3/6-Sionismo: ¿de qué estamos hablando? (por Jan Doxrud)
Herzl comenzó toda una serie de gestiones que buscaban generar contactos con personalidades políticas influyentes que ayudaran a la causa sionista. Por ejemplo, obtuvo una audiencia con el gran duque Federico I de Baden (tío del káiser), se entrevistó con el príncipe reinante de Bulgaria, Fernando de Sajonia-Coburgo, mantuvo conversaciones en Constantinopla con el visir Khalil Rifat Pachá. También logró entrevistarse con el káiser Guillermo II, con el sultán Abdulhamid II y con Nathan Rothschil en Inglaterra del cual obtuvo ayuda económica. Incluso su voluntarismo lo llevó al imperio ruso en donde se entrevistó con el Ministro del Interior (y antisemita) Viacheslav von Plehve (1846-1904) y con el Ministro de Finanzas Serguei Witte (1849-1915).
En palabras de Culla y Fortet, el fuerte de Herzl estaba en el “bluff”, su capadcidad fabuladora, la preocupación por la imagen, el sentido teatral de las relaciones públicas y su habilidad de crear una ilusión ahí donde no la había. Un hito de relevancia fue el Primer Congreso Sionista en Basilea, Suiza (1897) en donde mayoritariamente asisieron judíos provenientes del Imperio ruso, la península de los Balcanes y Galitzia. Junto con la creación la la Organización Sionista abierta a las mayores de edad que pagasen una cuota, se estableció el “Programa de Basilea” que establece como meta un hogar en Palestina reconocido poúblicamente y garantizado jurídicamente. De acuerdo con Culla y Fortet, a pesar de la representatividad limitada, el Congreso supuso “el acto de nacimiento de una política autónoma” y “el inicio del salto colectivo desde la comunidad a la nación”.
El Kaiser Guillermo II
Sin embargo, emergieron tensiones internas entre la personalidad fuerte y autoritariad de Herzl junto con su estrategia legalista, y aquellos que apostaban por la infiltración gradual y discreta de pioneros en Palestina. Las tensiones internas también se generaron producto de la oferta de otros territorio a los sionistas como fue el caso de uganda. Ahora bien, comko aclaran Culla y Fortet, en realidad se trataba de una porción del África Oriental Británica, ubicada al oeste de Nairobi, es decir, en la actual Kenia).
Otro problema es que sus diversos encuentros con representantes políticos no lograron ningún avance para los objetivos sionistas. Finalmente Herzl falleció producto de complicaciones cardíacas dejando huérfano al movimiento. En palabras de Culla y Fortet, Herzl, más que un creador de nuevas ideas, fue un “catalizador, un organizador, alguien capaz de convertir un estado de espoíritu difuso en voluntad activa, de transformar un sueño descabellado en porgrama político”.
Abdulhamid II sultán del Imperio Otomano
¿Qué sucede en Tierra Santa? Existió una primera oleada migratorio – la primera aliá (1882-1903) – que, como apuntan Culla y Fortet, ha sido sobrevalorada e idealizada. La razón de esto es que, de los 20.000 a 30.00 individuos que llegaron, no más de un 25% se establece de manera definitiva en Palestina y los demás regresan a Europa o hacia América. Por ende, y desde un. Punto de vista cuantitativo – añaden los historiadores – fue la inmigración continua tradicional que trajo a cerca de 7.500 judíos de Yemen (1881-1914) y otros provenientes de la Turquía asiática y de los Balcanes entre otras regiones. Como ya se indicó, estos primeros pioneros tuvieron que enfrentarse a una entorno hostil: falta de experiencia agrícola, malas condiciones sanitarias, malaria en las zonas bajas, deforestación, hostilidad turca, etc.
