10) Silvio Gesell: Economía, Dinero e Interés (por Jan Doxrud)
Para algunos de los lectores, las ideas de Gesell podrán resultar ser extravagantes, pero sucede que el espíritu de sus ideas no murieron con la muerte física del autor. Por ejemlo, el “espíritu” que guiaba la idea del Freigeld podemos materializada en el planteamiento del economista de la Universidad de Harvard, Gregory Mankiw, en un artículo publicado el 18 de Abril por el New York Times titulado “It May Be Time for the Fed to Go Negative”. Frente a las repercusiones de la crisis subprime y el consecuente aumento del desempleo, Mankiw recomienda ponernos aun más negativo, claro que, no hace referencia a una actitud, sino que a la política monetaria
El problema que aborda el artículo versa sobre los tipos de interés, específicamente, cuando una diminución de estos no funcionan para reactivar la demanda incluso cuando los tipos llegan a 0. Así, entra la idea de los intereses negativos, es decir, si el interés es de -10% un préstamo de 100 significará una devolución al año siguiente de 90. Mankiw también cita la propuesta de un alumno de quitar de circulación aquellos los billetes cuyo número de serie termine en una cifra escogida al azar.
En un artículo publicado en el World Economic Forum por las economistas Jennifer Blancke y Signe Krogstrup explican que la política no convencional de aplicar tipos de interés negativos tienen un importante impacto psicológico y la mayor parte de las personas con ahorros en los bancos irían inmediatamente a retirarlo para cambiarlo por efectivo. En virtud de la “ilusión monetaria” Blancke y Krogstrup, que las tasas de interés negativas constituyen una poderosa forma de inducir a las personas a gastar e invertir . Con “ilusión monetaria” las autoras quieren dar a entender que, en general, las personas no distinguen entre tasas de interés nominal y real, es decir, estas perciben solo tasas de interés nominal negativas como relevantes para el valor de sus ahorros.
No obstante lo anterior, el peligro de una potencial corrida bancaria sería improbable puesto que, cuando los bancos reducen las tasas de interés por debajo de cero, no cobran por los depósitos más pequeños familiares, aunque si pueden aumentar las comisiones para compensar las pérdidas. En relación con los peligros de las tasa negativas las autoras explican lo que la mayor preocupación es no saber en qué punto las personas, las empresas o las instituciones financieras querrán vender todos sus bonos y depósitos bancarios, y exigir a cambio dinero en efectivo.
Continúan explicando que, desde el siglo XIX han habido intentos de dar solución a este problema y citan el caso de Silvio Gesell y del mencionado Gregory Mankiw y la idea un esquema de lotería para elegir al azar números de serie de billetes para declararlos inválidos. Las autoras también se refieren al paper del economista de la Universidad de Harvard, Kenneth Rogoff, titulado “Costs and benefits to phasing out paper currency” (en donde se cita el trabajo de Gesell). En este escrito Rogoff plantea la posibilidad de eliminar el dinero en efectivo por completo, de manera que ya no habría alternativa para pagar una tasa de interés negativa sobre depósitos y bonos bancarios.
El economista alemán, Bernd Senf, quien se desempeñó de 1973 a marzo de 2009 como profesor de economía en la Universidad de Ciencias Aplicadas para la Economía en Berlín, es un representante bastante “heterodoxo” dentro de la misma “heterodoxia” económica. Dejando de lado otra de sus ideas, Senf es partidario de un profundo cambio en el sistema monetario (influenciado por los escritos de Gesell). El autor se muestra contrario al “sistema de interés” y propone algunas alternativas este. Denuncia que el fascismo nunca se preocupó por suprimir el interés, tal como lo pregonaban(“quebrar la esclavitud de los intereses”,sino que, presos del estereotipo del judío usurero, solo se dedicaron a expropiar y a exterminar a los judíos, de manera que el nacionalsocialismo “se las arregló estupendamente bien con el gran capital y viceversa”, comenta el autor. Mas adelante añade Senf que el esfuerzo por superar el sistema de intereses elaborado por Gesell iba en una dirección totalmente diferente y resulta un despropósito vincular sus ideas con la ideología fascista.
La anterior precisión se debe a que efectivamente algunos miembros del Partido Nazi comenzaron a introducir parte del pensamiento del autor especialmente su teoría monetaria y su ataque al interés.
Por ejemplo tenemos ideas afines a Gesell como las del ingeniero, economista autodidacta y miembro del Partido Nazi, Gottfried Feder (1883-1941) y su “Manifiesto contra la usura y la servidumbre del interés del dinero”(1932). En este, Feder condena lo que denomina como “mammonismo”, entendido como el poder mundial del dinero y la potencia financiera supraestatal que atenta contra el derecho de autodeterminación de los pueblos. Aquí Feder despliega todo un discurso moralista en contra del dinero, la codicia y el materialismo. Este “mammonismo” es, por lo demás, improductivo, esto es, su fuente de energía no es fruto del esfuerzo y de la producción de bien. En otras palabras la fuerza del “mammonismo” proviene del interés que, para Feder, constituye el “invento diabólico del gran capital”.
Así, la propuesta de Feder es poner fin al interés y, para ello, de debía comenzar por eliminar el capital prestamista que se encumbra por encima y somete al capital industrial. Parte del programa de Feder – que consta de 9 puntos – consiste en centralizar la banca y las finanzas en torno al Estado. Frente al “Mammon” Feder opone el socialismo, para ser más específico, el nacionalismo nacionalista-prusiano (no marxista). Este socialismo resalta la idea de comunidad, de que el ser humano “no está por sí solo sobre la tierra”. Una vez quebrantada la servidumbre del interés se abre el camino para el establecimiento de un Estado Social que se ocupe del bienestar material del pueblo y que cuente con una cámara de delegados del pueblo trabajador.