La religión woke (por Jan Doxrud)
En este artículo reflexionaremos sobre el fenómeno woke y el wokismo teniendo como eje central algunas de las ideas planteadas por el filósofo francés, Jean-François Braunstein. Al final de este artículo dejaré otros de mis escritos donde he abordado este tema y otros estrechamente relacionados con este. Braunstein es Profesor Emérito de filosofía francesa contemporánea y filosofía de la ciencia en la Universidad de París 1. En español se han publicado tres libros a saber: “1 kilo de cultura general” (junto con el historiador Jean-François Pépin), “La filosofía se ha vuelto loca” y, por último, el libro que analizaremos aquí: “La religión woke. Anatomía del movimiento irracional e identitario que está poniendo en jaque a Occidente”. Al final de este artículo dejaré otros de mis escritos relacionados con este tema.
Comencemos abordan qué significa este concepto “woke” que ha ganado notoriedad en los últimos años. El autor comienza por donde se debe comenzar, es decir, por su significado en inglés que es “despierto” pero, ¿despierto en qué sentido? Ya volveremos a esto. Continúa explicando Braunstein que este concepto fue inventado por militantes afroamericanos y que se encuentra, por ejemplo, presente en autores como el predicador jamaiquino, Marcus Garvey (1887-1940), quien adoptó el slogan “Wake up Africa! Wake up Ethopia!” para poder crear así una mayor conciencia política entre la población afrodescendiente en Estados Unidos.
El concepto iría politizándose con el tiempo y woke significaría “estar atento” o “estar consciente”. La pregunta la dejamos planteada más arriba: ¿respecto a qué? La respuesta es: las injusticias de todo tipo. Pero, estas injusticias se circunscribirían a las cometidas contra ciertos grupos específicos de la sociedad: afroamericanos, pero también minorías sexuales, pueblos originarios, etc. En palabras de Braunstein:
“Además de ser utilizado por militantes afroamericanos, el término será empleado por jóvenes militantes blancos para referirse a aquellos que son “conscientes” de las injusticias cometidas hacia los miembros de todas las minorías oprimidas, más allá de la minoría negra, ya se trate de una opresión ligada a la raza, al género o pertenecer a una comunidad o grupo de víctimas”.
El autor se refiere a la definición dada por el Oxford English Dictionary (2017) en donde podemos leer que “woke”, originalmente, es estar bien informado o al día y, actualmente se define como estar atento ante situaciones de discriminación y de injusticia social y racial. Fue la cantante Erykah Badu, quien popularizó el término a comienzos del siglo XXI su canción “Master Teacher” y para apoyar a la banda punk Pussy Riot frente al hostigamiento del gobierno de Putin. Hay un interesante artículo en “los Angeles Times” (2023) titulado “What does ‘woke’ mean now? Erykah Badu, who popularized it, clarifies original definition”.
Aquí Badu da a entender que el término ya no les pertenece y que, “una vez que algo sale al mundo, cobra vida propia. Su propia energía”. Más adelante la artista explica lo que ella entiende por “woke” y su definición se aleja de lo que al menos, hoy entendemos por este término. Badu dice que el término hace referencia a “ser consciente, estar alineado con la naturaleza, porque si estás alineado con ella, eres consciente de todo lo que está sucediendo”. Continúa señalando la misma que aquello no es sólo en el ámbito político, sino que también en tu salud, en tus relaciones, en tu casa, en tu auto y mientras duermes”.
Ahora bien, Braunstein señala que, para artistas como Georgia Anne Muldrow, el concepto “woke” es uno que pertenece a la cultura afroamericana. En virtud de lo anterior, opina que la apropiación de este concepto por los blancos es ilegítima. En una entrevista para la cadena NPR Muldrow afirmó que el concepto de “woke” es definitivamente una experiencia negra y que implica el comprender por lo que pasaron sus antepasados, sus luchas y sufrimientos.
De acuerdo con esto, al parecer el concepto “woke” ha perdido su significado original y se ha transformado en una palabra con un límite semántico que parece evaporarse, con el consecuente peligro que pueda significar cualquier cosa. De hecho me encontré con un interesante debate en Reddit bajo el título: “Stop using the term "woke" to describe anything involving minorities”.
