6/10-Apuntes sobre la filosofía de Hegel: La lógica (por Jan Doxrud)
La siguiente estancia de Hegel será Baviera donde Niethammer le consiguió un puesto como redactor del periódico local: La Gaceta de Bamberg. Así, nuestro filósofo, el gran exponente del idealismo filosófico, se convierte en periodista, ocupación que, por lo demás, se la toma muy en serio. La Gaceta de Bamberg aparecía todos los días y publicaba sobre distintos asuntos, desde comentarios sobre hechos nacionales e internacionales, hasta anuncios administrativo e información sobre la vida local. Como señalé, Hegel se tomo responsablemente su oficio, tenía en gran estima la prensa y quería convertir a la Gaceta en una fuente de información y reflexión.
Hegel se preocupó por los detalles técnicos, tipos de imprenta más nítidos, buscar informaciones más solventes, atractivas y poder así atraer a la mayor cantidad de lectores. En el diario abordó batallas, la paz de Tilsit entre Napoleón y Alejandro I de Rusia, la expedición francesa a Portugal y el comienzo de la guerra contra España. Sin embargo, este trabajo no estuvo exento de problemas. Hegel utilizaba informantes privados para que le proporcionaran información de relevancia. Por ejemplo Hegel publicó información sobre el comienzo de la entrevista de Erfurt (Turingia) entre el zar Alejandro I y Napoleón antes de que este finalizara en 1808.
Esto tuvo como consecuencia una reprensión por parte del gobierno de Baviera, que instó a Hegel a que hiciese públicas sus fuentes, a lo cual Hegel se negó. Pronto su estadía en Baviera llegaría a su fin y nuevamente Niethammer sería fundamental para que Hegel obtuviese un nuevo empleo, esta vez, como profesor de “disciplinas preparatorias a la filosofía” y de rector del Gimnasium o escuela de enseñanza secundaria. El colegio en el que trabajó Hegel era protestante y llevaba el nombre del secretario de Lutero: Melanchton. Este había sido fundado recientemente bajo la influencia protestante de la población de Nuremberg. Hegel tenía una particular concepción del luteranismo y lo que diferenciaba a este del catolicismo. En 1816 escribió:
“Aquí estriba la diferencia entre el catolicismo y el protestantismo. Nosotros no tenemos laicos [profanos]; el protestantismo no se confía a la organización jerárquica de una Iglesia, sino que reside únicamente en la formación general del espíritu […]. Nuestras universidades y nuestras escuelas son nuestra Iglesia”[1].
Hegel estaba a cargo de poner en marcha esta nueva institución. Tuvo que pronunciar discursos, imponer disciplina a los alumnos, tuvo que ganarse la confianza de estos mismos, de los padres y la comunidad. Se preocupó de subir el nivel de la enseñanza, elevando el nivel de los cursos de “ciencias preparatorias a la filosofía” y dictando él mismo algunos cursos. En cuanto a estos últimos, Hegel los dictaba párrafo a párrafo debido a que no habían manuales. Esto fue ventajoso para los estudiosos de Hegel ya que el texto de los párrafos fue conservado cuidadosamente y representa una importante etapa del desarrollo del pensamiento del filósofo.
Pero Hegel no se sentía pleno, ya que añoraba estar en el ambiente universitario. Gradualmente su reputación de filósofo iría creciendo, especialmente tras haber añadido la publicación de su Lógica a la de la Fenomenología del Espíritu. Hegel recibió una llamada para pasar a ser parte de la Universidad de Heidelberg. En este nuevo empleo la situación financiera de Hegel y su esposa mejoraron. Para tener una idea sobre esto, a Hegel se le dieron mil trescientos florines en especies anuales, seis moyos de trigo y nueve moyos de espelta (una especie de cereal). Como escribió Jacques D'hondt, “el trueque era equitativo: idealismo a cambio de cereales” . Heidelberg marcó el tardío comienzo de la carrera filosófica de Hegel que contaba con cuarenta y seis años.
En esa misma época la Universidad de Erlangen le ofrece tardíamente un puesto. En Heidelberg, Hegel tuvo que esforzarse por atraer alumnos a sus clases, los cuales, en el comienzo eran pocos. Posteriromente su fama comenzó a crecer y fue llenando las aulas. En 1816 Hegel pronuncia una lección inaugural frente a una audiencia que no superaban los cinco. El tema central del discurso consistía sobre el despertar triunfal de la filosofía en Alemania: “Creo que ha llegado el momento en el que la filosofía promete despertar de nuevo a atención y la simpatía, en las que esta ciencia, convertida casi en muda, puede otra vez levantar la voz y esperar que el mundo, que para ella se había quedado sordo, le preste oídos de nuevo”[2].
Su fama crece y dos años después ya cuenta con sesenta alumnos de los cuales muchos se convirtieron en discípulos. Un ejemplo de esto es el de Friedrich Wilhelm Carové (1789-1852), que terminó anunciando en 1835, en dos ensayo titulados “Sobre el cristianismo de Iglesia” y “La Iglesia católica romana”, la formación de “una Iglesia universal en la que se creerá en Hegel como antes se creía en Jesucristo…”[3]. Estos tipos de seguidores se multiplicarán en adelante y Hegel se convertirá en una figura cuasi religiosa, en un pseudo-profeta.
