34/39 La reacción internacional ante la Guerra Civil en España (por Jan Doxrud)

34) La reacción internacional ante la Guerra Civil en España (por Jan Doxrud)

En cuanto al apoyo de Italia y Alemania, Payne afirma que que tanto Emilio Mola, así como  los demás organizadores de la insurrección del 18 de julio “no le dedicaron demasiada atención a la cuestión del apoyo extranjero” y que Mola y Franco por separado habrían negociado por separado. Quien finalmente se ganó la confianza de los dos líderes fue Franco. De acuerdo a Tamames, por la intervención del almirante alemán Wilhelm Canaris) . Si bien existían ciertas afinidades entre el bando nacional y el fascismo, Payne explica que los fascistas italianos se vieron a menudo desconcertados debido al carácter derechista del régimen franquista, con tintes “reaccionarios” y “clericales”. 

Como nos recuerda el autor (quien tiene un libro sobre el tema), el fascismo italiano se percibía a sí mismo como “progresista”,  aunque se opusiese al progresismo más radical y “antinacional”. En cuanto a los objetivos que motivaron a Hitler a ayudar a Franco, el historiador estadounidense puntualiza que fueron, a su vez,  políticos, ideológicos y geoestratégicos. Principalmente  lo que buscaba el dictador alemán era utilizar a España como contrapeso estratégico con Francia, así como también, concretar ciertos objetivos económicos. Payne también hace referencia a la relación entre HISMA y ROWAK, y cómo Hitler ambicionaba la propiedad directa sobre empresas mineras clave. Lo anterior terminó por materializarse y ROWAK creó 11 empresas en España, lo que levantó inquietud e incomodidad en Franco.

En palabras de Payne, tras largas discusiones y negociaciones, Franco autorizó, por medio de un decreto de comienzos de 1938, que  los alemanes pudiesen poseer hasta el 40 % del capital en empresas mineras de nueva creación. Tras el rechazo alemán de esta propuesta, finalmente franco tuvo que ceder y permitir que Alemania controlara entre el 60 y 75% de las acciones en cuatro de las cinco empresas mineras del grupo MONTANA (grupo empresarial alemán).

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En cuanto a la influencia soviética, Payne destaca el hecho de que Moscú tuviese un partido (PCE) en España, algo que no sucedió en el bando contrario (la Falange, por ejemplo no era una filial política del partido fascista italiano). Añade que la ayuda soviética  pasó por 4 fases. La primera era recaudación de apoyo financiero de los sindicatos soviéticos, junto a una nueva aydua económica. La segunda fase era el establecimiento de relaciones oficiales entre la República y Moscú con el arrivo de un embajador soviético y personal clave. La tercera fase consistía en el envío de un reducido número de personal milita y, por último, tenemos la intervención directa con el envío de armas soviéticas (decisión tomada el 14 de septiembre).

El historiador también se refiere al cambio de estrategia de Moscú lo que llevó al PCE a abandonar el aislacionismo y formar coaliciones con otros partidos “afines”. Ahora bien, el autor realiza una precisión y es que, en contra del mito, los frentepopulistas no habían creado una versión moderada del comunismo que proponía la implementación de la revolución en un futuro lejano. El autor trae a la palestra el contenido de los discursos del PCE en la campaña electoral de 1936 en donde transparentaba las 3 fases de su estrategia

En primer lugar se debía implantar la “República de nuevo tipo”, de izquierda aunque técnicamente todavía sería burguesa. Tras esta fase transitoria vendría el gobierno obrero y campesino formado exclusivamente por comunistas y otros elementos de la izquierda obrera.  Por último vendría la dictadura del proletariado en donde los comunistas monopolizarían el poder. En síntesis, el autor concluye lo siguiente:

“¿Significaba esto que la política comunista se había vuelto más «moderada», como muchos analistas sostienen? Sí, al menos hasta cierto punto, en lo que respecta a sus tácticas, pero sus objetivos seguían siendo los mismos”. 

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Si bien Moscú no abandonó a la República, Payne afirma que Stalin comenzó a perder interés en el conflicto en el verano de 1937. Esto s explica por la creciente superioridad de la marina de Franco y por una nueva  amenaza que se le presentó: la invasión japonesa de China en julio de 1937 (recordar que Japón había formado el pacto Antkomintern en 1935 con la Alemania nazi). Al respecto comenta Stanley Payne:

El peligro de verse obligado a librar una guerra en dos frentes era la pesadilla estratégica de Moscú. Stalin creyó vital mantener la resistencia china y empezó a prestarle una asistencia material cuantiosa, a pesar de que el Gobierno chino era un enemigo político. La ayuda a la República española comenzó a disminuir, mientras se enviaba a China la cantidad de armas que antes había llegado a España”. 

De acuerdo  historiadores franceses,  Stéphane Courtois y Jean - Louis Panné, en el capítulo dedicado a la intervención de la URSS en España (del Libro Negro del Comunismo), la táctica comunista en España consistió en ocupar cada vez más posiciones para orientar la política del gobierno. Citando el trabajo del historiador Antonio Elorza que los comunistas estaban tan preocupados de combatir al enemigo fascista pero también eliminar el enemigo interno. Así, en un comienzo Stalin envió a “consejeros” militares que llegaron a más de 2 mil de acuerdo a fuentes soviéticas. 

