5/6-Daron Acemoglu y James A. Robinson: Economía, Instituciones y Democracia (por Jan Doxrud)

5-Daron Acemoglu y James A. Robinson: Economía, Instituciones y Democracia (por Jan Doxrud)

Pasemos ahora a examinar un segundo libro de Acemoglu y Robinson:  “El pasillo estrecho”. El libro versa acerca de cómo los países pueden alcanzar la libertad y escapar del autoritarismo. En el prefacio los autores dedican algunos pasajes a explicar, de manera no exhaustiva, qué entienden por libertad. Para ello apelan a la definición de John Locke. No profundizaré sobre el tema de la libertad ya que lo he abordado en otros artículos, pero en el caso de los autores, estos hacen referencia implícitamente a la célebre división establecida por Isaiah Berlin entre libertad negativa o genitiva (libertad de) y la libertad positiva (libertad para). En palabras de Acemoglu y Robinson:

“(…) en el nivel más básico, como reconocía Locke, la libertad comienza cuando la gente se libera de la violencia, la intimidación y otros actos degradantes.  Las personas deben ser capaces de adoptar libremente decisiones sobre su vida y tener los medios para llevarlas a cabo sin la amenaza de un castigo inaceptables o unas sanciones sociales draconianas”.

Como bien señalan los autores, la libertad no debe darse como algo dado puesto que ha sido algo rara y escasa en la historia de la humanidad, de manera que cabe preguntarse sobre cómo ha sido posible fomentar la libertad en las sociedades actuales. ¿Es posible la libertad sin leyes y sin Estado? ¿Acaso el Estado es el único capaz de garantizar la libertad? ¿Cuáles es el papel de la sociedad civil al respecto? En libro dedican algunas páginas a la filosofía de Thomas Hobbes y su idea de que el Leviatán (el Estado) es quien es capaz de crear una sociedad que ponga fin al miedo y la violencia. Ahora bien, explican que las sociedad pre-estatales no eran más pacíficas y tampoco hay que pensar que el Estado es el único garante de las libertades… todo dependerá del tipo de Estado en el que estemos pensando.

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El punto es que sin importar si tal Estado se estableció por medio de la violencia o por un supuesto pacto (contrato social) este tiene como fin básico el poner fin al estado de guerra. La capacidad de un Estado, en opinión de Acemoglu y Robinson,  es su habilidad para conseguir objetivos, esto es, hacer cumplir las leyes, resolver conflictos, regular y gravar la actividad económica y proporcionar infraestructura y servicios públicos. El Estado ideal en el que piensan los autores es un “Leviatán encadenado”. Este Leviatán encadenado, explican los autores (y aquí viene la tesis central del libro) es cuando existe un equilibrio entre su poder y la capacidad de la sociedad para controlarlo. En palabras de Acmoglu y Robinson:

“Su rasgo característico son sus cadenas: no ejerce sobre la sociedad la dominación del monstruo marino de Hobbes, no tiene la capacidad de ignorar o silenciar a las personas cuando éstas intentan influir en la toma de decisiones políticas. Permanece al lado de la sociedad y no por encima de ella”.

Es entre el Leviatán despótico y el Leviatán sometido a un Estado de Derecho donde se abre paso ese “pasillo estrecho” que es el título que lleva el libro. Así, al concebir la libertad como el resultado de un largo proceso, es en este pasillo en donde se equilibran las fuerzas del Estado y la sociedad civil. El pasillo es, por lo demás, estrecho puesto que es fácil caer en uno de los extremos, en el estatismo puro o en una sociedad anárquica y anómica. Los autores recurren a un pasaje de “Alicia a través del espejo” de Lewis Carroll para explicar su punto. En este, la Reina Roja corre una carrera con Alicia pero esta última se percata de que a pesar de que corren no avanzan. Alicia le señala a la Reina Roja que desde que habían comenzado la carrera no se habían alejado del árbol, ante lo cual la Reina Roja responde que se podía correr tanto como se pudiese pero se permanecería en el mismo sitio. 

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Bueno, Acemoglu y Robinson denominan como el “efecto Reina Roja” a aquella situación en la que se tiene que seguir corriendo para simplemente mantener la posición. En este caso específico tenemos tanto a la sociedad civil como al Estado corriendo ambos rápidamente para mantener el equilibrio. Si cualquiera de estos actores se relaja podría tener consecuencias nefastas, por ejemplo, una sociedad apática e indiferente ante la política o un Estado despreocupado por el orden público o, lo contrario, una sociedad hiperpolitizada o u Estado que ejerce su poder más allá de las cadenas que le fueron impuestas.Tenemos, pues, que la libertad surge de un delicado equilibrio de poder entre la sociedad civil y el Estado. En palabras de los economistas:

“Es en este pasillo donde donde el Estado y la sociedad y el Estado se equilibran mutuamente. Este equilibrio no tiene que ver con un momento revolucionario.  Es una lucha constante y diaria entre los dos. Esta lucha aporta beneficios. En el pasillo, el Estado y la sociedad no sólo se enfrentan, también cooperan. Esta cooperación genera en el Estado la capacidad de proporcionar cosas que la sociedad quiere y fomenta una mayor movilización social para controlar esta capacidad”.

Más adelante los autores conectan su anterior libro ¿Por qué fracasan los países? con “El pasillo estrecho” explicando que el “Leviatán encadenado” vendría a ser no solo la culminación de las instituciones políticas inclusivas sino que también la condición necesaria para la existencia de instituciones económicas inclusivas . Un ejemplo concreto que dan los autores de un “Leviatán encadenado” y el éxito del efecto “Reina Roja” es el de Suecia. Tras la crisis ecónomica de 1929 y la posterior depresión que se extendió a lo largo de la década de 1930 Suecia, al igual que otros países, implementaron una nueva modalidad de Estado que iba más allá del Estado gendarme. 

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Destaca principalmente la política adoptada por el Partido Sueco de los Trabajadores (SAP) el cual renunció la vía marxista y, por ende también la leninista, es decir, abandonaron la revolución proletaria violenta para instaurar una dictadura del proletariado que centralizaría el sistema económico en manos del Estado. Aunque no lo dicen explícitamente los autores, Suecia, al igual que otros países europeos, adoptaron el modelo corporativista que fue una innovación de la Italia fascista de Mussolini, en donde el Estado ejerció un rol mediador entre los trabajadores y empresarios. El SAP supo integrar tanto a sindicatos como a empresarios en la política con el objetivo (ideal) de dejar atrás aquel modelo en donde sindicatos y empresarios eran enemigos con intereses prácticamente irreconciliables. En palabras de los autores:

“Desde el punto de vista de nuestro marco, el aspecto crucial no es sólo la gran expansión del papel y la capacidad del Estado sueco, sino la manera en que estuvo acompañada por una profundización de la democracia y del control social. La capacidad de la sociedad aumentó al mismo tiempo que lo hacía la del Estado”.