2/6- Sexo…Género…¿de qué estamos hablando?

2/6- Sexo…Género…¿de qué estamos hablando?

Otras confusiones en torno al tema del sexo y el género es el uso de los conceptos de transgénero y transexual como sinónimos. Pero sabiendo que el sexo hace referencia a lo biológico, entonces podríamos concluir que un transexual es aquel que ha ido más allá (trans) de su sexo biológico, en el sentido de que se ha realizado modificaciones por medio de intervención médica de su cuerpo (aunque tales modificaciones no alteran en estricto rigor el sexo de la persona, puesto que seguirá produciendo óvulos o espermatozoides según sea el caso). Ahora bien, si uno consulta múltiples páginas en la web, el tema es más complejo puesto que no existe una explicación precisa y clara en lo que respecta a la diferencia entre transgenerismo y transexualidad.

Tanto en inglés como en español se puede leer (por ejemplo, en healthline.com o medicalnewstoday.com) que el transgenerismo es un “término paraguas” que incluye otros términos incluido el de transexual (que sería un término más concreto), o que el transgenerismo puede significar distintas cosas para diferentes personas. Pero al menos, por ahora, podemos decir que ambos comparten una idea medular y es que no se sienten identificados con el sexo con el cual nacieron.

Continuando con el tema de uso impreciso del término “género”, tenemos a aquellas personas que piden a sus interlocutores no “asumir su género”, es decir, si usted ve a una mujer no puede referirse a ella como “ella”. De acuerdo con lo anterior, uno puede ver en algunas cuentas de redes sociales que muchas personas escriben junto a su nombre “he/him” o “she/her”. En este caso, es claro que el concepto de género tiene un significado distinto al que hemos mencionado, vale decir, no se refiere a los roles y condicionamientos a los cuales hombres y mujeres han sido expuestos a lo largo de siglos. En este caso pareciera que la palabra género se fusiona con la de sexo (pero neutro), puesto que no estaría permitido, a priori, referirse como “ella” a una mujer o “él” en el caso de un hombre. Lo mismo sucede con el caso de quienes se autoproclaman como “género fluido”, ¿en qué sentido utilizan la palabra género” estas personas?

Por su parte, en un documento de ONU mujeres titulado “Profundicemos en términos de género”, podemos leer que el género se refiere “a los roles, comportamientos, actividades, y atributos que una sociedad determinada en una época determinada considera apropiados para hombres y mujeres”. Más adelante añade que el género determina qué se espera, qué se permite y qué se valora en una mujer o en un hombre en un contexto determinado. Tal definición es congruente con la mencionamos en un comienzo, pero luego comienzan algunas imprecisiones en el uso de los conceptos. Por ejemplo en el mismo documento se hace uso del concepto de “derechos sexuales” para hacer referencia a derechos como no ser coaccionado, discriminado, derecho a acceder a servicios de salud en materia sexual, etc. La pregunta es, ¿por qué no se denominan derechos de “género”?

Avanzando en el mismo documente se utiliza el concepto de “igualdad de género” para referirse a la igualdad de “las mujeres y los hombres y de las niñas y los niños”. Esto nos lleva a preguntarnos ¿por qué no se denomina “igualdad de sexos”? ¿En qué sentido se habla de igualdad de sexo por un lado e igualdad de género por el otro? ¿Son sinónimos? Más adelante se nos explica que la discriminación por razones de “género” se define como una discriminación y restricción basada en el “sexo” y es de carácter unidireccional: desde el hombre a la mujer. Esto nos lleva a preguntarnos por qué no se denomina simplemente “discriminación por razones de sexo” y por qué solo es de carácter unidireccional y solo entre parejas heterosexuales?

En el “Glosario de la diversidad sexual, de género y características sexuales” (2016)  del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación de México, el concepto de sexo se refiere a los cuerpos sexuados de las personas o  características biológicas  a partir de las cuales son clasificados como macho y hembra. Hasta aquí todo claro, pero después el glosario continúa con otro concepto que es el de “sexo al nacer”, en donde podemos leer que es una “construcción sociocultural mediante la cual se les asigna a las personas un sexo al nacer —denominándolas hombre o mujer—, con base en la percepción que otras personas tienen sobre sus genitales”.

