4/13-Rusia: de la Revolución de Febrero de 1917 a la dictadura de Octubre. El camino hacia Febrero de 1917. (por Jan Doxrud)

4/13- Rusia: de la Revolución de Febrero de 1917 a la dictadura de Octubre

 

El camino hacia Febrero de 1917

Antes de entrar a los sucesos acontecidos en Petrogrado conviene referirnos brevemente al contexto histórico. El Imperio ruso se encontraba inmerso en la Primera Guerra Mundial (1914-1918) en una alianza con Francia e Inglaterra en contra de los llamados imperios centrales – Austria-Hungría de Francisco José de Habsburgo y el Segundo Reich de Guillermo II de la dinastía Hohenzollern, y contra el Imperio Turco. En un comienzo hubo un sentimiento solidario “paneslavista” en favor de ayudar a Serbia en contra la agresión de Austria. 

Como explica  Marin Gilbert  en su historia sobre la Primera Guerra Mundial, la Rusia de Nicolás II no carecía de ambiciones propias, sobre todo en lo que respecta a la zona de los Balcanes. Rusia se erigió como la defensora de los pueblos eslavos y, por ende, también defensora de aquellos eslavos sometidos bajo imperios foráneos como era el caso de los ucranianos, rutenos y polacos. Así, el ultimátum enviado por Austria a Serbia (culpada por el asesinato del heredero al trono Francisco Fernando constituía una amenaza geoestratégica hacia los intereses rusos, ya que una potencial agresión del imperio austro-húngaro podía significar el fin de la independencia de Serbia.

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Pero con el transcurso de la guerra la situación socioeconómica comenzó a golpear a los dominios de la dinastía Romanov (1613-1917).  Como explica el historiador francés,  Nicolas Werth, el gobierno zarista contaba con que la guerra sería corta, pero esta terminó por extenderse desde 1914 a 1918 lo cual se hizo sentir negativamente hacia el año 1915. Explica Werth que la pérdida de territorios occidentales invadidos por sus enemigos privó a los rusos de la producción de la industria polaca que eran una de las más desarrolladas. Añade que en 1915 el sistema de transportes cayó en una desorganización debido a la carencia de piezas de recambio y la reconversión de las fabricas para las necesidades bélicas termino por destrozar el mercado interior. Lo anterior se tradujo en que la retaguardia careciera de productos manufacturados, y que el país se viera afectado por la escasez y la inflación. 

Continúa explicando Werth que en las zonas rurales la situación se degradó rápidamente con la detención brutal del crédito agrícola, la movilización masiva de hombres al ejército (quienes trabajaban las tierras)y las requisas de ganado y de trigo. A esto hay que sumar otro hecho grave como la gradual descomposición del Ejército. 

Propaganda rusa durante la guerra.

Propaganda rusa durante la guerra.

Con el tiempo comenzarían las insubordinaciones y deserciones, principalmente por parte de los indisciplinados reservistas que, más que soldados, eran “soldados-campesinos”, los cuales tuvieron un rol crucial en la insurrección febrero de 1917. Martin Gilbert  señala que ya hacia finales de 1915 existía un descontento entre las filas del ejército y, a finales de septiembre, un grupo de 500 reservistas atacaron a la policía en una estación de ferrocarril en Petrogrado como protesta por la suspensión del Parlamento (Duma). A esti añade Gilbert:

“Otras protestas se produjeron mucho más lejos de las líneas, en Rostov del Don y Astrakhan y, cinco días después, dos mil quinientos soldados convalecientes provocaron disturbios en Orsha. Hasta los heridos se manifestaban contra la guerra, a la cual, una vez curados, los hacían regresar”.

El mismo autor cita las palabras de la británica,  Florence Farmborough (1887 - 1978), una enfermera (profesora y fotógrafa) que acompañaba al ejército ruso. En la aldea de Chertovichi, en Bielorusia, Farmborough escribió las siguientes palabras a finales de septiembre de 1915:

Las noticias que nos llegaron de Rusia no eran nada buenas; un viento malo nos trajo rumores de disturbios internos. Decían que empezaba a escasear el pan; en algunos sitios, el hambre ya amenazaba con apoderarse de las masas. Los miles de refugiados que entraban en tropel en ciudades y pueblos venían seguidos de pestilencia y delincuencia”.

Florence Farmborough

Florence Farmborough

Werth incluso llega a señalar que para el año 1915 el zarismo ya no controlaba la situación del país. Peor aún, el zar Nicolás II – desconectado de la realidad nacional – optó por medidas represivas, aferrándose así, como afirma Werth, a  la “utopía monárquico - populista padrecito-zar-comandante del ejército de su buen pueblo campesino”. Pero la situación económica, logística y militar era cada vez más insostenible. Martin Gilbert explica que las cifras de soldados rusos que habían caído prisioneros en los 12 meses del conflicto ascendía a 1.740.000 (recordar ese duro golpe que fue la victoria alemana en Tannenberg en 1914)

En Helsinki, los marinos rusos del acorazado “Gangut” y el crucero “Rurik” protestaban por la mala alimentación y el mal trato recibido por parte de los oficiales. Las insubordinaciones pronto darían un paso más allá para transformarse en motines que llevarían incluso al linchamiento de oficiales. De acuerdo a la opinión de  León Trotsky, la revolución de Febrero no creó el divorcio entre los soldados y los oficiales sino que, más bien, no hizo más que exteriorizarlo. Añadía el mismo autor que “en la conciencia de los soldados, la sublevación contra la monarquía era, ante todo y sobre todo, la sublevación contra el mando”. 

