Introducción básica a la Economía
¿Qué es la economía? ¿Cuál es su objeto de estudio? ¿Es acaso la economía una ciencia? Si no es una ciencia “dura” entonces ¿carece la economía de una serie de principios sobre los cuales economistas de diversas escuelas puedan estar de acuerdo? El octogenario economista estadounidense, Thomas Sowell, explica que muchos coinciden en que la economía es importante, pero existe mucho menos consenso en cuanto a qué es la economía.
Es importante entender qué es la economía ya que suele suceder un fenómeno curioso en relación a esta disciplina: todos opinan sobre esta desde la ignorancia. Nadie opina sobre mecánica cuántica salvo que haya cursado estudios en ese campo, pero muchas personas, sin saber siquiera los principios básicos de economía, dictan cátedra sobre como debería operar el sistema económico mundial. A pesar de que muchos intelectuales miran con desdén a la economía como disciplina (ciencia funesta en palabras de Thomas Carlyle, 1795-1881), no tienen reparos en emitir opiniones desde una completa ignorancia sobre el tema, ya que como no es una ciencia dura, entonces parecen creer que la economía es más bien un asunto de ideología y opiniones.
En palabras de Sowell, la economía no es simplemente un tema sobre el cual debemos expresar o exteriorizar nuestras emociones, ya que la economía constituye un estudio sistemático de lo que ocurre cuando se realizan cosas específicas de una forma específica. Así, la distinción entre economía normativa y positiva se desvanece, para abrir paso a opiniones infundadas sobre como deberías ser la economía.
Como señaló el economista anarcocapitalista Murray Rothbard:
"No es ningún crimen ser un ignorante en economía, que es, después de todo, una disciplina especializada que además la mayoría de gente considera una “ciencia deprimente”. Pero es una total irresponsabilidad tener una sonora y vociferante opinión sobre materias económicas mientras se permanece en semejante estado de ignorancia".
Lo importante de la cita no es sólo la ignorancia sobre esta disciplina y el opinar desde esa ignorancia, sino que es el hecho de que el autor destaca que la economía es una disciplina especializada, lo que se traduce en que para entender de economía es necesario un estudio que requiere tiempo y esfuerzo. Por lo tanto, si bien la economía no es una ciencia como la química o la biología, igualmente existen principios económicos que han afectado a la humanidad desde el imperio romano hasta nuestros tiempos, y ningún sistema económico - capitalismo, comunismo, feudalismo - escapa a estos principios. Por ejemplo la inflación ocurrida bajo el emperador Dioclesano se repite en nuestros días en Venezuela, lo mismo sucede con los controles de precios, cuyas consecuencias se hacen sentir en cualquier país, sin importar si está en Africa, Oceanía, América o Europa.
Tenemos pues que de lo que más se discute es de economía pero, a su vez, lo que menos se estudia por parte de quienes discuten es también la economía. Ejemplo de esta ignorancia son las políticas erróneas y funestas en las que incurren los individuos, como la Ley de costos y precios justos de Chávez y la implantación de sistemas de planificación central y colectivización del agro en los países comunistas durante el siglo XX. Este intento de someter las leyes económicas a la voluntad ideológica del partido de turno ha sido la tónica de regímenes populistas, autoritarios y totalitarios. Chávez, Mussolini, Hitler, intentaron subordinar la economía a fines ideológicos y el resultado fue un período de embrujo temporal donde todo pareció ir bien y la población se dejó engañar, pero que finalmente terminó de manera abrupta.
No importa si el lector es liberal, socialista, comunista, fascista o anarquista, si usted expande la masa monetaria en un país que no produce suficientes bienes y servicios, entonces tendrá inflación y si pretende combatir la inflación controlando los precios imponiendo precios máximos, sólo logrará generar más escasez en el mercado. La ignorancia también va unida con los prejuicios y el simplismo, por ejemplo en la última crisis económica, las personas, por ejemplo el movimiento “Occupy Wall Street” sólo supieron ver una de las causas de la crisis y apuntar sólo ahí sus dardos: el capitalismo y la codicia de los banqueros.
