12/13- Cuba: de la revolución a la dictadura (por Jan Doxrud)

12) Cuba: de la revolución a la dictadura (por Jan Doxrud)

El historiador  Pascal Fontaine  señala, en el capítulo dedicado a Cuba de  “El Libro Negro del Comunismo”, que las UMAP eran campos de concentración en donde se mezclaron indiscriminadamente a religiosos, proxenetas, homosexuales y cualquier individuo individuo considerado potencialmente peligroso para la sociedad. En La Cabaña se metían a los reclusos en las denominadas “ratoneras” que eran calabozos de reducidas dimensiones. En una entrevista con Lee Lockwood, Castro fue claro las señalar los siguiente:

"Nunca hemos creído que un homosexual pueda personificar las condiciones y requisitos de conducta que nos permitan considerarlo un verdadero revolucionario. Una desviación de esa naturaleza choca con el concepto que tenemos de lo que debe ser un militante comunista"

Reinaldo Arenas –  él mismo un escritor homosexual que relata sus experiencias en la autobiografía mencionada anteriormente – se refiere a estos sectores segregados por el régimen. Explica que en el Primer Congreso de Educación y Cultura quedó en evidencia que el régimen quería eliminar la cultura cubana. Se dictaron postulados acerca de la moda, pero también se hizo referencia a los homosexuales . De acuerdo al novelista, el mayor encarnizamiento de ese congreso fue la población homosexual que paso a ser considerada como un caso patológico. Esto significó que los homosexuales dentro de Cuba comenzaran a perder sus puestos de trabajo por medio del llamado “parametraje”. 

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En virtud de lo anterior, Arenas relata que cada escritor, artista y dramaturgo recibía un telegrama en el que se le comunicaba que no reunía los “parámetros” políticos y morales para desempeñar el cargo que ocupaba. Pero este tema no se limitaba a despidos, sino que también a hostigamientos, detenciones y humillaciones públicas. Pero incluso las mujeres solteras no se salvaban del ojo espía de la revolución. Pascal Fontaine, explica que, antes de la creación de las UMAP, la Universidad de La Habana había sido objeto de purgas contra homosexuales, los cuales era habitual juzgar en público en sus lugares de trabajo. Las UMAP fueron cerradas tras presiones desde el exterior.

Reinaldo Arenas relata el caso de la actriz Ingrávida González quien era divorciada lo que significó que fuese “parametrada” y perdiera su trabajo, puesto que el “puritanismo castrista miraba también con malos ojos a las mujeres que tuviesen una vida sexual un poco liberal”. El mismo Arenas terminó casándose con Ingrávida para poder protegerse cada uno de lo que en la isla era un crimen: ser mujer independiente y ser homosexual. En palabras de Arenas:

“De manera que la mujer, como el homosexual, son considerados en el sistema castrista como seres inferiores. Los machos podían tener varias mujeres y esto se veía como un acto de virilidad. De ahí que las mujeres y los homosexuales se unieran, aunque solo fuera como una manera de protegerse”.

Arenas en su  autobiografía  “Antes que anochezca  relata sus vivencias en el régimen cubano y su experiencia dentro de los centros de detención. Detalla también torturas como aquella celda en donde, por medio de un tubo, se liberaba vapor con el objetivo de torturar al preso llevándolo a la asfixia. El mismo Arenas fue presionada para que confesara inmoralidades que no había cometido, pero la sombra de la tortura constituía un incentivo implacable para que los detenidos dijeran lo que los represores querían que dijera. 

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Finalmente Arenas lograría irse de la isla y encontrar en el exilio con lo que él denominaba como los “comunistas de lujo”. Arenas se encontró con intelectuales y aduladores de Fidel Castro, quienes aplaudían las reformas en Cuba desde la comodidad de sus vidas en países libre.  Eduardo Galeano fue un crítico de Arenas pero, para este último, el escritor uruguayo no era más que un “testaferro” de Castro. 

Un caso célebre que reflejaba la intolerancia del régimen fue en 1971 con el caso Padilla. Heberto Padilla (1932-2000) era un poeta y catedrático que fue detenido junto a su esposa Belkis Cuza Malé. Como explica Arenas, el régimen se vio en la necesidad de desmoralizar, humillar y reducir a aquellos escritores disidentes que estaban generando admiración por parte de la juventud. Padilla fue acusado por el contenido de los poemas reunidos en su cuaderno “Fuera de juego” (1968). En una entrevista al diario El País[1], el  escritor Cubano Norberto Fuentes – quien también fue acusado junto a Padilla, pero que se mantuvo fiel al régimen hasta 1989 – explicaba la razón de esta movida de Fidel Castro. 

De acuerdo a Fuentes, Fidel temía la posibilidad de que surgieran en Cuba escritores disidentes de renombre internacional, de la talla  Alexandr Solzhenitsyn, con todo lo que eso implicaba. Así Castro no permitiría la existencia de estos “caballos de Troya” dentro de la revolución. Junto a esto, Fidel también deseaba romper con los intelectuales occidentales, puesto que sentía que estaban monitoreando el proceso revolucionario y que lo condicionaban ética y moralmente.

