Reseña: El Capital de Marx, Tomo I, II y III (por Jan Doxrud)

¿Leer a Karl Marx?

 El historiador británico, Eric Hobsbawm, escribió lo siguiente sobre la figura de Karl Marx:

 "Los únicos pensadores individualmente identificables que han alcanzado un estatus comparable son los fundadores de las grandes religiones en el pasado, y con la posible excepción de Mahoma ninguno ha triunfado a escala comparable con tanta rapidez. Ningún pensador laico se le puede equiparar en este aspecto”

Desde la Revolución bolchevique en Rusia en Octubre de 1917 llega por primera vez un gobierno que profesaba el marxismo al cual se le añadiría el “leninismo”. Posteriormente, tras la segunda Guerra mundial, los gobiernos que se declararon marxistas se extendieron a lo largo de países como Alemania oriental, Yugoslavia, Corea del Norte, Rumania, Polonia, China, Vietnam y Cuba. Hoy en día aún quedan algunos resabios de aquellos regímenes dictatoriales como es el caso de China, Cuba y Corea del Norte. En nuestro días todavía existen líderes mundiales, como el fallecido Hugo Chávez, quien se declaró un admirador de Marx (aunque confesó nunca haber leído El Capital), los líderes “Podemos” en España, el Primer Ministro de Perú, Alvaro García Linera y los diversos partidos comunistas existentes en diversos países. Tras la crisis  subprime, Marx volvió a repletar las librerías y los autores marxistas volvieron a alzar las voces contra el sistema capitalista e intentaron volver a reivindicar las profecías del autor alemán. El hecho es que Marx es un autor relevante en la historia del pensamiento occidental y ha influido no solamente en el pensamiento económico sino que también en la historia, la filosofía, la sociología, la ecología, estudios poscoloniales y estudios de género.

El Capital de Marx me parece una obra que debe ser leída por toda aquella persona interesada por la historia económica. No hay que ser marxista o de “izquierda” para leer esta vasta y compleja obra. La lectura de los tres libros de Marx constituye sin duda alguna un tremenda aventura intelectual, independiente de si el lector esté de acuerdo o no con las ideas que plantea el pensador alemán y a pesar de que muchas de sus ideas y vaticinios han resultado ser erróneos. Es una lectura estimulante y desafiante y, junto al manifiesto Comunista, ayuda a comprender la razón por la cual porqué tantos autores, intelectuales, líderes políticos y naciones se vieron seducidas por las ideas de este autor. Para aproximarse a esta obra, hay que liberarse de todos los prejuicios que podamos tener a priori en torno a la figura de Marx. El pensador alemán fue un gran teórico del funcionamiento del sistema capitalista decimonónico en Inglaterra y no, como puede alguno pensar, el teórico de la sociedad comunista, ya que Marx  no se pronunció al respecto, aunque podemos figurarnos cómo podría haber sido tal sociedad futura examinando las críticas que el autor esgrimió contra el sistema capitalista. Los tres libros que componen El Capital no son de fácil lectura y requiere de paciencia por parte del lector para familiarizarse con los conceptos utilizados por el autor.

 El libro primero es el más conocido y, para algunos, el más relevante e incluso el único que merece la pena ser leído, ya sea porque fue publicado cuando el autor estaba aún con vida o porque se encuentran los elementos esenciales de su doctrina económica. Difiero con esta opinión y pienso que si bien es un libro imprescindible y central de entre los tres, igualmente los otros dos volúmenes deben ser abordados. En el libro primero Marx desarrolla el concepto de mercancía, el valor de uso y valor de cambio. También nos explica las diversas clases de trabajo como el concreto y el abstracto, así como el simple y el complejo. También introduce la distinción entre el concepto de trabajo y fuerza de trabajo, que es esencial para comprender su teoría del valor. Más importante aún es el desarrollo de su teoría del valor que hereda de David Ricardo, pero que Marx modifica. El valor de una mercancía depende del tiempo de trabajo socialmente necesario para producirla, esto es, el tiempo que exige un trabajo ejecutado conforme al grado medio de habilidad e intensidad y en las condiciones ordinarias con respecto al medio social convenido.