El hecho es que aquí leemos que el sexo es asignado y, más adelante, cuando se aborda el concepto de “transgenerismo”, también señala que el “género es asignado”. Para ser más claros, en el glosario leemos que el transgenerismo es una vivencia de inconformidad “entre su identidad de género y el género y/o el sexo que socialmente le han sido asignados al nacer”. Así tanto el sexo como el género son asignados, una afirmación difícil de entender por la sencilla razón de que no tiene sentido.

En lo que respecta al concepto de género, este hace referencia a los atributos que han sido asignados, tanto a  hombres como a  mujeres, desde una dimensión social, histórica, cultural, económica, política y geográfica, y que han configurado lo que entendemos por “masculino” y “femenino”. Esto concuerda con lo que planteamos sobre el género al comienzo de este artículo. Donde es menos claro este glosario es su entrada sobre el concepto de “diversidad de género” a la cual también denominan como “diversidad sexogenérica”.

Este concepto alude a “todas las posibilidades que tienen las personas de asumir, expresar y vivir su sexualidad, así como de asumir expresiones, preferencias u orientaciones e identidades sexuales”. Lo que no queda claro es por qué no se puede hablar simplemente de diversidad sexual o de orientación sexual, en donde incluiríamos a aquellos grupos que el glosario menciona tales como bisexuales, asexuales, heterosexuales y homosexuales. Para ser más concretos, tenemos personas que son abiertamente transexuales u homosexuales, de manera que están ejerciendo su derecho a la diversidad sexual, pero no queda muy claro en qué consistiría su derecho a la diversidad de género que iría aparejada a esta diversidad sexual.

Más confuso resulta  la afirmación – leída literalmente – de que esta diversidad parte del “reconocimiento de que todos los cuerpos, todas las sensaciones y todos los deseos tienen derecho a existir y manifestarse, sin más límites que el respeto a los derechos de las otras personas”.  Podríamos preguntarnos ¿cuál sería ese límite que actúa como muro contenedor a ese derecho a que mis sensaciones y mis deseos puedan existir y manifestarse?

Esta breve introducción nos muestra el por qué no es fútil abordar este tema. Sumado a esto, es importante demandar claridad en el uso de conceptos puesto que – y como ya he afirmado en otros artículos – solo sabremos que es “A” si este está bien delimitado, es claro, no contradictorio y sabemos diferenciarlo de todo aquellos que “no es A”. Por ende, lo que se busca aquí es clarificar y entender los temas vinculados al sexo y el género, pero también criticar cuando se haga necesario, ahí donde vemos que prevalece un lenguaje ambiguo y oscuro.

Lo que presenciamos es una mutación del concepto de género que ha pasado de ser un concepto que aludía al sexo social o a los roles que tanto hombre como mujeres han adoptado a lo largo de los siglos, para pasar a ser – como señala Bérénice Levet –, el nombre de una identidad sexual sin sexo. Por su parte, Elisabeth Roudinesco advierte un cierto puritanismo en este deseo de sepultar el sexo en nombre del género:

“Da la impresión de que, una vez más, lo sexual, la sexualidad, lo sexuado, en una palabra, todo lo que tiene que ver con el sexo se proscribe e nombre de un puritanismo que ya no quiere oír hablar de sexualidad, so pretexto de que la palabra remitiría a una escandalosa biología de la dominación masculina, cosa que no es cierta”.

Volviendo a Bérénice Levet, esta señala que la nueva ideología pretende convertir la dualidad sexual en “pura ficción diseñadas por las sociedades patriarcales a fin de subyugar a las mujeres y a las minorías sexuales”. El problema es que esta “ideología de género” se vuelve en contra del mismo feminismo, puesto que pretende deshacer el género y el sexo.