6/8- Octubre de 2019: ¿El fin del “oasis” chileno? Pensiones y el diagnóstico de los intelectuales públicos (por Jan Doxrud)

6) Octubre de 2019: ¿El fin del “oasis” chileno? Pensiones y el diagnóstico de los intelectuales públicos (por Jan Doxrud)

Otro tema que divide es el de las pensiones conocido como sistema de capitalización individual, específicamente, las instituciones que las gestionan: las AFP. En Chile existe un sistema consistente en  3 pilares. El primero es el contributivo, esto es, la cotización obligatoria del 10%. El segundo pilar es el solidario en donde el Estado aporta una Pensión Básica Solidaria y un Aporte Previsional Solidario. Este pilar busca reforzar el monto de la pensión del 60% de la población más vulnerable. Así más de 1 millón 400 mil personas se benefician de este pilar ya sea por medios del APS o PBS.

El tercer pilar es el  voluntario,  por ejemplo el Ahorro Previsional Voluntario (APV).  Frente al tema de la AFP se repite algo similar que con la Constitución. Me refiero que existe una crítica que apunta al pecado de origen, esto es, el hecho de haya nacido en Dictadura, promovida e implementada por el Ministro del Trabajo José Piñera. Otras críticas apuntan a que el dinero vaya a las manos de empresas que “especulan” (un término mal utilizado, por ejemplo, por Luis mesina) con el dinero de los cotizantes en los mercados de capitales.

Pero la pregunta que debe importarnos es la obvia ¿cómo aumentar las pensiones? Cualquiera de nosotros desearía que la tasa de reemplazo  fuese del 100% o más. Pero eso resulta difícil, ni siquiera en países desarrollados de Europa se dan esos casos. De acuerdo a los datos proporcionados por BBVA la tasa de reempalzo promedio de los países OCDE es de 52%, para los países de la Unión Europea 59%1. Las personas deben analizar si un mero cambio de gestión en la pensión, de las AFP (privadas) a una entidad estatal va a cambiar en algo las pensiones. Para que las pensiones aumenten se debe tener en consideración otros temasEl primero  es cotizar más del 10% (como sucede en Europa). 

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El segundo es retrasar la edad de jubilación puesto que las edades actuales para hombres y mujeres fueron fijadas en la segunda mitad del siglo XIX cuando vivir 60 años o más, en promedio, era una proeza. El tercero es  preocuparse por la cobertura, es decir, el número de personas afiliadas que, efectivamente, cotizan (esto nos lleva también al problema de la informalidad). El cuarto se refiere al talón de Aquiles del sistema que son los bajos salarios, es decir, puede que una persona haya cotizado durante toda su vida laboral y, aun así, reciba una pensión baja. Por ende otro tema importante se refiere al nivel o monto de dinero que cada persona cotiza. Un quinto problema es la densidad o periodicidad de la cotización y evitar las lagunas previsionales. También está el tema de la reducción de las comisiones que cobran las AFP.  

Con esto quiero dar a entender que  el aumento de las pensiones no pasa por un mero cambio de gestión, es decir, el hecho de que estas, eventualmente, pasaran a ser administradas por el Estado no se traduciría en un aumento del monto de las pensiones. Por lo demás los sistemas de reparto como el español tienen que hacer frente a un problema objetivo y es el envejecimiento demográfico que afecta a la gran mayoría de los países europeos y también a Japón. El sistema de reparto (como el español), aunque sus defensores lo nieguen o le bajen el perfil, no es viable dado, por un lado, la cantidad de población anciana que aumenta y, por otro lado, la disminución de la población económicamente activa desde donde se obtiene el financiamiento de las pensiones. 

El Estado no puede endeuarse infinitamente menos o simplemente “imprimir” dinero puesto que causaría inflación y la consecuente pérdida de poder adquisitivo del dinero. Así, en mi opinión, movimientos como No +AFP no dan argumentos convincentes y han mostrado, más bien, el deseo de aferrarse a cualquier argumento que les sirva para hacer colapsar al sistema (retórica propia de Luis Mesina)1, lo cual es extremadamente irresponsable y sólo se explica por su ceguera ideológica inmune a los datos.

