13/13- Cuba: de la revolución a la dictadura (por Jan Doxrud)

13) Cuba: de la revolución a la dictadura (por Jan Doxrud)

Sumado a esto, el PCC organiza y orienta “los esfuerzos comunes hacia los altos fines de la construcción del socialismo y el avance hacia la sociedad comunista”. En el Artículo 9 se habla de que los ciudadanos debe respetar no cualquier legalidad, sino que la “legalidad socialista”. Así, la Constitución de 1976 sería, utilizando la terminología de Karl Loewenstein, una de carácter semántico, esto es, un texto en donde los detentadores del poder sólo buscan justificar y usufructuar de su gestión. Es importante tener en consideración este marco para poder comprender lo absurdo que resulta ser la democracia cubana, lo cual es un mero simulacro bien elaborado en donde la gente piensa que realmente puede elegir a alguien mediante su voto.

En cuanto a la Asamblea Nacional del Poder Popular,  esta sería más activa en la década de 1990 y 2000.  En virtud de lo anterior, Rojas explica que el nuevo sistema electoral establecía que el PCC no postularía a los candidatos, sino que serían los vecinos de los barrios los postulantes directos. Así, los habitantes podrían, mediante mano alzada, nominar a sus postulantes. 

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Sin embargo, Rojas añade que tal mecanismo democrático se veía contrarestado por las Comisiones Electorales  en los niveles municipal, provincial y nacional, y que decidían las nominaciones finales. Tales comisiones se encuentran integradas por organizaciones del Estado como la CTC, CDR, FMC y ANAP. En otras palabras, esto no es más que el viejo centralismo democrático que se aleja de la democracia liberal, basada en la libertad, la propiedad privada, multipartidismo y el Estado de Derecho. 

Sobre este sistema, comenta el historiador cubano, el resultado es la combinación del unipartidismo y el monocameralismo, sumado a la intervención y control por parte de las instituciones del Estado, es la ausencia de oposición dentro del  legislativo y elección indirecta de la jefatura del Estado cubano.A esto añade:

“De acuerdo con ese sistema electoral, Fidel Castro fue reelegido como presidente de los consejos de Estado y de Ministros, cargos a lo que sumaba a los de primer secretario del Partido Comunsita y Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, por abrumadora mayoría, durante 30 años consecutivos”.

Detengámosnos un momento en el tema de las elecciones. Para ello me referiré al interesante paper “Así se vota en Cuba” del cientista político y director de la ONG Transparencia Electoral de América Latina: Leandro Quierido. En Cuba se vota pero no se elige, no existe un verdadero parlamento y el PCC es un fósil que carece de debate interno. El partido se encuentra dominado por la figura de Fidel, y ahora por Raúl Castro y otros veteranos como Ramiro Valdés. Si el criterio para señalar si un país es o no democrático es el voto, entonces prácticamente todos los países serían democráticos, incluido Corea del Norte. 

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Como explica Leandro Querido, en Cuba no existen elecciones competitivas, propias de las democracias liberales . En su lugar existen elecciones no competitivas  que son propias de los regímenes totalitarios. Recordemos que Cuba, de acuerdo a lo establecido por la Constitución,  es un Estado socialista de manera que cualquier competencia o cualquier disenso no pueden traspasar los límites de la ideología. Si hay elecciones, serán dentro del único “menú” ideológico que ofrece el régimen: socialismo. Como comenta el cientista político argentino:

“Esto ya es un elemento que atenta contra uno de los principios fundamentales de la democracia, como es la pluralidad política, ya que, según esta disposición constitucional, para poder aspirar y obtener un cargo electivo del poder público cubano es conditio sine qua non reconocer que Cuba es “un régimen democrático socialista. 

A esto añade el mismo autor:

“El apellido socialista implica que todos los que aspiran a los cargos electivos a “los órganos representativos del poder del Estado” deben profesar el socialismo, y si son independientes están obligados a actuar conforme a esta norma”. 

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En el caso cubano las elecciones son solamente un instrumento del ejercicio del poder y no un criterio de legitimación. Esto es algo bastante lógico puesto que en un totalitarismo ya no se requiere de legitimación, ya que el Partido y la ideología oficial son en sí mismas legítimas, es desde ahí donde emana la legitimidad. Es por ello que tampoco se requiere de competencia, puesto que la verdad se encuentra contenida en la ideología oficial de manera que ¿para qué queremos más alternativas? 

