2/4-Introducción al Anarcocapitalismo (por Jan Doxrud)

2) Introducción al Anarcocapitalismo (por Jan Doxrud)

Entremos en materia. El anarcocapitalismo básicamente se fundamenta en una serie de ideas que se pueden resumir como sigue:

1-  El Estado es un mal innecesario y debe ser abolido. El Estado de Bienestar es, por ende, una contradicción de términos y siempre es, a la larga el “bienestar del Estado” y degenera en una forma de esclavitud (clientelismo) de la ciudadanía. El Estado es un aparato coactivo que no opera bajo la lógica voluntaria y solidaria, lo que significa que todo lo que obtiene de los ciudadanos lo hace de manera coercitiva. Es por ello que el liberal francés, Frédéric Bastiat (1801-1850), señaló que el Estado era “esa gran ficción a través de la cual todo el mundo trata de vivir a expensas de todo el mundo”. Como escribió Alfred Jay Nock, el testimonio positivo de la historia es que el Estado “tiene su origen indiscutible en la conquista y la confiscación”, y no existe una excepción a esta planteamiento”.

2- El Estado es ilegal, nadie lo ha aprobado en ningún momento de la historia. El “Contrato Social”, bajo el que se justificaría la existencia del Estado, es una mera ficción histórica, de manera que no es ni contrato ni es social, siendo una mera construcción teórica que pretende legitimar la existencia del Estado.

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3- El Estado no es un “mal necesario” y, por lo demás, si el ser humano es malo, entonces el Estado es un peligro, ya que está también compuesto por seres humanos (que persiguen sus propios intereses)que tienen a su cargo los siguientes monopolios:

a)     Emisión de moneda.

b)     Poder coercitivo (policía, militar)

c)      Tribunales de justicia.

d)     Control de los océanos (millas marítimas correspondientes).

4- El Estado y la clase política son parásitos, ya que no crean riqueza sino que la confiscan y reparten, y sus sueldos los pagan los contribuyentes (impuestos) quienes son los que realmente trabajan productivamente. Es por ello que libertarios y anarcocapitalistas no siguen el pseudo análisis de clase marxista. Así, se considera que la clase explotadora es la clase política (y aquellos empresarios prebendarios que obtienen privilegios y beneficios del aparato estatal). Los políticos no son necesarios, son una carga para la comunidad y cualquier contribución se basa en la tradición y en la costumbre. La clase productiva es la que sostiene en pie a los países y ese fue uno de los puntos que estableció Ayn Rand en su novela “la rebelión de Atlas”. 

5-De acuerdo a lo anterior, las ideologías más perniciosas son aquellas que promueven el colectivismo y el estatismo. Tal ideología no se refiere únicamente a los socialismos reales (marxismo-leninismo) sino que también a otras formas de colectivismo como el nacionalismo extremo y los estatismos de derecha, conservadores o pertenecientes a la tercera vía (caso del fascismo)

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De acuerdo a lo anterior, (y como he insistido en otros artículos), en la actualidad no existe ningún tipo de “neoliberalismo”, “ultraliberalismo”, “capitalismo salvaje” o “fundamentalismo de mercado”, puesto que ni siquiera existe el liberalismo como tal. Tras el final de la Guerra Fría no triunfó ningún liberalismo, sino que las economías mixtas, la socialdemocracia y el capitalismo de compadrazgo ( crony capitalism). Como señala Pascal Salin, tras el final de la Guerra Fría los totalitarismos no fallecieron, aun cuando esto ya no cuenten con la coartada marxista de la lucha de clases y del proletario como agente redentor de la humanidad. En cuanto al Estado, este no ha dejado de expandir su tamaño y su gasto como proporción del PIB. Sumado a esto, han emergido nuevas burocracias que hacen palidecer a la misma URSS, como es el caso de la Unión Europea, la OMS, el FMI o el Banco Mundial

Vivimos en países donde los ciudadanos son objeto de confiscaciones por medio de numerosos impuestos, así como también por medio de la inflación que, ilegalmente, arrebata el poder adquisitivo de la moneda. Así, ese monopolio que es el Banco Central a estafado a sus ciudadanos – por ejemplo Zimbabue, Argentina o Venezuela – al proporcionarles a sus ciudadanos un bien de mala calidad, en este caso, su propia moneda.Es por ello que en países con inflación e hiperinflación, los ciudadanos se refugian en otros activos de valor.