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Para Marx existe una mercancía particular que es la fuerza de trabajo ya que su valor de uso tiene la cualidad de ser fuente de nuevo valor, en otras palabras, de plusvalor. He aquí otro concepto crucial , el de plusvalía, que es aquella parte que el capitalista se apropia del trabajo del trabajo de los proletarios. Tenemos que el trabajador produce mercancías que a su vez tienen un valor de uso y un valor de cambio. Sucede que el valor de cambio que tienen estas mercancías es superior al valor de cambio (salario) que tiene la fuerza productiva. Sin importar si a este último le añadimos otros gastos por parte del capitalista, ya sea en mantención o compra de maquinaria, siempre va haber una diferencia. A esta diferencia se le denomina plusvalía. El autor explica cómo el capitalista explota al trabajador durante la jornada de trabajo obteniendo de este plusvalía absoluta o plusvalía relativa.

 En el libro primero Marx también describe el proceso de circulación de las mercancías y el rol del dinero a lo largo del tiempo, los conceptos de masa y tasa de plusvalor, el salario y la “acumulación originaria”. Otros conceptos fundamentales dentro de este libro, y que son de utilidad para comprender la teoría de la crisis económicas,  es el de capital constante (C) y capital variable (V), así como el de “composición orgánica del capital”. 

Revolución Industrial y maquinismo

Marx también hace referencia a las transformaciones tecnológicas y sociales de la Inglaterra victoriana. No hay duda que esta revolucion, junto al desarrollo de nuevas tecnologías y la imposición de nuevos ritmos de vida, marcó un quiebre con el pasado. En la Inglaterra victoriana ya habian señales de preocupación sobre la acelerada proliferacion de la tecnologia en comparacion con los medios politicos para poder controlarla. Para Marx, el desarrollo tecnológico era parte del inevitable desarrollo histórico. De acuerdo al pensador alemán, la consecuencia inmediata de la revolucion industrial fue la de afectar negativamente la vida de los obreros. El desarrollo del maquinismo por parte del capitalista sólo tiene como objetivo disminuir el precio de las mercancías y aminorar así la parte de la jornada del obrero que trabaja para sí mismo, pudiendo de esa manera prolongar la otra parte en que trabaja para el capitalista.

El origen de las máquinas está en aquel espacio donde ocurre la explotación: el taller. La división manufacturera del trabajo dio origen al taller de construcción donde se fabricaban los instrumentos mecánicos. Producto de la multiplicación de los inventos y pedidos de máquinas, la construcción de estas se dividió en distintas ramas, desarrollándose en cada una la division del trabajo. De esta manera, para Marx, la manufactura constituye históricamente la base técnica de la gran industria. Estas máquinas, suministradas por la manufactura, traen como consecuencia que estas sean reemplazadas por la gran industria, subordinándolas a su nuevo principio, que es elempleo de la máquina, esto es, las máquinas que producen otras máquinas. Los instrumentos manuales del ser humano se convierten en instrumentos mecánicos de una máquina y esta maquina-utensilio lleva a cabo una verdadera revolucion. Marx explica que el número de herramientas que una máquina pone en actividad se ha emancipado del límite órganico que no podía traspasar el utensilio manual.