Pero esto podrá ser tema para otro artículo, por ende continuemos con el libro de Braunstein. Un punto central del autor es que el actual movimiento woke – entendido en su sentido amplio, incluyendo la teoría de género – es una particular concepción del ser humano que, por lo demás, no es nada nueva.
Georgia Anne Muldrow (https://www.thenation.com/article/culture/georgia-anne-muldrow-mama-you-can-bet-music/)
En el centro de esta concepción antropológica se encuentra la conciencia, junto con un rechazo de cualquier elemento que obstaculice el carácter “fluido” de la identidad. Este es el caso de lo que sucede con el tema del género y el sexo, es decir, yo puede definir mi género (que en realidad se refiere al sexo) independientemente de mi constitución biológica. Incluso puedo autoproclamarme como “género no binario”, es decir, una persona que carece de sexo, lo cual nuevamente pasa por alto la biología. Pero, como señalé, aquí la biología sería un obstáculo y un reduccionismo que debemos soslayar para poder definirnos como deseemos. Como comenta el filósofo francés:
“Con la idea del género fluido, el proceso para liberarnos de los determinismos del cuerpo llega a su fin: somos simples conciencias totalmente independientes de la realidad de nuestro cuerpo que pueden decidir con qué género identificarse: masculino, femenino o cualquier otra cosa entre ambos, incluso neutro, y todo esto según nos plazca y con la posibilidad constante de volver a cambiar cuando deseemos”.
Tenemos así una antropología dualista donde existe una primacía de lo que yo personalmente denomino como “algo”, puesto que si definimos ese “algo” con características precisas y específicas, entonces estaríamos intentando contra esa cosmovisión fluida que se tiene. Para los teóricos radicales del género, el mundo material y la dimensión biológica del ser humano son obstáculos que deben ser trascendidos para poder así ser libres. En palabras de Braunstein: “(…) nos encontramos ante la desorbitada reivindicación de considerar nuestra existencia material como algo accesorio”.
Aquí el autor se refiere específicamente al “mundo del género” al cual califica como un mundo imaginario similar al que creamos cuando leemos un libro o vamos al cine. El problema se produce cuando las personas son incapaces de regresar desde ese mundo imaginario al mundo real. Otro problema, es que estas personas demandan que los demás sean parte de su mundo imaginario y, no solo eso, demanda que la legislación de sus países también lo hagan.
Un tercer problema que destaca Braunstein es que esta clase de personas intentan obligarnos a anular la percepción de nuestros sentidos y así destruir esa percepción y forzarnos que aquello que llamamos realidad no existe y que “solo existen consciencias liberadas de todo anclaje corporal”. A esto añade: “Se nos exige que abandonemos el mundo real para entrar en el mundo de ilusión de nuestros interlocutores, incluso sabiendo que ese mundo no es más que una ilusión”. Por último, se nos fuerza a que hagamos uso de un lenguaje acorde al mundo ilusorio al cual se nos fuerza pertenecer, lo que significa que se nos dicta también como debemos pensar lo que lleva a la destrucción tanto del pensamiento, del lenguaje, el pensamiento crítico y la liberta.
El lenguaje es otra obsesión dentro de cierto sector dentro del wokismo. Lo que estas personas hacen es llevar al extremo absurdo eso de que “el lenguaje crea realidad, de manera que los problemas sociales, políticos y económicos tienen soluciones lingüísticas. Es por ello que creen que el uso forzado del lenguaje inclusivo, por ejemplo, palabras terminadas en la vocal “e”, traerán una mayor inclusión. Pero esto claramente es un reduccionismo y simplismo absurdo que no considera que estamos hablando de problemas complejos y con múltiples causas. Creer que forzando a la sociedad a hablar de “personas gestantes” en lugar de “mujer embarazada” hará de este mundo uno mejor es de una ingenuidad y prepotencia intolerables.
En suma, para Braunstein estamos ante un solipsismo radical (solo existe la mente y sus representaciones) en virtud del cual en donde, en primer lugar, las consciencias son lo único que existe y, en segundo lugar, son estas las que fabrican el mundo. Para quienes se mantienen en el mundo real esto resulta ser caótico, en donde los seres humanos parecen ser jugadores de un videojuego de RPG en donde podemos diseñar y rediseñar quienes somos.