Tenemos también que en la mayor parte de los países la educación no es independiente del Estado, puesto que esta institución ya no solo interviene en planes de estudio – en el “qué” y “cómo” estudiar – sino que incluso dictamina que habilidades y actitudes que deben promoverse. Es por ello que un liberal francés como Bastiat afirmó acertadamente lo siguiente:

“El Estado no debe enseñar, sino que debe permitir enseñar. Todos los monopolios son detestables, pero el peor de todos es el monopolio de la educación”.

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Por último, las personas ni siquiera son dueños de sus hogares, puesto que son eternos arrendatarios de estos mismos, ya que, como sucede en el caso chileno, se deben pagar contribuciones si uno quiere seguir viviendo en un lugar por el cual pagó. Muchas personas, especialmente los jubilados, se ven perjudicados por esta situación, puesto que sus ingresos disminuyen, pero la carga impositiva se mantiene o se aliviana de manera poco significativa . Ni siquiera los actuales sistemas de pensiones se deja a la libre voluntad de los ciudadanos puesto que estos son obligados a cotizar ya sea en un sistema estatal e incluso en uno privado. Por ende, la retórica que nos presenta un mundo sometido al “ultraliberalismo” es uno que no tiene correlato empírico…una mera ficción mental. 

De acuerdo al anarcocapitalismo, habría que deshacerse de, al menos, 6 mitos fuertemente arraigados:

1-Deshacerse de la teoría Hobbesiana del origen y fundamento del Estado, en virtud de la cual el Estado es la única autoridad que puede disponer de poder para que el ser humano no viva en un estado de caos o anarquía.

2-Deshacerse de la idea de que la sociedad y el Estado son una y misma cosa. Esto es una falacia puesto que el Estado es algo distinto de la sociedad. Es más, la sociedad necesita protegerse contra el poder del Estado por medio de una Constitución. Solo los totalitarismos conciben al Estado como una entidad todo poderosa que debe abarcar, controlar y vigilar la sociedad en su totalidad.

3-La verdadera clase explotadora  es aquella que no crea riqueza, la que confisca o expropia la riqueza de los grupos productivas. Esta clase explotadora está representada por los funcionarios públicos y, particularmente, los políticos que son meros arrendatarios de un poder del cual intentan obtener el máximo rendimiento y con un horizonte temporal cortoplacista en virtud del cual privilegian los resultados inmediatos a expensas de las consecuencias a largo plazo.

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4-La  actual forma de organización no es la única alternativa, de manera que hay que pensar en nuevas formas de organización siempre respetando la libertad, el libre mercado, el libre emprendimiento, y el derecho de los individuos. Pero quizás el condicionamiento más arraigado que hay que superar es aquel que nos impide imaginar un mundo sin Estado y que las funciones que este cumple pueden ser sustituidas por la iniciativa privada.

5-Se debe desacralizar la democracia actual. Esta es solo uno de los componentes de los actuales sistemas republicanos representativos, de manera que no es el “todo”. La democracia ha sido transformada en una nueva religión cuyo objeto de culto es ahora – utilizando el lenguaje colectivista de moda – el “pueblo”, un concepto vacío que cada persona lo construye a su imagen y semejanza. La democracia no escapa al elitismo, a la concentración del poder en manos de unos pocos y al autoritarismo. La democracia es un mero procedimiento para tomar decisiones colectivas y el resultado de tal procedimiento puede ser de lo más variado (no confundir democracia con el programa de un gobierno específico).

La democracia es así un medio o una herramienta que puede ser utilizada en distintas instancias, es decir, se puede aplicar en una sala de clases (para decidir la fecha de un examen), a nivel comunal o en una elección presidencial en donde predomina la regla de la mayoría. Incluso existen distintas formas de democracia, desde la más liberales, hasta aquellas centralizadas y menos liberales, como la existente en Cuba, China e incluso el Vaticano donde solo unos pocos participan en las elecciones. 

