(3) El marxismo después de Marx: el nacimiento del marxismo-leninismo (por Jan Doxrud)
La Primera Guerra Mundial (1914-1918) no sólo fue un catalizador de la Revolución en Rusia, sino que también puso a prueba la unidad del proletariado a nivel mundial. La prueba no fue aprobada ya que los trabajadores, al menos su mayor parte, se alistaron en las filas de sus ejércitos para defender su patria.Incluso los intelectuales no pasaron la prueba del internacionalismo, con la excepción de algunos como por ejemplo Lenin, Trotski, Luxemburgo y Bujarin. Con la gradual consolidación de los bolcheviques en el poder, señala Anderson, “el centro de gravedad internacional de la erudición histórica dedicada al descubrimiento y edición de escritos inéditos de Marx se desplazó a Rusia”[1]. Destaca la figura del ucraniano David Riazánov (1870-1938) quizás uno de los más grandes eruditos y conocedor del pensamiento de Marx, quién además criticó el desplazamiento que se generaba desde Marx hacia otros personajes como Lenin o Rosa Luxemburgo. Riazánov, como reconocido investigador del archivo sobre Marx, fue el primer director del Instituto Marx-Engels y posteriormente fue asesinado por el régimen de Stalin.
Con la muerte de Lenin en 1924 y el ascenso de Stalin, Anderson ve que el destino del socialismo y el marxismo quedaron sellados. Antes de examinar brevemente la suerte que corrió el marxismo en la Rusia de Stalin, examinaremos la figura de Lenin y su relación con el marxismo. Kolakowski escribió que el carácter del leninismo como una variante del marxismo constituyó un tema que fue largamente debatido. ¿Era Lenin un revisionista o un continuador del marxismo? ¿Era el leninismo una doctrina que sólo era válida para las particulares circunstancias de Rusia o era una que tenía una validez y aplicación universal? Como señala Kolakowski, sucedió que las generaciones herederas del pensamiento de Marx se vieron confrontadas a problemas prácticos que el maestro no abordó. Lenin fue un hombre práctico, no dejó que la ideología y los escritos de Marx se convirtiesen en un obstáculo para llevar a cabo la revolución. El criterio que guiaba las acción de Lenin era simple: es bueno o malo para la revolución. Así la filosofía y otras disciplinas eran armas para la lucha política y no tenían un valor en sí mismas. En cuanto a si Lenin fue un revisionista, sucede que el pensador ruso tuvo que hacerse cargo de problemas que Marx y Engels no abordaron y no dieron explicación alguna.
Sin embargo, existen ciertas ideas de Lenin que lo presentan como un autor revisionistas. Por ejemplo, frente al tema de la revolución obrera, Lenin criticó a los economistas que defendían la idea de que la revolución debía ser realizada por la clase obrera una vez que las condiciones económicas objetivas gatillarán una toma de conciencia política en estos que, de manera espontánea, se rebelarían contra el orden capitalista establecido. Lenin por su parte, no creía en esto y señalaba que era necesario la existencia del partido como vanguardia del proletariado. Por lo demás, la ideología y la teoría eran vitales para Lenin ya que, de acuerdo a él, no podía existir un movimiento revolucionario sin una teoría revolucionaria. Para Lenin, los obreros por sí solos no podían llevar a cabo la revolución, ya que no bastaba con ser obreros, es decir, para el pensador ruso el verdadero movimiento obrero no se definía por el hecho de estar integrados por obreros, sino que también por abrazar la ideología correcta. El desarrollo de una “consciencia socialista” no podría venir de un movimiento espontáneo de los trabajadores, que sólo tendrían una “consciencia burguesa”. Así tenemos que con Lenin el partido se convierte en el monopolista de la actividad revolucionaria y el proletariado quedó completamente subordinado ante las decisiones del partido.
Otro aspecto que destaca Kolakowski es la postura de Lenin frente al tema de la autodeterminación de los pueblos. Lenin se mostró favorable a que los naciones se autodeterminaran, lo que lo distanció de otros intelectuales que si bien defendieron la autonomía de los pueblos y el respeto por sus culturas, no apoyaban la independencia de estos, como era el caso de los distintos pueblos que compensa el imperio austro-húngaro. Sin embargo, en la práctica, para Lenin, la autodeterminación de los pueblos era algo excepcional. Por ejemplo Lenin aclaraba su opinión mediante una analogía. Decía que si bien el partido podía demandar la legalización del divorcio, esto no significaba que quisiera que todas las parejas se separaran. Esto mismo corría para el tema de la autodeterminación de los pueblos.
