8/13- Cuba: de la revolución a la dictadura (por Jan Doxrud)

8) Cuba: de la revolución a la dictadura (por Jan Doxrud)

Como es sabido y documentado,  Castro no solamente no se presentó como un marxista-leninista, sino que públicamente lo rechazó. Por ende, en ese entonces, si bien se sabía que Raúl y Ernesto Guevara eran comunistas, no estaba para anda claro que rumbo tomaría la revolución en Cuba. En un comienzo la revolución era justicia social, reforma agraria y otros cuantos más deseos bien intencionados. Como afirma Thomas, sin duda Castro era una persona ambiciosa, un revolucionario y nacionalista para aquel entonces. No era un marxista y menos aún estaba afiliado a algún partido, lo cual hubiese sido complejo dada la personalidad de Castro. En palabras de Thomas:

“En realidad, tenía una ambición demasiado grande, un temperamento demasiado quijotesco como para poder someterse a la disciplina y a la autoridad superior que el comunismo considera necesarias (…)”.

Más adelante añade el mismo autor:

“Antes de 1959, Castro no tenía ninguna ideología, aún cuando quizá codiciara una secretamente. Todo era vago, aunque heroico. Él y los jefes del 26 de Julio en general tenían ciertas ideas generales de nacionalismo y reforma social, pero no había ningún programa explícito. Cuando había que definir la Revolución, provocaba divisiones como en todas las revoluciones, la visión del futuro utópico se basaba en una visión del pasado”. 

diario-la-marina-01.jpg

Como señala el mismo autor, Fidel había transmitido este mensaje ante numerosos periodistas: Herbert Matthews, Homer Bigart, Ray Brennan, Jorge Ricardo Masett, Carlos Bastidas, Manuel Camín y Carlos María Gutiérrez. Lo mismo a firmó en su viaje a Estados Unidos en 1959. De acuerdo a Castro, su revolución no era comunistas, sino que “humanista”, y no era “roja”, sino que “verde olivo”. Sobre este tema comenta Rojas: 

La afiliación a una izquierda no comunista era un enunciado fundamental de la estrategia mediática de los líderes revolucionarios y un recurso clave para las alianzas latinoamericanas de la Revolución.” 

Rafael Rojas también muestra las  discrepancias entre 2 guerrilleros: Ernesto Guevara y René Ramos Latour (1932-1958). En una carta del Guevara a ramos Latour, el argentino afirmaba que pertenecía, por su preparación ideológica, “a los que creen que la solución de los problemas está detrás de la llamada cortina de hierro (…)”.  A esto Ramos Latour respondía que lo que lo que deseaba era una América libre, que se opusiera tanto a Estados Unidos como la URSS y China. 

A esto añadía que, en cambio, los que tenían una preparación ideológica como la de Guevara, pensaban que la solución a los males consistía en liberarse del nocivo dominio yanqui, por medio del no menos nocivo dominio soviético. Así era común que dentro de la guerrilla, por ejemplo, la del Escambray pusiesen encontrar militantes de diversos grupos: Directorio Revolucionario, facciones del Partido Auténtico, del Movimiento 26 de Julio y, en menor medida, del Partido Socialista Popular.  Huber Matos también relata una conversación que tuvo con Guevara  en donde le pregunta al argentino si acaso era marxista. A esto, Guevara responde que había leído bastante a Marx y que de algún modo posible lo era. 

Fidel Castro y Huber Matos a la derecha

Fidel Castro y Huber Matos a la derecha

Añadía el argentino que no era la clase de personas que cabía dentro del Partido Comunista, puesto que su manera de pensar era diferente a de las aberraciones de sus dirigentes. Paso seguido, Matos le pregunta si su manera de pensar encajaba con el proceso revolucionario cubano ante lo cual Guevara respondió que sí, puesto que regresaría los cubanos la Constitución liberal y democrática que habían tenido y respetado. Pero Guevara va más alla´y dice a Matos que nada de lo que se establezca en Cuba se parecería a los demás sistemas totalitarios, menos aún el soviético. 

Teniendo en cuenta esto, se hace claro que el triunfo de la revolución abría otro problema que guardaba relación con la ideología, las riendas del poder y la relación con Estados Unidos. Como señalé, Manuel Urrutia tomó posesión del cargo de Presidente en el ayuntamiento de Santiago de Cuba, instaurando así el primer gobierno revolucionario  en la biblioteca de la Universidad de Oriente. Fidel Castro asumió como Comandante en Jefe de las Fuerzas de Tierra, Mar y Aire. En cuanto al gobierno militar de las provincias estas fueron asumidas por Raúl Castro (Oriente), Huber Matos (Camagüey), Calixto Morales (Las Villas), Dermitio Escalona (Pinar del Río) y William Gálvez (Matanzas).

