(1) Historia de Chile: de Arturo Alessandri a Carlos Ibáñez del Campo, 1920-1931 (por Jan Doxrud)
En este escrito me propongo explicar el período que va de 1920 a 1931, esto es, la presidencia de Arturo Alessandri y el régimen dictatorial del Coronel Carlos Ibáñez del Campo (1927-1931) quien, por lo demás, se convertiría años más tarde en presidente electo de la República (1952-1958). ¿Qué fue lo que llevó a que la imperfecta democracia y Estado de Derecho en Chile terminara por colapsar y los militares asumieran rol clave en el manejo político y económico del país? La inoperancia, ineficacia y desconexión con la realidad social del país por parte del régimen parlamentario llevó a que intervinieran las Fuerzas Armadas en la política nacional para desatar el nudo gordiano. Como señala Edgardo Boeninger, el golpe militar de 1924 significó la ruptura con la legalidad democrática y el país paso a ser conducido por una primera Junta de uniformados que sería posteriormente reemplazada por otra que llamaría a Alessandri ( quien había presentado la renuncia) para que volviera a ejercer la Presidencia del país. Pero la democracia existente desde el golpe ya era una que se encontraba bajo la tutela militar, específicamente bajo el control de Ibáñez, lo que causó que Alessandri renunciara por segunda vez y así dejar completamente pavimentada la vía para que Ibáñez asumiera, años después, el poder. En fin, en palabras de Boeninger:
“La dictadura de Ibáñez fue un breve paréntesis en la vida política chilena, un período de transición entre la república parlamentaria que había llegado a su fin y el nuevo orden político que, apoyado en la Constitución de 1925, se hace efectivo a partir de 1932 en la forma del llamado Estado de compromiso, en un régimen presidencial”.
Para entender la llegada de Ibáñez al poder hay que remontarse, al menos, a la presidencia de Arturo Alessandri Palma, quien tuvo un complejo e interrumpido mandato entre 1920 y 1925 (con dos renuncia por parte del Presidente). La historia republicana de Chile post-Independencia estuvo marcada principalmente por la lucha entre conservadores y liberales quienes tenían distintas concepciones sobre como debía conformarse la nueva república naciente. Finalmente, tras la batalla de Lircay (1830) que enfrentó a liberales y conservadores prevaleció el paradigma conservador de la República que puede resumirse de manera bastante comprimida en la célebre carta de Diego Portales a su amigo Cea (1822). En resumen, Portales desechaba totalmente la idea de establecer una democracia liberal en el Chile de comienzos del siglo XIX. Portales rotulaba de ilusos a quienes pretendían establecer un gobierno liberal en Chile. La razón de esto era la falta de preparación del pueblo que era considerada por Portales como lleno de vicios y carente de virtudes.
Así, el modelo republicano de Portales era uno caracterizado por la existencia de un gobierno fuerte, centralizador, cuyos hombres fuesen verdaderos modelos de virtud y patriotismo, un discurso muy propio del siglo: la figura inmaculada, austera y desinteresada del “servidor público”. Este choque de visiones entre la élite conservadora y liberal se tradujo en una constante pugna atravesó todo el siglo XIX, que se tradujo en la confrontación entre el poder ejecutivo y el legislativo, y que llegó a su punto cúlmine en 1891 año en que se gatilló una cruenta guerra civil que terminó con el suicidio del Presidente José Manuel Balmaceda. Con este último acontecimiento se pone fin a la República Liberal y el comienzo de la República Parlamentaria que, a su vez, llegaría a su fin en 1925 con un retorno al presidencialismo.
Se puede establecer que la figura de Ibáñez del Campo se inserta dentro de esta pugna entre, por un lado, el autoritarismo que, si bien no rechaza de plano la democracia, sí defiende una de tipo elitista, restringida o una de carácter “protegida” (como la de Pinochet) y, por otro lado, una democracia de corte liberal. Ahora bien, Ibáñez va a encarnar solo una parte del espíritu autoritario propio del conservadurismo decimonónico chileno y es la idea de la restitución del principio de autoridad dentro de una sociedad que consideraba sumida en la indisciplina y la anarquía. Pero, por otro lado, tenemos que Ibáñez no encarnó ni fue defensor de los intereses de la oligarquía chilena puesto que, si bien reprimió con dureza a comunistas y anarquistas, también persiguió y hostigó a la oligarquía nacional.
