7/8-Estructura de mercado: breves palabras sobre el índice de Herfindahl-Hirchmann

7/8-Estructura de mercado: breves palabras sobre el índice de Herfindahl-Hirchmann

Un ejemplo de índice para cuantificar la concentración de mercado es el índice de Herfindahl-Hirschman (IHH), el cual lleva el apellido de dos economistas: Orris C. Herfindahl (1918-1972) y Albert O. Hirschmann (1915-2021). Lo anecdótico es que estos autores no trabajaron juntos sino que llegaron al índice de manera independiente.  Ahora bien, algunos atribuyen a otra persona la difusión y recepción del IHH. Me refiero al asesor de tesis de Herfindahl: el economista y académico de la Universidad de chicago George Stigler (1911-1991.)

Comencemos explicando lo que se entiende por “concentración de mercado”. Con esto se quiere dar a entender el  número de empresas que participan en la producción o venta de un bien dentro del sector al que éste pertenece. Antes de referirnos al IHH cabe aclarar otro concepto previo que es el de “cuota de mercado” que es la proporción de ventas de una empresa respecto a las ventas totales del sector en el que se incluye dicha empresa.

Podemos calcular esto dividiendo las ventas totales de la empresa por las ventas totales de la industria o dividiendo el número de unidades vendidas por la empresa por el total e unidades vendidas por el mercado. Tomemos por ejemplo la imagen a continuación donde se venden distintas cantidades de sándwiches a distintos precios. La cuota de mercado (CM) la podemos calcular dividiendo la cantidad vendida por cada empresa  por la cantidad total vendida en ese rubro o haciendo lo mismo pero con el precio de venta.

Una vez que tenemos la cuota de mercado podemos pasar al IHH.  El HHI, tal como lo podemos leer en el Department of Justice de los Estados Unidos (que hace uso de este índice) tiene en consideración la distribución del tamaño relativo de las empresas en un mercado.  Tenemos la siguiente fórmula:

Aquí tenemos el símbolo sigma de sumatoria, abajo índice sumatorio “i” (también podeos verlo representado por “k”), el límite inferior (1) y arriba el límite superior (n). Hacia la derecha tenemos la suma del cuadrado de las cuotas de mercado (como las que calculamos más arriba). En suma tenemos lo siguiente:

En primer lugar debemos obtener las cuotas de mercado dividiendo en este caso las ventas de la empresa(S1, S2,S3…)  por la venta total del mercado (St) Después elevamos al cuadrado las cuotas, las sumamos las cuotas y multiplicamos por 10.000.

También podríamos haber obtenido el resultado elevando 702 + 302 = 4.900 + 900 = 5.800. En cuanto a elevar al cuadrado la razón es que proporciona  mayor peso a las empresas más grandes en el cálculo del índice. Así, las empresas con una mayor participación en el mercado tienen una influencia proporcionalmente mayor en el resultado final. ¿Qué me dice este resultado de 5.800? El IHH nos dice que mientras más se acerque el número a 10.000 más concentrado está el mercado, siendo 10.000 la existencia de un monopolio.

El ya mencionado Departamento de Justicia de los Estados Unidos establece que cuando el resultado es cercano a cero entonces tenemos un mercado que está ocupado por un gran número de empresas de tamaño relativamente igual. Por el contrario,  cuando alcanza su máximo de 10.000 puntos entonces estamos ante un mercado que se encuentra controlado por una sola empresa.  Veamos gráficamente el caso de una empresa que comienza como un monopolio y que  va gradualmente perdiendo y cuota de mercado y cómo se ve reflejado en el IHH.  En suma, lo que nos muestran los gráficos a continuación es que el HHI será más bajo cuando las cuotas de mercado sean iguales y más alto cuando una empresa tenga una cuota de mercado extremadamente grande.

David Chessler nos presenta los siguientes 2 cuadros en donde se muestra el caso en donde un monopolio casi puro comienza a perder su cuota de mercado:

Algunas críticas a este índice guarda relación con su énfasis que coloca en el número y en el hecho de que constituye una foto de la realidad, es decir, solo un momento pausado de un proceso más dinámico, innovador y complejo. Así, el IHH solo considera “lo que existe en ese momento” sin considerar la entrada de competencia potencial.

Puede que una empresa tecnológica revolucione el mercado con un producto y en que en sus primeras etapas goce de lo que las autoridades podrían denominar como “monopolio” pero con el tiempo la competencia entrará y ejercerá presión. Y si resulta que los consumidores siguen eligiendo a esa misma empresa, el problema no es de la empresa y esta no podría ser catalogada de monopolista. Así, juzgar el tamaño y cuota de mercado a partir de una situación estática no de utilidad. En palabras de Rodríguez Braun y Rallo:

“Si lo pensamos un momento, todos los bienes económicos han pasado por estas distintas etapas según se iban desarrollando y mejorando: los aviones, los automóviles, los ordenadores personales, los teléfonos móviles o los libros electrónicos. Al principio, sólo unas pocas compañías llevan la batuta innovadora, que son las que concentran la práctica totalidad de aquellos consumidores dispuestos a abonar un mayor precio, y, conforme el producto va madurando, aparecen muchas otras compañías que, a modo de marca blanca, rebaja sus precio y erosionan la cuota de mercado de las compañías líderes”

Sumado a esto, no existe un umbral o estándar claro para determinar qué nivel de HHI indica un mercado competitivo o concentrado.  Tenemos también que no se tiene en cuenta el grado de diferenciación del producto, la innovación, el marketing y las barreras de entrada. Resulta importante precisar bien a la hora de clasificar las industrias que se comparan.

