9-Los Chicago Boys y la economía chilena.  Las reformas bajo Sergio de Castro (II) (por Jan Doxrud)

 9-Los Chicago Boys y la economía chilena.  Las reformas bajo Sergio de Castro (II) (por Jan Doxrud)

La reforma tributaria, explica Patricio Meller, se tradujo en una indexación de todos los impuestos a la inflación, utilizando una indexación mensual con respecto al IPC. Se creo, por lo demás, una unidad tributaria especial indexada al IPC. También se estableció un impuesto al valor agregado (20 %) que representó la principal fuente tributaria del gobierno. Se procedió a eliminar los impuestos sobre el patrimonio y las ganancias de capital, y se redujo las tasas aplicadas a utilidades. Fue en junio de 1979 cuando Sergio de Castro decidió establecer una política cambiaria fija en donde el dólar tendría un valor permanente en el tiempo de 39 pesos.

Como explica el economista esta cifra no salió de la nada, puesto que era el valor previsto para diciembre de manera que lo que se hizo fue adelantar la devaluación. Esta política buscaba dar estabilidad y confianza, sin que los inversionistas temieran una crisis cambiaria. Como explica de Castro, cuando una persona trae dólares y los invierte en Chile, luego querrá retirarlos y cambiar nuevamente esos pesos por dólares. Es por ello que es importante mantener una estabilidad cambiaria que no perjudique al inversor es decir, que su inversión no se vea perjudicada por una subida en el tipo de cambio

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Otras reformas que se llevaron a cabo a lo largo del régimen militar abarcaron distintas áreas: salud, sistema previsional, trabajo y educación. En relación con el sistema previsional, este se privatizó (salvo el de las FFAA y de orden), creándose un sistema en donde las personas, obligatoriamente, cotizan el 10% de sus sueldo el cual se va acumulando en una cuenta individual la cual es administrada por  instituciones privadas llamadas Administradoras de Fondos de pensiones (AFP), sistema que fue promulgado en noviembre de 1980 mediante el D.L Nº 3.500. Este proyecto había generado rechazo entre los uniformados como lo relata José Piñera. En “El Cascabel al Gato” Piñera explica expone las principales debilidades del anterior modelo de reparto. En primer lugar está lo que denomina como el “pecado original del sistema” esto es, la destrucción del nexo entre aportes y beneficios, derechos y responsabilidades, lo que se aporta y lo que se recibe. Otro punto débil eran las prácticas en las que incurrían los gobiernos de ocupar "transitoriamente" los recursos disponibles de las cajas para cubrir gastos generales de la administración del país. Por último estaba el problema de la inviabilidad del sistema dada el progresivo envejecimiento poblacional lo que se traduce en el aumento de los ancianos en relación a la población económicamente activa

Piñera también hace alusión a los diferentes flancos que tuvo que hacer frente para lograr implementar la reforma previsional. El primer estaba integrado por dirigentes sindicales de gremios poderosos, el segundo lo constituían las cátedras expertas en seguridad social, el tercero por los administradores de las antiguas cajas previsionales y el cuarto flanco constituido por los políticos. Los últimos dos flancos de oposición fueron los más difíciles puesto que provenían, en primer lugar,  del mundo civil que apoyaban al régimen militar y, en segundo lugar, estaban los uniformados. En palabras de Piñera:

En Chile siempre ha existido una llamada derecha tradicional, partidaria del paternalismo estatal y asustados por el concepto del estado mínimo. La idea de una reforma previsional liberal como la que proyectábamos rompía con su visión de mundo. Congruente con esta tradición política, una figura tan notable como el ex Presidente de la República y entonces Presidente del Consejo de Estado, Jorge Alessandri, miró con recelo nuestra reforma. Don Jorge era partidario de la propiedad privada, pero no era un liberal entusiasmado por reducciones radicales en el tamaño del estado”. 

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Como explica Carlos Huneeus fueron tres la principales objeciones planteadas por las FFAA. En primer lugar, percibían la incompatibilidad entre el sistema de capitalización individual, que suponía la acumulación de recursos a lo largo de la vida laboral del trabajador, y la carrera militar, incierta, sin plazo fijo de duración y en donde los ascensos y retiros estaban sujetos a criterios institucionales. En segundo lugar los uniformados perciban una incompatibilidad entre las AFP y las instituciones militares, debido a que las primeras podrían disponer de información confidencial sobre el personal de las FFAA lo cual constituía una amenaza para la seguridad nacional. En tercer lugar, se anticipaba un conflicto de intereses, puesto que el sistema privado entregaba un enorme poder económico que sería aprovechado por los grandes grupos financieros en su propio beneficio.

