, para llegar al socialismo, se hacía necesario transitar por un gobierno “burgués”, liderado por los cadetes y que, por lo tanto, los socialistas debían apoyar a Lvov. La opinión de Lenin era contraria a esto como veremos más adelante.

Noticias sobre la abdicación de Nicolás II

Noticias sobre la abdicación de Nicolás II

Como señalé, los kadetes constituían el principal pilar del primer Gobierno Provisional, pero sucedió que cualquier apoyo popular que pudieron haber potencialmente capitalizado se desechó, ya que sus políticas tendieron a favorecer a las clases más adineradas dentro del contexto de una polarización y tensión social dentro de la sociedad rusa. La razón de esto es que Rusia continuaba combatiendo en la Primera Guerra Mundial (1914-1918) junto a sus aliados Francia e Inglaterra, guerra que, por lo demás, estaba completamente desprestigiada ante los ojos del pueblo ruso. Para continuar luchando, Rusia necesitaba que las industrias vinculadas a la guerra funcionaran a toda marcha, de manera que huelgas o paros industriales por parte de los obreros no fueron bien vistas por el gobierno. Como explica Robert Service, los kadetes, que no habían tenido una significativa participación en la revolución de febrero, no supieron sacar provecho del poder que les habían concedido los verdaderos protagonistas de la revolución: obreros y soldados de las guarniciones de Petrogrado, que estaban a favor de la salida de Rusia de la guerra. Uno de los hechos que precipitaría la caída del régimen de Lvov fue cuando Milyukov envió un telegrama a Londres y a Paris reafirmando su compromiso de mantener y cumplir los tratados secretos firmados en 1915. Finalmente tanto Milyukov como Guchkov dimitieron tras una manifestación de los socialistas revolucionarios, mencheviques y bolcheviques. Los bolcheviques (“mayoría”) fue una facción política radicalizada que se escindió del Partido Obrero Socialdemócrata. Fue en este partido donde ingresó un joven Vladimir Ilich Ulianov, más conocido como “Lenin”, quien desarrollaría su propia visión y metodología acerca de cómo conseguir el poder (ver su escrito ¿Qué hacer?). En palabras del destacado historiador francés, Marc Ferro:

 

En 1902, ante el fracaso del movimiento revolucionario, Lenin quiere organizar su futuro partido a semejanza de un ejército, con un Estado Mayor muy centralizado; es decir, para lograr el éxito de la revolución, los trabajadores tienen que volverse previamente simple soldados. Verdad es que estos soldados serán educados, conscientes, políticamente libres, revolucionarios, pero no podrán por menos de continuar obedeciendo a los que piensan por ellos[6].

Fue finalmente en una reunión del partido en 1903 donde se produciría una división dentro del partido entre aquellos pertenecientes a la línea dura y aquellos pertenecientes a una línea blanda o más flexibles desde un punto de vista ideológico. Los bolcheviques (línea dura), liderados por Lenin, y los mencheviques (minoría), liderados por Julius Martov (1873-1923), seguirían caminos opuestos. Ahora bien, el concepto de bolchevique fue tomado de una votación en un Congreso realizada en 1903 para la elección del comité editorial del periódico Iskra (chispa). Cabe señalar que posteriormente los bolcheviques que, como he señalado significa “mayoría”, nunca fueron en la práctica una “mayoría”, sino que fue una facción minoritaria que impuso, a partir de octubre de 1917, una ideología foránea y burguesa (por su origen en Marx y Engels) a una mayoría de campesinos rusos tradicionalistas y cristianos que no nunca habían escuchado de los alemanes autores del Manifiesto Comunista, y menos del Capital de Marx.

Regresemos al primer Gobierno Provisional. Tras la renuncia de los dos ministros, se formó un segundo gabinete, en donde el socialista revolucionario, Kerenski, fue nombrado ministro de Guerra y otros mencheviques accedieron a cargos de igual importancia. Paralelo a este gobierno, existía un poder paralelo, representado por los soviets que eran consejos o asambleas de trabajadores. A esto hay que sumar la oposición hacia Petrogrado (en nombre de la autonomía administrativa) como fueron los casos del “Rada” o Consejo Central Ucraniano y el “Semj”, al cual el partido socialdemócrata finlandés pidió permiso para administrar Finlandia. Similares ambiciones tenían Estonia y Letonia.

