3/5- Friedrich Hayek: Banco Central y Política Monetaria (por Jan Doxrud)

 

3) Friedrich Hayek: Banco Central y Política Monetaria (por Jan Doxrud)

“Ahora bien aquellos que piensan que la propuesta es totalmente impracticable y utópica deberán recordar que hace 200 años Adam Smith escribió en la Riqueza de las Naciones que « esperar en algún momento se implanta en Gran Bretaña la libertad de comercio es tan absurdo como pensar que se puede establecer en ella una Oceana Utopía»”

Friedrich Hayek, La Desnacionalización del dinero.

Así, como comenta el autor, la presión que se ejerce con el objetivo de obtener más dinero y más barato constituye una fuerza política omnipresente y que las autoridades monetarias se han mostrado incapaces de resistir. Regresar al antiguo patrón-oro , que sometía a una disciplina dura a los Bancos Centrales, tampoco sería la solución para el autor, puesto que sería roto al poco tiempo (tal como se hacía durante los período de guerra) y serviría para desacreditar tal sistema monetario. En“La Desnacionalización del dinero”señala que el oro es un “ancla movediza” que no podría soportar las presiones políticas. En su escrito, “Hacia un Sistema Monetario de Mercado Libre”, Hayek añade que el patrón oro es un mecanismo parcialmente efectivo para imponer disciplina y responsabilidad en aquellos que ejercen el monopolio de la emisión monetaria. 

Pero igualmente sucedieron casos en que el valor de la plata o el oro disminuyó debido al exceso de acuñación de moneda de esos metales lo que se tradujo en una pérdida de valor de esas monedas. Es por ello que Hayek señala que el oro no es necesario para mantener una buena moneda, puesto que esto también podría hacerlo una empresa privada que emite dinero fiduciario, “siempre que tanto el emisor como el público comprendan que la demanda de ese dinero dependerá de que el emisor se vea obligado a mantener su valor constante (…)”.

F. A Hayek

F. A Hayek

En suma Hayek concluye que, salvo los 200 años en que rigió el patrón-oro, todos los gobiernos de la historia han hecho uso exclusivo (monopólico) de su poder de emitir dinero para defraudar y expoliar a los ciudadanos. A esto añadía:

“Mientras la gente no tenga la facultad de elegir y se vea obligada a aceptar el dinero que su gobierno le proporciona, no hay esperanza alguna de que los gobiernos lleguen a ser más fiables. Bajo los sistemas de gobierno que prevalecen y que se supone están guiados por la opinión de la mayoría, pero en los que, en la práctica, cualquier grupo con la dimensión suficiente puede crear una necesidad política para su gobierno, amenazándole con retirarle los votos para mantener la mayoría, no podemos confiarles instrumentos tan peligrosos”.

A continuación el autor pasa a exponer su idea medular en materia monetaria. Lo que propone que debe suprimirse no es el derecho de los Estados a emitir dinero, sino que su “uso exclusivo” (monopolio) de hacerlo. Y como señalé más arriba, aquí comienzan las reacciones automáticas que rechazan tal idea por ser descabellada. Pero resulta que tal acción no tiene un sustento sólido y es, más bien, fruto de la costumbre. Así Hayek se pregunta por qué razón no se podría dar la libertad a los ciudadanos de elegir la moneda que quisieran en sus países y que estas pudiesen operar como dinero en esos países.

https://marketbusinessnews.com/financial-glossary/gold-standard/

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Así, Hayek se opone a otra opción: la creación de una “Unidad Monetaria Europea Utópica”. El autor se mostraba contrario a la creación de una unidad monetaria unificada para el continente europeo (el euro que Hayek no alcanzó a ver) ya que el problema de fondo se mantendría, solo que ahora el monopolio monetario sería aún más ambicioso. En relación con este tema comentaba el autor:

Prefiero la libertad de hacer negocios en cualquier clase de dinero a cualquier clase de unión monetaria, porque esta última exigiría una autoridad monetaria internacional que creo no puede llevarse a la práctica ni es deseable, y a penas es más de fiar que una autoridad nacional (…) Lo que necesitamos no son autoridades internacionales que posean poderes de discreción, sino simplemente instituciones internacionales ( o más bien tratados internacionales que puedan hacer cumplir) que puedan prohibir ciertas acciones de los gobiernos que perjudican a las gentes”.