Sin duda los factores que contribuyeron a la crisis del 2008 fue el excesivo apalancamiento y la laxa regulación financiera, especialmente frente a las innovaciones financieras: CDO, MBS, CDS, Titulizaciones . Pero también fueron culpableslas agencias calificadoras, la política monetaria de la FED y sobre todo las políticas de gobierno de la administración Clinton y Bush que ejercieron una fuerte presión para que el sueño americano de la vivienda propia fuera realidad, lo que significó una expansión desenfrenada de hipotecas subprime. La lección es que incurrir en reduccionismos en economía no lleva nada, ya que por lo general la causalidad en economía no es simple, sino que compleja, esto es, interactúan una serie de factores interconectados.
Definición y principios
Como ya señalé, si bien economía no es una ciencia como la física, esto no implica que existan una serie de principios que son independientes de la ideología de t urno, y que si son ignorados pueden perjudicar gravemente a la sociedad. Como explica Sowell, la economía no consiste en cómo hacer más dinero, cómo gestionar una empresa o profetizar el comportamiento de los mercados mundiales. La economía tampoco consiste en la producción y distribución de bienes y servicios, es decir, está relacionado con ambos, pero no es lo definitorio. Por ejemplo, explica Sowell, en el Jardín del Edén habría existido un sistema de producción y distribución de bienes, pero sucede que el Jardín del Edén no es una economía, ya que todo estaba disponible en abundancia, o lo que es lo mismo, no existía la escasez, de manera que no existía la necesidad de economizar. Adelantaré ahora una definición clásica de economía, la de Lionel Robbins:
"La economía es el estudio del empleo de aquellos recursos escasos que tienen usos alternativos".
Ya regresaré nuevamente sobre esta definición, ahora citemos algunos principios básicos (que iré aclarando más adelante). Hasta que no habitemos en el Jardín del Edén, tenemos que tener en consideración lo siguiente:
1-Los recursos son escasos.
2-Los recursos tienen usos alternativos (si tuviesen un solo uso, todo sería más fácil y simple)
3-Las necesidades humanas son ilimitadas y múltiples.
4-El ser humano debe elegir, desde un individuo pobre hasta un CEO de una multinacional.
5-Toda elección tiene un coste de oportunidad.
6-Toda elección comporta un análisis de coste-beneficio
7-Las personas son movidas por incentivos.
8-Una cosa son los OBJETIVOS y otra son los INCENTIVOS que se generan por alcanzar esos objetivos, por más nobles que sean.
9-Expandir la masa monetaria (no respaldada por producción) = inflación = falsa sensación de riqueza = pérdida poder adquisitivo
10-En economía hay que pensar sistémicamente. Los fenómenos económicos son producto de múltiples causas.
11-Cuándo demandas un bien o servicio, indirectamente demandas otros bienes y servicios, lo que hace de la economía una red de relaciones extremadamente compleja. Cuando demanda queso, indirectamente demanda leche y vacas lecheras.
12-No hay economía de izquierdas o de derecha sino que buenas y malas teorías económicas, siendo el criterio de validez su contrastación con la realidad (prueba empírica)
13-Es inútil la diferenciación entre “economía teórica y práctica”. Toda teoría DEBE ser práctica sino hay que desecharla.
14-La incertidumbre y el riesgo es algo inherente a la economía. La información generalmente no es perfecta.
15-La competencia nunca es perfecta. La competencia implica oposición, rivalidad y también la innovación (proceso de destrucción creativa en palabras de J. A. Schumpeter). En un estado de competencia perfecta donde nadie compite con nadie, no existiría la figura del empresario. Además el concepto de competencia se nos presenta como una “estado” o “situación” estática y no como un proceso dinámico.