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Si Jena fue testigo de la génesis de la Fenomenología y la elaboración de la dialéctica y Nuremberg vio el nacimiento de su Lógica, tenemos que en Heidelberg fue testigo de la publicación de la Enciclopedia de las ciencias filosóficas, que es el tercer libro de Hegel tras la Fenomenología y la Lógica. Hegel la presenta como un compendio. Lo anterior respondía a la necesidad de dotar a sus alumnos de una suerte de manual que les sirviera de hilo conductor para sus clases. Este libro presenta una versión abreviada de su sistema filosófico, por lo que no se debe considerar como el sistema acabado de Hegel.
El valor de esta obra es indudable ya que constituye la exposición completa del sistema de la filosofía de Hegel tal como él la expuso a la audiencia. Este libro se divide en tres partes: La ciencia de la lógica, Filosofía de la naturaleza y la Filosofía del Espíritu. La Ciencia de la lógica se divide en tres secciones: doctrina del ser, doctrina de la esencia y doctrina del concepto. La Filosofía de la naturaleza se divide en: mecánica, física y física orgánica. Por último, la Filosofía del espíritu se divide en: espíritu subjetivo, espíritu objetivo y espíritu absoluto. Allí donde finaliza la Fenomenología, comienza la Lógica. Comencemos pues con primera parte.
La Lógica, que abordaré a continuación, comienza y se desarrolla en este plano alcanzado por la fenomenología. En primer lugar debemos recordar brevemente qué es la lógica. La logica consiste en una disciplina que estudia los razonamientos formalmente válidos. Se ocupa de la estructura formal de los razonamientos, es decir, si la conclusión se deduce de las premisas. De acuerdo a Hegel, la lógica es la ciencia de la idea pura. La lógica es para nuestro filósofo la ciencia más compleja ya que opera con abstracciones puras, y requiere la fuerza del hábito de retirarse al puro pensamiento y moverse dentro de este.
Por otra parte, añade Hegel, es la ciencia más fácil debido a que su contenido no es otra cosa que nuestro pensamiento y sus ordinarias determinaciones, que son las más simples y elementales. El estudio de la lógica contribuye a la educación de la inteligencia, ejercitándola en el conocimiento de las leyes del pensamiento, puesto que es el pensamiento del pensamiento o la ciencia del pensamiento puro, escribió Hegel en su Enciclopedia de las ciencias filosóficas. Pero la lógica es más que un instrumento útil o un ejercicio formal del pensamiento. La lógica de Hegel se nos presenta como algo nuevo respecto a la lógica de Aristóteles.
La lógica hegeliana tiene como objeto de estudio la estructura del todo. La lógica misma en cuanto a Idea en sí es el autoestructurarse del armazón del todo. Esta lógica, como señalé, se desarrolla en el plano del Saber absoluto, en donde desaparecen las diferencias entre certeza y verdad. Lo que postula esta lógica es que pensar y ser coinciden, tal como lo postulaba Parménides, por lo que la lógica coincidiría con la ontología. Así, tenemos que Hegel parte de la misma posición que Parménides, donde pensar y ser son la misma cosa. La lógica hegeliana constituye una síntesis de los contenidos del Organon y la Metafísica de Aristóteles en el plano especulativo, por lo que la lógica vendría a ser una “filosofía primera”, es decir, la ciencia del ser en cuanto ser.
También sería una teología o una titánica metafísica. La lógica sería una ciencia de Dios (razón o logos) en cuanto es considerada como fundamento de la naturaleza y el espíritu, antes de la creación del mundo. Este Dios previo a la creación se presenta como “inferior” respecto del Espíritu después de la creación, ya que el Dios antes de la creación representa la tesis y el Dios posterior a la creación representa la síntesis. El Dios de la lógica no es el Motor Inmóvil de Aristóteles (Pensamiento de pensamiento), sino que solamente lo será el espíritu que es la realización de la dialéctica.
Si la Lógica estudia, como señalé más arriba, la Idea en sí, la Filosofía del espíritu (no confundir con la Fenomenología) estudia la idea en sí y para sí, su retorno a sí. Hegel critica a Kant por negar la posibilidad de una metafísica como ciencia, ya que en opinión de Hegel, un pueblo sin metafísica era como un templo sin altar. Lo que Hegel se propone mostrarnos en su lógica es la deducción dialéctica de las categorías. Solamente para aclarar a aquellos que lo hayan olvidado, categoría significa predicado, y fue Aristóteles el que analizó todas las formas posibles de atribuir un predicado a un sujeto mediante el verbo ser.
Así, las categorías son las distintas maneras de atribuir un significado a un sujeto. En Kant, las categorías son los conceptos puros del entendimiento, es decir, las condiciones a prior que permiten tener conocimiento. A diferencia de Aristóteles, estas categorías no están en los objetos sino que en nosotros. Entender es juzgar y mediante esta última facultad unificamos mediante conceptos lo que nos viene dado por la sensibilidad. Hegel atribuye carácter de realidad a las categorías, de manera que no son simples modos subjetivos de conocer el mundo.