Sumado a esto, tenemos que un cubano, para aspirar a un cargo de elección popular no le basta solamente lo dispuesto en la Constitución, puesto que en la Ley Electoral existen algunos filtros bastante exigentes. Así, es la Comisión de Candidaturas, la que examina este asunto y se encuentra integrada por  representantes de las principales organizaciones de masas y sociales, todas afines a la dictadura: 

1-Central de Trabajadores de Cuba (CTC)

2-Comités de Defensa de la Revolución (CDR)

3-Federación de Mujeres Cubanas (FMC)

4-Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP)

5-Federación Estudiantil Universitaria (FEU)

6-Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media (FEEM). 

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Pero para algunos cargos el proceso de elección implica pasar por Asambleas de Nominación, en donde son nominados lo pre-canidatos, los cuales se someten a una votación pública ( violando el voto secreto) a mano alzada en asambleas de barrio realizadas, dirigidas y controladas por las correspondientes  Comisiones Electorales de Circunscripción. Solo de ahí surgirán, en este caso, los candidatos electos para las Asambleas Municipales. 

Los otros niveles superiores, esto es, delegados para la Asambleas Provinciales y para la Asamblea Nacional del Poder Popular, siguen similares procedimientos, pero con una diferencia: la nominación de los candidatos para estos dos niveles proviene del seno de las Asambleas Municipales y de entre los ciudadanos con seleccionados a partir de listas propuestas por las organizaciones de masas y sociales enumeradas anteriormente. Sobre lo anteriormente señalado comenta Leandro Querido:

“Por lo explicado anteriormente, las Comisiones de Candidaturas resultan ser los filtros estatales para “depurar” o corregir “desviaciones” en los procesos de selección de candidaturas. No por casualidad estas Comisiones se integran por organizaciones satélites del Partido Comunista”.

Sobre este período Rojas señala que fue uno caracterizado por la institucionalización del cambio social, así como también la “ subordinación del liderazgo a una racionalidad más burocrática que carismática y la inmersión de la isla en el mercado soviético”. En suma: la dictadura se había institucionalizado y aún continúa. Como bien afirma  Huber Matos  en las páginas finales de sus memorias,  Fidel Castro es responsable de incontables crímenes, pero el principal ha sido el de traición. En primer lugar  convocó al pueblo de Cuba para lucha contra el dictador Batista, para sustituirla por una más férrea y ultrajante, lo cual transformó a la isla en un “feudo de su perversidad y sus caprichos”. 

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En segundo lugar, pasó al llevar la memoria de todos aquellos que lucharon por la independencia de Cuba al convertirla en una semicolonia de la URSS.  En tercer lugar, Castro mandó a morir a compatriotas en guerras ajenas a la nación, lo cual no fue más que un negocio mercenario. A Fidel le gustaba predicar sobre la no intervención, pero no dudó en intervenir en Angola, Etiopía o Nicaragua.  La participación cubana en Angola fue directa y que pasó por fases. La Operación Carlota fue larga y se extendió desde 1975 hasta 1991. 

Los cubanos apoyaron a la facción de  Antonio Agostinho Neto (1922-1979),  presidente del Movimiento Popular de Liberación de Angola,contra la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola y el Frente Nacional para la Liberación de Angola. En caso de Etiopía, específicamente Ogaden, Cuba apoyó en 1977 al sanguinario dictador comunista Mengistu. En el caso de Nicaragua, los hermanos Ortega junto al Frente Sandisnista de Liberación Nacional,  habían sido entrenados en Cuba, y fueron auspiciados por la dictadura para derrocar a Somosa.

En cuarto lugar, atentó contra la sociedad civil cubana al fomentar el miedo y la desconfianza, “obligando al hermano a delatar a su hermano y el hijo a su padre”.  Lo mismo señala Montaner, esto es que, que la sociedad cubana se ha vuelto, por un lado, miedosa y, por otro, se ha entregado al hábito de simular…simular que todo marcha bien. Por último Matos cierra con estas palabras sobre la dictadrua catrista:

“Ha tratado de matar a Dios en la mente y el corazón de los cubanos; todo en nombre de un falso evangelio, de una inquisición que esclaviza a los pueblo”.