El hombre queda relegado a ser un mero vigilante de la máquina, pero la máquina posteriormente reemplaza al operario que la maneja. Tenemos entonces que la máquina operada por el hombre sustituye al utensilio y se hizo necesario reemplazar también al propio ser humano. En un primer momento fueron los animales quienes reemplazaron a la fuerza humana, así como otras fuerzas como el viento o el agua. Pero con la máquina a vapor de Watt, escribe Marx, nos encuentramos ante el  motor capaz de engendrar por sí mismo su propia fuerza motriz. Además la máquina a vapor posee una mayor independencia con respecto al mundo natural ya que no necesita funcionar en lugares especiales donde se encuentra la fuerza motriz natural. El resultado es que el sistema de máquinas-utensilios que funcionan bajo el impulso recibido por transmisión de un motor central que engendra su propia fuerza motriz, constituye la expresion mas desarrollada del maquinismo productivo.

¿Como afectan estas transformaciones al ser humano? Marx distingue tres partes en la máquina. El primero es el motor o la máquina motriz que imprime la fuerza a todo el mecanismo. “Genera su fuerza motriz, como es el caso de la máquina de vapor, la máquina calórica, la electromagnética, etc; o recibe el impulso de una fuerza natural exterior a ella, como, por ejemploel salto de agua en el caso de la rueda hisdráulica, el viento, en el de las aspas del molino, etc”. El segundo componente es el mecanismo de transmisión, que se compone de toda clase aparatos como volantes, ejes motores, cables, correas y otros dispositivos. Este componente de la máquina regula el movimiento, lo altera cuando es necesario, lo distribuye y transfiere a la máquina operadora o máquina-herramienta. Esta última es el tercer componente de la máquina y es la que actúa directamente sobre el objeto.

De acuerdo a Marx es esta parte del mecanismo es “de donde se genera la revolución industrial en el siglo XVIII, constituye nuevamente el punto de arranque cada vez que la producción artesanal o manufacturera deviene producción maquinizada”. Otra distinción que hace Marx es en relación a cómo se disponen las máquinas para su funcionamiento. La primera es la cooperación de muchas máquinas similares donde todo el trabajo lo realiza una misma máquina. Al respecto, Marx escribe: “Por ejemplo, en la moderna manufactura de sobres para carta, un obrero doblaba el papel con la plegadora, otro lo engomaba, un tercero daba vuelta a la solapa en que se imprime la marca, otro estampaba dicha marca, etc., y con cada una de estas operaciones parciales cambiaba de mano cada sobre. Una sola máquina de hacer sobres ejecuta todas estas operaciones de un golpe y fábrica 3.000 y más sobres en una hora”.

Marx también explica el sistema de máquinas que ocupa el lugar de la máquina individual autónoma. En este caso, el objeto de trabajo recorre una serie continua de diversos procesos escalonados, ejecutados por una cadena de máquinas-herramientas distintas. Un sistema de maquinaria, escribe Marx, constituye en sí y para sí un gran autómata, por lo que la situación del trabajador se ve amenazada por un sistema en que finalmente un autómata central actúe como primer motor, “un monstruo mecánico, cuyo cuerpo llena edificios fabriles enteros y cuya fuerza demoníaca, en un comienzo oculta tras el movimiento mesurado, casi solemne de sus miembros gigantescos, rompe ahora en un baile locamente febril y vertiginoso de sus múltiples órganos de trabajo”. Incluso la producción de máquinas se hace por medio de otras máquinas y esto fue posible gracias a la máquina de vapor. Otros efectos inmediatos de la producción maquinizada fue la de apropiarse de fuerzas de trabajo adicionales, ya que se podía contratar a obreros sin fuerza muscular o con un desarrollo corporal inmaduro, esto es, el uso del trabajo femenino e infantil. 