Braunstein señala que esta teoría de género, que se ha apropiado del concepto “woke”, nos recuerda a la herejía cristiana del siglo II denominada gnosticismo. Entre otros rasgos, esta rama del cristianismo “consideraba que tanto el cuerpo como el mundo material representaban el mal del que teníamos que liberarnos”. Así, Braunstein explica que el género sería una elección en donde “lo único que importa es la conciencia de ser hombre o mujer, o cualquier otra cosa”.
Calificar el wokismo como “locura” – afirma Braunstein – o como un conjunto de ideas delirantes con alta capacidad de contagio no es suficiente. Debemos tener en consideración que el caldo de cultivo de estas ideas han sido las universidades en donde uno espera que existan personas con sentido común y pensamiento crítico. ¿Cómo se explica que tales ideas hayan sido tan contagiosas? Debemos tener presente que el hecho de que una idea sea popular entre gran cantidad de personas no hace de esta idea sea verdadera.
Una posible explicación es la importación por parte de las universidades estadounidenses de ideas filosóficas provenientes Europa, específicamente de Francia. Aquí surgen nombres como los de Jacques Derrida (1930-2004), Michel Foucault (1926-1984) y Gilles Deleuze (1925-1995) y Francois Lytoard (1924-1998) entre otros. Con ellos ingresaron en las aulas estadounidenses los concepto de deconstrucción, normalidad/anormalidad, biopoder, el relativismo extremo, rizoma, el fin de los metarrelatos, etc.
Frente a esta explicación del “virus” inoculado por la “French Theory”, Braunstein se muestra escéptico, de manera que le resulta problemático vincular el wokismo con estos pensadores franceses. La primera razón que da el autor es que tales intelectuales franceses eran puramente teóricos que llevaban análisis muy refinados, y que no mostraban preocupación por el actuar en el mundo real. Así, y a diferencia del “compromiso” de Sartre (también podemos incluir a Foucault aunque el autor no lo considere así), estos filósofos concedían “poco espacio a la acción política”. Así, las obras de tales autores eran más descriptivas que prescriptivas.
Una segunda razón que da Braunstein guarda relación con la temática de la identidad. El wokismo en este sentido es contradictorio puesto que, por un lado, un sector (ligado a la teoría de género) defiende las identidades fluidas y cambiantes, por otro lado, tenemos a otro sector (afroamericanos, pueblos originarios) que reafirman su identidad cayendo en lo que el autor denomina como “ultraidentitarios”. Ser mujer y hombre no guarda relación alguna con el cuerpo y pasa ser una suerte de sensación cambiante, al igual que cuando tenemos frío y luego calor.
Derrida, Foucault y Lyotard (https://www.philosophyineedit.com/p/the-genealogy-of-woke-foucaults-war)
Para ponerlo en simple, no resulta problemático que un hombre se perciba y sienta como una mujer, pero sí resultaría escandaloso que un blanco se identificara como afrodescendiente o como un indio Hopi. Si considera lo último como algo ridículo, el lector podrá consultar el caso de Rachel Dolezal y el fenómeno del transracialismo.
Volviendo a la segunda razón mendionada arriba, Braunstein explica que, frente a los ultraidentitarios, los intelectuales de la French Theory, no tenían como centro incuestionable la noción de “identidad”. Añade que estos intelectuales se esforzaban por “enturbiar, incluso borrar, las nociones de identidad y de sujeto.” Así, el filósofo francés asevera que el subjetivismo y la política de identidad se encuentran ausentes en la French Theory.
Una tercera y última razón que da el autor guarda relación la diferencia entre los estilos de pensamiento del wokismo (identitario) con el de los filósofos franceses. Braunstein caracteriza el estilo de pensamiento woke como uno carente de sentido del humor y de autocuestionamiento. Por otro lado los filósofos franceses se cuestionaban a sí mismos y a las normas. Braunstein resume esta tercera razón con la siguiente frase: “Por un lado, tenemos a filósofos, curiosos y volátiles, y, por otro, a militantes y predicadores”.
