3) Silvio Gesell: Economía, Dinero e Interés (por Jan Doxrud)
En la primera parte de su obra (que es la tercera de la edición en alemán), titulada “El dinero tal cuales” es, Gesell emprende un análisis del dinero y como revela su existencia en la vida cotidiana. Con esto quiere dar a entender que el dinero de aquella época se presentaba en una doble dimensión, una sustancial, es decir, la materia de la que está hecho el dinero y, por otro lado, la dimensión formal, es decir, lo que este dinero representa para quien lo utiliza, por ejemplo, la leyenda que lleva inscrita un billete. La verdad es que entre materia y forma, explica Gesell, existe “algo” que impide que estas se conciban como una sola, y este “algo” es la ley que, así como fue capaz de unirlas, es también capaz de separarlas.
Ejemplo de lo anterior es la suspensión del patrón oro durante la Primera Guerra Mundial o todas las demás reformas (de las cuales Gesell no fue testigo) como la orden Ejecutiva de Roosevelt 6102 (1933) que prohibía la acumulación de oro por parte de los ciudadanos con el objetivo de estabilizar el precio del dólar. De esa manera la onza de oro que equivalía a 20,67 dólares pasó a valer 35 dólares la onza, es decir, se llevó a cabo una devaluación del dólar respecto al oro.
Otro ejemplo es el fin del régimen patrón-oro-dólar por parte del Presidente Richard Nixon en la década de 1970. Lo mismo sucedía en el pasado con las monedas de oro a la cual, en virtud del “señoraje” (que en nuestro días detenta el Banco Central), se le quitaba el contenido de oro con el consecuente resultado de la desvalorización de la moneda en circulación. Es en este sentido en el que hay que entender las siguientes palabras de Gesell:
“Ambos – el dinero y su materia prima – nunca pueden declararse como una sola cosa, dado que entre ambos existe la ley, que el día de hoy une a ambos, y que mañana los puede separar”.
Por ejemplo, en un billete de 10 dólares con la imagen de Alexander Hamilton se podía leer “In gold coin payable to the bearer on demand”. La pregunta es: ¿existe una conexión indisoluble entre esa leyenda y el contenido materia? La respuesta de Gesell es negativa puesto que es un vínculo artificial creado mediante la ley.
Así, el autor explica el “papel” de los billetes de banco es, al igual que el cobre, el nikel, la plata y el oro, una materia prima para la fabricación del dinero, de manera que todas estas distintas formas de dinero ostentaban, en opinión de Gesell, derechos iguales, puesto que eran recíprocamente intercambiables. Asi, a las personas les es indiferente la sutancia o el soporte material del dinero, puesto que será dinero todo aquello generalmente aceptado como tal y que cumpla una de sus funciones medualres saber, ser un medio de intercambio o, como señalaba Adam Smith, una suerte de camino por donde circulan las mercancías. Producto de la división del trabajo y la especialización la productividad y los niveles de riqueza a¡han aumentado de manera tal que le trueque no podía continuar siendo el medio de interambio y es aquí en donde entre en escena el dinero
Explica Gesell que las mercancías son cosas que que su productor solo puede utilizar como medio de intercambio, es decir, el fin del objeto de su trabajo es su enajenación, es la venta a otro por lo que el trabajo se paraliza de inmediato cuando la venta de los productos se ve obstaculizada, escribe Gesell. El punto es que el dinero viene a facilitar las transacciones de mercancías resolviendo el problema de la doble coincidencia de necesidades y cada época utilizará un tipo dinero diferente como oro, plata, billetes canjeables por oro, dinero fiduciario, etc.
La sustancia o soporte material de ese dinero es irrelevante mientras este cumpla su función que, como dinero, le corresponde, es decir, D – M – D – M – D…Gesell explica como el “dinero celulosa” va gradualmente conquistan el mundo dejando atrás el “metal-moneda”. Ese papel-moneda contiene una leyenda en donde promete algo a su portador (después de todo hasta nuestro días el dinero es un pasivo del Banco Central) y las personas lo aceptan sin mayores reparos.
