1/14- La turbulenta economía argentina: una mirada panorámica (por Jan Doxrud)

1) La turbulenta economía argentina: una mirada panorámica (por Jan Doxrud)

 I) Introducción

Turbulencia” económica…escogí el título puesto que este concepto hace referencia, a su vez, a otros conceptos como: confusión, turbio y alboroto. Y es eso lo que viene sucediendo en Argentina desde  al menos  finales de la década 1940 en materia política, económica y social. Ahora bien, hay que aclarar que con esto no pretendo dar a entender que el origen de todos los males comenzó con Perón. Como haré brevemente referencia, ya en la década de 1930 comenzaron a adoptarse modelos económicos proteccionistas y nacionalistas, en donde el Estado comenzó a intervenir cada ver más y en donde los empresarios se transformaron en cortesanos estatales.

El objetivo de esta serie de artículos  es proveer al lector de una mirada panorámica de la historia de las crisis de la economía argentina. Ahora bien, habrán algunas limitantes en el sentido de que, en primer lugar, no entraré en detalles de la historia política y la sucesión de los distintos gobiernos, tanto democráticos como de facto. Los presentes artículos constituyen, por lo tanto, una introducción a este tema y será lector quien podrá complementarlo con otras lecturas en donde se detallan aspectos más técnicos en materia económica que aquí no serán abordados.

No seré muy ambicioso, de manera que me remontaré a la década de 1940 con la llegada de Perón para ir avanzando hasta llegar al gobierno de Mauricio Macri y  hacer también algunas alusiones a la situación económica actual del país. Finalmente haré una breve referencia a algunos  autores y economistas liberales argentinos cuyas ideas son necesarias para lograr lograr cambiar el paradigma dentro de este país (aunque es un mal que aqueja a varios países de Latinoamérica), no sólo en materia económica sino que también político-institucional. Venezuela ya ha dejado bastante claro que los recursos naturales no constituyen riqueza en sí mismos si es que carecen de instituciones eficientes, responsables y transparentes.

Argentina necesita menos estatismo y más Alberdi,  por lo que debe recuperar una tradición que quedó sepultada y olvidada con el paso de los siglo. Alberdi, en su “Sistema Económico y Rentístico de la Confederación argentina según su Constitución de 1853[1]adelantaba varios de los problemas que se le avecinaban potencialmente al país. Pero será al final de estos artículos donde volveré Alberdi y el liberalismo. El problema argentino es uno estructural y cultural que no se solucionará con la llegada de un economista liberal al Banco Central o al ministerio de Economía o un político liberal a la presidencia. Argentina necesita cirugía mayor, que va más allá de los que puede hacer un individuo aislado

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El punto es que muchos argentinos ya han normalizado la situación de su país (por ejemplo convivir con altos niveles de inflación), se han acostumbrado a ir de crisis en crisis, mientras que otros – particularmente la élite política – no solo lo ha normalizado, sino que a aprendido a beneficiarse del ineficiente modelo económico. Como explica economista  Miguel A. Kiguel, la inflación apareció como un fenómeno relevante en el primer gobierno de Perón y, desde aquel entonces la inflación llegó para quedarse

El economista  Simon Kuznets (1901-1985) afirmó que existían 4 clases de países. En primer lugar estaban los paises desarrollados seguidos, en segundo lugar, por aquellos países en vías de desarrollo. En tercer lugar Kuznets destacaba Japón, y, por último, mencionaba Argentina. El punto es que Japón transitó por un camino inverso al que hizo Argentina. Este país fue literalmente forzado a abrirse al comercio internacional por los estadounidenses, específicamente por el comedero Perry en la segunda mitad del siglo XIX, poniendo fin a la política aislacionista japonesa (Sakoku). Pero tenemos también que Japón, a pesar de haber sido objeto de bombardeos incendiarios y 2 bombas atómicas en 1945, y de ser ocupada por años por Estados Unidos, logró finalmente salir adelante. Sumado a esto, Japón no era un país que rebozara de recursos naturales pero, igualmente con los años logró prosperar y consolidarse como una potencia. 

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Argentina, en cambio, no pasó por ninguna guerra. Era un país rico y próspero, con recursos naturales y que prosperó entre los años  1810 y 1913, pero algo sucedió en el siglo XX que este país se estancó y comenzó a transformarse en un escenario de recurrentes crisis. En suma, tenemos el caso de un país que cuenta con todo para ser un país próspero y para estar al nivel de los países europeos más avanzados. Como explica  Kiguel[2], entre 1880 y 1913 el país creció casi sin interrupciones a un promedio de 6,5% por año, siendo esta economía una que se fundamentaba en la exportación de productos agropecuarios y la importación de manufacturas desde Europa, como los demás países latinoamericanos en ese entonces. Curiosamente este país, si bien no ha adoptado el aislacionismo, si es uno que se encuentra más cerca de ese modelo económico que prevaleció en América Latina de corte proteccionista y nacionalista: modelo de industrialización por sustitución de importaciones.

