26/39- La Guerra Civil Española . La victoria del Frente Popular (por Jan Doxrud)

26) La Guerra Civil Española . La victoria del Frente Popular (por Jan Doxrud)

Aquí cabe hacer referencia al mencionado estudio de Álvarez y Vill “1936. Fraude y violencia en las elecciones del Frente Popular” (2017).   En el epílogo del libro los autores afirman que su libro no pretende animar debate alguno en relación con la legitimidad del gobierno del Frente Popular o de la República como régimen. En este sentido no se adhieren a un determinismo en virtud del cual el proceso electoral de 1936 llevó a la guerra civil. Pero a esto agregan que igualmente sería absurdo negar que el obrar del Frente Popular en sus primeros días de gobierno “contribuyó a mermar las posibilidades de consolidación de un régimen, como el de 1931, que arrastraba serios problemas institucionales desde su mismo origen”.

Por otro lado, los autores se muestran conscientes de las repercusiones que tienen los resultados del estudio de estas elecciones, es decir, que existe implícitamente una evaluación de la política republicana, del funcionamiento de sus instituciones y el comportamiento de los partidos y sus dirigentes.  Los autores mencionan algunos aspectos medulares de su minucioso estudio del proceso electoral. En primer lugar destacan lo inoportuno que resultó ser la convocación de las elecciones mismas, es decir, dentro del clima que reinaba a comienzo de 1936. 

Así, habría resultado “demoledor” el que Niceto Alcalá-Zamora decidiera convocarlas cuando aún no se habían liquidado las consecuencias judiciales de 1934. Por lo demás resultó ser paradójico que Alcalá-Zamora, al querer defender al régimen del de la CEDA (derecha) terminara poniéndolo en riesgo al convocar unas elecciones dentro de un clima de extrema polarización. De acuerdo a esto, Alcalá-Zamora cometió el error de sobrevalorar el poder de los republicanos de izquierda lo cuales ya habían decidido pactar con elementos más extremistas de la izquierda. 

alvarez_tardio_villa_garcia2.jpg

En segundo lugar tenemos que los autores afirman que las elecciones fueron habían sido limpias, es decir, durante la jornada electoral se generaron episodios aislados de irregularidades, rotura de urnas, coacción entre agentes electorales. Ahora bien, tal normalidad del proceso se debió a la intervención de las fuerzas públicas y las extremas medidas de seguridad. Pero los problemas comenzaron posterior a la jornada electoral. En palabras de Ávarez y Villa:

Por consiguiente, lo que fue una votación generalmente limpia se convirtió en un recuento adulterado que, en un contexto de resultados apretados y aún abiertos, influyó decisivamente en el reparto final de los escaños, otorgando una victoria al Frente Popular por las que tanto habían presionado en la calle las izquierdas obreras”.

Destacan los autores que, una vez cerrados los colegios electorales, la noche del 16  irrumpió una movilización que, hasta entonces, se había considerado como una mera celebración cívica de la izquierda la cual fue mal gestionada por las autoridades. Pero, como afirman Álvarez y Villa, tal no fue el caso, puesto que tales manifestaciones contribuyeron a crear una victoria “parcial” del Frente Popular, en algunas zonas urbanas, en una victoria “completa” . Como escribió Roberto Villa Garcia en el ya mencionado libro  editado por Fernando del Rey y Álvarez:

“Como era de esperar, los sectores más extremistas del Frente Popular, nada  comprometidos con lo que denominaban desdeñosamente «democracia  burguesa», concedieron un valor definitivo a su victoria. Lo peor es que  pasaron, muy pronto, de las interpretaciones a los hechos”. 

14892217645385.jpg

Si bien el Frente Popular constituyó un éxito electoral en relación con el año 1933, logrando un aumento de votos  de más de millón y medio, hay que considerar que la derecha también logró un éxito cosechando, como señalan los autores 700 mil votos más.   Lo que cabe preguntarse es por qué razón el Frente Popular logró sacar una ventaja tan amplia en términos de escaños. Tenemos que esta coalición de izquierda obtuvo 4.432.381 votos  (46,3% de los sufragios), mientras que sus adversarios de derecha obtuvieron 4.402.811 votos (46% de sufragios), Pero sucedió que el Frente Popular obtuvo de 259 de 473 escaños escaños parlamentarios, es decir, el 54,7%, mientras que la derecha   logró 189 escaños. 

