3/8- El Estado emprendedor de Mariana Mazzucato. Las críticas al libro (por Jan Doxrud)

3) El Estado emprendedor de Mariana Mazzucato (por Jan Doxrud)

Sin lugar a dudas el libro de Mazzucato es una contribución para reanimar el debate en torno a la innovación, así como también acerca del rol del Estado en esta materia de manera que, independiente de si se esté de acuerdo o no con ella, es un libro que debe ser leído. Sin embargo, el libro adolece de problemas relevantes que guardan relación con sus tesis central. Cabe aclarar que aquí no se está en desacuerdo con todo, pero en relación el tema medular sobre el rol que Mazzucato quiere para el estado. Quien escribe es claro en afirmar que no concuerda con este rol que Mazzucato pretende darle al Estado y tampoco concuerda con su visión del panorama económico actual ni con la idea de que el Estado pueda ser igualmente eficiente en manera de innovación que el sector privado. 

Décadas atrás se creía que el Estado podía responder de mejor manera el “qué”, “cómo” y “para quien” producir, pero los socialismos reales demostraron el total fracaso de esta idea. La planificación central bajo que pretendió sustituir la planificación descentralizada y la mano invisible resultó ser ineficiente. Ahora se nos plantea otro tema: el “qué”, “cómo” y “para quien”   innovar. Es aquí en donde entraría el Estado bajo un nuevo rol claro que dentro de un contexto diferente al caso del mundo socialista del siglo XX.

En primer lugar cabe comenzar con la supuesta “narrativa” que, de acuerdo a la autora, se ha impuesto como la dominante y que nos señala que el Estado es una suerte de lastre y que hay que minimizar su rol dentro de los sistemas económicos. Si bien tal postura existe (Mazzucato la vincula con libertarios y conservadores), la realidad es que no es una postura mayoritaria y menos aún, una que vamos plasmada en la práctica. Tampoco resulta ser cierto que “lo s medios de comunicación” constituyan una caja de resonancia de tal narrativa antiestatista. Podrán existir medios con una clara orientación ideológica liberal, al igual que con los intelectuales, economistas y think tanks, pero no hay que generalizar y presentar al estatismo como una postura ideológica minoritaria dentro de un mundo dominado por un supuesto liberalismo extremo.

También exagera la autora y caricaturiza a los empresarios como seres completamente dominados por los “animal spirits” descritos por John Maynard Keynes, como si estos no pudiesen anticipar y tomar decisiones en base a planes previamente determinados. También demuestra estrechez de miras cuando culpa al sector privado como únicos responsables, pasando por alto el rol del Estado y su política de viviendas, el rol de la FED y de organismos como Fanny Mae y Freddy Mac. 

Por último Mazzucato nos presenta un Estado ideal dentro de un vacío histórico que supuestamente podría ser un excelente emprendedor e innovador, sin tener en consideración los Estados realmente existentes como los liderados por Putin, Lukashenko, la dinastía Kim, un Nicolás Maduro o un Daniel Ortega. Ya la denominada Escuela Public Choice se encargó de poner fin a ese Estado idealizado supuestamente conformado con servidores públicos cuyo único objetivo era el bien común (frente a un sector privado donde reinan los intereses personales, el individualismo y el egoísmo).

Como ya expliqué en otro artículo, fueron James M. Buchanan (1919-2013) y Gordon Tullock (1922-2014) quienes estudiaron  cómo opera el Estado (entendido como la suma de voluntades individuales) así como las motivaciones e incentivos de sus funcionarios para averiguar cuáles   eran   los factores que influían en las políticas que elige el Estado de entre las diferentes opciones que se le presentan. 

La Escuela Public Choice  parte del individualismo metodológico ( no trabaja con conceptos   como “sociedad”, “pueblo”), y a esto se debe que Buchanan hablara de una “Teoría  individualista   de   la   política”.   Esta   perspectiva     sostiene   que   el   comportamiento   de   los   burócratas   y  políticos es maximizador del presupuesto discrecional público (que sea mayor igual a los costos) principalmente buscando   sus   propios   intereses   y   sólo entonces buscan  el  bienestar social. Por ende hay que tener presente, cuando se habla del Estado, cómo opera realmente y cuáles son los incentivos que mueven la conducta de sus actores.