Llegamos así a una suerte de paradoja, tal como la planteó el Padre de la Iglesia Tertuliano en el siglo II: “Credo quia absurdum” o “Creo porque es absurdo”. Así existiría una relación inversamente proporcional entre lo absurdo de la creencia o ideas y la creencia propiamente tal: mientras más absurda la idea más debo creer. Esa creencia en fenómenos “absurdos” que desafían a la ciencia y a las leyes de la naturaleza se le denomina fe.
De acuerdo con Braunstein, si los woke creen en sus doctrinas es debido a que (valga la redundancia) son absurdas y, junto con esto, creen que tales ideas los conducirán a verdades más profundas que desafían a la razón, la ciencia y también al orden existente. Este es el caso de la teoría de género que, para el filósofo francés, constituye el núcleo del wokismo, “el descubrimiento que abre la vía a todos los atropellos contra la ciencia, la verdad y la propia realidad”. Más adelante añade las siguientes palabras que constituyen el núcleo del título de su libro:
“(…) los woke rechazan la ciencia, desprecian el lenguaje común e incluso niegan la existencia de la realidad compartida. Estamos ante un cambio radical: no se trata simplemente de una nueva ideología sino de un nuevo credo, de una nueva religión”.
El autor afirma que esta sería una religión “Americana” (en el sentido de estadounidense claro está) que evoca la tradición de los despertares religiosos protestantes. Como asevera el mismo autor, esta es una idea planteada por el intelectual estadounidense Joseph Bottum en su libro “An anxious age” (2014). Esta clase de predicadores – como el wokismo – apelaban a las emociones y eclipsaban el uso de la razón, con el objetivo lograr conversiones.
Frente a esto, Braunstein recuerda las ceremonias realizadas a propósito del asesinato de George Floyd, las cuales adquirieron “dimensiones explícitamente religiosas al considerar a Floyd como un mártir”. También el lector podrá recordar cuando Nancy Pelosi y otros políticos demócratas se arrodillaron 8 minutos y 46 segundos en honor a Floyd. El autor también nos recuerda el caso de jóvenes de Bethesda (Maryland) que recitaban de manera mecánica y pública sus credos antidiscriminación. En otros casos se veían personas que se acostaban en el suelo repitiendo las últimas palabras de George Floyd: “no puedo respirar”.
El escritor e intelectual holandés, Ian Buruma, también se refiere a esto en un recomendable artículo titulado (y haciendo referencia a la obra de Max Weber): “La ética protestante y el espíritu de lo woke”. Buruma afrima que “el fervor moral del progresismo contemporáneo debería entenderse como una herencia secularizada del evangelio social protestante”. Añade Buruma que comprender el wokismo como un fenómeno protestante en lo esencial “nos ayuda a reconocer la lógica tras algunos de los rituales que se han vuelto costumbre en años recientes: específicamente la disculpa pública”. Un rasgo distintivo de la tradición protestante – a diferencia de, por ejemplo, el catolicismo – es el énfasis en la confesión pública. Mientras que los católicos se confiesan en privado ante sacerdotes, los protestantes “se les alienta a afirmar su virtud haciendo confesiones de fe públicas”.
Volviendo a Braunstein, tenemos que los “nuevos elegidos”, es decir, los militantes woke, derivan su poder de la creencia de que están del lado correcto de la historia y, por ende, no pueden existir medias tintas: o se está con ellos o simplemente te conviertes en un enemigo que debe ser cancelado por cualquier medio. Muchos de estos militantes provienen de las más prestigiosas universidades estadounidenses (una religión universitaria), al igual que el caso de Francia. Aquí Braunstein trae a la palestra al escritor Rob Henderson. Este último, que proviene de un entorno desfavorecido, con un padre que no conoció y una madre drogadicta.
Henderson pudo cursar estudios en prestigiosas universidades y trabajar en un doctorado en psicología. El concepto que aquí nos interesa es el de “creencias de lujo”, del cual Henderson fue testigo en estas universidades de élite. La idea es la siguiente: en el pasado los estadounidenses de clase alta podían hacer gala de su estatus por medio de productos de lujo.
