Introducción básica a la mentalidad Utópica-Totalitaria (por Jan Doxrud)


Introducción básica a la mentalidad Utópica-Totalitaria (por Jan Doxrud)

De todas las tiranías una ejercitada sinceramente para el bien de las víctimas puede ser la más opresiva (C.S Lewis)

A continuación me propongo realizar una explicación, no exhaustiva, del fenómeno del totalitarismo utópico. La primera parte es una mera ficción, aunque en gran parte basada en hechos reales y en ideas de teóricos que existieron en la vida real. En la segunda parte realizo unos breves comentarios sobre la primera parte, destacando brevemente algunas rasgos de la mentalidad utópica-totalitaria. Quizás la mejor frase que resume este escrito es aquella que se atribuye al monje cisteriense Bernardo de Claraval (1090-1153): “El infierno está lleno de buenas voluntades o deseos”. ("L'enfer est plein de bonnes volontés et désirs")

Primera parte: Partido del Amor y la Felicidad

¿Quién podría oponerse a una sociedad donde sólo prevalezca el Amor y la Felicidad? Esa es nuestra pregunta y principio rector. La historia de la humanidad ha sido siempre la historia de los que odian y los que aman, de los que buscan la felicidad y quienes buscan frustrarla. Las crisis económicas, la pobreza, la desigualdad y la crisis ecológica tienen su raíz en este único problema: la lucha. Pero tal lucha llegará a su fin. Va a existir un momento en que esta lucha se simplificará y la sociedad se dividirá exclusivamente en los que aman y desean ser felices, y los que no aman y buscan la infelicidad del otro (o buscan su felicidad a costa de los demás). El nacionalismo, la adhesión a una etnia, clase, religión o cultura, serán superadas y sólo quedarán dos bandos: los que buscan un mundo mejor y los que buscan destruirlo. Para lograr el triunfo de los primeros se hace necesario crear un Partido que opere como una vanguardia especializada, es decir, integrado por los más nobles representantes de la Nueva Humanidad a construir, que tendrán como objetivo:

a) Acelerar este proceso revolucionario y no esperar a que se den las condicionessociales objetivas necesarias. La felicidad se debe buscar aquí y ahora, es decir, no en un mundo supraterrenal y en un futuro distante.

b) Guiar a aquellos que quieren hacer triunfar los principios del Partido sobre las fuerzas del odio.

c) Este partido es también necesario para que los profesionales logren hacer tomar conciencia a las masas de que lo único que tienen que hacer es amar, buscar la felicidad y no odiar o buscar la felicidad personal a costa de la felicidad de los otros.

Hacia el final de los tiempos será necesario instaurar una Dictadura del Partido para terminar con los últimos restos de aquellos que buscan hacer prevalecer sus intereses por sobre los intereses de la colectividad. Posteriormente esta dictadura se desintegrará espontáneamente cuando todos logren amarse unos con otros y logren ser felices colectivamente, en otras palabras, experimentando una felicidad no-individualista. Una vez que lleguemos a nuestra sociedad perfecta, esta será estática e inmutable, ya que no habrá necesidad de cambios futuros. Si lo anterior ocurriese, significaría que no estamos ante una sociedad perfecta, ya que lo que caracteriza a esta última es la armonía y el equilibrio.

Por lo tanto, cualquier imperfección, y debemos recalcarlo CUALQUIER imperfección dentro de nuestra doctrina y sociedad sólo se debe a que los individuos se han desviado del recto camino, por lo que nadie podrá culpar a nuestra doctrina y sociedad de las imperfecciones que puedan surgir de esta, ya que SIEMPRE serán fruto de los individuos egoístas que niegan el principio más sagrado: el Amor y la Felicidad. El cuchillo puede ser utilizado para comer y para matar, y no por ello diríamos que el cuchillo es en sí malo. Lo mismo sucede para nuestra doctrina. Nuestro ideal es perfecto y son los individuos los que cometen los errores al no darse cuenta de la perfección de la doctrina y al no querer someterse a esta.