16-Los valores son subjetivos, fruto de las estimaciones subjetivas de las personas según la utilidad que le reporta un determinado bien, de manera que la demanda variará de acuerdo a esta utilidad. Unido a esto cabe aclarar que, a diferencia de lo que señalaban Adam Smith o John Stuart Mill, no son los costes los que determinan los precios, sino que son los precios que los consumidores están dispuestos a pagar los que determinarán los costes que los empresarios estarán dispuestos a soportar.
17-No existen iluminados en economía ni profetas ni mesías que prometen resolver problemas económicos que han azotado por miles de años a la humanidad.
Regresemos al tema que nos convoca y es el concepto de economía. La palabra misma proviene del griego oikonomía (hogar + ley), de manera que la economía originalmente se refería a la administración de la casa o los asuntos del hogar y posteriormente a los del Estado. Con el avance del tiempo se comenzó hablar de “economía política” lo cual ya explique en un artículo sobre John Stuart Mill. Pero fue la ya mencionada definición, la del economista y académico de la London School of Economics, Lionel Robbins (1898-1984) la que adquirió mayor notoriedad y trascendencia. Robbins definía la economía como la ciencia que estudia la conducta humana como una relación entre fines y medios escasos que tienen usos alternativos. Esta definición es fundamental y debemos atender a los siguientes conceptos: escasez, recursos, decisiones, objetivos e incentivos.
Como explica Sowell, la economía estudia las consecuencias de las decisiones que se toman en relación con el uso de la tierra, del trabajo, del capital y otros recursos destinados a la producción de bienes y servicios que determinan el nivel de vida de una sociedad. Por ejemplo, el lector puede tener en consideración un país como Suiza o Japón que disponen relativamente de pocos recursos naturales, pero que son ricos y desarrollados, y países con recursos como Venezuela, un país que está al borde del caos social y económico.
Claramente, las decisiones tomadas por el gobierno chavista no fueron las correctas y, a pesar de las advertencias, continuaron por el ya muchas veces transitado camino socialista, que siempre tiene el mismo final. Ahora bien, cuando se habla de decisiones no me refiero solamente a la de los individuos, empresas o políticas de gobierno. Más relevante es aún son las instituciones que tiene una sociedad para tomar las decisiones: sistema económico, sistema jurídico y sistema político.
Podemos, por ejemplo, plantearnos algunas preguntas tales como:
1-¿Están los mercados respaldados por derechos de propiedad reconocidos? (¿acaso el lector querrá invertir en un proyecto empresarial que posteriormente será expropiado por el gobierno? ¿Querrá el lector invertir para que luego sus ganancias sean "socializadas", distribuidas entre toda la sociedad?
2-¿Se garantiza, dentro del mercado, la existencia de contratos que sean ejecutables y sancionados en caso de incumplimiento?
3-¿Existen, dentro del mercado, reglas iguales para todos? ¿Existen, por ejemplo, reglas en defensa de la libre competencia, y que aquellos que las violen sean sancionados duramente?
En suma, aquí no se trata de defender ese "fundamentalismo de mercado" (que no existe en la actualidad), sino que el mercado funcione dentro de un marco político, económico y judicial adecuado. Los mercados existen en toda clase de países, incluso en los más estatizados como la Unión Soviética o Corea del Norte. Estos mercados pueden ser grandes, pequeños, legales o ilegales, pero el punto es que igualmente existen, claro que no operan de manera óptima como es el caso de Cuba, Venezuela o Corea del Norte. En resumen, salvo algunas tribus en las Amazonas en Africa o en Siberia, no existen "economías de NO mercado", sino que existen economías DE mercado" (más intervenidos o menos intervenidos, pero igualmente de mercado).
Los mercados tampoco operan de manera óptima en un ambiente en donde existe un estrecho y perverso vínculo en tres la clase política y los grandes empresarios, que sólo predican el libre mercado desde el punta de vista retórico, pero que no aterrizan el discurso a la práctica. Pero la culpa no debe cargarla sólo el empresariado ya que para bailar el tango se necesitan a dos, y la clase política sólo viene a ser un cómplice activo, y para qué hablar de aquellos "servidores públicos" que han lucrado por años para satisfacer sus intereses privados. En realidad, la distinción entre el sector público y sector privado suele ser engañoso, ya que tiende a relacionar a uno con los intereses de la "sociedad", mientras que el otro se vincula con el ámbito de la competencia, el egoísmo y el beneficio propio del Estado, una imagen (o caricatura) que está lejos de ser verdadera, pero esto es materia para otro artículo. Regresemos a la economía.