Hegel subdivide la lógica en tres partes: lógica del ser, lógica de la esencia y lógica del concepto. En la lógica del ser se deducen a partir de la tríada ser, no-ser y devenir, las categorías de la intuición sensible como la calidad, cantidad y medida. En la lógica de la esencia se deducen las categorías del intelecto, como la forma y materia, cosa y propiedad, causa y efecto. Estas categorías deducidas en la lógica de la esencia son aquellas de la ciencia, que nos representan la realidad como conformada por sustancias que actúan unas sobre otras. En este momento, se penetra con profundidad en las raíces del ser. Es el ser mismo que coincide con el pensamiento y que se despliega reflexionando sobre sí mismo.
Por lo tanto, la lógica de la esencia estudia aquel pensamiento que quiere penetrar para llegar a la médula del ser. Es en esta parte donde Hegel se encuentra frente a los principios de identidad y no-contradicción. ¿Qué podrá opinar Hegel frente a estos? A estas alturas el lector podrá advertir que para Hegel la contradicción es fundamental en su sistema. Para el filósofo alemán, la verdadera identidad es la que se realiza dialécticamente, que implica identidad en la distinción y la distinción en la identidad. Para Hegel, la proposición que expresa A=A y que A no puede ser a la vez A y no A, no es una verdadera ley del pensamiento, sino que una ley del intelecto o entendimiento abstracto.
De acuerdo con el filosofo, sólo es verdadero el punto de vista de la razón. La esencia, de acuerdo con Hegel, es pura identidad y apariencia en sí misma, en cuanto es negatividad relativa a sí misma y, por ende, el rechazarse así de sí misma contiene la determinación de la diferencia. En la lógica del concepto se deducen las diversas especies de conceptos, juicios y silogismos, las ideas de la vida, los conceptos de mecanicismo y finalidad, etc. Las categorías deducidas aquí son las de la concepción idealista que resuelven las sustancias en sus relaciones recíprocas. ¿Qué entiende Hegel por concepto? Para él, es lo que es libre, es el poder sustancial subsistente por sí, es totalidad.
El concepto es lo que en su identidad consigo, es en sí y por sí determinado. El concepto es el “Yo pienso” que se autocrea creando así las determinaciones lógicas. El concepto es el nombre más apropiado para expresar al Absoluto. Este es el significado de concepto en el plano de la razón. Hegel divide la doctrina del concepto en doctrina del concepto subjetivo o formal, doctrina del concepto que se ha determinado como inmediatividad o de la objetividad y doctrina de la idea.
Así como el concepto adquirió un nuevo significado en el plano de la razón, lo mismo sucede con el juicio silogismo. El juicio es el acto del entendimiento que atribuye un predicado a un sujeto, por ende, es una síntesis o unión ya que, al juzgar, relacionamos dos conceptos. El “es” de la cópula en el juicio hegeliano expresa una identidad dinámica del sujeto y el predicado. Pero ahora es el predicado el término más relevante de la proposición debido a que expresa universalidad, y el sujeto expresa lo individual.
En el juicio abstracto, escribió Hegel, el sujeto, como lo que se refiere a sí negativamente es lo inmediatamente concreto, mientras que el predicado es lo abstracto, lo indeterminado, lo universal. Pero el predicado, al estar unido por la cópula “es”, contiene también en su universalidad la determinación del sujeto. El sujeto obtiene sólo en el predicado su determinación, como ejemplifica el filósofo, podemos decir que “Lo Absoluto es idéntico consigo mismo”, pero lo Absoluto es un mero nombre. De esta forma, lo que el sujeto es, sólo se dice en el predicado, que trasciende al sujeto y lo subsume en sí.
Pasemos a revisar el silogismo. Un silogismo es un razonamiento compuesto de dos premisas: una mayor y otra menor, y una conclusión. El silogismo hegeliano es lo universal que, por medio de lo particular, se individualiza e inversamente, el individuo por medio de lo particular se universaliza. Por ejemplo un animal (universal) por medio de la especie humana se individualiza en Carlos V o Kant. Inversamente, el individuo singular a través de la especie hombre (particular) se universaliza, expresado por “animal”.
Hegel llega a la conclusión de que todo es silogismo, incluso su sistema es un gran silogismo en donde los tres momentos, es decir, “Idea lógica”, “Naturaleza” y “Espíritu” son los tres términos del silogismo. Incluso los dogmas del cristianismo son silogismos. Continuemos con la “Idea”. Esta es lo verdadero en sí y para sí, es la unidad absoluta del concepto y de la objetividad, de lo ideal y lo real, lo infinito y lo finito, del alma y el cuerpo. Es en el concepto donde la verdad se nos presenta desenlazada de las representaciones.
[1] Jacques D’Hondt , op. cit., 198-199.
[2] Ibid., 217.
[3] Ibid., 219.