La introducción de las máquinas hizo posible que se pudiese prescindir de los trabajadores especializados, de manera que, por ejemplo,  el fabricante de artefactos de porcelana, vidrio u otros objetos que demandaban una habilidad particular, se vuelven prescindibles y pueden ser reemplazados por la máquina que puede producir mayor cantidad de esos artículos y en menor tiempo. La Revolucion Francesa se había encargado de barrer con los gremios y con ello el orgullo de quienes perenecían a estos. Con el fin de los gremios comienza el ocaso del monopolio en la producción de ciertos bienes y con ello comienzan a disminuir los precios de los productos. La máquina sólo entró en escena para acelerar este proceso. El trabajador que en el pasado decidía cuando trabajar y cuando descansar pierde esas opciones una vez que engrosa las filas de la fábrica. El trabajador pierde control de su propia actividad. Al obrero ya no se le demanda ser hábil en ningun arte y pasa a convertirse es un mero eslabón en la cadena de producción. Por su parte, el capitalista no es sólo propietario de los medios de producción, sino que tambien se preocupa de controlar las condiciones en las cuales se trabaja, en reorganizar el proceso trabajo para obtener a cambio mayor producción y ganancias.

Es el management el que ocupa un lugar central en el control de la organizacion industrial. La figura del patrón desaparece gradualmente, convirtiéndose en una figura lejana e omnipotente, siendo ahora el capataz su nuevo representante, aquel que lleva a cabo las órdenes del capitalista. Los trabajadores no son los únicos en verse afectados por la máquina, ahora pasan a formar parte de las filas de la clase trabajadora las mujeres y niños, de manera que la máquina hace crecer la masa de asalariados. La máquina, de acuerdo a Marx, doblegó bajo el látigo del capital a todos los miembros de la familia, sin distinción de edad y sexo, usurpando el tiempo de juego de la niñez y eliminando el trabajo libre de antaño. La máquina no solo aumenta la materia humana explotable, sino que a su vez eleva el grado de explotacion, su intensificación, así como la prolongación de la jornada laboral. “El trabajo maquinizado agrede intensamente el sistema nervioso, reprime el juego variado de los músculos y confisca toda actividad, corporal e intelectual, libre del obrero”. El trabajo lanza a la familia al mercado desde el momento en que el capitalista compra a mujeres y niños, y destruye por completo el contrato que existía entre capitalista y trabajador. El obrero no sólo vende su fuerza de trabajo, sino que vende a su familia, convirtiéndose en mercader de esclavos, escribe Marx.

Una vez examinado el fundamento de la fábrica, es decir, el maquinismo, Marx procede a examinar la fábrica. Es preciso aclarar que la fábrica, más que un lugar físico, es una forma de organizacion, un ritmo de trabajo, una disciplina de trabajo distinta a sistemas de trabajos anteriores. La fábrica se conviritió en una forma de mantener la disciplina industrial. El obrero come, bebe y duerme de acuerdo a un mandato, bajo la despótica campana que interrumpe el tiempo libre de los trabajadores. El fabricante es el tirano que impone un ritmo de trabajo que tiene como objetivo aumentar la producción y ganancias, objetivo  que sería posteriormente central del fordismo y el taylorismo.  Para Marx, la fábrica moderna es un autómata compuesto de numerosos órganos mecánicos e intelectuales, máquinas y obreros que obran sincronizadamente, sin interrupción y que se encuentran subordinados a un poder motor que se mueve por sí mismo. L

a habilidad en el manejo de las herramientas pasa del obrero a la máquina, es decir, aquel trabajador que por generaciones se había especializado en la elaboracion de un objeto, ahora se convierte enun subordinado de la máquina y, separado de la máquina, el trabajador no tiene utilidad alguna. Las condiciones paupérrimas del obrero dan origen a la lucha entre obreros y maquinas, como sucedió con el caso del movimiento ludista y que hoy aun puede percibirse en los neoludistas y otros personajes que han declarado públicamente su rechazo a la industrialización y los avances tecnológicos, como fue el caso del  “Unabomber” en Estados Unidos. Tenemos que existe una oposición entre el capitalista y el obrero y, tras la introducción de las máquinas, “el obrero lucha contra el medio de trabajo mismo, contra el modo de existencia material del capital. Se rebela contra esa forma específica de los medios de producción en cuanto base material del régimen de producción capitalista”.