Conceptos (mínimos) importantes
Para poder abordar y entender el concepto de economía tenemos que hacer referencia a una serie de conceptos: escasez, elección, costo de oportunidad, beneficio, utilidad marginal decreciente, incentivos, precios, mercado, incertidumbre y tiempo.
Vivimos en un mundo donde los bienes son escasos, ya que de lo contrario, no tendría mucho sentido hablar sobre la economía. La escasez es un fenómeno universal y ante este escenario, el ser humano debe realizar constantemente elecciones. Tales elecciones dependen de los incentivos que cada una de las alternativas nos ofrecen. Importante es que debemos centrarnos en los incentivos y no en los objetivos, por muy nobles que estos sean (el camino al infierno esta pavimentado de buenas intenciones). Otro punto importante es que las elecciones que nosotros realizamos no son del tipo “todo o nada”. Por ejemplo, podemos decidir cuantas horas dedicar al estudio y cuantas dedicarlas al ocio. Nosotros, al llevar a cabo una elección, sopesamos las distintas alternativas de acuerdo a los beneficios que esta nos proporciona.
Si escuchamos que el examen será fácil y que entrarán pocos contenidos, entonces quizás eso actúe como incentivo para dedicar mayor tiempo al ocio. En cambio, si se rumorea que la prueba es difícil y que además el profesor señaló que entrarán contenidos que no se alcanzaron a ver en clases, entonces lo más probable es que decida realizar un reajuste en mis tiempos y dedique una parte mayor de este al estudio de la materia, y menos tiempo para el ocio. Lo que he estado describiendo es lo que en economía se conoce como decisiones en el margen. El beneficio que surge de aumentar en una unidad temporal determinada al estudio de la materia se denomina beneficio marginal y el incremento en el costo por causa del aumento de una actividad en una unidad se denomina costo marginal. Ahora bien, el beneficio o satisfacción total (utilidad) que una persona obtiene producto del aumento en una unidad la cantidad consumida de ese bien se denomina utilidad marginal. Cuando se habla de utilidad marginal decreciente se quiere dar a entender que la utilidad marginal disminuye a medida que aumenta la cantidad consumida.
Continuando dentro del tema de las elecciones, tenemos también que nosotros, al elegir hacer A, dejamos de hacer B, C, D y E. Si dedicamos más tiempo al estudio, esto significará menos tiempo para el ocio: fiesta, deporte, etc. En economía se denomina “costo de oportunidad” a la alternativa de mayor valor a la que renunciamos para obtener algo. El punto es que cuando elegimos hacer A descartamos por lo tanto otras alternativas B, C, D y E. Como bien se sabe, la economía responde a tres preguntas: ¿qué producir?, ¿cómo producir? Y ¿para quién producir? El “qué” producir se refiere a aquellos bienes y servicios que se producirán y ofrecerán en el mercado, de manera que el qué dependerá de las preferencias de las personas, por lo que el “qué” dependerá del tiempo en que nos encontremos, la cultura y gustos de las personas.
El “cómo” producir se refiere a los factores productivos que se utilizarán en el proceso de producción. Tales factores productivos son: tierra, trabajo, capital y habilidades empresariales. Los productores, dependiendo de la circunstancias y los incentivos, tenderán a utilizar más bienes de capital que factor trabajo o viceversa. Dependerá del empresario como utilizará y organizará los factores productivos, y cuantos de cada uno de estos utilizará. En tercer lugar, el “para quién producir” hace referencia a la apropiación de bienes que dependerá de la capacidad de adquirirlos o lo que es lo mismo, pagar su precio. Podrán acceder a los bienes quienes tengan en su poder el dinero suficiente, así como la necesidad y/o el deseo de ellos. En las sociedades modernas que las personas, para obtener un ingreso, venden los servicios de los factores de producción. De acuerdo a esto tenemos que la tierra retribuye renta, el trabajo retribuye salarios el capital retribuye intereses y las habilidades empresariales retribuyen utilidades. regresemos ahora al tema de la elección y el costo de oportunidad inherente a esta.