Huneeus cita las aprensiones de Pinochet a la Junta, en donde afirmaba que los “señores empresarios” no estaban y capacitados para administrar 97 millones de dólares mensuales y advertía sobre el peligro de que de repente alguien partiera con esa suma de dinero al extranjero. El rechazo también provino de dirigentes sindicales de la oposición y otros expertos en el tema. El apoyo a la reforma provino del gremialismo, la Sociedad Nacional de Agricultura , dirigentes sindicales partidarios del gobierno y ligados a la Secretaría Nacional de los Gremios. El sistema dejó fuera a las FFAA y de Orden y, en lo que respecta a la sociedad civil, se pondría fin al sistema de reparto estatal (aunque algunos decidieron quedarse en el antiguo sistema), fuertemente criticado por José Piñera y tildando la seguridad social estatal como una “tremenda caja electoral” y un sistema de reparto de “pegas”.  Como explican Patrici a Arancibia y Francisco Balart la oposición al sistema dentro del gobierno fue muy fuerte al interior del gobierno, especialmente entre los militares. Añaden que la desconfianza frente a la posibilidad de que los privados controlaran los fondos de pensiones era tal que José Piñera propuso la creación de una afp Estatal ante lo cual Sergio de Castro se opuso terminantemente.

En materia de salud se crearon las Instituciones de Salud Previsional(ISAPRE) que constituyen un sistema privado de seguros de salud creado en Chile en 1981.  En materia laboral, bajo el liderazgo de José Piñera, se impulso el Plan Laboral que correspondía a dos leyes, una referente a los sindicatos (D.L 2.756) y otra sobre la negociación colectiva (D.L 2.758). Los 4 pilares del Plan Laboral era: establecer la negociación colectiva a nivel de empresa (no por rama), paralelismo de agrupaciones (y no un sindicato único), despolitización sindical y la huelga no monopolista, que no paralice la actividad de la empresa. La idea, tal como señalaba Piñera, era sustituir la lucha de clases (trabajadores contra empresarios) por una lucha de empresas (donde las fuerzas de empresarios y trabajadores se encuentran mancomunadas para competir contra las demás empresas)

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En materia educacional, como señalan Cristián Bellei y Xavier Vanni, durante la década de 1980 en Chile se “emprendió uno de los más radicales experimentos en materia de política educacional que se conozcan en el mundo: reformó a escala nacional su sistema escolar para orientar su funcionamiento por una lógica de mercado”. Tras la reforma, el sistema educacional chileno se estructuró de la siguiente manera. En primer lugar estaban las escuelas municipales  donde asisten quienes no tiene cómo pagar la educación y reciben una educación equivalente a la subvención base, es decir, entre 50 y 60 mil pesos. En segundo lugar estaban las escuelas particulares subvencionadas donde asisten aquellas familias que pueden realizar un aporte monetario. Fue en 1993, cuando el ministro de Educación, Jorge Arrate, aprobó el mecanismo que permitía a los colegios subvencionados y a los municipales que imparten enseñanza media cobrar a los apoderados. La municipalización de la educación traspasó a la Comuna la responsabilidad de dirigir y administrar las escuelas. En tercer lugar están los  colegios particulares donde asisten aquellas familias que pueden pagar completamente la educación ofrecida. La filosofía detrás de este modelo educativo es, en primer lugar, promover la competencia entre escuelas ( sean públicas o privadas). En palabras de Ernesto Fontaine: “Se dieron los primeros pasos para establecer una prueba nacional para medir la calidad de la educación recibida – hoy SIMCE – y publicar sus resultados, para así incentivar la competencia entre las escuelas”. 

En segundo lugar, fomentar la completa libertad de elección de las familias por medio del financiamiento estatal vía subvención a la demanda (vouchers).  En tercer lugar,   tenemos la subvención escolar que no distingue entre escuelas públicas y privadas ( con/sin fines de lucro) En cuarto lugar, la autorización y promoción del cobro de aranceles a los alumnos que asisten a establecimientos subvencionados por el Estado. En quinto lugar, la entrega de información a las familias bajo la lógica de promover un ‘consumidor informado’,  especialmente mediante rankings de escuelas, y otros indicadores de logro e instrumentos de comparación para un ajuste competitivo entre oferta y demanda. Por último, el equipamiento de escuelas privadas con recursos públicos: bibliotecas, computadores, textos de estudios, material didáctico.

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El hecho es que se tuvo que hacer frente a un sistema educacional ineficiente. Siguiendo a Arancibia y Balart, de acuerdo a los estudios de la ODEPLAN, el antiguo sistema adolecía de varios problemas. Por ejemplo el Ministerio de Educación era el principal empleador del país controlando a unos 300 mil profesores-funcionarios. Sumado a esto era un sistema centralizado que subsidiaba en más de un 50% a la educación superior en perjuicio de la enseñanza preescolar, básica y media. Otro problema era que, en la educación superior, el sistema entregaba educación gratuita a todos por igual, sin diferenciar entre aquellos que podían y no podían financiarla

En lo que respecta al tema de la pobreza, los Chicago Boys no resultaron ser unos desalmados que sólo estaban obsesionados con el crecimiento económico. Un personaje fundamental en este tema fue  Miguel Kast (1948 - 1983, padre de Felipe Kast) quien falleció a temprana edad producto de un cáncer. Se crearon las fichas CAS para poder identificar y clasificar a los pobres de todas las comunas, con el objetivo de focalizar de manera óptima el gasto social. Se creó una asignación familiar universal y una pensión mínima a la cual podían acceder los jubilados que no habían podido cotizar. Como explica Ernesto Fontaine, se reformó el sistema de subsidios para la vivienda estableciéndose uno a la demanda más que en la oferta, basado en el nivel de pobreza del receptor identificado en las fichas CAS y CASEN. También se impulsó un programa de “casetas sanitarias” que incluían un baño, una cocina y un lavadero que tenía conexión a los servicios de agua potable, alcantarillado y electricidad.