Fue Ibáñez junto a Marmaduke Grove quienes conspiraron para poner fin a la primera junta de militares que sustituyó a Alessandri en 1924, puesto que estaba dominada por la alta oficialidad, más cercana a la oligarquía nacional que a las aspiraciones del la oficialidad mesocrática. Los uniformados no miraban con buenos ojos la política, que sólo era politiquería, ni a los políticos, quienes solo velaban por acceder y mantenerse en el poder, sin preocuparse genuinamente por la nación. Pero a esta hostilidad, también hay que añadir el escepticismo del gremio militar hacia la economía de libre mercado, puesto que, guiados por un colectivismo nacionalista, concebían que la economía debía estar supeditada a los intereses de la nación. Hubiese sido inconcebible imaginar que serían los propios militares los que darían el paso de liberalizar completamente la economía a partir de 1975. Incluso existían uniformados que se sintieron a algunas formas de socialismo, no necesariamente marxista, como fue el caso de Marmaduke Grove
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La elección de Arturo Alessandri
Comencemos explicando brevemente los problemas que tuvo que afrontar Arturo Alessandri (1868-1950) al asumir como Presidente en 1920 y de qué manera logró Carlos Ibáñez del Campo (1877-1960) hacerse gradualmente con el poder en Chile. Arturo Alessandri, quién derrotó en las elecciones a Luis Barros Borgoño,suele ser retratado como un político atípico, es decir, que se salía del molde del político de la época. Alessandri se mostraba cercano a los sectores populares y hacía uso de un lenguaje que logró sintonizar con parte de aquel sector de la sociedad chilena, aunque también logró captar la atención y simpatía de parte de la clase media. Como veremos más adelante, una vez electo Presidente, Alessandri se vería preso del obstruccionismo político de aquella época. La inestabilidad ministerial junto al estrecho margen de maniobra que tenía el Presidente tendría como consecuencia el que otra institución terminara con esta mezquina manera de hacer política: el Ejército.
Ya regresaremos a la campaña política entre Alessandri y Barros Borgoño, ahora revisemos brevemente el problema económico fruto de las consecuencias que tuvo el final de la Primera Guerra Mundial (1914 - 1918) en la economía chilena. El impacto en la industria salitrera fue grave puesto que se tradujo en el cierre de salitreras, migraciones hacia las ciudades, desempleo, hacinamiento y pobreza. Como explica el historiador chileno, René Millar, la producción de salitre disminuyó de 2.772.200 toneladas en 1913 a 2.463.400 toneladas en 1914 y a 1.755.800 en 1915. En lo que respecta a las exportaciones, Millar señala que estas pasaron de 2.738.339 toneladas en 1913 a 1.884.783 en 1914 para posteriormente repuntar en 1915 (2.023.294) Así, el historiador chileno explica que las exportaciones de salitre se vieron afectadas por el bloqueo impuesto a Alemaniapor parte de los británicos, así como por las restricciones que impusieron los británicos a su reexportación desde Londres al ser declarado como producto estratégico. A esto, añade Millar, otro problema: la falta de medios de transporte para sacar el mineral desde Chile (por ejemplo inversión una marina mercante).
La guerra también afecto las exportaciones de trigo y harina. Los 595.896 quintales métricos exportados en 1913 disminuyeron a 73.190 en 1914 y a 5.755 en 1915. Hacia el final de la guerra, la situación no mejoró y comenzaron claras tendencias depresivas en el mercado salitrero. Sucedió que durante la guerra la necesidad bélica por parte de los países beligerantes se tradujo en un aumento del stock de salitre a tal punto que estas, al finalizar la guerra, era de 1.500.000 toneladas, de acuerdo a René Millar. Paso seguido fue que los países europeos comenzaron a deshacerse de estas existencias de salitre en el mercado lo cual tuvo como consecuencia una baja en el precio del salitre en el mercado. Alessandri en sus memorias explica la importancia que tenían la agrupación o grupo de fuertes casas comerciales inglesas compradoras de salitre desde hacía más de 40 años. Esta agrupación vendían y distribuían el salitre en Europa y Estados Unidos. Alessandri explica que estos tenían y conocían la clientela consumidora e, igual de importante, disponían de la infraestructura necesaria para acarrear el salitre que compraban en la costa de Chile para posteriormente revenderlo. A esto añadía Alessandri:
“En el curso del año 1921 aquellos compradores adquirieron más de un millón de toneladas, y los clientes de esas casas desahuciaron los contratos, en razón de que el salitre había sido adquirido a muy alto precio y, por otras razones, los consumidores no podían hacer frente al pago de los precios estipulados. La principal razón era que, después de la guerra, el consumo disminuyó en forma grave y alarmante porque bajo el precio del azúcar de betarraga y el del algodón”.