Tenemos que las preguntas sobre el qué, cómo y para quién se producen bienes y servicios involucran un intercambio. Así, los intercambios en el "qué" significará que una persona o el Estado que decida invertir su dinero en X (defensa), significará que invertirá menos en Y (educación) lo que se traduce en que el gobierno ha intercambiado educación por defensa nacional. El intercambio en el "cómo" nos dice, por ejemplo, si un empresario preferirá utilizar más maquinaria que factor trabajo humano, por ejemplo utilizar ene el futuro impresoras 3D o más maquinaria a costa de trabajo humano como sucedió durante la Revolución Industrial.
En estos casos tenemos que el empresario intercambia mano de obra por capital. Los intercambios en el "para quién" guarda relación con cómo se distribuye el poder recompra. Por ejemplo, si votamos por una subida en los impuestos destinados a planes sociales, entonces una menor cantidad de nuestro poder adquisitivo estará destinado a consumo personal u ocio, para pasar al presupuesto del gobierno para sus programas específicos. Uno de los grandes intercambios por excelencia es aquel que se da entre eficiencia e igualdad económica (no sacrificar una nombre de la otra).
Dentro de la economía los incentivos tienen un papel central. Tan es así que se puede predecir la manera en que cambiarán las elecciones analizando sólo los cambios de los incentivos. En la antigua Unión Soviética los encargados de fábricas no tenían incentivos en innovar ya que, ante cualquier fracaso o merma en la producción, esto podía significar la reducción de su salario, cárcel y hasta la muerte, por sabotear el sistema. En cambio, en una sociedad libre donde el emprendedor puede llevar a cabo sus proyectos beneficiándose tanto él como la sociedad en su conjunto, no sucede la situación anterior.
Si usted decide obligar por medio de un decreto a distintos productores a fijar un precio “justo” que le significará a usted como productor no tener ningún margen de ganancia y ninguna posibilidad de pagar a sus trabajadores, materias primas maquinarias, etc, entonces usted tendrá los incentivos suficientes para: a) no continuar produciendo ene se rubro controlado; b) comenzar a vender en el mercado negro; c) abandonar el país e instalarse en otro donde no existan controles de precios. Usted puede exigirle a alguien disminuir los precios sus productos por debajo del precio de mercado, incluso puede forzarlo a no cobrar nada, pero el problema es que los costos no cambian en nada, lo que provocará la quiebra de la empresa, el despido de trabajadores y la disminución en la oferta de ese producto a la sociedad en su conjunto.
Lo más sorprendente de todo esto es que miles de millones de personas así como de empresas demandan y ofrecen productos, lo que lleva a uno a preguntarse ¿quién está a cargo de todo este proceso? Karl Marx, hablaba de la “anarquía de la producción” para referirse al sistema capitalista de producción. La verdad es que las decisiones de las miles de millones de personas se coordinan en ese vasto ámbito o espacio donde se llevan a cabo los intercambios voluntarios entre personas: el mercado.
El mercado refleja los distintos acuerdos que permite a compradores y productores obtener información sobre algún bien y servicio con vistas a realizar un potencial intercambio. ¿Cómo se guían las personas (consumidores, inversores, empresarios y emprendedores) en este vasto espacio? La respuesta es por medio de señales, una suerte de semáforo que son los precios que orientan a consumidores y productores. Son los mercados los que coordinan las acciones de miles de millones de personas que no se conocen y nunca se verán las caras mediante el ajuste de los precios. Los precios pueden ser los números de pesos o dólares que alguien paga por algo, que recibe el nombre de precio monetario o nominal.