Posteriormente, estos productos de lujo se masificaron y se tornaron asequibles, por lo que las élites tuvieron que buscar otros medios para demostrar su estatus y aquí es donde llegamos a las “creencias de lujo”. En palabras de Braunstein: “Se trata de ideas y opiniones que confieren a los ricos un estatus a bajo precio, siempre causando estragos en las clases inferiores”. Un ejemplo de esto fue consecuencia de lo acontecido con George Floyd y fue la idea de desfinanciar a la policía. Como comenta Braunstein:
“Es una idea que solo puede defender alguien que no vive en un barrio peligroso, que no utiliza el transporte público y que puede beneficiarse de los servicios de la seguridad privada”.
Así, es una creencia profesada por una élite (por ejemplo universitaria), que confiere estatus, pero en donde el predicador es inmune a las consecuencias de lo que predica. Ahora bien, estas creencias no necesariamente tienen que ser profesadas por las élites, pero sí por personas que tienen cubiertas muchas necesidades básicas.
La religión universitaria woke además de su intolerancia, su carencia de pensamiento crítico, fanatismo y falta de sentido del humor, también cuenta con sus textos y autores de cabecera. Po ejemplo tenemos a la que es quizás la mayor exponente de la teoría de género como es el caso de Judit Butler, En materia étnica están los escritos de Ibram X Kendi y que trasladó la lucha de clases a la lucha de razas. O tenemos el caso de Anne Fausto-Sterlin, autora cuyas ideas son usadas para defender la idea que existe una pluralidad de géneros (un espectro) de manera que el binarismo sexual es una construcción social o un mero discurso con pretensiones de validez cuestionables.
El guión es similar a lo que postulaba el metarrelato marxista-leninista: dos fuerzas que chocan y en donde una – representada por los elegidos – debe imponerse para redimir a la humanidad y purgarla de sus enemigos para así instaurar su utopía. Ya no se trata de la lucha de clases y una utopía de una sociedad sin clases. Ahora se promueve la lucha entre razas (blanco contra el negro, y luego después del blanco, vienen otros privilegiados como los asiáticos), la lucha entre el hombre y la mujer, la lucha entre el hombre blanco heterosexual y las “disidencias sexuales”, la lucha entre el colonizador blanco europeo contra los colonizados y sus descendientes, la lucha entre el denostado “Occidente” y el resto del mundo.
Así, tanto a nivel individual, colectivo e incluso civilizacional, la religión woke establece una división entre “puros” e “impuros”. Junto con esto, Braunstein añade que esta, más que preocupare por el perdón, se encuentra obsesionada por detectar el pecado de estos impuros. Así, estos “justicieros sociales” van de lucha en lucha buscando a culpables e impuros para nombrarlos y causarles vergüenza por medio de su exposición (y linchamiento) en las redes sociales.
Esto es lo que conocemos “como cultura de la cancelación” cuyas víctimas han incluido políticos, artistas, ciudadanos y profesores. ¿Cuáles puede ser motivos para ser víctimas de un linchamiento virtual? Afirmar que existen dos sexos, afirmar que es imposible realizar un cambio de sexo, afirmar que un hombre no puede quedar embarazado, afirmar que el sexo no se asigna al nacer o que el género fluido es una idea demencial.
Incluso hay quienes no saben o no se atreven a definir qué es una mujer por miedo a “herir” a las mujeres trans, de manera que, como apunta Braunstein: “Una mujer es cualquier persona que quiera ser una mujer”. Más adelante añade:
“La mujer se convierte en algo misterioso que solo podríamos definir tras haber llevado a cabo estudio científicos muy exhaustivos. El sentido tradicional de la palabra mujer parece haberse perdido definitivamente”.
En síntesis, el wokismo entendido en sentido amplio, es un movimiento irracional, en el sentido de que es incompatible con la realidad. Es por ello que fuerzan por medio de la violencia a que los demás sean parte de su mundo imaginario en donde no hay ni hombres ni mujeres, en donde el sexo se asigna, en donde las identidades son fluidas (y no sabemos con qué otras ideas aparecerán en un futuro). El wokismo es un movimiento intolerante, arrogante y prepotente que cree estar en posesión de las verdades absolutas ante las cuales los demás solo deben someterse y nunca cuestionarlas.
