8/22-La teoría económica de John Maynard Keynes (por Jan Doxrud)

8) La teoría económica de John Maynard Keynes (por Jan Doxrud)

Keynes quería evitar que el mundo optara por estos extremos totalitarios . Era un ferviente crítico del marxismo. En la ya citada carta enviada al socialista George B. Shaw, Keynes aseveraba que el valor económico de  “Das Kapital”  era nulo  y, en una segunda carta destaca la manera inmunda de escribir de Marx, y que las ideas de él y de Engels no eran más que discusiones pasadas de moda. En sus “Ensayos de Persuasión”, dedica en el capítulo IV a analizar la situación en Rusia (1925) y la “fe comunista”. En palabras de Keynes,  el leninismo era una combinación de dos aspectos que los europeos habían mantenido durante siglos en diferentes compartimentos del alma: la religión y los negocios. 

Añadía que el leninismo, al igual que otras religiones nuevas, derivaba su poder no de la multitud sino de una pequeña minoría de conversos entusiastas cuyo llenos de fanatismo e intolerancia, con un ardor misionero y ambiciones ecuménicas.Así, para Keynes, Lenin, más que asemejarse a un Otto von Bismarck, se parecía, más bien, a Mahoma. Así Keynes aseveraba que no estaba preparado para un credo (comunista) que se mostraba indiferente ante a la destrucción de la libertad y que utilizaba deliberadamente las armas de la persecución, destrucción y la lucha internacional.  

Marx y Keynes

Marx y Keynes

Keynes manifestaba también la imposibilidad de aceptar una doctrina que enaltecía como su biblia un libro de texto de economía política (Das Kapital), que Keynes  consideraba como obsoleto, científicamente erróneo y que no tenía ningún interés ni aplicación para el mundo moderno. El autor continuaba su crítica señalando que si el comunismo llegase a alcanzar cierto éxito, lo haría en su aspecto religioso,  pero no como una técnica económica mejorada. Desde esta perspectiva, para el autor, el comunismo ruso no había realizado ninguna contribución a los problemas económicos de interés intelectual o de valor científico.

En otro ensayo publicado en el Hogarth Press titulado “El fin del laissez faire” (1926)  Keynes se preguntaba cómo era posible que una doctrina tan ilógica y tan torpe como el marxismo podía haber ejercido de modo tan poderoso y duradero una influencia sobre las mentes de los hombres y, a través de ellas, sobre los acontecimientos de la historia.

Se entiende, teniendo en consideración lo anterior, la razón por la que el historiador marxsista, Eric Hobsbawm (1917-2012), escribió en el libro “Como cambiar el Mundo” lo siguiente:

“(…) incluso cuando la última generación de estudiosos previa a 1914 empezó a decantarse hacia el socialismo (aunque de manera no marxista), el economista más eminente y, como se evidenció después, políticamente más activo que surgió, J. M. Keynes, no muestra indicio de interés ni conocimiento alguno ni por Marx ni por ninguno de los debates económicos acerca de Marx”.

Tras contraer matrimonio con la bailarina de ballet rusa, Lidia Vasílievna Lopujova (1892-1981), Keynes tuvo la ooprtunidad de viajar a la URRS.

Tras contraer matrimonio con la bailarina de ballet rusa, Lidia Vasílievna Lopujova (1892-1981), Keynes tuvo la ooprtunidad de viajar a la URRS.

Así, en el contexto del período de entre guerras (1919-1939), marcado por la depresión económica y los radicalismos ideológicos, Keynes descartó esas otras vías alternativas al capitalismo. En su lugar, Keynes creyó necesario mantener el capitalismo basado en la propiedad privada de los medios de producción y el libre mercado, pero bajo la regulación estatal para evitar en el futuro futuras crisis. No se puede comprender la “TG” sin comprender el contexto histórico no solo europeo, sino que mundial y, por ende, no se pueden entender las ideas económicas haciendo caso omiso del contexto en las cuales nacieron. De acuerdo a Skidelsky, la “TG” estaba diseñada para proporcionar una teoría a un mundo en depresión y que, a diferencia de otros escritos de Keynes, la “TG” fue escrita por un Keynes impactado por las repercusiones de la crisis en Estados Unidos, lo cual lo estimuló a “pensar más en general sobre los aprietos de las economías modernas”.

