8/25- Oskar Lange:  Economía Política Marxista y Planificación Central (por Jan Doxrud)

8) Oskar Lange:  Economía Política Marxista y Planificación Central (por Jan Doxrud)

 

A continuación Lange pasa a criticar el principio de racionalidad económica bajo el sistema capitalista para, posteriormente, hacer una defensa del sistema socialista junto al sistema de planificación central de la actividad económica. Lange no critica este principio, es más, destaca que ha sido una conquista histórica del pensamiento humano. Incluso el sistema socialista – destinado a sustituir gradualmente al capitalismo – hereda del capitalismo las fuerzas productivas, la metodología de la racionalidad económica, el cálculo monetario y la contabilidad. El problema es que este principio de racionalidad económica es, bajo el régimen capitalista limitado. La razón de lo anterior es que la racionalidad económica en el capitalismo es de carácter “económico-privado” lo que se traduce en que se busca la maximización del beneficio privado y no el de la sociedad. 

A esto se suma el carácter antagónico de las relaciones de producción capitalista, específicamente el fenómeno de la explotación, la obtención de la plusvalía por parte del capitalista y la mantención de los salarios en un nivel mínimo. Por el contrario, en un sistema socialista el principio de racionalidad económica se encuentra subordinado a los fines de la sociedad y no del privado. Para lograr esto se deben las empresas deben subordinarse a un único fin y para ello se requiere una coordinación de la actividad de estas mismas, coordinación que Lange denomina como “planificación económica social”. Pero, a su vez, para que se pueda establecer tal sistema de planificación, se debe poner fin a la propiedad privada de los medios de producción para lograr de esa manera una planificación integral del sistema productivo. 

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En este sistema el “beneficio” se mantiene, pero ya no constituye el fin universal último puesto que este queda subordinado al fin “social”. Sumado a esto, el beneficio sirve también de estímulo para la ejecución de las tareas de la planificación y como medio para verificar si el comportamiento de las empresas está conforme con el principio de racionalidad económica. Continúa explicando el autor que, dentro de un sistema de planificación central, existe una estructura jerarquizada de fines y que los planes, que apuntan a realizar dichos fines, pueden aplicarse a diferentes niveles territoriales y destinados diferentes tipos de empresas. 

Una herramienta central dentro dentro del régimen socialista de producción es el “sistema de balances”. Como podemos leer en el Diccionario de Economía Política de Borísov, Zhamin y Makárova, este constituye un método en donde se determina y se investiga hasta qué punto son acertadas las proporciones del desarrollo de la economía nacional plasmadas en las tareas del plan del Estado. Así, por ejemplo, se determinan las correlaciones entre la producción de medios de producción y de artículos de consumo, entre la producción y el consumo de bienes materiales o entre el consumo y la acumulación de la renta nacional. Lange destaca los balances realizados por la URSS para el año económico 1923-1924 publicado en 1926. 

Junto a esto destacaba también los balances efectuados en su la década de 1950 en relación con la producción y desgaste de material (balances materiales) o de las necesidades y recursos disponibles. Todos los balances particulares eran posteriormente integrados para obtener un balance de la economía nacional “que presenta de forma sintética el proceso social de la producción y distribución y muestra la repartición y producción del ingreso nacional, así como la dirección y las partes del mismo destinadas al consumo  y a la inversión. Lange destaca e l hecho de que el método de los balances económicos a escala social se haya extendido más allá de las fronteras de las naciones socialistas, incluyendo a países capitalistas. Tal hecho fue favorecido por las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial y las necesidades de reconstrucción de los países y el rol protagónico del Estado en este proceso. 

