En una entrevista (2014) el académico de literatura argentino (Universidad de Duke) Walter Mignolo afirmabaque desde el año 1500 hasta el 2000, “el planeta asistió a la fundación histórica de la civilización occidental conjuntamente con su expansión”. Añade el autor que acontecimientos como la Revolución Rusa y la victoria del maoísmo en China no fueron otra cosa que “procesos de autooccidentalización”, debido a que se implementaron tanto en Rusia como en China, “el complemento occidental del liberalismo, esto es, el socialismo/comunismo. Un hito que habría marcado (supuestamente) el inicio del proceso de descolonización, que conlleva a su vez una “desoccidentalización”, fue para Mignolo la Conferencia de Bandung (1955) de los (supuestamente) países no alineados.
1/2-Occidente: autoflagelo y el monopolio de la culpa (por Jan Doxrud)
Antes de referirme a esta manía autoflagelante debemos responder la siguiente pregunta: ¿A que nos referimos con el concepto de Occidente? En un comienzo, “Occidente” constituía – en latín – uno de los 4 puntos cardinales a saber: Oriens, Septentriones, Meridies y Occidens, en donde este último hacía referencia donde “se ponía el Sol”. Con la división del Imperio Romano bajo Dioclesiano y el posterior cisma entre la Iglesia católica y ortodoxa, la división entre Occidente y Oriente fue profundizándose hasta que finalmente Europa pasaría a ser lisa y llanamente “Occidente”. Pero en nuestros días este concepto dejó de ser un mero punto cardinal y de referencia geográfica para transformarse en uno polémico, complejo, con una alta carga emotiva y que, por ende, genera desde odio, rechazo y resentimiento, hasta admiración y orgullo.