 

Lenin, por su parte, gracias a la ayuda del Imperio Alemán, que le facilitó un tren blindado rumbo hacia Rusia (3 de abril, poniendo fin a su exilio de cerca de 10 años), llegó a imponer orden dentro de las filas bolcheviques y a llevar a la práctica sus ideas, como el ganarse rápidamente el apoyo mayoritario en los soviets y otras organizaciones de masas, para transitar de manera inmediata hacia un régimen socialista. El hecho de que el “imperialismo alemán” ayudase a un revolucionario marxista obedecía al interés de Alemania de desestabilizar al imperio ruso (su enemigo de guerra) para que abandonase la guerra. De esa manera, Lenin, su esposa y otros acompañantes, partieron de Zúrich rumbo a Berlín por ferrocarril, para luego dirigirse a Sassnitz, en la costa del mar Báltico, para posteriormente embarcarse en un ferry hasta Malmö, para finalmente llegar a Estocolmo. Desde allí Lenin se dirigió hacia Petrogrado.

Lenin decidiría saltarse ciertas etapas de la teoría marxista. Lenin no estaba para esperar que el proletario tomase naturalmente conciencia de ser una clase explotada, por lo que se hacía necesaria crear las condiciones para llevar a cabo la revolución verdadera, mediante todos los métodos que fuesen necesarios. La moralidad o inmoralidad eran conceptos relativos ya que cualquier acto se convertía en moral si servia a los fines de la revolución, incluida la violencia, así como la instauración de la dictadura del proletariado. Por lo demás, las revoluciones no era un juego de niños o un movimiento espontáneo del pueblo, sino que era un tema serio y debía ser guiado por una vanguardia. El punto es que Lenin nunca consideró dentro de su visión política de Rusia algo semejante a una democracia occidental ya que, después de todo, ¿no es mejor una dictadura de la clase trabajadora que una democracia “burguesa”? El objetivo de Lenin era apoderase del poder total del Estado y desde allí construir su utopía soñada. Pero no será este el tema del escrito, sino que será, más bien, el analizar las ideas políticas y económicas de Lenin en el período en que aún los bolcheviques no llegaban al poder (aunque constituían un poder paralelo), es decir, durante segundo Gobierno Provisional, al mando de Kerenski.

En primer lugar comencemos examinando el significado que tiene la Primera Guerra Mundial para Lenin. De acuerdo al líder bolchevique esta guerra no es más que una guerra imperialista que ha sido producto de medio siglo de desarrollo del capital mundial. Por lo tanto, la solución del conflicto es clara para Lenin:

Es imposible salir de la guerra imperialista, es imposible conseguir una paz democrática, una paz no impuesta por la violencia, sin derribar el Poder del capital y sin que el Poder del Estado pase a manos de otra clase, del proletariado[7].

En suma, Lenin reduce la Primera Guerra mundial a una guerra imperialista, cuyos protagonistas son los capitalistas que buscan el reparto de los beneficios que proporciona la dominación mundial:

Cada día de guerra enriquece a la burguesía financiera e industrial y arruina y agota las fuerzas del proletariado y del campesinado de todos los países beligerantesy, también, de los países neutrales. Por lo que se refiere a Rusia la prolongación de la guerra pone, además, en grandísimo peligro las conquistas de la revolución y su desarrollo ulterior[8].