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Otro concepto medular ya mencionado es el de “ cálculo económico”.  Como explica el viejo Manual de Economía política de la Academia de las Ciencias de la URSS” (1956), el “cálculo económico” es el método de gestión planificada de la economía de las empresas socialistas. Tal método exige que se midan en dinero las inversiones y los resultados de la producción, y que las empresas cubran sus gastos  con sus propios ingresos y asegure también la rentabilidad de la producción. A esto añade el mismo manual:

“El cálculo económico, valiéndose de la forma monetaria, permite llevar el cálculo, la contabilidad y el control de las actividades de las empresas, pone al descubierto la rentabilidad o el carácter deficitario de cada empresa. El cálculo económico educa a los dirigentes de las empresas en el espíritu de la gestión racional de la economía, los disciplina, les enseña a calcular exactamente la magnitud de lo producido, a elevar la productividad del trabajo, a reducir el coste de producción y a elevar la rentabilidad de esta última”.

Pasemos ahora a examinar brevemente lo anteriormente mencionado: la praxeología. Si bien Lange tiene en cuenta el trabajo de Mises en este tema, este señala que fue el lógico y matemático polaco, Tadeusz Kotarbinski (1886-1981)  el artífice del primer trabajo sistemático sobre este tema en 1955. Lange pasa a definir praxeología como la “lógica de la actividad racional” que enuncia conceptos generales propias de esta acción. Ejemplos de estos conceptos son el de medio, fin, método de acción, plan, habilidad, eficiencia, economicidad, siendo todas estas “categorías praxeológicas”. Las relaciones existentes entre estas categorías establecidas por la praxeología se denominan “reglas praxeológicas de comportamiento”, las cuales “intervienen en todo los campos de la actividad racional del hombre”.

Tadeusz Kotarbinski

Tadeusz Kotarbinski

Junto al trabajo del polaco, Lange destaca otras ramas a fines como la ciencia de la programación y la cibernética. En cuanto a la programación, el autor la define como una actividad consistente en realizar ciertos cálculos para la selección de medios en vista de alcanzar un determinado fin. Sumado a esto, tenemos que el “programa” es el conjunto de medios elegidos – tras realizar los cálculos correspondientes –  para la realización del fin. Así tenemos que la programación consiste en la elección de los medios disponibles para llevar a cabo su aplicación y que estas sean compatibles con otras aplicaciones, de manera que exista una compatibilidad interna en el programa. Sumado a esto, la programación determina el conjunto óptimo de los medios aplicados, esto es, que aseguren la realización máxima del fin. La programación se sirve de  las matemáticas como ciencia formal auxiliar para, pro ejemplo, establecer relaciones funcionales como es el caso de la “función fin” o “función objetivo”. 

En este caso, explica Lange, el grado de realización del fin se trata como si fuera una función matemática de las cantidades de diversos medios empleados. En virtud de los anterior, el “cálculo marginal” vendría a ser la comparación de los incrementos de la función del fin, generados por el empleo de una unidad suplementaria (incrementos marginales) de diversos medios. Lange señala que el programa será “óptimo” cuando se alcanza el máximo de la “función-fin”, esto es, cuando el incremento que resulta del empleo de una unidad sumplementaria de un medio son iguales para todos los medios, por lo que no se puede incrementar el valor de la función sustituyendo una unidad de un medio por una unidad de otro medio. Así, por ejemplo, Lange establece la siguiente función: Z = f (X1,X2,….Xn), en donde “Z” corresponde al grado de realización del fin mientras que “X1, X2,….Xn” los gastos – cantidades empleadas – de diversos medios en donde “n” es el número de estos

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En lo que respecta a la “cibernética”, Lange la describe como aquella ciencia que se ocupa de “sistemas” y, por ende, de los elementos que mantienen relaciones de interacción reciproca dentro de este. La cibernética puede ayudar a la praxeología descomponiendo las multiples cadenas causales intermedias, esto es, que se encuentran entre el propósito y el plan de la acción humana y fin último al cual apunta. Sumado a lo anterior, la cibernética puede también ayudar en aquellos casos en que condiciones externas pueden modificar el curso de la acción y que pueden alejarnos del fin a realizar. Lo anterior puede lograrse por medio de la retroalimentación o “feedback” sobre las modificaciones que ocurren, para que así los medios puedan adapatrse a las nuevas condiciones y la acción no se desvíe. 

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