Como he explicado en otros artículos la izquierda woke ve a Israel como un cáncer occidental en Medio Oriente. Los israelíes solo serían blancos colonizadores
El wokismo da la espalda a lo mejor que nos ha brindado la civilización occidental (la cual también se ha nutrido de otras culturas): no valora la autocrítica, no cree en valores y verdades universales, no es escéptico, no valora la duda, el análisis, la razón y la evidencia. Para el wokismo todo es poder y la vida es una lucha por quien lo ejerce, por lo que las disciplinas académicos (incluida las ciencias físicas) no escapan a estos juegos de poder. En palabras de Braunstein: “Para ellos, solo hay juegos de poder en las ciencias y la noción de verdad ya no existe como tal: siempre está “situada” en el seno de un estado social”. Así, ya no existirían la “ciencia” sino que ciencias igualmente válidas, por lo que la “ciencia europea” o la ciencia “occidental” serían equivalentes a otros “saberse científicos”. Damos así la bienvenida a esa otra palabra favorita dentro del movimiento: descolonizar el saber.
El wokismo es un movimiento que se jacta de tener valores morales superiores, pero en realidad son personas egocéntricas que solo demandan que sea el mundo que los rodea el que se adapte a ellos, tal como otras ideas totalitarias del pasado demandaron a la fuerza a sus habitantes. Por lo demás, y al igual que el marxismo en el pasado, el wokismo encapsula a los individuos dentro de una categoría (la “tribu”) ya sea “racial”, “sexual” o de “clase”. Si eres gay o trans, entonces tienes que pensar exactamente como ellos (el colectivo) te dicen. Así la individualidad que diluida dentro del colectivo dentro del cual solo tiene que recitar frases y eslóganes de manera mecánica.
Artículos complementarios:
Libro: “Izquierda no es woke”, de Susan Neiman (por Jan Doxrud)
1/4-Libro: Cynical Theories (por Jan Doxrud)
2/4-Libro: Cynical Theories (por Jan Doxrud)
3/4-Libro: Cynical Theories (por Jan Doxrud)
4/4-Libro: Cynical Theories (por Jan Doxrud)
1/6- Sexo…Género…¿de qué estamos hablando?
2/6- Sexo…Género…¿de qué estamos hablando?
3/6- Sexo…Género…¿de qué estamos hablando?
4/6- Sexo…Género…¿de qué estamos hablando?
5/6- Sexo…Género…¿de qué estamos hablando? Consideraciones críticas
6/6- Sexo…Género…¿de qué estamos hablando? Consideraciones críticas y síntesis
1) Tribalismo, victimización y emocionalidad tóxica: Introducción (por Jan Doxrud)
4) Tribalismo, victimización y emocionalidad tóxica: abandonando la tribu (por Jan Doxrud)
6) Tribalismo, victimización y emocionalidad tóxica: ¿qué es la Identidad? (por Jan Doxrud)
1/5-Fanáticos y Creyentes (por Jan Doxrud)
2/5-Fanáticos y Creyentes (por Jan Doxrud)
3/5-Fanáticos y Creyentes (por Jan Doxrud)
4/5-Fanáticos y Creyentes (por Jan Doxrud)
5/5-Fanáticos y Creyentes. Patricio Cueto: de la militancia a la libertad (por Jan Doxrud)
(1) Occidente: autoflagelo y el monopolio de la culpa (por Jan Doxrud)
(2) Occidente: Autoflagelo y el monopolio de la culpa (por Jan Doxrud)
1/2-Libro: La guerra contra Occidente de Douglas Murray (por Jan Doxrud)
2/2-Libro: La guerra contra Occidente de Douglas Murray (por Jan Doxrud)
1/3-Pensamiento crítico ¿de qué estamos hablando? (por Jan Doxrud)
2/3-Pensamiento crítico ¿de qué estamos hablando? (por Jan Doxrud)
3/3-Pensamiento crítico ¿de qué estamos hablando? (por Jan Doxrud)
Breve reflexión en torno al concepto de “racionalidad” (por Jan Doxrud)