De acuerdo con Culla y Fortet, hacia finales de 1884 existían ocho y en 1897 el Primer Congreso Sionista arroja la cifra de 16 asentamientos agrícolas que albergaban 3.372 personas. Para los historiadores, esta primera aliá fue de relevancia desde un punto de vista cualitativo, ya que los pioneros o “halutzim” introdujeron en el yishuv (comunidad judía residente antes se la creación del Estado de Israel) “la voluntad de independencia económica, una concepción moderna de la sociedad, una visión laica de la cultura y la educación”. Una figura importante fue la de Eliézer Ben-Yehudá (1858-1922), quien abogó por el uso del hebreo en todos los ámbitos de la vida. Incluso trabajó en la modernización de la gramática y la creación de nuevas palabras, lo que le valió la crítica por parte de sectores judíos ultraortodoxos (llegó a ser encarcelado por los turcos).
Eliézer Ben-Yehudá
Los sucesores de Herzl continuaron con las gestiones y con conciliar las diferencias al interior del sionismo, específicamente entre quienes buscan seguir la vía diplomática, frente a quienes defienden la infiltración gradual. Como señalan Culla y Fortet, sería el futuro primer presidente del Estado de Israel, Haim Weizmann (1874-1952) quien propondría un “sionismo sintético” que integraba ambas estrategias. Un proceso importante fue la segunda aliá que fue el segundo ciclo migratorio que comenzó en 1904. De acuerdo con los historiadores esta migración trajo consigo – entre 1904 y 1914 – alrededor de 40.000 personas (en su mayor parte provenientes de Rusia), pero menos del 20% se quedaría en la zona. Por ende, el aporte cuantitativo deja bastante que desear.
Lo que resulta interesante es el perfil de estos nuevos pioneros, entre los que se encuentra David Ben Gurión (David Grün), proveniente de Polonia. Será este pequeño núcleo el que configuraría la sociedad y al futuro Estado de Israel. Estos jóvenes eran rebeldes, afiliados a ideologías de izquierda, politizados y radicalmente laicos, lo que los llevó a chocar con la ortodoxia del yishuv. Culla y Fortet destacan algunas de la iniciativas que se realizaron post 1904. En abril de 1909 se fundó sobre las dunas del norte de Jaffa el proyecto de una nueva ciudad denominada Tel Aviv (“Colina de la Primavera).
Haim Weizmann
En 1909-1910 se fundó el (primer) kibutz de Degania en la orilla sur del lago Tiberíades. Tales tierras habían sido adquiridas por el Fondo Nacional Judío y, como afirman Culla y Fortet, en Palestina coexistieron dos modalidades de agricultura judías. La primera era la más antigua y predominante, localizada en la llanura litoral y que consistían en explotaciones privadas que cultivaban cítricos para exportación y usaban mano de obra árabe.
La otra modalidad era la que predominarían en los kibutzim y que se encontraban localizados más hacia el interior y el norte. Las características de estas explotaciones era el socialismo colectivista en dodne no existía el trabajo asalariado, se producía para el autoconsumo y se rechazaba el mercado. Cabe destacar también los centros de enseñanza secundaria basado en el idioma hebraico como la Herzlía Gymnasia. Sumado a esto está el instituto científico y tecnológico: Technion.
Trabajadores de un kibutz, 1912 (https://cnnespanol.cnn.com/2023/10/11/kibutz-israel-que-es-ataque-hamas-trax)
El estallido de la Primera Guerra Mundial tendría consecuencias geopolíticas en el Oriente Próximo. Solo para recordar, este conflicto enfrentó, por un lado, a Gran Bretaña, Francia y el Imperio ruso contra el Imperio alemán, Austria-Hungría y el Imperio Turco. Por ende, muchos de los judíos en Palestina que venían del este de Europa fueron considerados como enemigos. Por ende se comenzó a gestar un clima de inseguridad y de amenazas de expulsión y confiscación que finalmente se concretarían. Así, de acuerdo con Culla y Fortet, entre diciembre de 1914 y agosto de 1915, más de un millar de judíos de Tel Aviv y de otras comunidades fueron deportados hacia Alejandría (Egipto) a bordo de buque de guerra estadounidenses.