Por ejemplo, la “industria automotriz” ¿es homogénea? Resulta que no se puede hablar de la “Industria X” asumiendo que X es un producto homogéneo. Por lo demás, puede que un empresa tenga mayores ventajas competitivas vendiendo X1 y X2, pero no X 3. Una empresa podría tener una posición dominante en un área geográfica específica, es decir, una suerte de monopolio espacial como al que aludía Chamberlin.

Podemos apreciar que el  IHH es muy congruente con el paradigma que divide la competencia en perfecta e imperfecta. De acuerdo con esto, si la industria comienza a ser dominada por cada vez menos empresas, entonces eso sería señal de que algo anda mal puesto que nos estaríamos alejando del mundo de la competencia perfecta para adentrarnos en la imperfecta y peor aún, dirigiéndonos rumbo a un posible monopolio.

En un paper titulado “When Bigger Is Better: A Critique of the Herfindahl-Hirschman Index’s Use to Evaluate Mergers in Network Industries”, el abogado Toby Roberts también se refiere a los problemas con el IHH. Comienza explicando que durante más de 30 años los reguladores antimonopolio han utilizado el IHH para evaluar si las posibles fusiones de empresas tendrán consecuencia negativas para el bienestar social. Añade que el IHH opera bajo la premisa de que el comportamiento de la industria se correlaciona fuertemente con la estructura de la industria. Lo anterior se traduce  en que cuanto más grande es una empresa dentro de su industria, más probable es que participe en precios supracompetitivos u otra conducta anticompetitiva.

Un resultado de esta confianza en el IHH ha sido una establecer una relación causal entre poder de mercado y desutilidad del consumidor. Si bien existe tal relación existe una significativa como las industrias de red. De acuerdo con Roberts, el mismo Hirfendahl habría comentado que confiar estrictamente en su índice incurriría en costos “a través del acoso de algunas industrias cuyo desempeño es en realidad bastante competitivo pero cuya estructura, según los estándares convencionales, no lo es”. El IHH solo considera dos variables, número de empresas y la cuota de mercado, algo que Herfindahl tenía en consideración, tal como apunta Roberts:

“De hecho, Herfindahl consideró que cualquier índice de concentración tenía solo una utilidad limitada, ya que comprendería solo “una, o como máximo algunas, de las muchas variables que determinan el grado de monopolio en una industria”. Además del número de las empresas y la desigualdad de sus cuotas de mercado, sugirió varios otros factores que influyen en el desempeño de una industria, como la "distribución de ubicación" de las empresas individuales, la "psicología" de los funcionarios corporativos y los diversos grados de sustitución de productos”.

También pueden darse errores de medición o el considerar todas las fusiones iguales. Roberts muestra un ejemplo hipotético de dos industrias y 7 empresas. Mirando el cuadro podemos apreciar que en la industria A la fusión entre las empresas con participaciones de mercado del 2 % y el 13 % presuntamente habría sido anticompetitiva de acuerdo al FTC o Confederación Federal de Comercio (por exceder 1.800). El autor se refiere un estudio interno de la FTC década de 1980 y en donde halló que el nivel mínimo de HHI que generaba objeciones de fusión generalmente excedía 1800 por unos pocos cientos de puntos.

Continuando con la tabla, vemos que  en la industria B la empresa con una participación de mercado del 2 % podría haberse fusionado con la empresa que tiene una participación del 24%. En este caso, tal fusión no habría generado preocupación por parte de las autoridades. Ambas fusiones dan como resultado un HHI de la industria de cerca de 1.800, y la fusión sancionada por las Directrices aumentaría el HHI en casi el doble que la fusión que se presume anticompetitiva.

 

Por su parte, David Chessler explica que la estructura del mercado se limita en gran medida a mostrar la concentración, el número y el tamaño de las empresas en el mercado. Pero, por otro lado, omite otras dimensiones importantes como el número y el tamaño de los participantes potenciales en la industria, las barreras a su entrada, así como también las regulaciones gubernamentales relacionadas con la industria o el mercado. La razón de esto es que resulta  difícil “medir las barreras que impiden que nuevas empresas ingresen a un mercado y las diferentes barreras que impiden que las empresas existentes abandonen una industria (…)”.

Hoy en la mayor parte de los países se ha desarrollado toda una legislación antimonopolio. De importancia es la Ley Sherman (del congresista republicano Joh Sherman) que, como señala el Departamento de Justicia de los Estados Unidos, existe desde 1890 como la principal ley y que expresa el compromiso nacional de garantizar una economía de mercado libre en donde exista la competencia libre de limitaciones privadas y gubernamentales, lo cual redunda en un beneficio para los consumidores. Sin entrar en detalles, esta ley declara como ilegal el monopolio del comercio, la fusión o el conspirar para restringir la competencia, entre los Estados de la Unión, así como y también en el comercio con otros países.

A esta hay que sumar la Ley Clayton, la cual es una ley civil que no conlleva penalidades penales y que fue aprobada en el año 1914 y fue objeto de importantes enmiendas en 1950. Esta prohíbe las fusiones o adquisiciones que puedan disminuir la competencia. Así, todas aquellas personas que consideren que una fusión o adquisición va más allá de un cierto tamaño, deben notificar  a la  la Comisión Federal de Comercio y a la División Antimonopolios.

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