El enfoque de Lenin que, por lo demás, es el prisma por medio del cual interpreta el mundo en general, es uno de tipo clasista, es decir, la guerra mundial la interpreta desde la óptica de la lucha de clases de Marx y los intereses de clases que se esconden detrás del conflicto. De acuerdo a Lenin, para comprender la guerra (y las guerras en general) hay que simplemente preguntarse a quiénes beneficia y para comprender de qué modo se le puede poner fin, hay que preguntarse a qué clases perjudica.  Al clasismo leninista hay que añadir el determinismo histórico, heredado tanto de G. W. F. Hegel (1770-1831) como de Marx, en virtud del cual la historia no solamente sigue un curso determinado, sino que tal curso de la historia puede ser descifrado y conocido, y era Lenin el que estaba en posesión de tal conocimiento. Otro punto importante es el rechazo por parte de Lenin del denominado “defensismo revolucionario”, que fue una postura adoptada por algunos sectores de izquierda, en virtud del cual defendían la guerra y rechazaban una salida unilateral que pudiese perjudicar los intereses nacionales. Lenin denuncia que el “defensismo revolucionario” representa el punto de vista de los campesinos acomodados y un sector de los pequeños propietarios, que logran sacar provecho de la violencia entre pueblos. Añade que este “defensismo revolucionario” es el resultado del “engaño por los capitalistas de una parte de los proletarios y semiproletariosde la ciudad y del campo, quienes, por su posición de clase, no están interesados en las ganancias de los capitalistas ni en la guerra imperialista[9]. Más adelante añade Lenin:

Kerenski (ministro de Guerra) cuarto de izquierda a derecha

Kerenski (ministro de Guerra) cuarto de izquierda a derecha

¿Cómo pudieron entonces esas clases situarse en el punto de vista del defensismo revolucionario? La actitud adoptada por esas clases ante el defensismo revolucionario es el resultado de la influencia ideológica de los capitalistas, es lo que en la resolución se expresa con la palabra engaño. Esas clases no aciertan en distinguir entre los intereses de los capitalista y los de la nación[10].

La Primera Guerra Mundial vendría entonces a ser una guerra imperialista y capitalista que esconde los intereses de las clases adineradas que, por medio del la distorsión de la realidad a través de la ideología de la clase gobernante, engaña a las masas de trabajadores, convenciéndolos de marchar a la guerra.

La Primera Guerra Mundial destruyó aquella idea comunista de la supuesta fuerza y predominio de la “solidaridad de clases” frente al nacionalismo o, como escribió Marx en el Manifiesto, “los obreros no tienen patria”. En la práctica, al comenzar la guerra, miles de soldados y voluntarios se alistaron para ir a combatir por sus respectivos países imbuidos por un fuerte espíritu nacionalista. Sin duda alguna el imperialismo (y el capitalismo de Estado) y el militarismo jugaron un papel crucial, pero también lo fueron los sistemas de alianzas existentes, así como el nacionalismo, por ejemplo el paneslavismo que llevó a Rusia a defender a Serbia frente a la agresión de Austria-Hungría. Pero Lenin reduce los conflictos a conflictos de clases o como él mismo lo expone, las guerras son sostenidas por los gobiernos y las guerras están siempre inseparablemente ligadas a las políticas de clases determinadas, de manera que para terminar con la guerra se hace necesario que se lleve a cabo un relevo de clases, en otras palabras, que la clase trabajadora se apodere del poder total. Esta idea es parte del dogma marxista y no es una asunto de mera opinión, aquí queda en evidencia el desprecio por los hechos, por la realidad y la obsesión de que la teoría es perfecta, de manera que si la realidad no se adopta a la teoría, la primera tendrá que ser violentada y modificada hasta que encaje en la teoría:

Para un marxista, estas verdades acerca de que las guerras son sostenidas siempre por los capitalistas y se hallan siempre vinculadas a sus intereses de clase son verdades absolutas. El marxista no necesita pararse a examinar tales afirmaciones[11].