Al parecer, Padilla no calibró las consecuencias de sus actos y pensó que sería invulnerable a los intentos de represalias del régimen: se equivocó. Reinaldo Arenas relata cómo finalmente un desmoralizado Padilla terminó por autoinculparse, autodenigrarse en público, además de delatar a otros escritores. En palabras de Arenas:

“La noche en que Padilla hizo su confesión fue una noche siniestramente inolvidable. Aquel hombre vital, que había escrito hermosos poemas, se arrepentía de todo lo que había hecho, de toda su obra anterior, renegando de sí mismo, autotildándose de cobarde, miserable y traidor”

Hacia 1968 las expropiaciones continuaron al igual que las purgas, especialmente contra aquellos que criticaban la excesiva deuda que tenía la isla con la URSS, así esta denominada “microfacción” fueron acusados de conspiración y encarcelados. De acuerdo a Carlos Franqui 1968 significó  el fin de cuanta propiedad media, pequeña e individual existiera en Cuba. Junto a esto, se cerraron cabarets, bares, cafés y se liquidó el alcohol. De acuerdo al mismo autor, tras esta draconiana nacionalización, Cuba pasó a ser el país comunista con el más alto porcentaje de propiedad estatal, con alrededor del 90%. Sin embargo tras el fracaso de esta medida, la dictadura cambió esta política hacia el año 1993 y en el 2010 Raúl Castro promovió la iniciativa privada de pequeñas empresas.

Primavera de Praga

Primavera de Praga

Un hecho importante fue la  invasión de Checoslovaquia  por parte del Pacto de Varsovia en 1968, que buscaban frenar las reformas liberales de Alexander Dubček. En una entrevista, Heberto Padilla, refiriéndose a cómo Fidel Castro fue tomando distancia del proyecto original de la revolución, destaca el hecho de que no haya condenado y, peor aún, aplaudido esta invasión (contradiciendo su discurso en contra de los intervencionismos). 

Lo mismo relata  Reinaldo Arenas  cuando leyó la noticia en el diario Granma. Resulta que el periódico no condenaba la invasión de Checoslovaquia. Peor fue la sorpresa de escucha hablar a Fidel en Pinar del Río apoyando la invasión y felicitando a los invasores. Así, Castro demostraba ser un dictador peor que Batista y las esperanzas de una democratización de la isla eran nulas, tal como comenta el escritor cubano:

“Aquella estancia en Pinar del Río fue desoladora. Si alguna esperanza teníamos en una posible democratización de aquel sistema, hacia una ruptura con la Unión Soviética, en ese momento quedaba descartada. Sólo nos restaba vivir en un régimen despótico, en una colonia despótica que era, desde luego, más despótica que la misma metrópoli de la cual recibía órdenes”.

Por su parte,  Carlos Franqui  también se refiere al discurso de aprobación de la invasión soviética en donde traiciona sus propias palabras sobre el derecho de un pueblo a su independencia. Además  el discurso deja claro que al libertad es antisocialista.

Luis Corvalán (Secretario General del PC entre 1958-1990), Salvador Allende y Fidel Castro

Luis Corvalán (Secretario General del PC entre 1958-1990), Salvador Allende y Fidel Castro

A comienzos de 1970, Fidel emprendió un viaje hacia el extranjero, estando varias semanas en el Chile de Salvador Allende y la Unidad Popular (1970-1973) lo cual polarizó aún más a la sociedad chilena. De acuerdo a Carlos Franqui, Fidel no guardaba ningún tipo de admiración por la “vía chilena al socialismo” y que Allende no tenía en realidad el poder. De acuerdo al mismo autor, Castro habría propuesto a Allende nombrar a su yerno cubano como jefe de la represión, ante lo cual Allende lo rechazó causando el enojo de Fidel. De acuerdo a las palabras de Franqui la relación del cubano Luis Fernando Oña con Beatriz, hija de Allende, había sido solo un trabajo de inteligencia y se lo habría hecho saber a esta en Cuba.

Fue también la segunda mitad de la década de 1970 cuando Cuba adoptó una nueva Constitución, la del año 1976  e instauró la  Asamblea Nacional del Poder Popular.  En lo que respecta a la Constitución de 1976, tenemos que el Artículo 1  se puede leer que la “República” de Cuba es un “Estado socialista de obreros y campesinos y demás trabajadores manuales e intelectuales”. En el Artículo 5  se añadía que el Partido Comunista de Cuba, constituye la vanguardia organizada marxista-leninista de la clase obrera, así como también la fuerza dirigente de la sociedad y del Estado. 

[1] “Heberto Padilla quiso ser el Solzhenitsyn de Cuba. Un error fatal” (https://elpais.com/cultura/2018/08/17/actualidad/1534458972_044062.html