Tras la muerte de Lenin, fue Stalin quien se convirtió en el líder de la Unión Soviética y del comunismo internacional. De todos los cabecillas de la revolución, el más mediocre y, al parecer, el más pragmático, calculador y audaz logró controlar el poder. Bajo el régimen de Stalin fueron prácticamente asesinados la mayor parte de los cabecillas de la revolución: Kirov (1934), Zinóniev (1936), Kámenev (1936), Preobrazhenski (1937), Rikov (1938), Bujarin (1938), Riazánov (1938) y Trotski (1940), quien residía en México. Vale la pena detenernos brevemente en la Rusia de Stalin y las transformaciones que se produjeron. Leszek Kolakowki explica con detalle los cambios efectuados por Stalinen todos los ámbitos que podamos imaginar.
De acuerdo al pensador polaco, la década de 1930 fue testigo de la cristalización de una nueva versión del marxismo: el marxismo-leninismo. Esta doctrina no era más que la ideología personal de Stalin que incluía ideas de Marx, Engels, Lenin y las del propio georgiano. Tal doctrina, señala Kolakowski, se caracterizó por ser a su vez una ideología rígida con una serie de fórmulas que debían ser aceptadas acríticamente. Pero por otro lado se mostró flexible y vaga, de tal manera que podía ser utilizada para justificar cualquier política de Estado, hasta tal punto que Stalin firmó un pacto de no agresión con Hitler en 1939 que sólo terminó cuando el líder nazi traicionó al sorprendido dictador soviético.
Examinemos brevemente qué sucedió con el leninismo bajo la dictadura de Stalin, a través de las conferencias que pronunció en la Universidad Sverdlov en 1924, bajo el título: “Los fundamentos del Leninismo”. De acuerdo a Stalin, el leninismo se desarrolló y se formó bajo el imperialismo, en una época en que las contradicciones del capitalismo habían llegado a su cénit, cuando la revolución proletaria se había convertido ya en una cuestión de la actividad práctica inmediata. A la pregunta acerca de qué es el leninismo Stalin responde:
“Unos dicen que el leninismo es la aplicación del marxismo a las condiciones peculiares de la situación rusa. Esta definición contiene una parte de verdad, pero dista mucho de encerrarla toda. En efecto, Lenin aplicó el marxismo a la realidad de Rusia, y lo aplicó magistralmente. Pero si el leninismo no fuese más que la aplicación del marxismo a la situación peculiar de Rusia, el leninismo sería un fenómeno pura y exclusivamente nacional, pura y exclusivamente ruso. Sin embargo, sabemos que el leninismo es un fenómeno internacional, que tiene raíces en todo el desarrollo internacional, y no un fenómeno exclusivamente ruso. Por eso, yo entiendo que esa definición peca de unilateral”[2].
Otros dicen que el leninismo es la resurrección de los elementos revolucionarios del marxismo de la década del 40 del siglo pasado, a diferencia del marxismo de años posteriores que, según ellos, se hizo moderado y dejó de ser revolucionario. Si pasamos por alto esa división necia y vulgar de la doctrina de Marx en dos partes, una revolucionaria y otra moderada, hay que reconocer que incluso esa definición, íntegramente defectuosa e insatisfactoria, tiene un algo de verdad. Ese algo de verdad consiste en que Lenin resucitó, efectivamente, el contenido revolucionario del marxismo, enterrado por los oportunistas de la II Internacional. Pero esto no es más que un algo de verdad. La verdad entera del leninismo es que no sólo hizo renacer el marxismo, sino que dio un paso adelante, prosiguiendo el desarrollo del marxismo bajo las nuevas condiciones del capitalismo y de la lucha de clase del proletariado
¿Qué es, pues, en fin de cuentas, el leninismo? El leninismo es el marxismo de la época del imperialismo y de la revolución proletaria. Para ser más precisos: el leninismo es la teoría y la táctica de la revolución proletaria en general, la teoría y la táctica de la dictadura del proletariado en particular. De acuerdo a Stalin en su conferencia sobre “Los fundamentos del leninismo”:
“El leninismo es el marxismo de la época del imperialismo y de la revolución proletaria. O más exactamente: el leninismo es la teoría y la táctica de la revolución proletaria en general, la teoría y la táctica de la dictadura del proletariado en particular”[3].