Algunos judíos decidieron unirse a la batalla como fue el caso de la formación del “Zion Mule Corps” en Alejandría fruto de las gestiones de Yosef Trumpeldor (1880-1920) quien logró que los británicos aprobaran la formación de este batallón conformado por entre 650 y 900 hombres. En 1917 el gobierno británico anunció la formación de un regimiento judío compuesto por tres batallones fusileros reales: el 38° lo integraban los veteranos del “Zion Mule Corps”; el 39° lo integraban en su mayor parte voluntarios provenientes desde Estados Unidos; el 40°, formado más tarde, estaba integrado por judíos de Palestina, una vez que los ingleses habían conquistado el territorio.
Trumpeldor
Finalmente, durante la guerra, Austria-Hungría quedaría fuera de la contienda y quien se llevaría el peso del combate sería el Segundo Reich alemán. Por su parte, el Imperio turco era un gigante con pies de barro a la espera de que colapsara por parte de Inglaterra y Francia. Finalmente los ingleses y franceses, por medio de los “acuerdos Sykes-Picot”, trazaron las zonas de influencia que predominarían una vez que el imperio otomano colapsara. Ahora bien, las dos potencias europeas también tenían que lidiar con las ambiciones de su aliado árabe: el jerife Hussein Ibn Alí, descendiente del profeta Mahoma y señor de La Meca. Se abría así una pugna que enfrentaría las pretensiones sionistas con las ambiciones árabes.
Un año clave fue 1917, no solo porque el Imperio ruso colapsó bajo la revolución y entró Estados Unidos en la contienda, sino que también porque los sionistas lograron un reconocimiento simbólico importante. Me refiero a la Declaración Balfour. Aquí volvemos a traer a la palestra a quien sólo habíamos mencionado marginalmente: Haim Weizmann. El líder sionista era oriundo de Motol (Bielorusia) donde posteriormente cursó sus estudios en química en Alemania y Suiza, para finalmente radicarse en Inglaterra, en dónde logró tejer una red de contacto. Entre estos estaba Arthur James Balfour (1848-1930) quien, ene se entonces (1917), se desempeñaba como Secretario de relaciones Exteriores del Reino Unido.
Frente al desencadenamiento de la guerra, Weizmann apostó a la causa aliada y vio en el conflicto una oportunidad para los objetivos sionistas. Culla y Fortet citan las palabras de Weizmann en una carta dirigida a Israel Zangwill en 1914, antes de que entrara Turquía a la guerra. En esta, el líder sionista no dudaba de que Palestina caería bajo la influencia de Inglaterra y exigía el establecimiento de una comunidad judía autónoma en Palestina. Añadía que Palestina sería la “Bélgica de Asia, especialmente si es desarrollada por los judíos”.
Finalmente las gestiones de Weizmann dieron su fruto en la “Declaración Balfour” en donde el político británico (hablando en nombre del gobierno), dirigiéndose a “lord Rothschild”, afirmaba que el gobierno del rey de ese entonces, Jorge V, se mostraba favorable al establecimiento de un “Hogar Nacional” para el pueblo judío. Añadía que se emplearían los mejores esfuerzos par al realización de tal objetivo, pero sin perjudicar los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías residentes en Palestina.
Arthur James Balfour
Como comentan Culla y Fortet, esta declaración tenía imprecisiones y ambigüedades que necesitaban ser clarificadas, como por ejemplo: ¿qué es un hogar nacional ? ¿cuáles era los límites de Palestina? ¿qué parte quedaría reservada para los judíos? ¿a qué se refería Balfour con derechos civiles y religiosos que no debían ser perjudicados? Finalmente el General Edmund Allenby (1861-1936) logró, desde Egipto, avanzar hacia Palestina, ocupando Gaza y Jerusalén en 1917. El ya mencionado jerife Hussein aspiraba como recompensa ante su colaboración contra los turcos, liderar toda la Asia arabófona lo cual no llegaría a prosperar. Incluso sería derrotado y expulsado de su propio núcleo territorial en la península arábiga por Abdulaziz Ib Saud, fundador de la monarquía saudí.