Mazzucato adopta una narrativa similar a la de los defensores del socialismo del siglo XX que expliqué en vario artículos. En primer lugar se ignora que el tamaño e injerencia estatal no han hecho más que crecer a lo largo del siglo XX y XXI. Por ende, presenta un escenario irreal que sólo sirve como pilar para sostener su argumento de la necesidad de un Estado emprendedor. En segundo lugar nos presenta nuestro escenario actual como uno en donde – supuestamente –  reina y domina una especie de liberalismo extremo, “ultraliberalismo”, “fundamentalismo de mercado” o “neoliberalismo” (todos estos conceptos difusos y carentes de precisión). 

Pero la realidad es otra y es que tras el final de la Guerra Fría lo que sucumbió fue el estatismo socialista y el modelo de planificación central, y lo que triunfó fueron economías mixtas y diversas modalidades de capitalismo. Ya he señalado que no se puede hablar de capitalismo genéricamente y que incluso deberíamos deshacernos de tal concepto (reduccionista) para referirnos a los sistemas económicos actuales. 

Como ya he señalado el concepto de capitalismo no es sinónimo de libre mercado y propiedad privada de los medios de producción. Es relevante no entramparse en la estéril disputa entre un supuesto “tamaño ideal” del Estado o del mercado. Tenemos que no existe un sistema con un mercado absolutamente libre de regulaciones puesto que estaríamos hablado de un anarcocapitalismo inexistente. que en la actualidad, hasta donde llegan mis conocimientos, no existe. Ahora bien, la experiencia nos ha mostrado que el estatismo, esto es, la sustitución de la mano invisible del mercado por la mano visible del Estado – (que sí existió en la realidad), fue  ineficiente, totalitario y criminal. En virtud de lo anterior, lo que necesitamos es un Estado eficiente  y tal entidad no necesariamente tiene que ser uno elefanteásico.

De acuerdo al economista Klaus Schmidt-Hebbel, los argumentos de Mazzucato descansan sobre evidencias que se pueden calificar de anecdóticas, careciendo así de evidencia empírica rigurosa.  De hecho Schmidt-Hebbel se refiere a estos como cuentos distorsionados basados en ejemplos puntuales (y erróneos) y con una muestra sesgada y pequeña. Añade que no existe ninguna evidencia empírica rigurosa que satisfaga los estándares de revistas profesionales de economía. Así, de acuerdo a Schmidt-Hebbel, el trabajo de Mazzucato no se basa en una teoría para identificar causalidades para, desde ahí, ir a los números con análisis estadísticos y econométricos y en donde se tengan en consideración otros múltiples factores. Otro punto importante es no confundir correlación con causalidad y, volvamos a repetir, hay que tener en consideración otras variables que pueden influir en el objeto de estudio.

Sumado a esto Schmidt-Hebbel trae a la palestra 2 papers siendo el primero el de Ruta Aidis (George Mason University), Saul Estrin (LSE) y Tomasz Mickiewicz (Aston University) titulado Size Matters: Entrepreneurial Entry and Government (2012). Siguiendo a estos 3 autores, Schmidt-Hebbel explica 3 puntos medulares. En primer lugar, existe una relación negativa significativa entre el tamaño del gobierno y la actividad emprendedora. En segundo lugar que un gobierno grande financiado con altos impuestos desincentiva el emprendimiento.

Schmidt-Hebbel

En tercer y último lugar tenemos que el emprendimiento depende negativamente del tamaño del gobierno y la corrupción, y positivamente de la libertad económica. Schmidt-Hebbel también se apoya en el trabajo de Asif Islam (Banco Mundial) y su paper “Entrepreneurship and the Allocation of  Government Spending”  el cual, sumado a lo anterior, añade que existe una relación positiva significativa entre el gasto gubernamental en bienes públicos y sociales y el emprendimiento. El economista chileno también destaca el papel central que juegan las instituciones en el fomento del emprendimiento.

Klaus Schmidt - Hebbel, McCloskey – Mingardi vs. Mazzucato: Dig deeper to find gold (http://schmidt-hebbel.com/assets/schmidt-hebbel-comentarios-mccloskey-fpp-210817.pdf)