De acuerdo a Álvarez y Villa la clave estuvo en que esta coalición supo aprovechar mejor las ventajas del sistema electoral. Para ser más precisos, estos lograron triunfar en 13 de las 17 circunscripciones con diez o más escaños. Sumado a esto también intervino la desunión de la centro-derecha lo cual los perjudicó en algunas circunscripciones. Como explican los mismos autores en las elecciones se tomaban las provincias como marco sobre el que se establecía las circunscripciones electorales. A cada provincia se le atribuía un número de diputados de acuerdo a su población (a razón de un escaño por cada 50 mil habitantes). Junto a esto, existían circunscripciones urbanas para capitales de provincia con una población superior a 150 mil habitantes las cuales elegían sus propios diputados. No se votaban por listas cerradas pueesto que eran plurinominales. 

2PF7OYIZBNBTFPNUD2VTH24CKA.jpg

Sumado a esto, el número de votos que disponía el elector estaba preestablecido. Por ejemplo, si una circunscripción elegía 20 diputados, el elector podía votar como máximo 16 candidatos. En caso de que a la circunscripción le correspondiera elegir por  19 diputados, entonces el elector podía votar por 15 y en caso de elegir 2 diputados, entonces el elector podía votar por 1. Junto a lo anterior tenemos que para obtener el puesto, los candidatos debían  obetener cada uno, al menos, el 20% de los votos emitidos en la circunscripción y, sumado a esto, uno de ellos debía  superar el 40%. Si uno obtuviese el 40% y el resto no llegara al 20%, entonces estos últimos pasarían a segunda vuelta a lo que concurrirían los candidatos que hubiese sobrepasado el 8% de los votos.

 Así, entre el 16 y 19 se llevó a cabo una campaña de agitación y violencia que puso en verdaderos aprietos al gobierno de Portela hasta, finalmente, hacerlo caer. A esto añaden los autores:

El temor de este y de sus subalternos a utilizar a la fuerza pública para disolver las manifestaciones, una medida que urgía después de la declaración del estado de alarma, demuestra que hubo razones más que fundadas para reclamar medidas extraordinarias, perfectamente constitucionales y amparadas en la ley de orden público de 1933. Con ellas se habría podido abordar lo que era un claro desafío al Estado de derecho, garantizar un escrutinio ordenado y celebrar las elecciones allá donde hubieran de repetirse”.

En el capítulo 7 de su libro los autores explican con detalle estos episodios. Portela estaba bajo una fuerte presión y los primeros resultados electorales no resultaron ser consoladores. Sumado a esto estaba el problema del orden público el cual se abordó en el Consejo de Ministros. Este se trasladó a Palacio para contar con la presencia de Niceto-Alcalá Zamora. Este último se opuso a la declaración de estado de guerra ya que le preocupaba la reacción de la izquierda, de manera que solo acepto la declaración de estado de  en virtud del cual quedaban suspendidas ciertas garantías constitucionales como reunión y manifestación. 

libroelFrentePopular.jpg

Sin embargo, Alcalá-Zamora dejó abierta la puerta al estado de guerra en caso de que la situación empeorase. Pero la presión de los “autoproclamados” ganadores no mermó y Largo Caballero se mostró contrario al uso de las fuerzas de orden para reprimir marchas “pacíficas” y “espontáneas”. Los autores destacan la posición del líder del PSOE quien simplemente se dedicó a reproducir lo que las muchedumbres reclamaban sin considerar las formalidades legales como liberar a los presos de las cárceles y penales, puesto que la ley la hacía el “pueblo”. Sobre este clima que predominaba comentan Álvarez y Villa:

De forma elocuente, comunistas y socialistas estaban juntos en su deseo de aprovechar la movilización para reclamar lo que, a su juicio, habían ganado ya:  «Exijamos la amnistía, la admisión de todos los represaliados y la formación de un gobierno del Bloque Popular». O, por parte de los caballeristas, «la entrega del poder al Frente Popular debe ser inmediata, así como la libertad de todos lo presos encarcelados»”.

Pero hay que recordar que Caballero solamente estaba siendo consecuente con su ideología dictatorial con vocación totalitaria y su rechazo a cualquier forma de República constitucional. Finalmente Portela terminó por dimitir.