¿Qué dicen los intelectuales y figuras públicas  sobre estos malestares en Chile? Benito Baranda, en múltiples intervenciones en programas y prensa escrita, destaca los estudios de Richard Wilkinson y Kate Pickett sobre las consecuencias en la salud mental de la desigualdad en una sociedad. En un artículo en “El Mostrador” titulado “Ciegos y Sordos: el malestar crónico con el modelo chileno”  critica ese Chile de extremos, es decir, la existencia, por un lado de un “sector tranquilo, seguro, que vive una burbuja, con ingresos y servicios similares a Ginebra, a costa de otros sectores que viven como Puerto Príncipe”. También denuncia  la grosera segregación social, geográfica, residencial construida por el Estado/Mercado,  así como también la segmentación educacional. La otra crítica, nada nueva, apunta  al consumismo y la frustración de las personas de no poder consumir lo que el mercado ofrece, y la predominancia del “tener” sobre el “ser”

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En el año 2 012,  Alberto Mayol  publicó el muy comentado  “Derrumbe del Modelo”, basada en su exposición en ENADE. Aquí Mayol examina lo que denomina como el “modelo chileno” y las causas del malestar que llevaron a las protestas en el año 2011. Hacia el final de su escrito Mayol afirma que la única tesis cierta del malestar  era que el “modelo” producía “a raudales malestar” y que este había fracasado en generar bienestar social y legitimidad. Con cierta exageración Mayol añadía:

“El modelo se había inventado un juego donde siempre ganaba, el modelo se había inventado un mundo en donde siempre se era feliz, el modelo se había inventado el fin de la historia, el modelo había anunciado la felicidad tras la próxima llegada del nuevo mall. Pero no era así”.

En suma, de acuerdo a Mayol, el “modelo” había fallado donde no podía permitírselo: en la educación, salud, pensiones e incorporación al desarrollo. El autor ni siquiera profetiza la muerte del modelo ya que lo declara, erróneamente, muerto. Otras crítica que ha esgrimido Mayol en otros medios es la despolitización que trae consigo el modelo así como también la naturalización de la desigualdad. Para ser precisos, la desigualdad es natural, somos por naturaleza desiguales, pero eso no significa legitimar la desigualdad y ser completamente indiferente ante este complejo fenómeno. En mi opinión  la apuesta de Mayol por un “cambio de modelo” es innecesario y, más bien, lo que se necesita son importantes reformas del sistema político y económico de Chile. 

Mayol es parte de la  izquierda académica e intelectual que reduce todo los males de Chile a lo que denominan bajo ese recurrente e impreciso concepto denominado Neoliberalismo (que he explicado en varios artículos). Otro libro de Mayol, “La economía política del fracaso. La falsa modernización del modelo neoliberal” (2015), continúa con su extendida crítica al neoliberalismo y al fracaso del modelo establecido por los Chicago bopys a partir de 19755.

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El economista chileno, Klaus Schmidt-Hebbel, profesor del Instituto de Economía y ex economista jefe de la OCDE, en un video en donde figura como panelista llevó a cabo  realizó un dura crítica al libro de Mayol (quien obviamente estaba presente en la presentación de su libro). En primer lugar lo acusa de aplicar taxonomías sociológicas que no son falsificables . En segundo lugar está la descripción de datos económicos a veces correctos y a veces sesgados, erróneos o malinterpretados. Destaca, en tercer lugar, también las citas parciales, sesgadas y maniqueas.  En cuarto lugar está la ausencia de hipótesis de comportamiento político-económico que permitan realizar predicciones que puedan ser falsificables. 

En quinto lugar destaca la ausencia de una definición operacional de “modernizaciópn verdadera” para contrastarla con la “falsa”. En sexto lugar acusa la falta de evidencia sistemática internacional sobre el capitalismo, desarrollo, cifras, resultados, clases, etc. El economista señala que el libro uno que “se mira su propio ombligo”.  Por último,  Schmidt-Hebbel destaca el uso persistente e ideológicmente cargado (y en tono insultante) de “neoliberalismo”. Así Schmidt-Hebbel se pregunta a qué se refiere con precisión Mayol con “neoliberalismo” y en qué se diferenciaría de un modelo que no es “neoliberal”. 

En suma, para Schmidt-Hebbel este libro, supuestamente de economía política, carece de método científico. La evidencia presenta una serie de sesgos y datos erróneos (por ejemplo respecto a las exportaciones de cobre en el gráfico nº18). Ejemplo de esto es cuando Mayol muestra solamente el PIB per cápita de Chile sólo para el período en que este disminuye, es decir, hasta 1989. Es decir, Mayol omite los 15 años siguientes donde este se duplica (1989-2014). Concluye Schmidt-Hebbel que las dos hipótesis del libro son potencialmente falsificables y factualmente “falsificadas” por la evidencia existente.