Marx afirma que es necesario tiempo y experiencia antes de que los obreros apunten sus ataques no contra el medio material de producción, sino que contra su modo social de explotacion. Marx no está en contra de las máquinas y tecnologías en general, todo lo contrario, se mostraba entusiasta frente a las nuevas tecnologías de su época. Marx es claro al señalar que la máquina es inocente de las miserias que engendra. Marx se opone específicamente al uso que la sociedad capitalista da a las máquinas. Por ello, el obrero debe aprender a distinguir entre la máquina y su empleo capitalista. Nuestro pensador esperaba que con el colapso del capitalismo  un regimen socialista se apropiaria de los medios de producción para luego crear una sociedad mas justa. Asi, para Marx, la industrialización era un componente fundamental para crear la sociedad ideal y que lograría terminar con toda forma de explotación. Los regímenes comunistas posteriores también vieron en la industrializacion forzada el medio para constituirse en potencias respetadas y estar a la altura de las potencias capitalistas.

Claro que ni los planes quinquenales de Stalin, ni el gran salto de Mao trajo consigo mayor igualdad, sino que un mayor grado de control sobre la población y una gran cantidad de muertes en el proceso. Quien tuvo que rescatar el comumismo chino de ser víctima de su propia ideología fue Deng Xiao Ping quien fue el verdadero arquitecto de la China que conocemos hoy, pero para ello, tuvo que dejar de lado la ideología y abrirse a la economía de mercado, claro que manteniendo el aparato represivo. Dictadura y capitalismo pueden coexistir sin problemas. El nuevo escenario que se configuró con el advenimiento de la revolución industrial y el modo de producción capitalista fue entonces bastante sombrío, pero hay que tener en consideración que los sufrimientos y miserias de la clase trabajadora, en otras palabras, esta fase de transición brusca que fue la Revolución Industrial, era un proceso necesario dentro del esquema histórico de Marx y no algo que debía ser evitado.

Marx habla de “La batalla de la competencia” en donde las mercancías se venden a un precio bajo debido a la creciente inversión en maquinaria y por ende una mayor producción que incluso  causa la decaimiento de capitalistas  que no pueden estar a la altura de la fuerte competencia, reduciéndose de esta manera el número de capitalistas, fenómeno que Marx denominó como “centralización del capital”. La situación de la clase obrera no mejoraba debido a que la miseria de estos aumenta tanto en extensión como intensidad, lo que se tradujo en la formación  de un “ejército industrial de reserva”, es decir, desocupados que eran parte de las reservas del capitalista a los cuales podrá acudir cuando lo estimaba conveniente.

El libro segundo es más árido y complejo, y trata sobre el proceso de circulación del capital. En esta obra, editada por Engels, se presenta el ciclo del capital-dinero, el ciclo del capital productivo y el ciclo del capital-mercancías, esto es, D – M... P... M' – D'. El libro segundo ha sido más célebre por los esquemas de reproducción simple y reproducción ampliada que elaboró el autor y que fue retomado y debatido por marxistas posteriores como Rosa Luxemburgo, Lenin, Bujarin y Tugan-Baranovski entre otros.

Tenemos que el libro segundo lleva como título “El proceso de circulación del capital”, mientras que  el del libro primero es  "El proceso de producción del capital”. Por un lado tenemos que el libro primero se centra en torno a la fábrica, el lugar de trabajo, donde se lleva a cabo el proceso de producción. El libro segundo se centra en torno al mercado, explicando no tanto cómo se produce el valor y el plusvalor, sino cómo se realizan. Sus dramatis personae no es tanto el trabajador y el industrial, sino más bien el propietario del dinero (y el que lo presta), el mayorista, el comerciante y el empresario o capitalista en funciones. Los empresarios son descritos por el autor como aquellos capitalistas que cuentan con cierta cantidad de capital a su disposición, por lo que intentarán incrementar su capital comprando medios de producción y fuerza de trabajo, produciendo y vendiendo las mercancías, reinvirtiendo parte de la ganancia realizada en maquinarias, materias primas y fuerza de trabajo y, finalmente, produciendo una cantidad de mercancías incrementadas. En el libro segundo los trabajadores aparecen como compradores de bienes de consumo y vendedores de la mercancía “fuerza de trabajo” y no como productores de valor y plusvalor, aunque, como señala el economista marxista belga, Ernest Mandel, esta segunda cualidad continúa siendo el fundamento sólido sobre el que se basa todo el desarrollo del análisis.

