23/39- La Guerra Civil Española . La victoria del Frente Popular (por Jan Doxrud)

23) La Guerra Civil Española . La victoria del Frente Popular (por Jan Doxrud)

Regresando a  Preston, el autor explica que la campaña del Frente Popular se fundamentó en la amenaza fascista, la defensa de la República y la necesidad de amnistiar a los presos de la revolución de octubre de 1934. Finalmente en las elecciones generales de 1936, la tercera y última de la Segunda República, le dio el triunfo al Frente Popular. Una primera víctima política del Frente Popular fue el eterno Jefe de Estado, Niceto Alcalá-Zamora, quien fue destituido de su cargo, asumiendo el puesto Manuel Azaña.

León Trotsky (1879-1940), en una carta titulada “¿Qué deben hacer los bolcheviques-leninistas en España?”  (New Militant, 2 de mayo de 1936) se refería en términos negativos al Frente Popular, puesto que lo concebía como un freno gigantesco en contra de la solución revolucionaria que, según Trotsky, habían adoptado tanto obreros como campesinos. Es por ellos que Trostky afirmaba que los miembros de la IV Internacional (creada en 1938) “condenar y denunciar implacablemente ante las masas la política de todos los dirigentes que forman parte del Frente Popular”. 

Pío Moa  afirma en su libro sobre el derrumbe de la Segunda República, que los frentes populares tenían también otro  objetivo  y era el de empujar a los  gobiernos burgueses posturas activas antinazis, para agravar así “las contradicciones interimperialistas”y crear condiciones revolucionarias en cada país.  final dependería, una vez más, de las circunstancias. 

León Trotsky

León Trotsky

Por su parte,  Stanley Payne explica que  Frente Popular español fue una alianza política y electoral, pero no una alianza de gobierno. Tal alianza representaba una contradicción fundamental era ya que, por un lado estaban  republicanos de izquierda (y algunos socialistas) que aceptaban el sistema republicano y, por otro lado, estaban los movimientos revolucionarios que no lo aceptaban la República y cuyas pretensiones era imponer un sistema revolucionario.En cuanto a la organización  final del Frente Popular, Payne señala que incluyó una amplia alianza de todas las formaciones de izquierdas con excepción de la FAI-CNT, que todavía rechazaba la participación electoral). 

De acuerdo a lo anterior, el Frente Popular quedó compuesto por los partidos semimoderados de las izquierdas republicanas o burguesas y por los distintos grupos marxistas como era el caso el PSOE-UGT, el PCE y el muy pequeño partido leninista independiente y Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM). Otro punto importante que aclara Payne guarda relación con las diferencias entre el Frente Popular español y el francés.

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De acuerdo al historiador estadounidense el  Frente Popular español fue muy diferente de su homónimo en Francia.   La razón de esto es que “Tercera República francesa” era una democracia consolidada, de manera que allí el Frente Popular era una alianza constituida para defender y afirmar esa democracia. El Frente Popular francés incluyó en sus filas a los radicales centristas y el Partido Socialista francés no abrazó el revolucionismo. Por otro lado, Payne explica que el Frente Popular español “no tenía como objetivo defender la democracia, que sus miembros ya habían violado, sino reivindicar la insurrección de 1934, un levantamiento que siempre apoyaron”. 

Añade Payne que el Frente Popular puso un especial énfasis, dentro de su campaña, en denunciar la represión de la insurrección de 1934, “como si los revolucionarios no merecieran ser castigados” y, por lo demás,  “se sirvió de una tremenda propaganda para describir las supuestas atrocidades que se habían cometido, aunque solo dos de los rebeldes habían sido ejecutados —uno de ellos era claramente culpable de múltiples asesinatos”.

Otro historiador que ya hemos mencionado, Ricardo de la Cierva, ha dedicado bastante tinta en explicar el fenómeno del Frente Popular. Para esto me basaré en 2 de los tomos de los “Episodios Históricos de España” del autor titulados “El Frente Popular. Mito y leyenda” y “El Frente Popular. Triunfo y radicalización”. El historiador español comienza  cuadrándose con la definición “cruda” dada por el político republicano Félix Fordón Ordás (1885-1973), para quien el Frente Popular era un “pacto republicano-socialista-comunista”. También menciona otra tesis que nos dice que el Frente Popular fue el resultado de dos tendencias unificadoras: la de la izquierda burguesa, representada por Manuel Azaña, y la izquierda proletaria representada por los comunistas. 