Pero también tenemos los precios relativos, esto es, la razón del precio de un bien con respecto al precio de otro bien y servicio. Este precio relativo refleja el costo de oportunidad ( por ejemplo, el costo de oportunidad del libro que compré fueron dos entradas al cine). Es importante entender los precios como señales. Lamentablemente hay quienes ven en los precios sólo obstáculos que el empresario erige en detrimento de los consumidores, lo que a veces se traduce en políticas de control de precios. El problema es que controlar los precios significa distorsionar el sistema de señales y termina por enviar información errónea a consumidores y empresarios (es como apagar el “semáforo”). Los controles de precios llevan a la larga a la generación de escasez. Por lo demás, salvo algunas excepciones, los controles de precios se fundamentan en una falacia que consiste en creer que existen precios objetivos, esos mismos precios naturales fantasmagóricos de los que hablaban Adam Smith y John Stuart Mill.
Lo que nos enseña la experiencia es que los controles de precios llevan a que se controlen cada vez más otros precios hasta que el Estado termina por controlar todos los sectores de la economía. Durante el reinado del emperador romano Dioclesiano (244-311) los precios experimentaron una fuerte alza debido a la devaluación de la moneda, por causa de la falsificación de esta misma, o lo que es lo mismo la reducción del contenido del metal precioso de las monedas. A esto había que sumar otros factores como los gastos en guerras. Ante la inflación Dioclesiano promulgó un edicto en donde fijo literalmente miles de precios bajo pena de muerte para quienes no lo respetaran. Aún así, las consecuencias fueron la escasez de algunos bienes, el desarrollo del mercado negro e incluso el regreso al trueque.
Cabe preguntarse ¿por qué lo hizo Diocleciano? Una respuesta plausible y justa sería que la teoría económica no estaba desarrollada como en nuestro días. Pero la pregunta que si es pertinente es ¿por qué lo algunos líderes políticos siguen haciendo los mismo? Respuesta: por ignorancia, también por irresponsabilidad y para remediar los desastres que las autoridades mismas han causado. Hay que entender que una cosa son los “objetivos” que pueden ser muy nobles (precios justos) y otra cosa son los incentivos que pueden generar tales nobles ideales. Cuando se fijan precios por decreto lo único que se hace es distorsionar esta red de información y los precios dejan de tener sentido ya que no reflejan la escasez o abundancia de recursos, así como tampoco la oferta y la demanda de los bienes, reflejando solamente las desesperadas medidas de líderes populistas. En síntesis, tenemos que para el empresario los precios son esenciales ya que ayuda a responder una serie de preguntas, por ejemplo: ¿dónde invertir? (¿en qué rubro?, ¿dónde vender ? (en qué lugar hay mayor demanda de “X”). ¿ Usted como productor cómo podrá calcular su ganancia sobre las ventas y sus ganancias sobre la inversión en ausencia de precios?
Los precios son esenciales para llevar a cabo el cálculo económico, estar al tanto de las variaciones de la tasa de interés y calcular el retorno sobre la inversión, los costos totales, etc. Para el consumidor los precios son también esenciales ya que ayudan a responder preguntas tales como: ¿dónde comprar? ¿cuánto y cuándo comprar de cada cosa? Por último, los precios ayudan a racionalizar las acciones, por ejemplo, evitar el derroche o mal utilización de recursos, y permitir una óptima asignación de los recursos (materias primas y trabajadores). Nuevamente el caso soviético es ilustrativo ya que al estar los precios controlados por la burocracia, estos no reflejaban la escasez y abundancia de bienes finales, servicios y bienes de capital. Muchas veces en las fábricas abundaban materias primas que no eran utilizadas o se vendían mercancías debido a alto precio, pero que en realidad no eran demandados por las personas, tal como sucedió con las pieles de topos en la Rusia comunista.