Pero el desencadenamiento de la Primera Guerra Mundial no puede interpretarse a la luz de la (falsa ) teoría de la lucha de clases. Como lo destaca Marc Ferro, la Gran Guerra (1914-1918) como fue conocida en su época, fue una lucha patriótica y emancipadora. A pesar de que existían pacifistas y aquellos que denunciaban las guerras imperialistas, igualmente juzgaban como legítimas la defensa del territorio nacional amenazado por la agresión. Continúa explicando Ferro:

Y así fue para todos y cada uno de los pueblos; incluso en Rusia, donde el odio hacia la autocracia era compartido por casi toda la población, el derrotismo no tuvo ningún eco. Por derrotismo se entiende…el deseo de que su propio país sea vencido, porque en ello podría ir su salvación…Por su lado, el ala más avanzada del socialismo juzgaba, con Lenin, que en 1914 nada sería más perjudicial para el porvenir de la revolución proletaria que una victoria militar en Rusia de los ejércitos zaristas, en Alemania de los ejércitos imperiales, etc. Ello significaba, para Lenin, que había que contribuir a la derrota de su propio país; pero se vio obligado a abandonar esa plataforma, que nadie aprobaba, y replegarse a posiciones internacionalistas y pacifistas, cuya consigna apuntaba a la transformación de la guerra europea en una guerra civil[12].

El punto del historiador francés es la relevancia del patriotismo en la Primera Guerra Mundial. Por ejemplo destaca el rol del deporte como estímulo del sentimiento nacionalista, la celebración de la primera Olimpiada en 1896 y la difusión de valores patrios, la disciplina y la competencia. A esto hay que sumar antiguas rencillas, como por ejemplo entre Alemania y Francia, donde los últimos todavía rondaba la idea de una “revancha” tras la derrota en la guerra franco-prusiana que significó el nacimiento del Segundo Reich de la Casa de los Hohenzollern, cuyo primer Kaiser, Guillermo I, se coronó en el Palacio de Versalles en Francia.

En primer lugar, no todos los Estados estuvieron dispuestos desde un comienzo a entrar en una guerra, ni tampoco fue la guerra producto de una gran conspiración del capitalismo mundial. Por ejemplo, Inglaterra entró principalmente debido a que Alemania violó la neutralidad de Bélgica, al llevar a cabo el Plan Schlieffen. Estados Unidos entró con tropas recién en el año 1917, abandonando su política exterior aislacionista. Una vez finalizada la guerra, Estados Unidos regresó a su política aislacionista. En cuanto a Austria-Hungría, decidió atacar a Serbia debido a que financiaba al grupo nacionalista, la “Mano Negra” que asesinó al heredero al trono, el Archiduque Francisco Fernando y a su esposa. Ahora bien, no era la primera figura política y perteneciente a la realeza que había sido asesinada en Europa, por lo que algunos historiadores sugieren que en realidad, el asesinato funcionó como un pretexto para que Austria-Hungría aplastara a Serbia, ya que constituía un elemento desestabilizador dentro de la zona de los Balcanes. El Imperio alemán por su parte, entró para apoyar a Austria-Hungría y sus razones para entrar en una guerra no se explican por una necesidad de satisfacer los intereses de los capitalistas alemanes. Como explica John Rohl, profesor emérito de la Universidad de Sussex, la entrada de Alemania se debe en gran parte a la personalidad inestable, belicosa y megalomaníaca del Kaiser Guillermo II, junto a la influencia de otros altos mandos que veían la guerra como algo inevitable. Si bien el factor económico no debe ser desechado, la verdad es que no fue el predominante y menos aún el factor clasista, como es el caso de Lenin.

En lo que respecta a la situación interna en Rusia, Lenin la interpreta como un período de transición de suma relevancia. Para ser más específico, para Lenin estaba ocurriendo el paso de la primera etapa de la revolución, que dio el poder a la burguesía, debido a la falta de conciencia y organización del proletariado, a la segunda etapa, que finalmente dará el poder a los obreros y a las capas pobres del campesinado. En palabras del historiador y diplomático británico, Edward Hallett Carr (1892-1982), líderes bolcheviques como Lev Kámenev (1883-1936) y Joseph Stalin (1878-1953) estaban de acuerdo con la cooperación con el Gobierno Provisional, siguiendo los dictados de Marx, pero no así Lenin que se mostró contrario a la siguiente postura:

El esquema histórico de Marx postulaba dos revoluciones distintas y sucesiva, la burguesa y la socialista. Los miembros del sóviet, con pocas excepciones, se contentaban con reconocer en los acontecimientos de febrero la revolución burguesa rusa que establecería un régimen democrático burgués según el modelo occidental, y posponían la revolución socialista a una fecha futura aún indeterminada. La cooperación con el Gobierno Provisional era la conclusión de este punto de vista[13].