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En lo que respecta al rol del Estado, no se debe caer en la caricatura de que este fue reducido a su mínima expresión puesto que, en primer lugar, cabe recordar que se estaba en una dictadura y, en segundo lugar a pesar de que la ideología que guiaba a los economistas de Chicago, igualmente era necesaria la planificación, aunque una diferente al modelo de planificación central socialista. Aún así, Manuel Gárate habla de la  ODEPLAN como la tecnocracia autoritaria y añade lo siguiente. “(…) una de las mayores paradojas de la dictadura militar fue el hecho de haber organizado la desplanificación y liberalización de la economía chilena a partir de una oficina central de planificación, la cual estuvo a cargo de una segunda generación de economistas formados en los mismos principios teóricos de la ortodoxia monetarista de la Universidad de Chicago”. Ahora bien si es cierto que a partir de 1975 la interferencia del Estado en economía iría en declive, pero los Chicago Boys ciertamente no eran anarcocapitalistas. Lo que se proponía era una idea bastante antigua sobre el rol del Estado: el Estado Subsidiario. Si no queremos remontarnos a Aristóteles, podemos hacerlo a Johannes Althussius (1563-1638) y al obispo Emanuel von Ketteler (1811-1877). Para entender este concepto, y tal como lo hice en otro ARTÍCULO, podemos citar el punto 13 de la Encíclica “Rerum Novarum”

“No es justo, según hemos dicho, que ni el individuo ni la familia sean absorbidos por el Estado; lo justo es dejar a cada uno la facultad de obrar con libertad hasta donde sea posible, sin daño del bien común y sin injuria de nadie. No obstante, los que gobiernan deberán atender a la defensa de la comunidad y de sus miembros. De la comunidad, porque la naturaleza confió su conservación a la suma potestad, hasta el punto que la custodia de la salud pública no es sólo la suprema ley, sino la razón total del poder; de los miembros, porque la administración del Estado debe tender por naturaleza no a la utilidad de aquellos a quienes se ha confiado, sino de los que se le confían, como unánimemente afirman la filosofía y la fe cristiana”.

Se trata de un término medio, si requiere, entre el anarquismo o ausencia de Estado y el Estado intervencionista y totalitario. En términos económico, el Estado subsidiario, como señala Fontaine, es aquel que “limita su acción a sólo aquellas actividades socialmente rentables que, por su naturaleza, no desarrollaran los particulares”. Añade el mismo autor: “Así, un Estado subsidiario no debe impulsar la producción de nectarines en Puerto Williams o en otro lugar donde los particulares no les conviene hacerlo, pues esta es una actividad que por su naturaleza puede emprender el sector privado”.Continúa explicando que otro rol del Estado subsidiario es evita la existencia de “precios mentirosos”. A esto añade otras funciones: educación preescolar y primaria en barrios pobres, consultorios, hospitales, Registro Civil, Tribunales de Justicia, defensa, seguridad, fuerzas de orden, caminos y carreteras, protección de flora, fauna y especies marinas entre otras.


Libros:

 -Juan Pablo Couyuomdjian (ed). Reformas económicas e instituciones políticas. La experiencia de la misión Klein-Saks en Chile.

-Patricio Meller. Un siglo de economía política chilena (1890-1990)

-Ricardo Ffrench-Davis. Chile entre el neoliberalismo y el crecimiento con equidad.

-Carlos Huneeus. El Régimen de Pinochet.

-Ernesto Fontaine. Mi visión

-Manuel Gárate. La revolución capitalista de Chile (1973-2003)

-Hernán Büchi. La transformación económica de Chile. El modelo del progreso.

-Francisco Rosedende (ed.) La Escuela de Chicago.

-Germán Urrea. Chile: por un nuevo modelo. Para una sociedad democrática, solidaria y sustentable.

-Manuel Delano y Hugo Traslaviña. La herencia de los Chicago Boys (http://www.memoriachilena.cl/archivos2/pdfs/mc0032319.pdf)

 

-Sofía Correa, Algunos antecedentes Históricos del Proyecto Neoliberal en Chile (https://www.google.cl/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=1&cad=rja&uact=8&ved=2ahUKEwjK3Oe8x8_dAhUCIZAKHX7ZBmQQFjAAegQICBAC&url=http%3A%2F%2Frepositorio.uchile.cl%2Fbitstream%2Fhandle%2F2250%2F146089%2FAlgunos%2520antecedentes.pdf%3Fsequence%3D1%26isAllowed%3Dy&usg=AOvVaw3v5mn0DYruh9ua1RTgqhsF)