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Si bien de la Cierva concuerda hasta cierto punto con lo anterior, difiere en lo que respecta a la la influencia de cada una de esas tendencias, es decir, ambas no son equiparables a la hora de explicar la formación del Frente Popular. Para el historiador español  los principales protagonistas en el proceso de formación del frente Popular fueron Manuel Azaña (Izquierda Republicana) e Indalecio Prieto (PSOE). 

Aquí cabe mencionar las palabras de los mencionados historiadores Manuel Álvarez Tardío y Roberto Villa García. Explican que la división interna al interior de los socialistas se acentuó a propósito de la táctica a seguir en el año 1935. Fue Prieto quien, desde el exilio, apostó por renovar la colaboración con los comunistas y anarcosindicalistas. Ahora bien los autores añaden la estrategia debía ir más allá de la “Alianza Obrera” creada en 1933, puesto que la colaboración debía ampliarse a los partidos republicanos de izquierda. Fue, por ende, esta la propuesta de Prieto y que comunicó a las agrupaciones del partido a lo largo de España. 

Ahora bien esta colaboración sería una de tipo electoral y parlamentaria, de manera que quedaba descartada toda participación del PSOE en un gobierno con los republicanos. Junto a esto, tal alianza se cimentaría sobre un programa previamente pactado, lo cual implicaría negociaciones complejas tanto con Manuel Azaña como con largo Caballero, líder del ala más extremista del PSOE. Un punto importante de lo anterior es que no se iba a repetir la antigua alianza formada en el “Primer Bienio”, de manera que esta vez la izquierda extrema tenía otras agendas que no guardaban relación, digámoslo, con el establecimiento de una democracia liberal basada en un Estado de Derecho. 

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Como explican Álvarez y Villa, el primer borrador del programa elaborado por Felipe Sánchez Roman, la cual fue rechazada por Indalecio Prieto en octubre de 1935, por ser vago y conservador. Algunas de las observaciones y aportes de Prieto al programa fue, en primer lugar, incluir un programa de obras públicas para combatir el desempleo. 

En segundo lugar señaló que dejar fuera de la ley a organizaciones que podían poner en peligro la seguridad del Estado causar oposición en su partido, puesto que tal legislación podría usarse contra el PSOE y la UGT. Ante esta y otras desavenencias, Azaña se percató de las serias dificultades que representaba una alianza con los socialistas ya que iban, por lo demás, contra la idea de Azaña de revivir la República y retomar las transformaciones iniciadas en el Primer Bienio. 

Pero la situación se tornaba más difícil si se incluye a Largo Caballero, quien no pretendía retornar a la situación anterior a su salida del gobierno en el mes de septiembre de 1933. Así, se generó una disputa al interior del socialismo en donde Caballero, sus seguidores y las juventudes rechazaron pactar con la “izquierda burguesa”. Ahora bien, como señalan Álvarez y Villa, el problema ni era que Caballero  se opusiera sistemáticamente a una colaboración electoral. El tema central era que Caballero concebía tal alianza como un mero instrumento y dentro de una estrategia que se alejaba de los ideales republicanos.

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En palabras de Álvarez y Villa:

Por tanto, los socialistas debían perseverar por la senda insurreccional y, a la espera de una coyuntura favorable para ello, aprovechar las libertades civiles y tribunas parlamentaria para publicitar el estado terminal de la democracia burguesa”.

En lo que respecta a los comunistas, su papel fue absolutamente marginal. En cuanto ala radical “caballerista” (de Largo Caballero), esta tuvo que ser cortejada para que abandonaran us métodos radicales y violentos, en favor de una alianza de izquierda. En este proceso de cortejo sí tuvo una influencia importante el comunismo. Esta idea iba en consonancia con la “moda” de formar “bloques” que basaban su unión en el miedo al enemigo el cual formaba otro “bloque”.