(IV) Economía marxista: Paul Sweezy y las crisis económicas (por Jan Doxrud)
Sweezy pasa a examinar dos casos. En primer lugar señala que si ∆D desapareciese o fuese negativo, los capitalistas retirarían su capital, se reduciría la circulación y comenzaría una crisis seguida de sobreproducción. Este sería un caso extremo que no tendría su duplicado en la práctica. Por lo demás esto sería el resultado de una crisis particularmente severa, un fenómeno de depresión y difícilmente puede usarse para explicar el comienzo de la crisis. El segundo caso es el de un descenso de G’. Sweezy se plantea un escenario contrario, es decir en donde G’ permaneciera siempre positiva de manera que el factor que da motivación e impulso a la producción capitalista no fuese nunca eliminado. ¿Se podría esperar que en cierta etapa los capitalistas pudieran reducir sus operaciones hasta el punto de poder generar una crisis? La respuesta es afirmativa, ya que basándose en los escritos de Marx, no se trataría solamente de reemplazar la misma masa de objetos de que el capital se compone, ya sea en la misma escala o en una escala ampliada, sino que se trata de reemplazar el valor del capital adelantado, lo que Marx denomina como tasa usual de ganancia.
“No es necesario considerar la tasa usual de ganancia como una cifra precisa, nada más y nada menos; basta determinar claramente el nivel de las cifras, digamos del 10 al 15 por ciento, o del 4 al 6 por ciento, según las circunstancias. Tan pronto descienda la tasa de ganancia por debajo del nivel ordinario, comenzará una reducción de las operaciones de los capitalistas”[1].
El capitalista se encontrará ante dos opciones. Puede continuar devolviendo el capital a la circulación o conservarlo en forma de dinero. Pero optar por esto último sería negar la esencia de lo que define a un capitalista, por lo que tendrá que devolver tarde o temprano ese capital a la circulación. Esto no significa que reinvierta su capital inmediatamente, así como tampoco que lo reinvierta en el mismo sector o rama industrial. De acuerdo a la fluctuación de la tasa de ganancia en relación a su nivel ordinario, el capitalista decidirá invertir en uno u otro sector, retirando capital de uno para colocarla en otro. ¿Qué sucederá si G’ desciende por debajo del nivel ordinario en todos o casi todos los sectores? El capitalista podrá posponer su planes de inversión en espera de mejores condiciones, es decir, que G’ retorne a su nivel ordinario o contentarse con invertir a una nueva y más baja norma de la tasa de ganancia. De esta manera, aclara el autor, no sería cierto que G’ tendría que desaparecer o volverse negativa para generar una crisis, ya que bastaría el aplazamiento de la inversión para interrumpir el proceso de circulación y provocar así la crisis y la sobreproducción. “La crisis y la depresión subsiguiente forman parte, en realidad, del mecanismo por el cual la tasa de ganancia es restituida completa o parcialmente a su nivel precio”[2].
Por lo tanto, lo único que se requiere es de un descenso de G’ más allá de su nivel ordinario para generar incertidumbre entre los capitalistas, lo cual afectaría sus planes de inversión. Sweezy rechaza la idea de que, ante este panorama, el capitalista se volcaría a gastar en bienes de consumo, ya que sería una negación de su misma esencia que es la de acumular capital, y por lo demás sería la negación del sistema capitalista, es decir, se pasaría de la producción para la ganancia a la sola producción para el consumo. Sweezy resume lo expuesto de la siguiente forma: “La forma específica de la crisis capitalista es una interrupción del proceso de circulación provocada por un descenso en la tasa de ganancia más allá de su nivel ordinario”[3].Los capitalistas se verán incentivados a invertir mientras perciban que G’ sea mayor al tipo de interés (i) que está obligado a pagar, por lo que si G’ cae por debajo de i, la circulación se interrumpe, sobreviniéndose la crisis. Esta relación entre G’ e i es fundamental en las crisis económicas tal como lo plantea la Escuela Austriaca del Ciclo Económico. Sweezy considera correcto entender las causas de las crisis en términos de las fuerzas que operan sobre la tasa de ganancia, claro que bajo la suposición de que de principio a fin, las mercancías se vendía en sus valores de equilibrio. Sweezy distingue entre dos tipos de crisis, la primera es la ya señalada, aquella relacionada con la tendencia decreciente de la tasa de ganancia. La segundaes aquella que no parte de la suposición de que las mercancías se venden en sus valores de equilibrio, lo que Sweezy denomina “crisis de realización”. Escribe el autor:
“El punto es obvio cuando se aplica a una sola mercancía; si se produce demasiado, el precio de mercado cae por debajo del valor, y la ganancia se reduce o desaparece. Si esto ocurre en un número suficiente de industrias al mismo tiempo, el resultado es un descenso general en la tasa de ganancia, seguido de una crisis…La dificultad esencial es la de realizar el valor que, en un sentido físico, está ya incorporado en las mercancías acabadas”[4].
Sweezy advierte que la diferencia entre estos dos tipos de crisis pueden resultar para el capitalista práctico casi nulas, ya que para éste lo relevante es el lucro, sea cual sea la causa. Mientras que desde un punto de vista del análisis causal, las dos crisis plantean diversos problemas. En el primer caso, por ejemplo, la crisis guarda relación con los movimientos de pv’ y O’, quedando así intacto el sistema de valor, mientras que, en el segundo caso, las crisis tienen que ver con fuerzas no especificadas que tienden a generar déficit general en la demanda efectiva de mercancías, vale decir, se crea una situación en que no es tanto que la demanda sea insuficiente para comprar las mercancías ofrecidas en el mercado, sino que es “insuficiente para comprarlas con una tasa de ganancia satisfactoria”. De esta manera concluye Sweezy: “El punto de partida de la crisis es, en ambos casos, un descenso de la tasa de ganancia; pero lo que está detrás del descenso, en un caso requiere un análisis muy diferente del que requiere lo que está detrás el descenso en el otro”[5].
[1]Ibid., 156.
[2]Ibid.
[3]Ibid., 157.
[4]Ibid., 159.
[5]Ibid.v