4) Silvio Gesell: Economía, Dinero e Interés (por Jan Doxrud)

4) Silvio Gesell: Economía, Dinero e Interés (por Jan Doxrud)

El intercambio es lo fundamental, y como señala el autor, lo que unos y otros buscan es usurar de los demás, aprovechar las necesidades de los otros para obtener una ganancia en el proceso de intercambio. Es este “despojo recíproco” o “explotación mutua” la base sobre el que se desenvuelve el intercambio, o como lo expresa Gesell, es la “ley básica que determina soberanamente la relación del cambio, los precios de las mercancías”. A esto añade el mismo autor:

En fin, se convencerá de que los principios del usurero son los que rigen generalmente en el comercio, constatando, que entre comercio y usura sólo hay diferencia de medida, pero no de forma. El poseedor de mercancías, el trabajador, él bolsista, cada cual trata de explotar la situación del mercado, del pueblo en general. El usurero profesional dirige sus ataques con preferencia contra una persona; esta es quizás toda la diferencia entre comercio y usura”. 

"Casa Gesell" in Buenos Aires, Diagonal Norte 633, cerca 1930 (Frente: https://www.silvio-gesell.de/fotos-zitate.html)

"Casa Gesell" in Buenos Aires, Diagonal Norte 633, cerca 1930 (Frente: https://www.silvio-gesell.de/fotos-zitate.html)

En relación con tema del “valor”, para  Gesell esto es una quimera, un producto de la imaginación que carece de realidad concreta. Gesell cita las palabras del economista austriaco (discípulo de Carl Menger), Eugen Böhm-Bawerk para darle más soporte a su punto

"A pesar de los numerosos esfuerzos, la teoría del valor ha sido y será una de las partes más oscuras, más enredadas y más discutidas de nuestra ciencia".

También recuerda Gesell las palabras de Marx, quien se refería al valor como un fantasma, pero el alemán incurrió en el error de desarrollar una teoría del valor, basada en la fuerza de trabajo que Gesell rechaza tajantemente. También rechaza el planteamiento de Marx de poder llevar a cabo una abstracción de todas las cualidades corporales de una sustancia elaborada para así poder quedarnos con lo que queda, es decir, el valor. En palabras de Gesell:

Quien acepta estas palabras escritas al principio de la obra "El Capital" sin descubrir en ellas algo sospechoso, puede seguir leyendo tranquilamente. Ya no se pervertirá. Pero quien se plantee el interrogante: ¿qué es una cualidad separada de su materia?, quien intente concebir esta frase fundamental de la obra citada desde el punto de vista del materialismo, o perderá la razón, o la tachará de tontera, y su punto de partida de fantasía”.

En suma, Marx perdió su tiempo en una empresa que no lo llevaría a nada puesto que, como afrimaba Gesell: “Una ciencia construida sobre el fantasma del valor sólo puede producir otros tantos fantasmas y está condenada a la esterilidad”. 

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Así, para Gesell, no existe una suerte valor que se esconde detrás de las mercancías materiales y que debamos conjurar, de manera que, y tomando prestado el lenguaje kantiano, para Gesell solo existen los fenómenos (lo que se nos aparece) y descarta la existencia del noumeno o cosa en sí, por lo que intentar separar la “materia” del “valor” es un ejercicio fútil y carente de sentido. Entonces, ¿qués es lo que queda si abandonamos la búsqueda del valor? Para Gesell solo hay una cosa: el precio, que puede calcularse con toda precisión, mientras que el valor solo puede “estimarse”. En suma, se puede prescindir de la teoría del valor para ocuparnos solamente del precio, que es lo relevante para nuestro autor

En cuanto a la temática del precio del dinero, Gesell es claro y señala que consiste en la “cantidad de mercancías que ha de ser enajenada para obtener una determinada suma de moneda”. En otras palabras, el precio del dinero es la cantidad de mercancías que se ofrecen a cambio de una cierta cantidad de dinero, por lo que este precio solo puede expresarse en mercancías. Más adelante continúa explicando el autor que el papel-moneda no tiene ni valor material ni un valor intrínseco o extrínseco. Sumado a lo anterior, Gesell hace una precisión en el uso del concepto de “demanda de dinero”. 

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Así, comienza explicando que no cabe dentro de la “demanda de dinero” el caso de un comerciante que solicita un préstamo al banco, puesto que, en realidad, lo que está haciendo no es un intercambio, sino que una promesa de devolución. Así, Gesell nos dice que el dinero, entendido como “medio de intercambio” solo será demandado a cambio de otra mercancía o algo diferente al dinero. Entendido así el dinero, como medio de intercambio, se entiende que quien pide un préstamo no estaría demandando dinero. Para plantearlo de otra manera, Gesell distingue entre, por un lado, la “necesidad” de dinero y, por otro lado, la “demanda de dinero, que es originada por aquel que ofrece mercancías a cambio.