En resumen, un miembro del Partido:

1-Sabe que el Partido siempre busca el bienestar de la colectividad ya que encarna los deseos de la colectividad.

2-Sabe que todo está en el Partido, nada puede estar contra el Partido y no puede existir absolutamente nada fuera del Partido.

3-Sabe que no existe ámbito de la vida social que no sea objeto de preocupación del Partido. El colectivo, al no tener nada que ocultar, debe ser una entidad transparente ante los ojos del Partido.

4-Sabe que la colectividad es el cuerpo del Partido y el Partido representa el espíritu de la colectividad.

5-Sabe que el principio fundamental de la vida es el Amor y la Felicidad, y cada uno de los integrantes de la nueva sociedad debe someterse a este principio.

6-Sabe que todo lo malo que pueda suceder en el camino hacia nuestra sociedad perfecta es siempre en hombre a un bien mayor que nos trasciende como individuos: el Amor y la Felicidad.

7-Sabe que debe compartirlo todo y nada le pertenece: su propiedad material e intelectual y su cuerpo.

8-Sabe que debe colocar las necesidades de los demás antes que las suyas.

9-Sabe que debe amar a la colectividad hasta renunciar a su propia persona.

10-Sabe que la propiedad no puede ser poseída de manera privada ya que eso es egoísmo puro y viola el principio 7.

11-Sabe que el dinero como medio de cambio sólo genera desigualdad y diferencias ente las personas, por lo que no tiene cabida en la sociedad.

12-Sabe que no debe beneficiarse personalmente de los frutos de su trabajo, porque esos frutos NO le pertenecen y deben beneficiar a la colectividad. Dicho de otra manera, cualquier tipo de desigualdad existente se puede justificar sólosi es en beneficio de los que puedan carecer de ciertos bienes.

13-Sabe que la familia debe ser trascendida ya que un verdadero partidario del Partido del Amor y la Felicidad no debe discriminar, es decir, no debe amar más a sus cercanos que a gentecon la que no mantiene contacto directo.

14-Sabe que la actividad económica basada en el lucro y en la búsqueda del beneficio personal, será sustituida por la producción solidaria destinada a la colectividad.

15-Sabe que nuestro vocabulario debe adaptarse a la doctrina, por lo que el Yo, el Tú, lo Mío y lo Tuyo quedan eliminados y sustituidos por el Gran “Nosotros” y “Nuestro”.

16-Sabe que la única verdad que existe es aquella que beneficia a la sociedad  y se encuentra encarnada en el Partido.

17-La única moral es aquella que beneficia a la sociedad, y se encuentra encarnada en el Partido

18-La objetividad gnoseológica-epistemológica no existe, ya que la realidad la crea la colectividad, en sintonía con los principios del Partido.

19-Sabe que los seres humanos no tienen nada más que perder que su felicidad.

20-Sabe que no existe nada parecido a una “naturaleza humana”, ya que el ser humano es plasticidad pura y, como tal, puede ser manipulada a voluntad para alcanzar las más nobles metas.

II-Segunda parte: Utopía, Totalitarismo y las 10 características de todo totalitarismo utópico

Utopía y Totalitarismo

Una utopía, tal como lo expresa su nombre, es un “no-lugar”, y una utopía es por definición inmune a la crítica, ya que es perfecta tal como la de Tomás Moro, Francis Bacon, Tomasso Campanella, Adolf Hitler, Karl Marx o Lenin. Contra una utopía que reina sólo en las mentes de las personas, poco y nada se puede hacer. Si bien las utopías solemos asociarlas a lugares ideales, la realidad es que la utopia es un “no-lugar” y en todos los casos donde estas han intentado materializarse degeneraron en distopias, ya que aquella sociedad ideal que se buscaba sólo era alcanzable por medio de una férrea disciplina, un igualitarismo absoluto, la abolición de la propiedad privada y el sacrificio del individuo en el altar del colectivismo. Renunciar a la utopia no significa renunciar a desear un mundo mejor y lo que nos debe preocupar son los medios para alcanzar nuestros objetivos y no simplemente postular una noble meta y luego valerse de cualquier medio para llegar a esta. En otras palabras, acá no se trata de un problema y un debate en torno a los fines (pobreza, desigualdades inhumanas, guerras), sino que el tema central radica en los medios de los que nos valdremos para alcanzar tales nobles metas. Ya sabemos la acción humana puede tener consecuencias no intencionadas que pueden empeorar aún mas una situación como lo refleja el denominado “efecto cobra”.