Como señala Gesell cuando el Estado imprime en un trozo de papel “son diez gramos de oro”, todo el mundo cree esto, y ocurre que tal papel circula sin impedimento alguno durante años a la par del oro acuñado, por lo que la confianza por parte de las personas juega un rol medular para darle respaldo a ese pedazo de papel. Añade sarcásticamente Gesell que si el mismo Estado hubiese prometido en un papel similar la entrega de una vaca lechera, entonces todos los poseedores de esos billetes hubieran presentado al día siguiente “con una soga, exigiendo la entrega de la vaca”.
La conclusión del alemán es que, si bien es cierto que un papel puede sustituir perfectamente a una cantidad de oro durante generaciones, por otro lado se tiene que tal papel no está en condiciones de representar, ni siquiera por veinticuatro horas, a una vaca u otro objeto de uso. Dos respaldos diferentes (oro y vacas) causarían así dos reacciones diferente en las personas portadoras de billetes. Así, de acuerdo a Gesell lo anterior demuestra.
“(…) que el papel y el oro acuñado son indiferentes en todas sus propiedades esenciales, es decir, que prestan a todos servicios absolutamente iguales, tanto el disco de oro como el papel en su forma de moneda”.
La tesis del autor es que, en el caso de los billetes, no es la promesa de conversión lo que el infunde “vida”, puesto que este puede operar incluso sin prometer conversión alguna, tal como sucede actualmente con el dinero fiduciario cuyo único respaldo es la confianza y porque es emitido por el Banco Central en un régimen de monopolio de emisión. En relación con el tema del Banco Central, Gesell señala que es esencial tener un régimen monetario unitario, por lo que la fabricación del papel moneda debía ser monopolizado por el Estado. La razón de esto la da Gesell a continuación:
“Si cualquier persona pudiera fabricar dinero libremente y hacerlo a su manera, su multiplicidad lo haría inútil para llenar su objeto. Todos declararían a su propio producto como dinero y con ello habríamos retornado al comercio de trueque.”
De acuerdo a nuestro autor, el dinero es una expresión del poder del Estado, así como también un medio para mantener la unidad nacional. Añade que, con la introducción del dinero, se inicia también la organización del Estado. Así, existe una relación de necesidad mutua entre Estado y dinero, sin Estado no hay dinero, pero un Estado-nación sin dinero tampoco podría persistir en el tiempo.
Así, como ya señalé, el contenido material le es indiferente a las personas mientras lo que opera como dinero cumpla las funciones que le son propias. A lo largo de la segunda mitad del siglo XX y el siglo XXI hemos sido testigos de una desmaterialización del dinero. Incluso este se encuentra sujeto a una ser de clasificaciones técnicas en base a su liquidez (M1, M2, M3, etc) En la época de Gesell es el papel moneda el que comienza a cobrar importancia. Para Gesell este medio de intercambio constituía una “mercancía químicamente pura” y el único objeto que, como mercancía, era útil y, al ser útil, era demandada como medio de pago. Es verdad, explica Gesell, que este papel moneda puede ser visto como lo que es: un simple papel rectangular. Pero lo mismo podríamos decir de un valioso cuadro (ver solo tela y óleo).
Lo que hace a este papel algo más que un “mero papel” que concebimos como dinero, es su respaldo legal y, al ser el único medio de cambio legal, es útil y demandado por las personas. Añade Gesell que el papel moneda tiene una particularidad y es el de ostentar en su forma más pura “las propiedades que caracterizan a la mercancía, ya que el dinero, principalmente el papel-moneda, se utiliza sólo como mercancía canje”. (no así, por ejemplo el oro.
Gesell vuelve a insistir en el punto de que el soporte material de este es irrelevante puesto que esto solo sirve para que sea visible y palpable. El autor presenta la siguiente analogía:
“El rol desempeñado por la parte material del dinero puede compararse fácilmente con el del cuero de "la pelota" para lo s jugadores de football. A éstos no le s preocupan en lo más mínimo las cualidades substanciales de la pelota, ni mucho menos su propiedad. Remendada, sucia, nueva o vieja, todo les es indiferente; basta que la pelota sea palpable y visible para que se inicie el match. Tratándose de dinero sucede lo mismo (…) los amantes de las definiciones concisas, se sentirán contentos, al decir yo: La moneda es el "football" de la economía política”.