1/2- Bosquejo sobre la filosofía de vida de León Tolstói (por Jan Doxrud)

(I) Bosquejo sobre la filosofía de vida de León Tolstói (por Jan Doxrud)

Lev Tolsói  (1828-1910)  no  necesita  presentación. Es  considerado  como  uno  de los titanes de la literatura  universal  y  de  la  literatura la rusa, principalmente por sus dos voluminosas obras: “Anna Karenina”  y  “Guerra  y  paz”, obras  que  pone a  prueba  a la paciencia de cualquier lector tal como sucede como el “Ulises” de James Joyce o “En busca de tiempo perdido” de Marcel Proust. Pero aquí no  hablaré  de  literatura   puesto   que   eso es para los expertos en literatura rusa y, específicamente, los  estudiosos   de   la  obra de Tolstoi. Lo que abordaré en este escrito es el lo que podríamos llamar como “filosofía de vida” de Tolstói, así como también su concepción de lo que debía ser el verdadero cristianismo   que   constituía   la base para el progreso humano. Para ello me basaré, principalmente, en  su  obra   censurada   por   el  zarismo   titulada “El  Reino  de Dios está en vosotros”, (publicada en Alemania en 1894) así como en sus voluminoso diarios de vida que redactó entre 1847-1895 y 1895-1910.

Tolstói   nació   en  Yásnaya Poliana, la  finca  que  poseía su familia de origen noble, localizada en la región  de  Tula. La figura  de Tolstoi  resulta ser fascinante, una persona apasionada, introspectiva y llena de contradicciones y que experimentó una  evolución  interior notable. En un comienzo era un aristócrata ruso con su tierra y sus siervos, participó en las escaramuzas entre el imperio Ruso y los chechenos   en  el  Cáucaso  y  participó también en la brigada de artillería en la Guerra en Crimea (1853-1856). Fue también un verdadero gozador de la vida, amante de las prostitutas y gitanas. En su Diario el 20 de marzo de 1852 escribió:

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“Por lo que he podido estudiarme, tengo la impresión de que predominan en mí tres pasiones insanas: el juego, la lujuria y la vanidad”

La  pasión  por  el  juego, explicaba Tostói  se derivaba de la pasión por el dinero y, cuando ya no es por  el  dinero, es  por  las  sensaciones   que   se   derivan   deljuego. Concluía que la fuente de esta pasión  era  el  hábito   en  sí  por  lo que, para erradicar esta pasión, había que eliminar el hábito, tal como  lo  había hecho Tolstói. En cuanto a la lujuria sus dos causas eran el cuerpo y la imaginación. Las   ocupaciones   físicas  (gimnasia)  y  morales  (literatura)  constituían  el  antídoto para la lujuria, aunque Tolstói confiesa la dificultadque tenía para desembarazarse de la tentación, por lo que las dos últimas  opciones  era la fuerza de voluntad y las plegarias a Dios. En cuanto a la vanidad, Tolstói la consideraba  como   un  amor   inmaduro  por la gloria o una suerte de amor propio transferido a las opiniones  de otros. Es  por   esto  que  Tolstói aseveraba que el vanidoso no se amaba a sí mismo como es, sino que como se muestra a los demás. Las causas que la alimentan de acuerdo al escritor ruso eran los lujos, la inactividad y la ausencia de preocupaciones y privaciones.  El 15 de agosto de 1854,  estando  en  Sebastopol   durante  la  Guerra  d e Crimea, Tolstói se queja varias veces de sus debilidades, particularmente sobre su falta de carácter, su irritabilidad y su pereza. El 24 de julio del mismo año anotó:

“Es curioso que sólo ahora me haya dado cuenta de uno de mis mayores defectos: la tendencia a mostrar mis cualidades superiores, que ofende a otras personas y despierta en ellas envidia. Para ganarse el amor de las personas se necesita, por el contrario, ocultar todo lo que te haga salir de lo común. Lo he comprendido demasiado tarde…”

El 7 de julio de 1854 un Tolstói de 26 años traza un perfil de su personalidad:

“Soy feo, torpe, desaseado y desprovisto de educación mundana. Soy irritable, aburrido para los otros, inmodesto, impaciente y tímido como un niño. Soy casi un ignorante (…) Soy intemperante, indeciso, inconstante, estúpidamente vanidoso y arrebatado, como toda la gente sin carácter. No soy valiente (…) Soy inteligente, pero mi inteligencia todavía no ha sido puesta a prueba de forma seria. No tengo una inteligencia práctica, ni una inteligencia social, , ni tengo inteligencia para los negocios (…) Soy tan ambicioso y este sentimiento ha sido tan poco satisfecho, que con frecuencia temo que si tuviera que elegir entre la gloria y la virtud elegiría la primera. Sí, no soy modesto; por eso soy orgulloso por dentro y vergonzoso y tímido por fuera”

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Con el tiempo este atormentado, aventurero y bohemio Tolstói abriría paso a una persona simple y austera, que calificaría al sexo de animal y repugnante (él tuvo 13 hijos),se haría vegetariano, liberó sus siervos, interiorizaría sus lecturas de Confucio, Lao-Tsé, Krishna, Buddha, Schopenhauer, Goethe, Thoreau, Ramakrishna, Vivekananda (entre otros muchos autores) y fundamentaría su vida conforme a los Evangelios y las enseñanzas de Jesús. Incluso a los 82 años escapó de su casa dejando una nota a su esposa recriminándole su carácter despótico e incontrolable. Consideraba como “extraviados” a los materialistas, positivistas y nietzscheanos. También se mostraba contrario al sistema capitalista de su época y así también al socialismo y el marxismo. El capitalismo, escribía Tolstói, enseñaba a los trabajadores la envidia y el egoísmo. Tampoco se mostraba de acuerdo con que el fin del capitalismo significaría, necesariamente, una transición hacia el socialismo, un socialismo que, de acuerdo a Tolstói, se fundamentaba en la violencia. Así, la situación para el trabajador no cambiaría puesto que sólo habría una transferencia del despotismo, desde los capitalistas hacia los jefes obreros. Frente a esto, Tolstói proponía una vaga idea de una asociación libre de obreros:

“Y para ello es necesario aprender a comulgar, perfeccionarse moralmente, servir de buen grado a los otros sin ofenderse por no recibir recompensa. Y aprender esto es imposible en el sistema competitivo capitalista, sólo es posible en otros sistema completamente distinto”.

Tolstói mantendría correspondencia con Gandhi (estando este último en Sudáfrica) sobre quién ejerció una importante influencia. También mantuvo una relación epistolar con Rainer Maria Rilke y Geoge Bernard Shaw, así como con escritores rusos. Como señalé, con el tiempo Tolstói adoptaría una filosofía de vida marcada por la austeridad y autodisciplina. Se hizo vegetariano, se hizo partidario de la no violencia e idealizó la vida simple de los campesinos. El 17 de abril de 1906 escribió:

“Las naciones occidentales han abandonado la agricultura y sólo quieren dominar. No pueden dominarse entre ellas, de modo que buscan colonias y mercados. Sólo con el trabajo agrícola de todos puede existir una vida razonable, moral. La agricultura muestra lo más y lo menos necesario. Es la vida para una vida razonable. Hay que tocar la tierra. La emoción y el entusiasmo que sentimos ante la contemplación de la naturaleza es el recuerdo del tiempo en que éramos animales, árboles, flotes, tierra. Más exactamente, es la conciencia de nuestra unidad con el Todo, una unidad que el tiempo no ha ocultado”

Casa de Tolstói y su pieza (Yásnaya Poliana)

Casa de Tolstói y su pieza (Yásnaya Poliana)

Esta idea de la “unidad con el Todo” la encontramos también en 1893, cuando Tolstói afirma que la mejor forma de conocer el mundo exterior, aparte de los 5 sentidos, era por medio del autoconocimiento a través del amor y el conocimiento de los otros a través del amor por ellos. Tolstói define en una de sus entradas de su diario como la “conciencia de la unidad”. Luego añade:

“A este medio lo llamamos don poético y no es otra cosa que el amor. Es la restauración de la unidad aparentemente destruida entre los seres. Sales de ti mismo y entras en otro. Y uno puede entrar en todo. Todo, fundirse con Dios, con Todo”

Esta relevancia del amor se encuentra conectada con la idea de que el ser humano es un ser social. Como escribe en su diario, 23 de Junio de 1909, es fácil ser bueno cuando se está solo, pero en cuanto el ser humano se junta con otros, se vuelve malo y añade: “Y cuanta más gente hay reunida, más difícil le resulta a cada uno abstenerse de lo malo. Por eso es tan importante, tan necesario el amor. Sólo con amor se pueden reunir los hombres sin volverse peores (…)”

Fin parte 1