7) Silvio Gesell: Economía, Dinero e Interés (por Jan Doxrud)

7) Silvio Gesell: Economía, Dinero e Interés (por Jan Doxrud)

Es precisamente aquí donde Gesell identifica el origen de las crisis económicas, por un desajuste entre la demanda (disminuye) y la oferta (aumenta). Como explica Jean Marc Clerc, este “tributo” o “interés fundamental” es, para Gesell, e l determinante de la estructura total de la economía capitalista, siendo el responsable último del desencadenamiento de las crisis. Gesell rechaza que sea el subconsumo la causa de la crisis. 

Como explica Clerc, para Gesell no es el subconsumo el factor que subyace a las crisis deflacionarias, puesto que estas últimas son consecuencia de un mecanismo que  “depende enteramente del embargo impuesto por los comerciantes”. Este análisis, continúa explicando el mismo autor, es uno explícitamente normativo y centra su foco en la “influencia asimétrica de los grupos sociales y en la forma en que éstos deberían regularse de acuerdo a una reforma propuesta que no apela a leyes naturales, contrariamente a lo que sugiere el título de su obra principal”. 

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Pasemos al capítulo 12 sobre la crisis económicas. Como comentan Werner Onken, el dinero juega un rol protagónico a la hora de explicar las crisis económica.  Este poder del dinero le viene dado principalmente por la sola posibilidad de interrumpir el ciclo económico y supeditar el metabolismo de la economía a la perjudicial  idea del interés. Así, comenta Onken, la rentabilidad goza de una primacía sobre productividad económica, por lo que la producción se orienta más en los intereses del dinero que en las necesidades de los consumidores. 

La solución al problema deflacionario no pasa por un aumento de la m asa monetaria, puesto que, de acuerdo a  Gesell, el Estado debería controlar también todas las demás contradicciones que se dan en el sistema económico, como el actuar inescrupuloso de los comerciantes y su práctica del atesoramiento. De acuerdo a esto, el autor asigna un papel central al Estado en el control de la política monetaria, pero también de los demás factores que perturban el proceso de distribución y consumo de mercancías. En suma, se debe poner fin a la relación de poder asimétrica existente entre la oferta (quienes ofrecen mercancías) y la demanda por parte de los comerciantes, forzar al dinero a que circule y ejercer así mismo un control sobre el interés.

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Aquí Gesell lanza sus invectivas en contra del ahorro, proponiendo una medida bastante particular:

“De ahí que además del dominio por parte del Estado sobre la masa circulante, tan sólo posible mediante el patrón papel estricto, exijo también una separación completa y efectiva entre los medios de cambio y los de ahorro. A disposición de los que ahorran están todos los bienes del mundo. ¿Por qué, entonces, han de invertir sus ahorros precisamente en dinero? El dinero no ha sido creado para que se le ahorre!”

El autor llega a afirmar que una persona debe  prestar su dinero incondicionalmente pues, de lo contrario ya que, de lo contrario, estaría interfiriendo dentro del proceso de distribución y venta de los productos y por lo demás, estaría privando al dinero de su única  función: el intercambio. Es por ello que Gesell señala que nadie tenía derecho de imponer condiciones a la circulación monetaria y que, quien posee dinero, tiene un único derecho: la compra inmediata. De acuerdo a esto tenemos que el concepto de interés se contrapone al concepto “funcional” del dinero que tiene Gesell. Tal incompatibilidad se verifica se explica porque el interés vendría a significar un impuesto privado al intercambio de mercancías con ayuda de instituciones públicas (por ejemplo el Banco Central). A esto añade Gesell:

“El derecho al interés vendría a ser un derecho a interrumpir el intercambio mediante la retención del dinero, para colocar así a los poseedores de mercancías, que lo aguardan, en situación de apremio, y aprovechar ésta para la extorsión de intereses”.

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Acudiendo a otra analogía , Gesell nos explica que, así como el Estado garantiza la expedita circulación de mercancías  a lo largo de los caminos que este construye, lo mismo debe garantiza para ese otro bien que fabrica, esto es, el dinero.En este último caso, el Estado debe, no solamente emitir dinero, sino que también garantiza que este cumpla una única función: el intercambio. Solo una reforma radica, como la “Freigeld” de Gesell puede poner fin a este problema ya esta nueva “libremoneda” (Freigeld) se corta “radical y despiadadamente la unión tradicional de medio de cambio y medio de ahorro (…) El dinero se convierte en medio de cambio puro, en demanda materializada, químicamente pura, libre de la arbitrariedad de su poseedor”. 

Como ya hemos destacado, el comerciante juega un rol protagónico en el desencadenamiento de las crisis. En palabras de Gesell,   los productos e negocian casi exclusivamente por vía comercial, vale decir,  que deben venderse a los comerciantes con fines de intercambio. Pero resulta que el comerciante adquiere tales mercancías con la condición expresa de poder venderlas a un precio más alto. Ese “precio de venta” – al cual el autor se refiere como el “factor incierto” –  deseado por el comerciante,  debe ser superior al que le pide el artesano o fabricante. Pero el desencadenante de la crisis es la postergación de compra por parte del comerciante, tal como lo plantea Gesell:

“Pero esta demora, esta postergación de los pedidos habituales del comerciante, significa una paralización de venta para el empresario que se ve obligado a despedir a sus obreros, dado que su establecimiento se funda en una salida normal, y por razones de espacio y de deterioro no puede guardar las mercaderías almacenadas. Los obreros, a su vez, por la falta de trabajo no pueden efectuar compras, con lo que los precios siguen bajando aún más, formándo de este modo un círculo vicioso a raíz de la baja de los precios”. 

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En en su volumen titulado  “El dinero como puede y debe ser. La teoría de la libremoneda” en donde nuestro autor explica la idea de un sistema monetaria que garantice la circulación del dinero e inhiba el atesoramiento de este. ¿Qué se debe exigir de un buen dinero o un buen medio de cambo? Gesell lo resume en 3 puntos:

1) Que asegure el intercambio de las mercancías, que se desenvuelva sin estancamientos, sin crisis ni desocupación. 

2) Que acelere el intercambio y así evitar la acumulación de enormes stocks, disminuir el número de comerciantes y asegurar que las mercancías llegen a los consumidores. 

3) Que abarate el intercambio, lo que se verifica en la pequeña diferencia entre el precio percibido por el productor y el precio que paga el consumidor. 

Lo anterior significa, en primer lugar, tirar por la borda el sistema de patrón-oro y, en segundo lugar, adoptar una nueva forma de moneda distinta a la que se había conocido y que Gesell denomina como “Freigeld”. De acuerdo a nuestro autor, el oro no solamente pierde el derecho de libre acuñación, sino que las monedas  pierden también su cualidad de medio de pago legal, por lo que deberán  ser “rechazadas en todas las cajas del Fisco y ante los tribunales”. Ahora ben, más adelante igualmente el oro juega un papel en las transacciones internaciones y las personas deberán acudir a la “administración monetaria”. Pero en lo que respecta al precio del oro, esto es un asunto que no queda resuelto puesto que el autor advierte la necesidad de llegar a un acuerdo internacional para establecer una cotización estable.