Marx y Engels actuaron en el período prerrevolucionario (nos referimos a la revolución proletaria), cuando aún no había un imperialismo desarrollado, en un período de preparación de los proletarios para la revolución, en el período en que la revolución proletaria no era aún directa y prácticamente inevitable.
En cambio, Lenin, discípulo de Marx y de Engels, actuó en el período del imperialismo desarrollado, en el período en que se desplegaba la revolución proletaria, cuando la revolución proletaria supuestamente había triunfado ya en un país, había destruido la democracia burguesa y había inaugurado la era de la democracia proletaria, la era de los Soviets. En cuanto al imperialismo, Stalin explica este concepto y período como "capitalismo agonizante", destacando las tres contradicciones que el imperialismo contiene y que lleva las contradicciones del capitalismo a su último límite. Cito a continuación las tres contradicciones:
“La primera contradicción es la existente entre el trabajo y el capital. El imperialismo es la omnipotencia de los trusts y de los sindicatos monopolistas , de los bancos y de la oligarquía financiera de los países industriales. En la lucha contra esta fuerza omnipotente, los métodos habituales de la clase obrera -los sindicatos y las cooperativas, los partidos parlamentarios y la lucha parlamentaria resultan absolutamente insuficientes. Una de dos: u os entregáis a merced del capital, vegetáis a la antigua y os hundís cada vez más, o empuñáis un arma nueva: así plantea la cuestión el imperialismo a las masas de millones de proletarios. El imperialismo lleva a la clase obrera al umbral de la revolución.[4]”
“La segunda contradicción es la existente entre los distintos grupos financieros y las distintas potencias imperialistas en su lucha por las fuentes de materias primas, por territorios ajenos. El imperialismo es la exportación de capitales a las fuentes de materias primas, la lucha furiosa por la posesión monopolista de estas fuentes, la lucha por un nuevo reparto del mundo ya repartido, lucha mantenida con particular encarnizamiento por los nuevos grupos financieros y por las nuevas potencias, que buscan «un lugar bajo el sol», contra los viejos grupos y las viejas potencias, tenazmente aferrados a sus conquistas. La particularidad de esta lucha furiosa entre los distintos grupos de capitalistas es que entraña como elemento inevitable las guerras imperialistas, guerras por la conquista de territorios ajenos. Esta circunstancia tiene, a su vez, la particularidad de que lleva al mutuo debilitamiento de los imperialistas, quebranta las posiciones del capitalismo en general, aproxima el momento de la revolución proletaria y hace de esta revolución una necesidad práctica”[5].
“La tercera contradicción es la existente entre un puñado de naciones «civilizadas» dominantes y centenares de millones de hombres de las colonias y de los países dependientes. El imperialismo es la explotación más descarada y la opresión más inhumana de centenares de millones de habitantes de las inmensas colonias y países dependientes. Extraer superbeneficios: tal es el objetivo de esta explotación y de esta opresión. Pero, al explotar a esos países, el imperialismo se ve obligado a construir en ellos ferrocarriles, fábricas, centros industriales y comerciales. La aparición de la clase de los proletarios, la formación de una intelectualidad del país, el despertar de la conciencia nacional y el incremento del movimiento de liberación son resultados inevitables de esta «política». El incremento del movimiento revolucionario en todas las colonias y en todos los países dependientes, sin excepción, lo evidencia de modo palmario. Esta circunstancia es importante para el proletariado, porque mina de raíz las posiciones del capitalismo, convirtiendo a las colonias y a los países dependientes, de reservas del imperialismo, en reservas de la revolución proletaria”[6].
Lecturas complementarias
Lenin y el materialismo militante (1) (por Jan Doxrud)
Lenin: dictadura y democracia (2) (por Jan Doxrud)
Lenin y el revisionismo marxista (3) (por Jan Doxrud)
El Dogmatismo Utópico-Político de Lenin (escritos de 1917) (por Jan Doxrud)
[1] Perry Anderson, op. cit., 23.
[2] Joseph Stalin, Los fundamentos del leninismo (1924), Marxist Internet Archive, 2002 (documento en línea: https://www.marxists.org/espanol/stalin/1920s/fundam/
[3] Ibid.
[4] Joseph Stalin, Marxist Internet Archive, 2002 (documento en línea: https://www.marxists.org/espanol/stalin/1920s/fundam/)
[5] Ibid.
[6] Idem.