El libro tercero consta de siete secciones.  De especial interés es la sección primera donde Marx aborda el tema del precio de costo y la ganancia, y la cuota de ganancia. En esta sección, el lector se familiarizará con algunas fórmulas como la tasa de ganancia (G’),, la tasa de plusvalía (pv’) y la composición orgánica del capital (O’). Relacionado con lo anterior, se explica la relación que existe entre la variación de la composición orgánica del capital, la tasa de plusvalía y la composición orgánica del capital, y el comportamiento del sistema económico y la posibilidad de una crisis. Esto se resume en lo que se denomina como la baja tendencia de la tasa de ganancia (G’), producto del incremento de la composición orgánica del capital.

Tenemos que el aumento de O’ se produce debido a la sustitución de v por c, que obedecen a  ahorrar costes salariales y aumentar la productividad del trabajo empleado y este decrecimiento tendencial de O’ lo que hace que  también disminuya G’. Esta tendencia capitalista de ahorrar v sustituyéndolo por c lleva en sí el germen de su propia destrucción al disminuir la plusvalía extraída. Debemos tener en consideración que la ganancia de la que habla Marx constituye un nombre distinto para designar la plusvalía misma, pero expuesta en relación a K = c + v, y no en relación a v como en el caso de la tasa de plusvalía o pv’ = pv/v. Así pues Marx explica que el descenso de la cuota de ganancia G’ expresa “la proporción decreciente de la plusvalía misma con respecto al capital total invertido y es, por tanto, independiente  de cualquier eventual distribución de esta plusvalía entre diversas categorías”.

De acuerdo CON Marx, si pv’ permanece constante, a medida que O’ aumenta, G’ deberá disminuir y si, permaneciendo O’ constante, pv’ aumenta, entonces G’ deberá aumentar. Otros temas de interés del libro tercero guardan relación con la polémica entre la escuela bancaria y la escuela monetaria y otros acontecimientos como la Ley de Peel, y otras polémicas en torno a la banca. En la sección cuarta, Marx aborda la manera en que el capital-mercancías y el capital-dinero en capital-mercancías y capital-dinero de comercio (capital comercial). En la sección quinta explica el tema de cómo la ganancia se desdobla en interés y ganancia del empresario, y en la sección sexta explica cómo se convierte la ganancia extraordinaria en renta del suelo, donde explica el concepto de renta diferencia I y II. La sección séptima aborda el tema de la renta y sus fuentes donde Marx realiza algunos aportes a la teoría de la renta elaborada por economistas que le precedieron

 Lecturas complementarias para comprender los tres libros del capital

 -Consultar mi libro “Estudios sobre Marx (ismo) socialismo y sus críticos”. Está disponible para descargar en mi página web (ver “trabajos”)

-David Harvey, A Companion to Marx's Capital (Dos volúmenes). Existe una edición en español del primer volumen publicado por Akal bajo el título: Guía de El Capital de Marx.

-Michael Heinrich, “An Introduction to the Three Volumes of Karl Marx's Capital”. Existe una versión que puede ser descargada en Internet.

Páginas web

-Marxist.org

-Rebelion.org

-El economista argentino Rolando Astarita tiene una serie de artículos interesantes y explicativos sobre distintos aspectos sobre economía marxista. Para mayor información, consultar: rolandoastarita.com

-David Harvey: http://davidharvey.org.