En nuestros días aún quedan dictaduras y regímenes autoritarios como es el caso, entre otros, de Cuba, Zimbabue, China, Chechenia y Turkmenistán. Pero no se debe perder de vista las nuevas formas de totalitarismos más sutiles que pueden pasar a ser invisibles ante muestros ojos si es que nos quedamos encerrados en los modelos totalitarios y aurtoritarios del siglo XX. Edward Snowden y Julian Assange y Wikileaks mostraron solo una parte de este Nuevo “Gran Hermano”, y el resultado fue el ser transformados en parias mundiales. De acuerdo al estudio realizado por Martin Gilens (Universidad de Princeton) y Benjamin Page (Universidad de Northwestern) donde concluyen que, aunque los estadounidenses disfrutan de muchas características centrales de la democracia, como elecciones regulares y libertad de expresión y asociación, en realidad la formulación de políticas está dominada por organizaciones empresariales de alto alcance y por un pequeño número de estadounidenses ricos. Sheldon Wolin por su parte advertìa en un libro Estados Unidos está experimentando, de manera gradual, una disolución de la democracia, transormándose en un totalitarismo invertido. Añade Wolin que el objetivo principal no es la conquista del poder a través de la movilización de las masas sino la desmovilización de las masas desde el poder, hasta devolverlas a un estado infantil. Además se busca un sistema político en que el papel de la ciudadanía se vaya difuminando hasta quedar estrictamente reducido al ejercicio del voto el día de las elecciones. Como conclusion, Wolin señala que está llevando a cabo una neutralización de la ciudadanía, que sería la base de una nueva forma de democracia: la democracia dirigida. Todas estas ideas y denuncian no son nuevas, es decir, el tema de las elites y el poder ha sido abordadas por Gaetano Mosca, Vilfredo Pareto, Robert Mitchells, Joseph A. Schumpeter y Wright Mills, entre otros.

 

Las 10 características

Las características propias de la mentalidad utópica-totalitaria de las buenas intenciones es, en primer lugar, la de fundamentar su doctrina en un principio o conjunto de principios nobles, que todo ser humano simplemente no puede rechazar, de manera que se lo coloca en una situación compleja y maniquea (más bien en un falso dilema) donde debe decidir entre la extrema bondad y la extrema maldad.  Por ejemplo, ¿quién podría estar a favor de la pobreza en la que están sumergidas las personas? Pero el problema no es de fines, sino sobre los medios que se emplearán para alcanzar tales fines, y ciertamente los utopistas poseen los fines más nobles, lo que los muestra como personas muy bondadosas ante los ojos de las masas, pero disponen de los medios más desastrosos para alcanzar las metas que se plantean. El problema justamente es que los utópicos totalitarios están obsesionados por los fines y descuidan completamente los medios.

En segundo lugar, la mentalidad utópica-totalitaria es simplista y reduccionista, es decir, pretende explicar fenómenos socialesy naturales, de por sí complejos, por medio de una o dos causas principales. Así, la desigualdad, la crisis ecológica, pobreza y las guerras, son reducidas a una o dos causas principales (neoliberalismo, capitalismo). Una tercera característica de esta mentalidad es el maniqueísmo, esto es, divide el mundo en dos bandos antagónicos donde uno representa el bien y el otro el mal, y la persona no tiene otra opción que escoger entre uno de estos bandos, por ejemplo, hombres contra mujeres, burgués contra el proletario, empresario contra trabajador, naturaleza contra el ser humano,  ateo contra creyentes, etc. Una cuarta característica es el elitismo, vale decir, la existencia de un grupo de personas que se transforma en una verdadera casta portadora de la verdad absoluta. Son los integrantes de esta casta los que han accedido a las más profundas verdades y conocimientos de la doctrina por lo que tienen como misión el instruir a las masas ignorantes que viven sus vidas ignorando hacia donde marcha la historia. Es por ello, por ejemplo, que Lenin creó la vanguardia del Partido, ya que sabía que una revolución no guiada por una elite de intelectuales, es decir, una revolución realizada puramente por las masas se encontraba destinada al fracaso.