Era común en las economías de los socialismos reales que se pidieran más recursos de lo que en realidad se necesitaban. La lógica era pedir todo lo que se podía y no todo lo que se necesitaba, siendo la misión era cumplir con los objetivos de la dictadura, sin importar si se despilfarraban recursos en el proceso. Tener recursos e incluso gente altamente capacitada no basta cuando se tiene un sistema económico basado en principios errados como ocurrió en la Unión Soviética o en la Venezuela de Chávez y Maduro. Como explican los economistas Daron Acemoglu y James A. Robinson, las instituciones importan y no cualquier tipo de instituciones. Las instituciones que hacen que los países prosperen son las inclusivas, con un sistema jurídico imparcial, respeto por la propiedad privada y servicios públicos que proporcionen igualdad de condiciones en los que las personas puedan realizar intercambios y firmar contratos.
Es el Estado, inexorablemente entrelazado con las instituciones económicas, el que debe garantizar un verdadero estado de derecho: división e independencia de los poderes del Estado, imperio de la ley, respeto por el derechos humanos y la legalidad de la administración y responsabilidad de las autoridades. En cambio, las instituciones extractivas representan lo contrario a las inclusivas, aunque utilicen un discurso que supuestamente apunta a mejorar las condiciones de los menos favorecidos desde un punto de vista económico. Lo que en realidad hacen estos gobiernos es invertir efectivamente en programas sociales y el resto de la riqueza la “extraen”, es decir, extraen rentas y riqueza para distribuirla para beneficiar a la elite gobernante y a aquel subgrupo que ayuda a que el gobierno pueda mantenerse en el tiempo (Fuerza Armadas).
Los regímenes comunistas cometieron todos los errores posibles: controlar precios, instaurar un régimen represivo donde reinaba más el miedo por cumplir metas que ser eficientes, asignación de recursos escasos de manera ineficiente, violación de los derechos de propiedad (entendiendo este concepto en un sentido amplio). Pero los burócratas comunistas, imbuidos de la nociva mentalidad planificacionista, creyeron realmente que podían determinar el “qué”, “cómo”, “cuánto” y “para quién” producir y fijar miles de precios, incluido los salarios. Es por ello que a los líderes comunistas les impresionaba la cantidad de bienes que se ofrecían en el capitalismo de libre mercado, ya que no cabía en sus cabezas cómo podrían fijarse tal cantidad de precios. Sólo bastó la visita a un supermercado norteamericano para que un comunista convencido se percatara de que el socialismo estaba erigido en un conjunto de falacias en materia económica.
Hasta ahora, me he referido, para entender el pensamiento económico, a los conceptos de escasez, elección, costo de oportunidad, beneficio, utilidad marginal decreciente, incentivos y la importancia del mercado y los precios. Ahora me referiré a otra escuela de economía que ha ofrecido una explicación más completa sobre la acción humana. Los adherentes a la Escuela Austriaca de Economía (EAE) realizan un análisis de la acción humana basándose principalmenteen la obra de uno de los fundadores, Ludwig von Mises, titulada “La Acción Humana. Tratado de Economía”. Fue este economista austriaco, y en contra de la opinión dominante, quien ya en la década de 1920 había señalado que el socialismo nunca podría prosperar y si logró mantenerse en el tiempo fue por la represión ejercida y por tener a los países capitalistas como un criterio de comparación de precios y poder así fijar los suyos propios (además más que socialismo fue un capitalismo de Estado). Lo más cercano al socialismo fue el “comunismo de guerra de Lenin” que resultó ser un fracaso casi sin precedentes en la historia económica. Este autor ya había entendido que el socialismo era una gran falacia que sólo tenía un atractivo sentimental ya que apelaba a los deseos más profundos de la humanidad, pero a la larga lograba hacer todo lo contrario de lo que prometía.
El economista de la Universidad de George Mason, Peter Boetkke, resume de la siguiente manera el argumento de Mises:
1-Sin propiedad privada de los medios de producción, no existirá un mercado para los medios de producción.
2-Sin un mercado de los medios de producción, no existirán precios monetarios para los medios de producción.