Lenin añade que su partido no dará ninguna clase apoyo al gobierno provisional de Kerenski, es más, pretende desenmascarar tal gobierno, para mostrar que es uno de carácter capitalista. Ante el hecho objetivo de que Lenin y su grupo son una minoría, el líder bolchevique responde que es misión de ellos explicar a las masas que los Soviets de diputados obreros son la única forma posible de gobierno revolucionario. Por lo tanto, el poder total debía residir en los Soviets, por lo que Lenin rechaza de plano el establecimiento de una república parlamentaria en Rusia. En su lugar, debe haber una República de los Soviets “de diputados obreros, braceros y campesinos en todo el país, de abajo a arriba”. Otras medidas inmediatas son la supresión de la policía, la burocracia y del ejército, siendo este último reemplazado por el armamento general del pueblo. A continuación Lenin continúa mencionando más medidas:

a-No implantar el socialismo como una tarea inmediata, pero sí pasar a una fase de instauración inmediata del control de la producción social y de la distribución de los productos por los Soviets de diputados obreros.

b-Confiscación de todas las tierras de los terratenientes.

c-Nacionalización de todas las tierras del país, de las que dispondrán los Soviets locales de diputados braceros y campesinos.

d-Hacer de cada gran finca una hacienda modelo bajo el control del Soviet de diputados braceros y a cuenta de la administración local.

e-Fusión de todos los bancos en un banco nacional único, sometido al control de los Soviets de diputados obreros. 

El 9 de abril de 1917, Lenin aborda en un artículo en periódico Pravda, el tema de la dualidad de poderes. En el centro de su reflexión se encuentra el problema del “Poder del Estado” que lo considera como fundamental en toda revolución. La particularidad del caso ruso, explica Lenin, es que existe una “dualidad de poderes”, es decir que, junto al Gobierno Provisional, existe otro gobierno más débil y aún embrionario: el de los Soviets de diputados obreros y soldados. Este segundo poderla describe como una dictadura revolucionaria, vale decir, que se fundamenta directamente en la conquista revolucionaria y en la iniciativa directa de las masas, esto es, no se apoya en la ley promulgada por el poder centralizado del Estado. En palabras de Lenin:

Lenin dirigiéndose a las multitudes (a su derecha, Trotsky, el segundo de pie en la escala)

Lenin dirigiéndose a las multitudes (a su derecha, Trotsky, el segundo de pie en la escala)

Este Poder es un Poder del mismo tipo que la Comuna de Paris de 1871. Los rasgos fundamentales de este tipo de Poder son: 1. La fuente del Poder no está en una ley, previamente discutida y aprobada por el parlamento, sino en la iniciativa directa de las masas populares desde abajo y en cada lugar, en la toma directa del Poder, para emplear un término en boga. 2. Sustitución de la policía y del ejército, como instituciones apartadas del pueblo y contrapuestas a él, por el armamento directo de todo el pueblo; con este Poder guardan el orden público los mismos obreros y campesinos armados, el mismo pueblo en armas. 3. Los funcionarios y la burocracia son sustituidos también por el Poder directo del pueblo o, al menos, sometidos a un control especial, se transforman en simples mandatarios, no sólo elegibles, sino amovibles en todo momento, en cuanto el pueblo lo exija…En esto, y sólo en esto, radica la esencia de la Comuna de París como tipo especial de Estado[14].