Una quinta característica es la peculiar relación de esta elite con los demás individuos. El hecho de creer que son portadores de una Verdad superior a la que han accedido por diversos medios y que deben ser materializados en algún futuro, y de tener un “punto de vista” privilegiado desde el cual contemplan la marcha de la historia, hace que las relaciones entre esta elite y los demás seres humanos adopte un rasgo bien particular. Para esta clase de personas los seres humanos son meras piezas o instrumentos dentro del drama de la historia, drama marcado por la lucha maniquea entre las fuerzas del bien y del mal. Esto se traduce que la elite totalitaria concibe a individuo comouna pieza descartable y que puede ser sacrificado en cualquier momento en nombre un bien superior. ¿Qué es uno, dos o tres individuos frente a la gran causa que defiende la elite totalitaria?  

Una sexta característica es la evasión de cualquier tipo de responsabilidad. Esto quiere decir que la “Idea” (Amor, Felicidad, sociedad sin clases) en sí es perfecta y no puede ser sometida a critica alguna. Los únicos responsables son los seres humanos que no supieron conducirse correctamente. Este rasgo es bastante común en los comunistas que ahora reniegan de absolutamente todos los socialismos reales que alguna vez apoyaron y los tildan de meras “desviaciones” del gran ideal comunista. El utopista pedirá que se le juzgue únicamente por sus “nobles intenciones” y no por los resultados, lo que se traduce en que no aprenden de los errores del pasado y continúan predicando que la “Idea” aún no ha muerto y que es posible implantarla en el mundo real. Una séptima característica está conectada con la cuarta y es la arrogancia (moral y gnoseológica), es decir, la arrogancia por parte de la elite totalitaria que cree estar en condiciones de saber qué es lo mejor para las demás personas y como construir la sociedad perfecta hasta en sus más mínimos detalles. Esto es algo que los teóricos como Friedrich Hayek, Karl Popper y Michael Polanyi ya habían advertido.

El punto es que para la mentalidad totalitaria el “debería” se transforma en un “es”, por ejemplo, las personas “deberían ser felices”, por lo tanto “van a ser felices” (y nosotros, la elite nos encargaremos de ello) o las sociedades “deberían ser iguales y sin clases sociales”, por lo tanto, las sociedades efectivamente no tendrán clases sociales y serán todas iguales. En otras palabras, la elite utópica comete la denominada “falacia moralistas”, esto es, pasar de un “debe” al “es”. Por lo demás, la moral de esta clase de personajes es camaleónica, es decir, es maleable y se adapta a las circunstancias o, para ser más precisos, está subordinada a los fines de la ideología. Una octava característica la representa los puntos 2, 3, 4, 6 y 9 que se pueden resumir en la dos : totalitarismo y colectivismo. Con totalitarismo simplemente quiero describir a aquellos regímenes que ejercen un control total sobre la sociedad: educación (historia, ciencias), religión, vida familiar, ética, medio de comunicación, etc.

Escuelas Públicas Bolivarinas

Escuelas Públicas Bolivarinas

En cuanto al colectivismo, este tiende a sacrificar al individuo en el altar de aquella abstracción que recibe el nombre de colectividad. En los totalitarismos predomina una mentalidad colectivista y holista, donde el todo absorbe las partes que lo componen y este todo goza de una primacía por sobre los diversos individuos. Una novena característica del utopismo totalitario es el rechazo de la propiedad privada ya que cree ver en esta el mal absoluto, es decir, el origen de las desigualdades, de la pobreza y la codicia entre los hombres, de manera que poniendo todos los medios de producción en manos de la “colectividad” tendría como efecto la erradicación de los tres males anteriormente mencionados.