En un comienzo el gabinete estuvo compuesto por diversas fuerzas entre los cuales estaba el Primer Ministro José Miró Cardona (Presidente del Colegio de Abogados), el Ministro de Estado Roberto Agramonte (1904-1995, miembro del Partido Ortodoxo), el Ministro de Hacienda Roberto López Fresquet (1911-1983) y el Ministerio de Bienestar Social que asumió Elena Mederos (1900-1981).

Manuel Urrutia y Fidel Castro

Manuel Urrutia y Fidel Castro

Sobre estos y otros cargos ministeriales comenta Rafael Rojas:

“El gabinete reflejaba la ideología moderada suscrita en los principales documentos programáticos de la Revolución: el Programa del Moncada (1953), La historia me absolverá (1954), los manifiestos del 26 de julio y de la Sierra, l programa nuestra Razón y el Pacto de Caracas. Una ideología nacionalista, democrática, no comunista, que aspiraba a la restauración del orden constitucional de 1940 y a la implementación de una serie de reformas económicas y sociales que reafirmarían la soberanía y la igualdad de la nación”.

Cabe señalar que todos estos ministros terminarían en el exilio como opositores de Castro. En el caso del Primer Ministro, éste sólo gobernó entre enero y febrero de 1959. Sería Fidel Castro quien asumiría el cargo y su hermano Raúl lo sustituiría en el anterior.

Ahora podemos plantear la siguiente pregunta: ¿cómo fue que este gobierno provisional, que prometía restaurar el orden constitucional de 1940 terminó por transformarse en una dictadura que tuvo como centro de adulación y de poder a la figura de Fidel Castro? Fidel supo jugar bien sus cartas a la hora de comenzar a purgar el gabinete de enemigos, así como también las asociaciones de la esfera civil (y por ende la destrucción de la sociedad civil misma). También influyó el escenario internacional y el tema de las relaciones con Estados Unidos, particularmente el asunto de las expropiaciones y las indemnizaciones correspondientes. El activista antibastistiano  Carlos Franqui (1921-2010) en el ya citado libro, explica que los principales conflictos con Estados Unidos eran 4: el fusilamiento de los criminales de guerra, el pago de indemnizaciones, el asilo concedido por Estados Unidos a los fugados batistianos y la radicalización y gradual giro de la revolución hacia la izquierda marxista.

Estados Unidos reconoció el nuevo gobierno el 7 de enero de 1959  pero los problemas comenzaron a surgir por la indemnización, es decir, si se pagaría rápidamente o con bonos a 20 años. Estados Unidos no condenaba la reforma en sí, ya que en una nota al gobierno cubano señalaba que esa medida era un derecho legalmente establecido y que constituía un paso hacia el progreso social. El problema, como señalé, giraba en torno al pago por expropiación. 

Pero la oposición en materia de reforma agraria también vino desde dentro y también por parte de quienes se veían afectados directamente. Frente a esto, Castro comenzó a dar señales de intolerancia, tildando a sus opositores de traidores. También cabe destacar algunos sucesos que tensionaron los ánimos como la rebelión del jefe de la Fuerza Aérea Revolucionaria, Pedro Díaz Lanz (1926-2008) quien finalmente partiría al exilio. Pero en julio de 1959 Díaz Lanz testificó en Estados Unidos, ante el Congreso en Washington sobre la delicada situación que se estaba viviendo en Cuba y la influencia comunista. El tema del comunismo desencantaría a varios colaboradores del régimen.

El acto de Díaz Lanz, significó que se llevase a cabo una purga en la Fuerza Aérea removiendo a los cercanos del sublevado. Otro problema surgió entre el Presidente Urrutia y Castro. Como cometa Hugh Thomas, Urrutia intentó poner una cuña entre Fidel y los comunistas. En una entrevista realizada por Conte Agüero, el Presidente afirmó que no estaba en desacuerdo con Fidel Castro puesto que era tan partidario como él de la democracia humanista.

Pedro Díaz Lanz

Pedro Díaz Lanz

A esto añadió las siguientes palabras, que constituyeron una presión sobre Fidel y su postura frente al comunismo

“Creo que los comunistas están causando un terrible perjuicio en Cuba…Los comunistas en Cuba quieren crear un segundo frente contra la Revolución cubana…un frente formado por todos los partidarios de Rusia y contrarios al mundo libre. Creo que es criminal y nocivo”.

A la larga, hubo un  quiebre entre Urrutia y Castro, y comenzó un campaña para simplemente liquidar la imagen de Urrutia. Castro, por medio de una transmisión televisiva simplemente fulminó la imagen del Presidente. Lo acusaba de corrupto, de querer fomentar el anticomunismo para provocar una agresión extranjera, de querer escaparse de Cuba y de haber eliminado el nombre de Dios de la Constitución. Así, el dilema sobre Castro y el comunismo tomaría otra forma: el anticomunismo era una forma de alianza con Estados Unidos. En adelante ser anticomunista sería penalizado. Urrutia publicaría, posteriormente, un libro con el sugerente título “Democracia falsa y falso socialismo. Precastrismo y castrismo”.

Captura de Pantalla 2020-11-03 a la(s) 18.39.26.png