De acuerdo a Carr, más que una “dualidad de poderes” en Rusia tras la primera revolución, existía una “dispersión” de la autoridad:

Se trataba de un movimiento de masas inspirado por una ola de inmenso entusiasmo y por visiones utópicas de la emancipación de la humanidad de las cadenas de un poder remoto y despótico, y que no estaba interesado en los principios occidentales de democracia parlamentaria y gobierno constitucional proclamados por el Gobierno Provisional. Se rechazaba tácitamente la noción de autoridad centralizada. Por toda Rusia se extendieron los soviets locales de obreros y campesinos. Algunas ciudades y distritos se autoproclamaron republicas soviéticas. Los comités obreros de fábrica se atribuyeron el ejercicio exclusivo de la autoridad en su campo. Los campesinos se apoderaron de la tierra y la repartieron entre ellos (…) En las unidades militares, grandes y pequeñas, desde las brigadas hasta las compañías, se eligieron comités de soldados, que a menudo pedían la elección de los oficiales y desafiaban su autoridad (…) Este movimiento general de revuelta contra la autoridad les parecía a la mayor parte de los bolcheviques un preludio del cumplimiento de sus sueños sobre un nuevo orden social; no tenían ningún deseo de detenerlos ni los medios para ello[15].

                                                              …

En síntesis, se puede resumir la postura de Lenin ante el Gobierno Provisional como sigue:

1-El Gobierno Provisional debe ser derribado por ser capitalista y tener, por ende, un carácter oligárquico, que no representa al pueblo.

2-El Gobierno Provisional no puede ser derribado de manera inmediata, pues se sostiene por medio de un pacto formal y efectivo con los Soviets de diputados obreros, y con el principal de estos: el Soviet de Petrogrado.

3-El sistema republicano, democrático, parlamentario ha de ser rechazado ya que constituye el tipo más avanzado de Estado burgués y, como tal, responde a los intereses de las clases adineradas y no a los intereses de la clase trabajadora.

4-El Soviet de diputados obreros es el único gobierno revolucionario posible, ya que expresa de manera directa la conciencia y voluntad de la mayoría de los obreros y campesinos. En palabras de Lenin: “La humanidad no ha creado hasta hoy, ni nosotros conocemos, un tipo de gobierno superior ni mejor que los Soviets de diputados obreros, braceros, campesinos y soldados[16].

5-Los Soviets como forma superior de gobierno son fruto de una incomprensión, ya que los rusos, a diferencia de Lenin y los bolcheviques, no han sabido apreciar que constituye la forma perfecta de gobierno, esto es, no han sido capaces de ver con claridad su “significación de clase”.

6-Rechazo del anarquismo, ya que, de acuerdo a Lenin, el marxismo reconoce la necesidad del Estado y de su poder durante el denominado “período revolucionario”, en la época de transición desde el capitalismo al socialismo.

7-Rechazo de la socialdemocracia ya que el Estado concebido por esta es un Estado no revolucionario y que mantiene el orden establecido, es decir, la democracia parlamentaria y mantiene a instituciones no deseables: burocracia, ejército y policía. En “Las tareas del proletariado en nuestra revolución” escribe Lenin: “La república parlamentaria burguesa dificulta y ahoga la vida política independiente de las masas, su participación directa en la edificación democrática de todo el Estado, de abajo arriba[17]. Al respecto escribió Lenin:

La burocracia y el ejercito permanente son un «parásito» adherido al cuerpo de la sociedad burguesa, un parásito engendrado por las contradicciones internas que desgarran a esta sociedad, pero, precisamente, un parásito que «tapona» los poros vitales[18].

En cuanto a la supresión de la policía añade más adelante:

Sólo hay un medio de impedir la restauración de la policía: crear una milicia popular y fusionarla con el ejército (sustitución del ejército permanente por el armamento de todo el pueblo). A esta milicia deberán pertenecer absolutamente todos los ciudadanos y ciudadanas, desde los quince hasta los sesenta y cinco años, edades que sólo tomamos a título de ejemplo para determinar la participación en ella de los adolescentes y ancianos[19].