Su hijo Faisal tuvo un brevísimo reinado en Siria, pero fue removido por los franceses (1920), para luego ser rey de Irak (1921) con el beneplácito de los ingleses, para luego morir en Suiza en 1933. Solo ene l nuevo reino de Transjordania logró consolidarse el poder del hijo y el resto de los descendientes de Hussein. Con respecto al sionismo, este último se mostró – en el Congreso Nacional Sirio – contrario de la causa, en particular el querer apoderarse de la parte sur de Siria, esto es, de Palestina (no era considerada como una entidad autónoma). Como comentan Culla y Fortet:
“En síntesis: durante dos años largos, la configuración del Oriente Próximo posbélico ha sido objeto de un sinuoso e intrincado juego a cinco bandas (Gran Bretaña, Francia el emir Faisal, los sionistas de Weizmann y los portavoces árabes locales), donde cada parte intentaba utilizar, manipular o engañar a los demás en provecho propio, hasta que en 1920 el escenario se clarifica”.
El Jerife Hussein
En aquella década, las potencias europeas logran fijar los límites de Palestina. Pero los problemas – para los sionistas – no provenían únicamente del mundo árabe, sino que también de las tropas de ocupación británicas. Resulta que la autoridad británica desplegada en territorio enemigo, la Administración de los Territorios Enemigos Ocupados (OETA en inglés), debía mantener el statu quo en virtud de la Convención de la Haya (1899).
Por ende, esta sería la situación hasta que se firmase un tratado de paz con Turquía, tras el fracaso del Tratado de Sèvres (1920). Pero sumado a esto, está el hecho de que los altos mandos británicos no mostraban simpatías hacia los sionistas y sí una, en palabras de Culla y Fortet, “arabofilia paternalista”. Además se debe considerar que estos judíos provenían de tierras enemigas como Austria, Alemania y, en el caso de Rusia, les jugaban en contra el ser ideológicamente socialistas.
El mismo Weizmann se quejaba de la situación y de la preferencia de los militares por los árabes. También se debe considerar que los árabes eran mayoría y no se quería un estallido de violencia entre comunidades. Igualmente la violencia surgió, lo cual afectó a los asentamientos judíos de Tel Hai, Kfar Guiladi y Metula – en el extremo norte de Galilea – que fueron tacados por grupos de árabes armados. Fue ahí donde Yosef Trumpeldor y otros siete encontraron la muerte en Tel Hai.
Allenby en Jerusalén
Paralelo a esto, las potencias europeas comenzaron a crear “mandatos” en las antiguas provincias del Imperio Otomano. Los mandatos constituían un concepto jurídico que se encontraba definido en el artículo 22 de la Sociedad de las Naciones. En virtud de lo anterior, Siria y el Líbano quedaron bajo la tutela francesa; Mesopotamia bajo la tutela británica que además tendría un mandato especial en Palestina que originalmente incluía el territorio a ambas orillas del río Jordán.
La situación mejoraría para los judíos, especialmente cuando un correligionario fue nombrado como alto comisario civil de la Palestina del Mandato: Herbert Samuel. Ahora bien, este último depositaba sus esperanzas en que sería el desarrollo económico y social diluirían los antagonismos en la zona, algo que resultó ser errado.
Artículos complementarios
1/5-La identidad palestina (por Jan Doxrud)
2/5-La identidad palestina (por Jan Doxrud)
3/5-La identidad palestina (por Jan Doxrud)
4/5-La identidad palestina (por Jan Doxrud)
5/5-La identidad palestina (por Jan Doxrud)