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Sumado a esto, tenemos que la democracia es fácilmente manipulable. En algunos países el fraude durante las elecciones es parte del sistema. Por lo demás la democracia está subordinada a las reglas del marketing y la demagogia, la que incluso puede instaurar tiranos en el poder. La democracia no garantiza el respeto de la libertad ni la propiedad privada, puesto que democracia no es lo mismo que libertad, incluso son contrarios (la libertad es, por lo demás, anterior a la democracia).

Autores como Kelsen, Hayek o, más reciente, Pascal Salin han denunciado esta deificación de la democracia, lo cual solo deja en evidencia la ignorancia que existe sobre el significado de este concepto. Salin nos habla del “absolutismo democrático” consistente en la creencia de que la organización de cualquier proyecto humano debe ser de carácter “democrático”, desde el gobierno, pasando por la gestión de universidades y empresa. Pero la democracia como método debe ser aplicado en ciertos ámbitos, puesto que los seres humanos no somos seres omniscientes y no contamos con los conocimientos suficientes para decidir sobre ciertas materias.

6-Individualismo:  lo único que existe, que decide, delibera, tienes derechos y deberes es el individuo. El individualismo no debe ser confundido ni caricaturizado como egoísmo o como una concepción atomista de la sociedad. En relación con lo primero, el egoísmo o, mejor dicho el “amor propio”, no es un mal, puesto que todos los individuos buscan su propio beneficio y eso, en sí mismo, no es un mal (es parte de la naturaleza humana). Pero también tenemos que el ser humano no es puro egoísmo, puesto que nos preocupamos de nuestros cercanos y así el círculo moral se va expandiendo. En este sentido Ayn Rand tenía razón cuando denunciaba la sobrevaloración del altruismo, como un valor superior al interés propio, reduciendo el asunto a un choque entre el “noble” altruismo y el “condenable” interés propio. Pero resulta que la  sociedad es una combinación de cooperación y competencia, y eso lo que constituye uno de los motores del progreso. Una sociedad de solo seres egoístas o solo seres altruistas no prosperará.

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En relación con lo segundo, el atomismo, el anarcocapitalismo  no defiende la idea de que el ser humano es un ente aislado,  todo lo contrario, la sociedad es un todo interconectado en donde todos dependemos de los demás, ya sea en nuestra relaciones familiares, de amistad o las relaciones económicas. Por último, el individualismo se opone al colectivismo asfixiante y a las nuevas modas de la “política de identidad” (identity politics) en donde el individuo es forzado a pertenecer a un colectivo (de clase, género o étnico) y a definirse rígidamente en virtud de ese colectivo. Pero sucede que el individuo no debe caer preso de este nuevo grillete identitario y debe rechazar todos aquellos rótulos que lo obligan a tener que adoptar determinadas posturas ideológicas. 

Es por ello que Ayn Rand, por ejemplo, rechazaba el racismo en todas sus versiones y lo catalogaba como la “forma más baja y groseramente primitiva de colectivismo”.  Así, Ayn Rand rechazaba desde el Ku Klux Klan y, de haber estado viva, hubiese hecho lo mismo con el movimiento “Black Lives Matter”. Esta misma postura la llevó a rechazar el colectivismo de género, es este caso, el  feminismo  y sus reivindicaciones, no en base a un mérito propio, sino que demandándoselo al Estado. Pascal Salin explica que la gran división existente no es entre izquierda y derecha, sino que entre individualismo y colectivismo, que van de la mano con solo dos visiones posibles: la liberal y la constructivista.

Lecturas complementarias

Bakunin, el anarquismo y el Estado (por Jan Doxrud)

(III) La Escuela Austriaca de Economía: El Capitalismo (por Jan Doxrud)

(I) Robert Nozick: Anarquía, Estado y Utopía (por Jan Doxrud)

II) Robert Nozick, Anarquía, Estado y Utopía: mano invisible y el surgimiento de agencias de protección (por Jan Doxrud)

III-Robert Nozick, Anarquía, Estado y Utopía, Estado y justicia distributiva (por Jan Doxrud)

IV-Robert Nozick, Anarquía, Estado y Utopía: Explotación y Envidia (por Jan Doxrud)