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Otros hombres de confianza de Moscú enviados a España fueron Vladimir Antónov-Ovséyenko (1883-1938)  un bolchevique ucraniano que había participado en el “asalto” al Palacio de Invierno en San Petersburgo. Junto a este tenemos al representante de la NKVD, Alexander Orlov, cuyo verdadero nombre era Leiba Feldbin (1895-1973) y Arthur Stashevsky  un alto cargo del Comisariado General del Pueblo para Asuntos Económicos quien figuraba como un agregado comercial, claro que su poder iba más allá de eso. 

Otra figura importante mencionada por los autores fue la de Mijaíl Kolstov (1898-1940), periodista y agente de Stalin en Madrid, como lo afirmó Hugh Thomas. Kolstov aparece en la novela de Heminghway bajo el nombre de Karkov. Algunos autores creen que estuvo directamente involucrado en la masacre de Paracuellos del Jarama. Otro hombre importante fue Yan Berzin alias “Grishin”, quien se desempeñó como Comandante de las Fuerzas de Seguridad del Estado. 

Orlov

Orlov

Courtois y Panné explican que los soviéticos centraron en primer lugar  su atención y esfuerzos en Cataluña, donde ya habían infiltrados comunistas en el comisariado general de Orden público de la Generalitat. Dentro de los servicios secretos catalanes se creó un grupo de información dirigido por Mariano Gómez Emperador, un jefe de unidad de la policía. De acuerdo a los historiadores franceses era una delegación camuflada de la NKVD, siendo un personaje representativo de esta institución dual, el comunista alemán Alfredo Hertz quien operó como agente local de la NKVD. El objetivo de los soviéticos era colonizar los engranajes de la administración republicana, el ejército y la policía. Es por ello que el jefe de gobierno Largo Caballero se volvería un estorbo en las pretensiones de Moscú de controlar el poder en el bando republicano y la llegada de Juan Negrín vendría a solucionar tal problema.

Pero junto a estos estrategias de infiltración también se utilizó el terror. Tal fue el caso de la eliminación del POUM y sus miembros, considerados como trotskistas herejes e incluso se los acusó de ser cómplices de Franco. Algunas de las víctimas de los comunistas soviéticos fueron el anarquista y profesor de filosofía italiano Camillo Berneri (1897-1937) junto a su camarada Barbieri. El mismo Berneri había escrito en un artículo de su periódico Guerra di classe:

Hoy combatimos contra Burgos, mañana tendremos que luchar contra Moscú para defender nuestras libertades”.

Camillo Berneri

Camillo Berneri

Otro detenido y desaparecido fue el comunista austriaco Kurt Landau (1903-1937). Le sobrevivió su mujer Katia quien también fue encarcelada y que dio testimonios de lo que se vivía en ese entonces. Afirmaba que las cárceles del Partido y los cuarteles eran verdaderos antros y ratoneras. En estas y otras prisiones era común la tortura y ejecución de miembros de la izquierda no soviética o cualquier persona que se sospechase que no comulgaba con el credo staliniano. También se llevaron a cabo masacres de miembros de la CNT (anarquista) como fue el caso de los 20 fusilado en Tortosa. El 16 de junio de 1937 Juan Negrín prohibió el POUM siguiendo así algo que el Secretario General del PCE, José Díaz, ay había declarado: “El POUM debe ser eliminado de la vida política”. 

Pero la eliminación del POUM era solo una de las muchas campañas de exterminio que el comunismo soviético con complicidad del español llevaría a cabo contra la izquierda. Para ello se formaron prisiones ilegales y paralelas, tal como las terribles chekas que se fueron instalando en distintas ciudades y en donde empleaban métodos de tortura que sobrepasa la imaginación del más sádico de los seres humanos. 

Kurt Landau

Kurt Landau

En cuanto al número de detenciones, Katia Landau las cifra en 15 mil en donde mil eran parte del POUM. Por su parte, Yves Levy lo cifró en 10 mil, incluyendo a revolucionarios, civiles o soldados. Un hecho que hizo noticia fue el secuestro y desaparición de un joven de nombre Mark Rein (n. 1909) del hotel Continental de Barcelona en 1937. 

Pero resultó que el joven era hijo de Rafael Abramovich,exiliado ruso dirigente de la II Internacional, por lo que el incidente trascendió las fronteras españolas. En este asunto estuvo involucrado Orlov y la posible razón de la desaparición fue Rein, como señala Paul Preston, era un corresponsal de varias publicaciones antiestalinistas. Finalmente el hijo del viejo menchevique nunca apareció pasan a ser uno más en la de secuestros y desaparición. Otra victima de Orlov fue el lider del POUM Anreu Nin que, como ya señalamos anteriormente, fue sometido a torturas y vejámenes, y se le inventaron una serie de cargos para poder jsutificar su detención y eliminación.