En palabras del economista alemán:

“¿Quién mantiene entonces la demanda de dinero? Quién, sino el campesino que lleva sus productos al mercado; el comerciante que ofrece sus mercaderías detrás del mostrador; el obrero que se ofrece para un trabajo, pidiendo dinero por el producto elaborado? Donde es grande la oferta de mercancías allí hay gran demanda de medios de cambio; donde aumenta la oferta crece la demanda de medios de cambio. Eliminadas las mercancías, desaparece también la demanda de dinero. En la economía primitiva y en el trueque, la demanda por dinero no tiene razón de ser”. 

Covent Garden Market (Londres, finales del siglo XIX)

Covent Garden Market (Londres, finales del siglo XIX)

En virtud de lo anterior tenemos que, para Gesell, es erróneo afirmar que la tasa de interés varía de acuerdo a la “demanda” de dinero.Como explica Jean Marc Clerc, el comerciante sólo puede apropiarse de la totalidad del “interés fundamental” si autofinancia sus gastos, de lo contrario,  debe deducir de él el interés de los préstamos solicitados, que debe repagar a los bancos. De esta manera, el comerciante que sólo trabaja con bienes comprados a crédito, actúa, en palabras de Gesell  como un cajero o como un mensajero bancario para su acreedor.

Tenemos, pues, que el “interés fundamental” o “tributo” es el principio medular dentro del pensamiento económico de Gesell y, como apunta Clerc, sin interés fundamental, desaparece la tasa de ganancia y junto a eso, se produce una disminución del interés bancario. El interés es, para nuestro autor, un impuesto o derecho de tránsito que los productores tenían que pagar a los poseedores del dinero, para poder utilizar ese medio de intercambio. Así, sin interés no hay dinero, sin dinero no hay intercambio de mercadería, sin intercambio de mercaderías no hay trabajo y sin trabajo habrá hambre.  

En suma, Gesell explica que a toda la montaña compuesta de letras, cédulas hipotecarias, bonos, reconocimientos de deuda, títulos del Estado y pólizas de seguro, debemos colocarle dos carteles: “necesidad de dinero” e interés,  mientras que a la montaña de “mercancías” le colocamos en la cúspide los siguientes carteles: “demanda de dinero” y “precios”.

El proceso de producción y distribución ha cambiado bastante desde la época en que vivió Gesell.

El proceso de producción y distribución ha cambiado bastante desde la época en que vivió Gesell.

Es la oferta y la demanda la que determina los precios, o lo que es lo mismo, la relación en la que se cambia la moneda y a mercancía. Uno, cuando  demanda dinero, tiene que dar como contrapartida una mercancía y, cuando  ofrezco dinero, debo demandar como contrapartida una mercancía, algo que ya Jean Baptiste Say había descrito con la ley que lleva su nombre (la oferta crea su propia demanda puesto que las mercancías se intercambian por otras mercancías, es decir, demando en la medida que produzco). Resumidamente tenemos que Ofertar una mercancía = demandar dinero, y Demandar una mercancía = ofertar dinero. 

De acuerdo a lo anterior el dinero tiene una sola función y hay que garantizar que esto se mantenga así, es decir, que sea un medio de intercambio, de manera que cualquier otro uso que se le quiera dar al dinero, debe ser desincentivado (es esto lo que pretende asegurar la “libremoneda” o “Freigeld” de Gesell de la que aun no hemos hablado). Regresando a la oferta (o demanda de dinero Dd) Gesell explica que esta equivale a la existencia de las mercancías (E) las que, a su vez, dependen del abstecimiento producto de la división del trabajo  (A) y de la colocación (C) de los productos por ende tenemos:

Si A = C entonces A = C = Od = Dd

Ahora bien, el autor reconoce que esta situación no se da, puesto que la producción aumenta debido al perfeccionamiento de los métodos de producción y junto a esto, también mejora la calidad de las mercancías producidas. A esto añade la utilización de nuevas materias a la producción que, antaño, eran consideradas como inútil, así como también la fertilidad de la tierra y la habilidad de los obreros. 

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Junto a esto existe otro factor que determina al demanda de dinero y es la conversión en mercancía de lo que antes era considerado como objeto de uso. Con esto Gesell se refiere, por ejemplo, a que antes la tierra que era parte de la comuna, ahora es una mercancía enajenable. Lo mismo sucede con la luz, el agua, que pasaron de ser objetos de uso a ser mercancías y, como afirmaba Gesell, para que un objeto se convirtiese en mercancía bastaba con hacer ser posible que esta llegase  a un comprador 

Al respecto escribe el autor:

Enormes sumas de dinero se requieren ahora anualmente para el negocio de inmuebles. La demanda de dinero ha crecido desde que el suelo de la patria fué degradado a la condición de mercancía. Los intereses de las hipotecas y el precio de los arrendamientos de la tierra también absorben mucho dinero. No habría menester tanto dinero, si los chacareros no tuvieran que destinar una parte de lo obtenido por su cosecha para el pago de los arrendamientos e intereses hipotecarios, vale decir, si la tierra hubiera permanecido bien común”.