Por su parte el economista Federico Sturzenegger explica que la riqueza de Argentina se debió a que, en el último tercio del siglo XIX, se pudieron combinar 2 cambios tecnológicos que, combinados, resultaron ser beneficiosos. El primero fue el ferrocarril que permitía el transporte de mercaderías de gran peso y volumen a costos muy bajos. En segundo lugar, el autor menciona la posibilidad de congelar carne y transportarla fresca a los mercados europeos. A esto hay que sumar que la población era escasa y que, por ende, los salarios reales aumentaron significativamente, lo cual generó un gran flujo de inmigrantes. A esto añade el economista argentino:

“Pero esto no se debió al propio mérito, a algo que hubiéramos hecho nosotros. El crecimiento fue posible porque el aprovechamiento de un proceso tecnológico que se producía en los países centrales le permitió al país incorporar recursos económicos de manera monumental”.

Ahora bien, uno de los problemas del país es que no se había ordenado institucionalmente, por lo que no se habían dado las condiciones para que aquel crecimiento se diera de manera indefinida. Explica Sturzenegger que fue en la década d 1920 en donde comenzó un período de estancamiento relativo y en donde el país creció a tasas muy inferiores a la de los países desarrollados. Añade el mismo autor que entre 1930 y 1970 el ingreso por persona en Argentina creció casi el 70% mientras que durante ese mismo período creció el 170% en los países desarrollados.

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Así, tenemos que preguntarnos junto con Kiguel el por qué la Argentina tiene el dudoso honor de ser el país que, durante los últimos 70 años, más crisis macroeconómicas ha sufrido dentro de Latinoamérica. Sumado a esto, ha sido un país que entre 1946 y 2014 ha tenido 13 recesiones económicas. Añade el mismo autor que Argentina ha tenido el triste honor de engrosar la lista de países que han sufrido hiperinflación claro que, sin que hubiese una guerra de por medio. Así, la historia económica de Argentina ha estado marcada por crisis cambiarias, inflación, deuda, hiperinflación, defaults, recesiones, corralito, cepos, etc. 

Obviamente no existe “una” respuesta para explicar lo anterior, pero el hecho de que existan múltiples causas no es razón para concluir que las causas del desempeño económico argentino sean un verdadero “misterio”.  Es claro que en estos temas se entremezclan razones que guardan relación con el modelo económico, así como también la institucionalidad política y las políticas fiscales, monetarias, comerciales y cambiarias de los gobiernos de turno. Es por ello, como bien a firma Kiguel, que un estudio de este fenómeno implica abordarlo desde una óptica interdisciplinaria que incluya también una dimensión sociológica y psicológica. Pero insisto en que, si bien esta clase de fenómenos no pueden reducirse a una sola causa, existen igualmente ciertas causas que tienen un mayor peso. Así, insistamos una vez más, que  apelar a la “multicausalidad” no debe constituir una razón para renunciar a identificar causas medulares que expliquen los problemas económicos argentinos, como por ejemplo, la inflación.

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Tampoco son de utilidad los chivos expiatorios para explicar el desempeño económico histórico de Argentina, como por ejemplo, el reducir las causas de todos los problemas al (fantasmagórico) “neoliberalismo” o al Fondo Monetario Internacional. Ya he abordado la falta de claridad de este concepto en numerosos artículos, pero el problema con esto es que Argentina ya venía de capa caída antes de que se instaurara el “neoliberalismo” (dependiendo del año de nacimiento que adopte: Pinochet, Thatcher, Reagan o el Consenso de Washington). Otros pondrá la responsabilidad las políticas intervencionistas por parte del Estado, especialmente durante el período post crisis de 1929 y la adopción de políticas como el New Deal y de corte keynesianas (aunque no guardasen mucha relación con los planteamientos de Keynes). 

Se podrá culpar también a Estados Unidos, a los banqueros, a los holdouts (fondos buitre), al FMI o al Banco Mundial. También se puede culpar a entidades como el Banco Central y su política monetaria o a los distintos grupos de interés y sectores dentro de la sociedad que luchan por obtener un porcentaje mayor de la “torta” (= riqueza). Así, la puja distributiva, la petición de aumento de salarios, de tratos favorables por parte del Estado habrían también jugado un rol en todo esto. Por último tenemos otros factores como la inestabilidad política en Argentina marcada por la irrupción de los militares y regímenes de facto y la creciente corrupción dentro del aparato estatal y en los sindicatos.

[1] Sistema Economico y Rentistico de la Confederacion argentina según su Constitución de 1853 (https://www.eumed.net/cursecon/textos/2004/alberdi-sistema.pdf)

[2] Miguel A. Kiguel. Las crisis económicas argentina. Una historia de ajustes y desajustes (Sudamericana2015)

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