36/39- La Guerra Civil Española . Los refugiados (por Jan Doxrud)

36) La Guerra Civil Española . Los refugiados (por Jan Doxrud)

Examinemos brevemente el tema de los refugiados. La Unión Soviética también recibió, como otros países, refugiados durante el conflicto, de manera que nos detendremos un momento en esto, para luego continuar con las Brigadas Internacionales”.

La historiadora española Alicia Alted Vigil en un extenso escrito titulado “El exilio español en la Unión Soviética”  nos explica que el exilio en este país  tuvo ciertas singularidades  que lo diferenciaba de otros países de destino como lo era México o Francia. La razón de esto, en primer lugar, es que el colectivo de españoles numéricamente más importante se encontraba en la Unión Soviética. De acuerdo a la historiadora, hacia este país se habían evacuado 3 mil niños entre 1937 y 1938. Junto a los niños habían otro colectivos formados pro educadores y personal auxiliar que acompañó a los niños a la Unión Soviética, así como también jóvenes pilotos que iban a estudiar a la escuelas de aviación y, por último, tripulantes de barcos españoles que se encontraban en ese país o navegando hacia él cuando la guerra llegó a su fin. 

En  segundo lugar, lo que hacía singular a este país es una más evidente, esto es, las diferencias culturales e idiomáticas, a lo cual hay que sumar que el país constituía una dictadura totalitaria liderada férreamente por Stalin. Regresando a los niños, educadores y asistentes, tenemos que los evacuados entre 1937 y 1938 constituyó el número más significativo desde el punto del exilio. En cuanto a los educadores, estos eran 150 más el personal auxiliar. Los niños que arribaron a la Unión Soviética lo hicieron a través de 4 expediciones

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La primera zarpó desde Valencia rumbo a Yalta el 17 de marzo de 1937, en donde iban niños mayoritariamente de Madrid. La segunda zarpó en el mes de mayo y fue organizada por el gobierno vasco, militantes del PC y miembros de Socorro Rojo Internacional. Finalmente salieron el 13 de junio de Santurce rumbo a Burdeos y desde ahí hacia Leningrado. De los 4.500 niños, 1.495, en gran parte vacos, se dirigieron a la Unión Soviética. 

La tercera expedición zarpó desde el puerto de Musel (Gijón) el 24 de septiembre de 1937 con 1.100 niños rumbo a Leningrado. La cuarta y ultima expedición se organizó a finales de 1938 y la integraban 300 niños que procedían de Cataluña, Aragón y la costa mediterránea. Alted Vigil continúa explicando que, una vez que llegaban al destino final a los niños se les bañaba y se les realizaban revisiones médicas, para posteriormente ser enviados a hoteles, luego a campos de pioneros y, finalmente, a las Casas de Niños.

Otra estudiosa del tema de los españoles en el exilio en la Unión Soviética es la académica Luiza Iordache Cârstea, la cual nos relata el lado oscuro de este exilio en un escrito titulado  “Maestros de los «niños de la guerra» de España en la Unión Soviética. Juan Bote y la represión del gulag”. De hecho la autora es autora de libros sobre el tema como “Cartas desde el gulag. Julián Fuster Ribó, un español en la Unión Soviética”  y “En el gulag. Españoles republicanos en los campos de concentración de Stalin”. 

La autora explica que muchos de los maestros fueron víctimas de las purgas por motivos ideológicos aunque también se esgrimían argumentos “pedagógicos” para removerlos de sus puestos y, peor aún, enviarlos a campos de trabajo. Tales purgas se habrían iniciado a comienzos de 1941 y continuado tras la invasión nazi de la Unión Soviética. 

En este clima de vigilancia no solamente participaban las autoridades del país sino que también personeros del PCE. La autora nos presenta historias de algunos españoles que se trasladaron a Rusia y cómo vieron sus vidas truncadas por el aparato de vigilancia. El primer caso es el de Nicolás Díez Valbuena, nacido en León en 1891. Díez estudió para ser maestro y, con el estallido de la guerra civil, zarpó junto a su esposa Caridad Luege Aldea y su hija enfermera, Dulce María Díez Luege. En la Unión Soviética, Díez trabajo en la Casa de Niños Nº9 como profesor de Matemáticas y Ciencias Naturales. A pesar de ser un profesor cualificado, los informes al respecto señalaban lo contrario. En este se le tachaba de tener un estado de ánimo “anarquista” y de “enemistad” hacia la Unión Soviética y, peor aún, de transmitir tales percepciones a los niños de forma “oculta”.