8-Plena libertad a las distintas naciones oprimidas por el régimen zarista de separarse de Rusia (aunque no se precisa qué sucedería si tales naciones adoptaran un régimen contrario al concebido por Lenin). Lenin pretende idealmente lograr la fusión de las naciones, por medio de la unión libre y fraternal de los obreros y las masas trabajadoras de todas las naciones. Pero más adelante, en un artículo del 3 de mayo de 1917 añade una observación importante:

El derecho de las naciones a la separación libre no debe confundirse con la conveniencia de que se separe una u otra nación en tal o cual momento. Este último problema deberá resolverlo el Partido del proletariado de un modo absolutamente independiente en cada caso concreto, desde el punto de vista de los intereses de todo el desarrollo social y de la lucha de clase del proletariado por el socialismo[20].

Así, tenemos que la autonomía nacional queda subordinada completamente a los dictados de la ideología, de manera que el nacionalismo sólo puede ser uno de carácter proletario. El problema con esto es que no se puede tener ambos, es decir, o nos adherimos a los nacionalismos u optamos por el mundo imaginado por Lenin donde se rechaza explícitamente cualquier “barrera artificial” (el nacionalismo) lo cual incluye la idea de la “autonomía cultural nacional”.

9-Lenin y sus seguidores son los verdaderos representantes del marxismo, de manera que las demás corrientes de izquierda en Europa son pseudomarxistas: socialchovinistas (socialistas de palabra pero que defienden la guerra por la “patria”), los centristas (por ser socialistas de palabra y reformistas en la práctica) y los internacionalistas, que son socialistas de palabra y que son auxiliares del socialchovinismo. De acuerdo a esto, se hace necesario fundar la Tercera Internacional, proyecto que se vería concretado en 1919 con el objetivo de imponer una “ortodoxia ideológica” frente a las diversas “herejías” que habían surgido, es decir, grupos de izquierda que, a ojos de Lenin, malinterpretaban o simplemente habían traicionado las enseñanzas del gran profeta: Karl Marx. Ferro, recurriendo al trabajo de la historiadora francesa, Annie Kriegel (1926-1995), expone las razones de los socialistas franceses de participar en la guerra:

1-Justificaciones teóricas derivadas de la naturaleza de la Guerra:

a) La responsabilidad del país no está comprometida. La guerra es una guerra de defensa autorizada y hasta impuesta por la doctrina socialista;

b) la clase obrera tiene interés en la victoria, lo mismo que la burguesía, porque la guerra de clases trata de no añadir a la explotación capitalista la superexplotación del capitalismo enemigo;

c) la guerra no es solamente una guerra imperialista; trata de liberar los territorios invadidos por los ejércitos enemigos.

2-Justificaciones fundadas en las condiciones del socialismo internacional:

a) La impotencia de la internacional no permite otra salida;

b) los socialistas del país enemigo votaron los créditos militares de guerra y, por tanto, la Internacional no puede triunfar más que con el aniquilamiento del imperialismo enemigo;

Reunión de trabajadores rusos

Reunión de trabajadores rusos

En “Las tareas del proletariado en nuestra revolución” Lenin aborda la cuestión acerca de cómo debería denominarse su partido, esto es, escoger un nombre “científicamente exacto” (dice Lenin) que contribuya a esclarecer la conciencia del proletariado. Lenin se declara marxista y que sus políticas se basan en el Manifiesto Comunista de Marx y Engels, a diferencia de otras corrientes de izquierda a los que acusa de haber traicionado y desfigurado los punto esenciales del Manifiesto. A esto añade el salto directode fe hacia la utopía:

La humanidad sólo puede pasar del capitalismo directamente al socialismo, es decir,  a la propiedad común de los medios de producción y a la distribución de los productos según el trabajo de cada cual. Nuestro partido va más allá: afirma que el socialismo deberá transformarse inevitablemente y de modo gradual en comunismo, en cuya bandera campea este lema: De cada cual según su capacidad; a cada cual, según sus necesidades”[21].