Keynes comenzó a trabajar en su libro a principios del año 1932, teniendo en mano numerosas críticas y observaciones realizadas por expertos en la materia. Finalmente el libro fue publicado en 1936. Hay que decir que no es un libro que se pueda leer con facilidad ya que es denso, un tanto desordenado y con un uso descuidado de los conceptos. Como nos recuerda el historiador económico de la Universidad de Duke, Bruce Caldwell, en su estudio introductorio de del volumen de las obras completas de Friedrich Hayek, “Contra Keynes y Cambridge”, el mismo Paul Samuelson señalaba que el secreto de la Teoría General de Keynes residía en ser un libro mal escrito y apenas organizado, y que no servía para ser utilizado en clases. 

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Por lo demás,  más de alguno podrá ser espantado por la introducción del álgebra en el libro y un solo gráfico el capítulo XIV para mostrar la interacción entre la inversión y el tipo de interés. Como escriben Backhouse y Bateson (economistas a los que regresaremos más adelante) para muchos de sus contemporáneos, la “TG” era un libro abstruso y matemático. Esto no era de sorprender puesto que Keynes tenía una formación matemática, pensaba como matemático y utilizaba un lenguaje matemático como el de función, programa o curva. De acuerdo los autores, aun cuando  Keynes usó las matemáticas en su “TG”, este se negó a recurrir a un modelo matemático para resumir el argumento en su conjunto y es por ello que las generaciones posteriores no consideraron su libro como uno matemático. A esto añaden:

“Sus matemáticas estaban insertas en el texto, el cual incluían conclusiones que iban más allá de los resultados que se pueden obtener utilizando únicamente el álgebra. La explicación es que Keynes estaba tratando de usar símbolos matemáticos para hacer solo una primera aproximación a ideas que no podían representarse a cabalidad en su formalismo matemático”.

Extracto del capítulo 15 de la “Teoría General” sobre “Los incentivos psicológicos y de negocios para la liquidez”

Extracto del capítulo 15 de la “Teoría General” sobre “Los incentivos psicológicos y de negocios para la liquidez”

En relación con el uso de las matemáticas, Skidelsky afirma que el escepticismo de Keynes hacia el uso de estas en economía creció. Tal actitud se debía a su comprensión de la “complejidad y naturaleza reflexiva, de la vida social”.  Keynes lo expresa de la diguiente manera en el capítulo 21 de su “TG”:

“Una parte demasiado grande de la economía “matemática” reciente es una simple mixtura, tan im­precisa como los supuestos originales que la sustentan, que permite al autor perder de vista las complejidades e interdependencias del mundo real en un laberinto de símbolos pretensiosos e in­útiles”. 

Como apunta Skidelsky, mientras Keynes se mostraba escéptico sobre la utilización de las estadísticas para realizar predicciones, sus seguidores las tomaron muy en serio. Por su parte J. E. King escribió:

“La primera y más importante lección que los poskeynesianos aprendieron de sus investigaciones sobre la filosofía de Keynes consistió en que éste entendía la economía como una ciencia moral, en vez de como una ciencia natural”.

Este es el único gráfico de “La Teoría General”. Se puede encontrar en el capítulo 14 “La Teoría Clásica de la Tasa de Interés

Este es el único gráfico de “La Teoría General”. Se puede encontrar en el capítulo 14 “La Teoría Clásica de la Tasa de Interés

Más adelante añade el mismo autor:

“Quizá, una conclusión más generalmente aceptada podía ser que, para Keynes, ni las especulaciones teóricas, ni la investigación empírica tenían valor por sí mismas, sino sólo en la medida en que contribuían a solucionar problemas prácticos de amplio interés general”.

Por su parte, el economista marxista argentino, Rolando Astarita,  explica en su libro “Keynes, poskeynesianos y keynesianos neoclásicos. Apuntes de economía política”, que el economista británico “otorgaba más importancia a la comprensión de la realidad que a la construcción de modelos formalmente correctos”. Esto, señala el mismo autor, sería en cierta medida olvidado por los economistas posteriores neoclásicos quienes concebían la sociedad “como un gran mecano, conformado por relaciones rígidas y lineales entre las partes y el todo, donde los comportamientos de los agentes son constantes y previsibles”.

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Como explica el mismo King, que cita las palabras del propio Keynes (dirigidas a Roy Harrod en 1938), la economía era para el británico, una rama de la lógica, una manera de pensar y se mostraba en contra de transformarla en una “ciencia pseudonatural”. Añadía Keynes que la economía era “la ciencia de pensar en términos de modelos unida al arte de escoger modelos que son relevantes para el mundo contemporáneo”. Junto a esto agregaba que el material al que se aplicaba la economía no era homogéneo en el tiempo, como era el caso de las ciencias naturales. Concluía Keynes que la economía era, esencialmente, una ciencia moral y no una ciencia natural.

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