A partir de 1916 en el frente oriental, se dieron muestras de fraternidad entre enemigos, específicamente de rusos con alemanes y austriacos https://russiainphoto.ru/search/years-1917-1999/?query=

A partir de 1916 en el frente oriental, se dieron muestras de fraternidad entre enemigos, específicamente de rusos con alemanes y austriacos https://russiainphoto.ru/search/years-1917-1999/?query=

Regimiento Dukhovshchinsky (1916)

Regimiento Dukhovshchinsky (1916)

Otro problema fue el  financiamiento  ruso para continuar en la guerra. De acuerdo a Gilbert el ministro de finanzas ruso, Peter Bark viajó a Francia con el objetivo de ampliar los créditos financieros para reforzar la capacidad bélica rusa. Si bien Bark consiguó una cantidad significativa de libras esterlinas, el Presidente Poincaré no cedió ante las demandas excesivas que tenía en mente el ministro ruso.  Hacia el primer año de guerra, Rusia debía alrededor de 757 millones de libras esterlinas a Gran Bretaña y 27 millones a los Estados Unidos. Con estos nuevos recursos, Rusia pudo importar material bélico, pero surgió otro problema que guardaba relación con la logística y el traslado de esos bienes bélicos. 

Por ejemplo, Gilbert explica que muchos de esos bienes llegaban al remoto puerto del norte de Archangelsk, el cual tenía que ser transportado a Petrogrado y, desde ahí, al frente de combate. Resultó ser que este proceso de aprovisionamiento no fue muy expedito. El problema radicaba, en parte, en que el sistema de transporte contaba con un número limitado de vagones que podían salir desde el puerto, de manera que los productos se iban acumulando en Archangelsk. Gilbert cita las palabras del coronel un coronel (Knox) que se encontraba en aquel puerto:

“una enorme acumulación  de productos en el puerto: cobre, plomo y aluminio, caucho y carbón, y nada menos que setecientos automóviles embaladosados en cajas de madera. Gran parte de ese material estaba al aire libre”. 

El historiador británico,  Hew Strachan,  explica en su historia sobre la Primera Guerra Mundial que, como consecuencia del reclutamiento, muchas mujeres, niños e incluso prisioneros de guerra tuvieron que suplir la mano de obra cualificada masculina en las industrias, lo cual trajo una merma en la producción. Esto no solamente sucedió en la industria metalúrgica y química, sino que también en aquellas relacionadas con el procesamiento de alimentos. Lo anterior tuvo como consecuencia que la comida no llegase en cantidades suficientes a Petrogrado. Sumado a esto, Strachan explica que los campesinos desaparecieron del mercado producto de la inflación y la perdida de poder adquisitivo de la moneda. 

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Lo que hacían los campesinos era acaparar su alimentos y aquellos que vendían iba, prioritariamente, destinado al ejército. A esto se suma la frágil red ferroviaria que “crujía ante las demandas de provisiones para las tropas del frente”.  Señala Strachan que, de acuerdo al consejo especial de suministros   de alimentos de Petrogrado, se necesitaban para el año 1915, 12.150 vagones de carga al mes y esta cifra aumento para el año 1916. Una de las causas de los problemas en el transporte, apunta el mismo historiador, fue la falta de combustible. Sucedía que las locomotoras eran alimentadas con madera o turba (combustible fósil), lo que reducía su capacidad de carga. En cuanto al carbón, su producción no aumentó lo suficiente para satisfacer la demanda debido a la escasez de mano de obra y a la disminución del rendimiento por trabajador. A esto añade Strachan;

“El traslado del carbón por ferrocarril desde la cuenca del Donets y los Urales hasta las fábricas ubicadas en el noroeste mermaba todavía más los que quedaba disponible para el usuario final. Los altos hornos estaban parados por la falta de fuel. En diciembre de 1916 muchas industrias de guerra tuvieron que detener su producción durante una semana o más, y los obreros, sin nada que hacer, regresaron por las gélidas calles sin luz a las chabolas que no podían calentar”.

Regimiento Dukhovshchinsky (1915)

Regimiento Dukhovshchinsky (1915)

Siguiendo con el mismo autor, éste cita las palabras de una agente de la policía  secreta (Ojrana) quien, en 1917 afirmaba que los niños se morían de hambre en el sentido más literal de la palabra. Añadía el mismo agente que, de producirse una revolución, esta sería espontánea, es decir, una revuelta por el hambre.

Richard Pipes  destaca el invierno particularmente de los años 1916-1917. En los tres primeros meses la temperatura promedio en Petrogrado fue de -12,1º en comparación con los -4,4º del año anterior en la misma época. Debido al frío las locomotoras no lograban funcionar bien y tenían que detenerse por horas para generar suficiente vapor. Pipes destaca también las malas condiciones del transporte, mal mantenido, desgastado y sin los repuestos necesarios para poder optimizar su funcionamiento. No está demás señalar la repercusión que tuvo esto en la paralización de los suministros lo cual agravó la situación alimentaria, sumado a que muchas panaderías se vieron imposibilitadas de operar debido a la falta de combustible. En suma, comenta Pipes sobre la situación:

“Durante el invierno de 1916-1917, 60.000 vagones cargados con alimentos, forraje y combustible no pudieron moverse a causa de la nieve; representaban alrededor de una octava parte de todos los vagones de mercancías disponibles”. 

Fin parte 4 de 13