En cuanto al apoyo de Italia y Alemania, Payne afirma que Que tanto Emilio Mola, así como los demás organizadores de la insurrección del 18 de julio “no le dedicaron demasiada atención a la cuestión del apoyo extranjero” y que Mola y Franco por separado habrían negociado por separado. Quién finalmente se ganó la confianza de los dos líderes fue finalmente Franco /de acuerdo a Tamames, por la intervención de del almirante alemán Wilhelm Canaris). Si bien existían ciertas afinidades entre el bando nacional y el fascismo, Payne explica que los fascistas italianos se vieron a menudo desconcertados debido al carácter derechista del régimen franquista, con tintes “reaccionarios” y “clericales”.
33/39 La reacción internacional ante la Guerra Civil en España (por Jan Doxrud)
En síntesis, Pío Moa resume su postura sobre la reacción internacional en algunos puntos. En primer lugar, la “No Intervención” no impidió la intervención de otras potencias y esto no jugó a favor de ningún bando, de mnaera que la situación fue equilibrada. En segundo lugar, los aportes de las potencias extranjeras a ambos bandos no tuvo un valor decisiva en el conjutno de la guerra. En tercer lugar (salvo la ayuda soviética recibida por el Frente Popular en la batalla de Madrid). En cuarto lugar, en el bando frente populista el gobierno terminó por transformarse en un “pequeño protectorado” del Kremlin, influencia que nunca llegaron a tener los alemanes o italianos en el bando nacional.
32/39- La reacción internacional ante la Guerra Civil en España (por Jan Doxrud)
Lo que habría llevado a Mussolini a ayudar al bando nacional fue una mezcla de factores ideológicos – el anticomunismo – y, principalmente factores de orden estratégicos. Coverdale descara, de paso, factores vinculados a la “raza, cultura y religión”. De acuerdo al historiador, Mussolini había pensado en España sobre todo en términos del poderío político y militar de Italia en el Mediterráneo. En otras palabras, tenemos por un lado, un Frente Popular integrado por comunistas marxistas-leninistas antifascistas y, por otro lado, un Mussolini que temía que España se acercase a Francia, lo cual podría comprometer su posición en el Mediterráneo. Por ende, considerando este último punto, una victoria del bando nacional era percibida por Musolini como algo positivo en términos de seguridad colectiva y consolidación de interees estratégicos en la zona del mar Mediterráneo.
31/39- La reacción internacional ante la Guerra Civil en España (por Jan Doxrud)
Tenemos entonces que Viñas rechaza aquella narrativa, popularizada por el historiador y ex militante comunista estadounidense, Ronald Radosh (n. 1937), que decía que que Stalin quería simplemente incorporar a España dentro de la órbita soviética. Por lo demás, tal idea ya había sido expuesta por el ex militar, espía y desertor ruso Válter Krivitski (1899-1941). De acuerdo a Viñas el único descubrimiento de Radosh consistió la carta que el presidente José Giral envió al embajador soviético planteando la posibilidad de recibir material bélico. Así, Radosh, influenciado y proyectando al pasado las categorías de la Guerra Fría habría interpretado tal telegrama como una muestra de las proclividades republicanas hacia la URSS.