Nicolás Díez Valbuena

Nicolás Díez Valbuena

En 1939 en un informe elaborado por miembros del PCE continuaban las apreciaciones negativas sobre Díez. Por ejemplo, el informe citaba las palabras de otra educadora de nombre Pilar Villaverde, en donde se denunciaba que Díez tenía una actitud “poco disciplinada hacia el Director y poco fraternal hacia los camaradas soviético”. Finalmente Díez sería detenido el 28 de febrero de 1941 junto a Rosario Álvarez.Esta última, también era parte del personal docente y trabajaba en la Casa de Niños Nº8 de Leningrado. 

Como señala Iordache, Álvarez, a pesar de pertenecer a las JSU, no se salvó de la crítica y en los informes se destaca sus estados de ánimo insanos y su ineptitud de trabajar con los niños. En cuanto al destino de Nicolás Díez Aldea, este murió en el trayecto hacia el campo de concentración. Por su parte, Pilar Villaverde estuvo internada hasta 1944 y desterrada. Terminó trabajando como profesora de español en Piatigorsk en el Cáucaso. Fue ella misma quien comunicó a la esposa e hija de Nicolás Díez que este había fallecido.

Otro caso es el de la  familia Serrano-Díaz. El matrimonio estaba compuesto por Luis Serrano Organero,Petra Díaz Alonso  y su hija  María  de 2 años. Serrano era un  arino que había lelgado a Odessa en el verano de 1937 mientras que Petra llegó en una de las expediciones junto a los niños, siendo educador en la Casa de Niños Nº3 en Odessa en donde conoció a Lui Serrano. Tras solicitar su deseo de repatriación, ambos fueron finalmente detenidos y enviados al campo de Concentración de Oranki, en las proximidades de Gorki. Para el año 1942 se encontraban en el campo de Kok-Uzek (Karagandá). En noviembre de ese año Petra falleció y su hija pudo abandonar el país (tras el final de la II Guerra Mundial) junto a una familia yugoslava que se hizo cargo de ella y que se instalaron en Belgrado. En cuanto a Luis Serrano, logró su libertad en 1948 pero solo en 1972 regreserá a España.

Otra historia que nos relata la autora es la de Juan Bote García, un maestro nacido en 1896 y que estudió Ciencias Naturales en la Universidad Central de Madrid. Posteriormente cursó la carrera de Medicina en la Facultad de Medicina en la Universidad Central de Madrid. En 1926 obtuvo la licenciatura en Medicina y Cirugía y, entre 1928 y 1933, ejerció como médico de los Servicios Sanitario Colonia en el Golfo de Guinea. En 1933 tenía a su cargo la Cátedra de Ciencias Naturales del Institut Pi i Margall de Barcelona. Bote fue parte de la última expedición de niños con rumbo a la Unión Soviética. En enero de 1939 se incorporó en la Casa de Niños Nº2 en donde impartió clases de Ciencias Naturales, Matemáticas y Geografía. 

Los problemas comenzaron para Bote cuando 3 maestras de la misma casa lo denunciaron. Dos de estas, Mari Rodriguez y Libertad Fernández se trasladaron a Moscú para exigir la retirada de Bote. Consideraba que Bote no era apto para el cargo y si no era apartado de la Casa de Niños Nº2 entonces otros maestros españoles se irían a otras casas. El problema se agravó cuando las autoridades del Comisariado evaluaron la labor docente de manera favorable, llegando a la conclusión de que había que mantenerlo como único pedagogo cualificado capacitado para enseñar en los cursos superiores de la escuela. Pero las acusaciones contra Bote no cesaban. Ahora la maestra Soledad Sancha Padrós denunciaba que Bote no quería reconocer la pedagogía soviética así como su actitud arrogante de sentirse superior a sus camaradas. 