Pero no bastando esto, la hostilidad hacia la propiedad no se limita  a la posesión de autos, casas, acciones o bonos, sino que también involucra la propiedad de nuestras ideas e incluso la propiedad de nuestro cuerpo. Es por ello que en los regímenes totalitarios se regresan a nuevas formas de esclavitud donde las acciones y los cuerpos de las personas se ven constantemente vigilados y amenazados si tales acciones no están en sintonía con la ideología dominante, serán sometidos a torturas y muertes. Tal fue de todos los regímenes comunistas: Holodomor o la hambruna artificial en Ucrania provocada por órdenes de Stalin, las matanzas y régimen de esclavitud al que fue sometido la población de Cambodia bajo el régimen comunista de los Jemeres Rojos, la Rumania comunista de Ceaucescu que hizo de ese país un teatro donde la población se transformó en meros títeres del régimen y el tristemente célebre Muro de Berlín que restringió la libertad de movimiento de los alemanes bajo el pretexto de una protección contra las agresiones capitalistas.

En los regímenes totalitarios las ideas no pueden ser comunicadas libremente ya que puede tener como consecuencia la cárcel o la muerte. Así, el concepto de mío y tuyo desaparecen, y son reemplazados por lo que es “nuestro”, lo que es de la colectividad. En resumen la palabra “privado” no es del agrado de la elite utópica-totalitaria ya que constituye un obstáculo o un espacio de libertad en donde los tentáculos del aparato del Partido no puede penetrar. La búsqueda radical de la abolición de la propiedad en su sentido amplio llevó a la misma aniquilación del individuo, del “Yo”.

Es sabido que dentro de las sectas, esta aniquilación del “Yo” una de las herramientas más poderosas y eficaces que suelen utilizar los líderes para someter a sus adeptos, siendo un caso emblemático los ataques suicidas de los miembros de ISIS u otras sectas fundamentalistas islamistas (¿qué es un ser humano frente a la voluntad de Alá?). Consiste en convencer al adepto de que para merecer la aceptación del líder y el grupo, debe negarse a sí mismo como individuo único con características específicas: sus necesidades particulares, sus gustos, sus propiedades materiales, sus pensamientos más íntimos, sus maneras de ver el mundo quedan en un segundo plano o, sencillamente, se niegan. Incluso las relaciones interpersonales que no han recibido la aprobación del líder deben negarse. No hay individuo, el sujeto no existe, sólo existe el grupo y su cabeza pensante es sólo una: la del líder. Los demás no deben pensar, sólo obedecer.


Una décima y muy importante característica del totalitarismo utópico es la negación de la que exista algo parecido a una naturaleza humana. Para un totalitario el ser humano es arcilla que puede moldearse de acuerdo a su propia voluntad. Como ya señalé en mi libro, los distintos regímenes socialistas que existieron creyeron poder llevar a cabo una suerte de ingeniería social donde podrían construir a un individuo nuevo, siempre y cuando se creara un ambiente y se proporcionaran los estímulos adecuados que ayudasen a alcanzar tal propósito. La doctrina de la “tábula rasa” y el interminable debate entre lo “innato”, es decir, los factores genéticos y hereditarios por un lado, y lo adquirido”, vale decir, lo que no es hereditario ni genético, como la enseñanza familiar, escolar, universitaria o influencia de los medios de comunicación, constituye una tesis epistemológica que se traduce en que cada individuo nace con la mente vacía, es decir, sin cualidades innatas, está presente en distintos grados en autores como John Locke, Jean Jacques Rousseau y Sigmund Freud.