 Luego, Lenin critica el concepto de “socialdemocracia” ya que tal nombre es “científicamente inexacto”, ya que la democracia es una de las formas del Estado, y, en cambio, los marxistas, son enemigos de todo Estado. Ahora bien, el único Estado que se justifica es el que Lenin tiene en mente: el de la Comuna de Paris anteriormente descrito. Al respecto escribe el líder bolchevique, donde expone su teoría del Estado:

El Estado, en el sentido estricto de la palabra, es un poder de mando sobre las masas ejercido por destacamentos de hombres armados alejados del pueblo. Nuestro nuevo Estado naciente es también un Estado, pues necesitamos de destacamentos de hombres armados, necesitamos del orden más severo, necesitamos recurrir a la violencia para reprimir despiadadamente todos los intentos de la contrarrevolución, ya sea zarista o burguesa…Pero nuestro nuevo Estado naciente no es ya un Estado en el sentido estricto de la palabra, pues en muchas regiones de Rusia los destacamentos armados están integrados por la propia masa, por todo el pueblo, y no por alguien entronizado sobre él, aislado de él, dotado de privilegios y prácticamente inamovible[22].

En cuanto a la democracia, Lenin asevera que este concepto es una “anteojera” que se le pone al pueblo para impedirle así alcanzar la libertad y edificar algo nuevo. Cuando hablamos de democracia dentro del universo mental de Lenin hay que precisar si se trata o no de una democracia “burguesa”. Lenin era un ferviente crítico de la democracia, identificando esta última con el Estado, en otras palabras, para el líder bolchevique la democracia era una forma de Estado y, este último, era una maquinaria de represión, por lo que el destino del Estado era el mismo que el de la democracia: ser destruidos.

Los bolcheviques, acusados de subvertir el orden interno, fueron perseguidos por el Gobierno Provisional de Kerenski, lo que forzó a Lenin a exiliarse temporalmente en Finlandia, donde nació uno de sus más célebres escritos: El Estado y la Revolución, donde exponía su idea de un período de transición bajo la dictadura del proletariado, para transitar finalmente a un orden social ene l cual el Estado ya no sería necesario. Posteriormente, el Gobierno Provisional se iría desmoronando sin necesidad de lucha violenta. En primer lugar estuvo el intento de golpe fallido por parte del Comandante del Ejército, Lavr Kornílov (que debilitó la posición del gobierno) y , en segundo lugar, la obtención de un fuerte apoyo a los bolcheviques en los soviets de Petrogrado y Moscú, sumado al importante papel de León Trotsky en la organización de la Guardia Roja y el control de los puntos estratégicos de la ciudad. La Revolución de Octubre (1917) resultó ser una de carácter no violenta y Rusia, tras una sangrienta guerra civil, se encaminó hacia la construcción del paraíso terrenal ideado por Lenin (e inspirado en Marx),  en donde la oposición no era una opción, de manera que el paraíso era uno al que forzadamente se tenía que acceder.

 

[1] Leszek Kołakowski, Main currents of marxismo: the founders, the Golden age, the breakdown (New York: W. W. Norton & Company, 2008), 641.

[2] Alain Besançon, Los orígenes intelectuales del leninismo (Madrid: Ediciones Rialp, 1980), 29.

[3] Ernesto Guevara, El socialismo y el hombre en Cuba (1965) (Fuente: https://www.marxists.org/espanol/guevara/65-socyh.htm)

[4] Ibid., 308.

[5] Ibid.

[6] Marc Ferro, La gran Guerra, 1914/1918 (Madrid: Alianza Editorial, 1970)., 23.

[7] Lenin, Obras Completas, tomo 2 (URSS: Editorial Progreso, 1961), 53.

[8] Ibid., 112.

[9] Ibid., 106.

[10] Ibid.

[11] Ibid., 108.

[12] Ibid., 29-30.

[13] E. H. Carr, La revolución rusa, de Lenin a Stalin (1917-1929) (Madrid: Alianza Editorial, 2014), 16.

[14] Ibid., 40-41.

[15] E. H. Carr, op. cit., 17.

[16] Ibid., 42.

[17] Ibid., 55.

[18] Ibid., 317.

[19] Ibid., 56.

[20] Ibid., 134.

[21] Ibid., 69.

[22] Ibid., 70.