Schmidt-Hebbel

Schmidt-Hebbel

Dentro de esa misma categoría se encuentra Fernando Atria, Carlos Ruiz, Germán Urrea o Manuel Antonio Garretón. En la  introducción del libro “El Otro Modelo” (2013) de Fernando Atria, Guillermo Larrain, José Miguel Benavente, Javier Couso y Alfredo Joignant, elaboran un diagnóstico y proyecto político para Chile. Señalan que se ha normalizado una manera de entender lo social, lo político y lo económico. Ante la pregunta ¿Qué pasó en los últimos años? Los autores responden: “apareció el malestar” con la política, los políticos, con el Estado, con las instituciones, con las empresas, con los sindicatos. Estamos así ante un malestar generalizado. Los autores afirman que, tras 2 años de investigaciones, pretenden haber identificado “con cierta precisión” no solo las causas del malestra, sino que también dicen haber encontrado un modelo alternativo. 

Una de las causa medulares sería la exaltación, por parte del “modelo” de lo privado y su desprecio por lo “público”, junto con la proclamación del mercado como espacio de libertad que es necesario preservar. Así, uno de los  males del “neoliberalismo” es su exaltación de lo privado y ofrecer como solución a todos los problemas lo siguiente: “privatizar”. También critican una forma “radical” de no intervencionismo del Estado en economía, el haber transformado la política en un espacio de negociación entre intereses particulares en lugar de la acción y el debate orientada al “bien común”. Por último, en el plano social, los autores denuncia que la idea de provisión de servicios asociados a derechos sociales se estructuran exclusivamente como un mercado privado bajo ciertas regulaciones. Por lo tanto se trata un cambio de modelo, de sociedad y, por lo tanto del mismo ser humano. Atria publicó también otro libro titulado: “Veinte años después. Neoliberalismo con rostro humano”.

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 En este, declara que no debemos abandonar la idea del “hombre nuevo” (el del Che Guevara o el marxista-indigenista Álvaro García-Linera), ya que para el abogado chileno de lo que se trata es  “de actuar sobre nuestras condiciones de vida para que ellas correspondan a una conciencia más plenamente humana”. Ya he abordado este libro de Atria en algunos artículos, como el titulado “Socialismo del Siglo XXI: Fernando Atria, del neoliberalismo al régimen de lo público”, pero igualmente se pueden mencionar algunso aspectos. En el pensamiento de Atria, así como también en todos los teóricos del Socialismo del Siglo XXI, el mal absoluto tiene un rostro claro: el neoliberalismo.                                                                                                                                             

¿Qué sucede con el socialismo? Atria se preocupa de desligarse de los socialismos reales del siglo XX y elabora su propia definición arbitraria de socialismo. Con la siguiente definición Atria niega uno de los elementos esenciales del socialismo (como lo he explicado en una rtículo siguiendo una tradición de teóricos sobre el tema. Atria afirma que sería un  error identificar al socialismo con la propiedad estatal de los medios de producción o con cualquier otra forma institucional. Luego continúa con un lenguaje confuso e impreciso:  Lo correcto es entender que esta es una forma institucional que intentaba hacer probable la idea socialista. Mientras el neoliberalismo ensalza al individuo, el socialismo, declara Atria, “iniste en la dimensión recíproca de la realización”. 

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Carlos Peña, refiriéndose al libro “El Otro Modelo”, señaló que algunos de los conceptos utilizados acusan un antiliberalismo casi teológico (por ejemplo la ciudadanía como comunidad de origen y destino). Añade que existe un empeño racionalista, tal como lo hacía el filósofo alemán Leibniz, quien pensaba que bastaba razonar deductivamente a partir de una premisa para saber qué mundos eran posibles. Así los autores plantean una premisa sin detenerse para demostrarla. A pesar de ciertas falencias el libro, señala el mismo autor, contribuiría al debate público. Otras críticas provienen más del “lado izquierdo”, por ejemplo, la del economista Iván Valenzuela. El autor apunta a una serie de aspectos no enfatizados lo suficiente en el libro (que son parte también del “malestar” en Chile): no poner énfasis en la situación de los pueblos originarios y no darle la suficiente relevancia a la creación de un estado plurinacional; la no mención de una mayor descentralización administrativa del país; el solo reconocimiento del Estado y el mercado como los únicos espacios de disputa (no se menciona la sociedad civil) y su excesiva denostación al individualismo.

  Links

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1 https://www.jubilaciondefuturo.es/es/blog/que-es-la-tasa-de-reemplazo-de-las-pensiones.html

1 Para más detalles puede leer mis dos artículos sobre el sistema de pensiones.