Explicaba Alessandri que los países eslavos no consumían salitre y países como Alemania, Francia e Italia no podían adquirirlo producto de la desvalorización de sus respectivas monedas frente a la libra esterlina.
Otras medidas y problemas para el mercado chileno del salitre fue la prohibición por Londres de importar salitre chileno, la falta de una marina mercante nacional y la pérdida del mercado alemán. Explica Millar que las exportaciones cayeron radicalmente. De 2.919.177 toneladas exportadas en 1918 se pasó a 803.916 en 1919. Esta disminución en las ventas influyo, a su vez, inmediatamente en la producción, que disminuyó de 2.859.000 toneladas a 1.703.0002. Otro rubro afectado hacia el final de la guerra y la post-guerra fue la minería de cobre y plata, así como la harina y el trigo. Para empeorar la situación, Millar señala que la tasa anual de inflación hacia el final de la guerra fue de alrededor de un 27%, las más alta en la historia inflacionaria del país. La causa de esto fue a la emisión de papel moneda y de vales de tesorería que tuvo como consecuencia el aumento del circulante en el país, el aumento del precio de los productos y la desvalorización del peso chileno en relación la libra esterlina, con el consecuente aumento de precio de los bienes importados.
El descontento social no se hizo esperar y los partidos políticos tuvieron que hacer frente a una ola de protestas y efervescencia social. Comienza, al menos en el plano teórico, una orientación hacia el proteccionismo económicopor parte de los partidos políticos y a un papel más activo del Estado en la economía. Pero habría que esperar las nefastas consecuencias de la crisis de 1929 para que el tránsito desde el libre mercado al intervencionismo estatal se hiciera efectivo. Los debates también giraban en torno a la inflación y desvalorización del peso frente a la libra esterlina lo que llevó a que finalmente a que el debate entre “oreros” (partidarios del patrón oro como ancla) y “papeleros” (billete inconvertible) quedara zanjada a favor de los primeros. El Ministro de Hacienda, Guillermo Subercaseaux pretendía crear una institución, una suerte de Banco Central, que velara por la estabilidad del valor en oro de la moneda chilena, idea que fue resistida por algunos personeros políticos por oponerse a los postulados del libre mercado. Como veremos más adelante, sería en 1925 cuando la misión Kemmerer asesoraría al gobierno para crear un Banco Central en Chile. Regresemos al tema del malestar social y a la agudización del fenómeno conocido como “Cuestión Social”.
FIN PARTE 1
Bibliografía
Adolfo Ibáñez Santa María, Historia de Chile (1860-1973)
Simon Collier y William Sater (1808-1994)
Edgardo Boeninger, Gobernabilidad. Democracia en Chile.
Patricio Silva. En el nombre de la razón. Tecnocracia y política en Chile.
Sofía Corra et al, Historia del Siglo XX chileno
Iván Jaksic y Juan Luis Ossa (Ed.), Historia política de Chile, 1810-2010. Tomo I. Prácticas políticas.
Patricio Meller, Un siglo de Economía Política chilena (1890-1990)
Eduardo Ortiz, La Gran Depresión. 1929, impacto en Chile.
Documentos sitio web Memoriachilena
Arturo Alessandri Palma, Recuerdos de Gobierno, Adminsitración 1920-1925 (Tomo I)
René Millar Carvacho, La elección presidencial de 1920
Jorge Rojas Flores, La Dictadura de Ibáñez y los sindicatos (1927-1931)
René Millar Carvacho, Significados y antecedentes del movimiento militar de 1924.
Patricio Bernedo, Prosperidad económica bajo Carlos Ibáñez del Campo, 1927-1929. Historia Volumen 24, Instituto de Historia PUC (1989)
Boletín de las Leyes i Decretos del gobierno, Libro XCVI (1927)