Otra maestra de nombre Esperanza Rodríguez, quien trabajaba en la Casa de Niños Nº5 llegó a afirmar que Bote habría afirmado preferir estar en la España fascista. De acuerdo a Iordache, en una ocasión llegó una comisión conformada por comunistas españoles para examinar a los alumnos. Se habrían quedado impactados al corrorborar que los niños ignoraran hecho como el año de nacimiento de la comunista Dolores Ubárruri (La Pasionaria), aspectos de “El Capital” de Marx o la fecha de promulgación de la Constitución soviética. En palabras de Iordache:

“Por ello, Bote fue increpado, ya que según los miembros de la comisión, los niños necesitaban una mejor preparación en materia política, es decir menos matemáticas y más marxismo. De aquí la célebre frase invertida menos marxismo y más matemáticas, atribuida a Bote, publicada por primera vez en el folleto Karaganda. La tragedia del antifascismo español”.

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Finalmente Bote caería en desgracia, más aún cuando expresó su deseo de regresar a España. Junto a otros pilotos y marinos estuvo en la cárcel de Novosibirsk, al suroeste de Siberia para, posteriormente, ser trasladado a la cárcel de Petropavlosk en Kazajastán. Desde allí fue nuevamente trasladado más hacia el este hacia el complejo Krasnoiarsk. Afortunadamente para Bote y sus compañeros, no fue posible llegar, debido a las condiciones climáticas, al destino final que eran la minas de níquel en Norilsk. Pero su travesía a comienzos de la década de 1940 no terminó en Krasnoiasrsk puesto que fue nuevamente trasladado rumbo al campo “siniestro” de Karabas, en donde se encargo junto a sus compañeros de los cadáveres y agonizantes para enterrarlos. 

El trayecto siguió hacia el campo de concentración de Spassk y en 1943 fueron trasladados al campo de Kok-Uzek. Finalmente tras terminar la II Guerra Mundial Bote obtuvo la libertad pero, en 1949, él, junto al marino Agustí Llona y el piloto Francisco Llopis fueron enviados a la cárcel de Odessa. En febrero fue condenado a 5 años de destierro contados a partir de marzo de 1949. Cumplió su condena junto a sus compañeros anteriormente mencionados en Vosvuísienski. Finalmente los 3 españoles lograron concretar su repatriación en septiembre de 1956 en tres expediciones diferentes entre lso meses de septiembre y noviembre. Bote residió sus últimos años en Alcuéscar para fallecer en 1967.

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En la conclusión  Luiza Iordache Cârstea explica cómo la URSS logró  transformarse para los republicanos en un punto de referencia, un referente y modelo a seguir. La propaganda exterior soviética fue eficiente en mostrar a la dictadura como una nueva democracia de corte socialista y como un proyecto que prometía fundar un nuevo ser humanos. Como señala la autora, en España circulaban una serie de revistas que idealizaban los logros de la URSS. Pero un una cosa era la propaganda y la idealización de ese proyecto ubicado en un país tan lejano, y otra era experimentar en carne propia lo que era vivir en la patria del proletariado. En palabras de Iordache:

Una vez en la URSS, en el seno de estos colectivos hubo quienes se desilusionaron al percatarse de que algunos aspectos de la realidad soviética eran diferentes a lo que se habían esperado o imaginado. Tal fue el caso de los maestros señalados, que pasaron del encanto al desencanto (…) Así, estos maestros pasaron a engrosar las filas de los disidentes, los críticos o los inadaptados, que para purgar su conducta quedaron relegados al sistema de trabajos forzados de la URSS”. 

En el capítulo dedicado a la intervención soviética en España del “Libro Negro del Comunismo” los ya mencionados historiadores franceses, Stéphane Courtois y Jean-Louis Panné, hablan de detenciones, torturas y fusilamientos de profesores, al menos de acuerdo al comunista español Valentín González alias “El Campesino”. En 1941, y de acuerdo al comunista Jesús Hernandez, el 50% de los niños tenían tuberculosis y 750 murieron antes del éxodo de 1941 producto de la invasión nazi. Añade Courtois y Panné que muchos niños fueron a parar en los Urales y Siberia, en donde formaban bandas de delincuencia, mientras que algunas de las mujeres se prostituían. En 1946 se tuvo conocimiento de la presencia de republicanos en campo de  concentración de Karagandá. Esto fue gracias a un testimonio escrito de un francés donde señalaba que había conocido a estos españoles. Como explica Iordache, la reacción del Partido Comunista de España fue negar los hechos y señalar que un montaje falangista y montada por la dictadura fascista (incluso anarquista).