3-Sin precios monetarios que reflejen las escasez relativa de los bienes de capital, los responsables de tomar las decisiones económicas no podrán calcular racionalmente los usos alternativos de los bienes de capital.
4-Lo anterior se resume en los siguiente: en ausencia de propiedad privada de los medios de producción, no es posible llevar a cabo el cálculo económico de manera racional.
Sin libertad, sin propiedad privada, sin libre emprendimiento, sin un sistema de precios libre y sin un libre mercado, una sociedad está condenada a la pobreza. Mises esgrime otros argumentos contra el socialismo que involucran la propiedad privada y los incentivos, el rol economizador de los precios monetarios, el ambiente político-institucional y la cuenta de las pérididas y ganancias. Tenemos que cuando hablamos de cálculo económico, nos referimos a un juicio estimativo que realiza una persona sobre el valor que tienen los recursos económicos en un mundo caracterizado por la complejidad y el dinamismo.
En una economía donde los medios de producción son propiedad del Estado, en donde no existe el mercado, en donde la propiedad ha sido abolida, en donde la función empresarial ha sido eliminada y en donde las decisiones son tomadas por un grupo de burócratas, el cálculo económico es imposible. No importa cuantos burócratas estén a cargo o si disponen de los ordenadores más modernos que uno pueda imaginar, tal sociedad está condenada a marchitarse. Un economía sin mercado es un mundo de ciegos, ya que los preciso dejan de cumplir su función de señales que proporcionan información a los agentes económicos (productores y consumidores). La asignación de recursos escasos con usos alternativos no es posible sin el sistema de precios y lo que hace el socialismo es destruir tal sistema al abolir o distorsionar el mercado.
Para los economistas pertenecientes a la EAE la economía debe ser entendida, en un sentido amplio, como el estudio de la acción humana (o praxeología) y los procesos de interacción social. En un sentido más restringido del término, la economía vendría a ser la ciencia social que estudia la asignación de recursos escasos entre usos alternativos para satisfacer necesidades humanas ilimitadas.
La acción humana implica un intento deliberado de pasar de una situación menos satisfactoria a una más satisfactoria, en otras palabras, el sujeto actúa porque se encuentra insatisfecho y, por lo tanto, busca mejorar su situación. A la hora de actuar, el sujeto busca un fin, que es el deseo que busca satisfacer y para alcanzar ese fin el sujeto hace uso de medios que son escasos, y que incluso ni siquiera están dados. Puede escoger entre distintos medios o buscar nuevas combinaciones entre estos. Si el sujeto logra alcanzar ese fin entonces habrá obtenido una “ganancia” en un sentido psíquico. Esta es una ganancia en relación a su situación anterior, por lo que la ganancia es la diferencia entre la nueva situación alcanzada y la situación abandonada.
Dentro de los medios de los que se vale el sujeto para alcanzar el fin determinado, intentará siempre elegir aquellos medios que le permitan alcanzar el fin de la manera menos costosa posible. Otro aspecto importante es que la acción humana transcurre en el tiempo entendido subjetivamente. De relevancia es también que el sujeto siempre preferirá consumir en el presente que en el futuro, en otras palabras, ceteris paribus, el actor prefiere satisfacer sus necesidades o lograr sus objetivos cuanto antes. A igualdad de circunstancias, los bienes presentes siempre se prefieren a los bienes futuros, por lo que para incentivar a una persona a postergar su consumo (ahorrar) debe ser entonces compensado con un pago futuro (interés).
Cuando se habla de una preferencia temporal muy alta significa que el sujeto valora más los bienes presentes en relación a los futuros, lo que implicará un alto tipo de interés para incentivar al sujeto a postergar su consumo presente (la EAE considera el interés como un fenómeno de la acción humana, no monetario)Tenemos entonces que, por medio de la praxeología o teoría de la acción humana de Mises, se pueden entender los principales conceptos en economía: acción, elección, costo de oportunidad, fines, medios, valoración subjetiva, ganancia, pérdida, utilidad marginal, preferencia temporal.
Fin de la lección.