También está presente en las políticas implementadas por los regímenes que se autoproclamaron como socialistas. Todos tenían un molde humano predeterminado al que tenían que amoldarse las personas, ya sea el “hombre nuevo” de Guevara o el “hombre comunista” y “hombre del futuro” de Trotsky. Este ideal llegó a tal punto que el novelista y sociólogo Alexander Zinóviev (1922-2006) realizó una sátira a través del su libro “Homo Sovieticus”. Sabemos que a la larga, ni los comunistas ni los nazis, pudieron coactivamente diseñar ni al “hombre comunista” ni al “Übermensch”. Podemos actualizar este debate a propósito del polémico libro del psicólogo y académico de la Universidad de Harvard, Steven Pinker: “La tabla rasa. La negación moderna de la naturaleza humana”. El ser humano, a diferencia de como creía y Marx y sus discípulos, no era una tabla rasa. De acuerdo a Pinker, los marxistas, a diferencia de los nazis, se opusieron a la idea de herencia genética y a la idea de una naturaleza humana enraizada en la biología.

En palabras de Pinker la naturaleza humana para Marx consistía

"únicamente en las interacciones de los grupos de personas con su medio material en un periodo histórico, y cambia constantemente a medida que las personas cambian su medio y a la vez son cambiadas por este. Por consiguiente, la mente no tiene una estructura innata, sino que emerge de los procesos dialécticos de la historia y la interaccion social".

Tal fue la mentalidad de los seguidores comunistas de Marx, que consideraban al ser humano como una materia prima que podía moldearse a voluntad del régimen. Así se termina con el tabú del innatismo, como escribe Pinker:

"La nueva constatación de que los asesinatos en masa propiciados por el gobierno pueden surgir con la misma facilidad de un sistema que no cree en el innatismo como de otro innatista tumba la idea de posguerra de que los planteamientos biológicos de la conducta son especialmente siniestros"


Este rechazo del innatismo tiene consecuencias propias de los regímenes marxistas como lo explica Pinker:

"Si las personas no difieren en los rasgos psicológicos, como el talento o la intuición, entonces cualquiera que viva mejor ha de ser avaricioso o ladrón...Si la mente carece de estructura cuando se nace y es la experiencia la que la configura, una sociedad que desee disponer de las mentes adecuadas tendrá que controlar la experiencia...Si el medio social es el que configura a las personas, entonces  criarse en un medio burgués puede dejar una mancha psicológica permanente...Si no existe una naturaleza humana que induzca a las personas a favorecer los intereses de su familia sobre la «sociedad», entonces las personas que consiguen mejores cosechas en su parcela que en las granjas comunales cuyas cosechas las confisca el Estado han de ser avariciosas o perezosas, y se les ha de imponer el consiguiente castigo...Mas en general, si las mentes individuales son unos componentes intercambiables de una entidad superorgánica llamada «sociedad», entonces esta, y no el individuo, es la unidad natural de la salud y el bienestar...No hay lugar para los derechos de la persona individual”.

Lo anterior se tradujo en la eliminación de grupos corrompidos, estigmatización de familias por sus orígenes sociales, control total de todos los aspectos de la vida de las personas, control del medio, engaños a través de la propaganda y aislamiento del mundo externo. El marxismo ignora la naturaleza humana y sus sucesores se encargaron de demostrar las consecuencias de esto. El debate sobre el tema de lo innato y lo adquirido aún predomina en la academia. Creo que es claro que concentrarse en uno de estos factores sería erróneo, ya que ambos interactúan. Los nacionalsocialistas y los comunistas cayeron en el error de considerar uno de estos polos como el fundamental y absoluto, que determinaba las diferencias entre las personas. Sin embargo, es correcto señalar, como lo afirmaron el antropólogo John Tooby, y su esposa, la psicóloga Leda Cosmides, que en el “Modelo Standard de las Ciencias Sociales” aún predomina la “tábula rasa”, el determinismo cultural, el relativismo y la ignorancia en materias científicas, como por ejemplo la biología, que destaca por su ausencia o nula referencia en los estudios de género