De esta manera para Hayek esta unión monetaria se mantiene dentro del mismo paradigma y es el del nacionalismo monetario que terminó por transformarse en  socialismo monetario. Al permitir la libertad monetaria las personas comenzarían gradualmente a entender tal sistema y entenderían que lo que busca es proporcionar a los ciudadanos de una moneda confiable y que se les robe su poder adquisitivo por medio de políticas inflacionarias. La gente tendrá la oportunidad de escoger aquella moneda que más confianza le inspire y rechazar (y castigar) las monedas emitidas por otras instituciones. De acuerdo a Hayek en este proceso los ciudadanos comenzarían a rechazar el uso de la moneda nacional debido a su depreciación producto de las políticas monetarias expansionistas de los Bancos Centrales. 

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Sumado a esto, los empresarios podrían negociar salarios no en base  a los aumentos de precios previstos en el futuro, sino que en base a una moneda fuerte, con alto poder adquisitivo en la que puedan confiar los trabajadores. Pero esta propuesta tiene otras consecuencias más importantes y que constituye una de las razones por las cuales el Estado no estaría dispuesto a aceptarla. En primer lugar esta idea significa que el Banco Central pierde el monopolio de la emisión monetaria y, en segundo lugar, que quedaría también abolida la mismísima política monetaria, de manera que el tipo de interés fluctuaría de acuerdo a la oferta y demanda de los fondos prestables (lo que refleja a su vez la preferencia temporal de las personas). Como explica Hayek, el tipo de interés al igual que los demás precios “debería registrar los efectos agregados de miles de circunstancias que afectan a la oferta y demanda de préstamos y que una sola institución no puede conocer”.

Hayek incluso polemiza con los monetaristas, como Milton Friedman (contrario a estas ideas), señalando que la libre competencia monetaria haría inútil la teoría cuantitativa del dinero. Al no existir un único tipo de circulaciñon monetaria Hayek señala que se desvanece la aplicabilidad de la teoría cuantitativa puesto que esta presupone la existencia de un solo tipo de dinero cuya cantidad puede determinarse en unidades homogéneas o casi homogéneas. Aquí entra otro tema más profundo que es el enfoque microeconómico que Hayek (sin desmerecer el enfoque macro) tiene del tema monetario, mientras que los monetaristas quedan entrampados en magnitudes agregadas. 

Milton Friedman

Milton Friedman

Como explica el autor en una nota a pie de página en su “La Desnacionalización del dinero”, tanto la macro como la microeconomía constituyen métodos que intentan dar solución al problema de no contar con la suficiente información sobre los sistemas económicos y toda su complejidad. En cuanto a la macroeconomía, Hayek explica que esta da una idea útil de los hechos pero no resulta útil como una teoría de las conexiones causales. Sumado a esto está el problema epistemológico, es decir, que ninguna autoridad está en condiciones de “conocer” de ante mano la cantidad óptima de dinero que se debe suministrar a la economía. 

Por lo de más, Hayek añade el tema de cómo los incrementos en la masa monetaria afecta a los precios. Específicamente se refiere al hecho de que los precios no son afectados todos a la vez, sino que afecta de manera diferente a los distintos bienes afectando así los precios relativos. De esta manera no podemos hablar de “precios en general” o un nivel “general” de precios en virtud del cual bastaría ajustar la masa monetaria teniendo en cuenta el IPC y recurriendo a la indexación.

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En palabras de Hayek:

“La indexación de ningún modo eliminaría este crucial perjuicio causado por la inflación. De hecho, las medidas gubernamentales de este tipo, que facilitan vivir con la inflación, a la larga conducen a un empeoramiento. Ciertamente no facilitan la lucha contra la inflación, ya que la gente es menos consciente  de que su sufrimiento se debe a ella”.  

Si los precios fueran simplemente como líquido vertido en un recipiente y que sube y baja, estaremos bastante mal encaminados en lo que respecta al fenómeno de la inflación. Como bien señala el economista argentino, Alberto Benegas Lynch (h),si los precios incrementaran en forma uniforme, entonces no habría problemas con la inflación, puesto que los salarios (que son precios) se levarían en igual proporción al resto de los bienes que se adquieren con esos salarios.